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El dramático testimonio de un hombre que usó una moto de agua para rescatar decenas de personas en Bahía Blanca: “Vi gente que iba flotando muerta”

El temporal y las inundaciones que se registraron en Bahía Blanca desde el viernes dejaron un saldo de al menos 16 personas muertas confirmadas, más de 100 desaparecidos y cientos de evacuados. Pero también mostraron la generosidad de miles de ciudadanos que donaron en las últimas horas para ayudar a los damnificados y, en especial, la valentía de aquellos que, en medio de la catástrofe, arriesgaron su vida para salvar a otros. Ese es el caso de Nicolás, un bahiense de 41 años que usó una moto de agua para rescatar a 40 personas y que sostiene que la cantidad de fallecidos es mayor a la notificada por las autoridades.

Entrevistado el martes por la noche en la pantalla de LN+, Nicolás contó que alrededor de las 10 de la mañana del viernes, incluso mientras aun aumentaba el nivel del agua en la ciudad y las localidades aledañas, un vecino se acercó para solicitar su ayuda al recordar que tenía una moto de agua. “Me golpeó la puerta con la Policía y me explicó que necesitaba la moto por la situación en la que se encontraba su barrio. Le dije que no tenía la mía, pero sí la de un amigo que no iba a tener problema en prestármela”.

Fue entonces que la engancharon en una camioneta y la llevaron hasta la entrada del barrio. “Vi que en el lugar el agua corría muy rápido”, recordó y especificó: “Había como un metro de profundidad y, en el centro de la tormenta, cerca de dos metros”.

Sin dudarlo, con el vecino (Lucas), su sobrino y otro grupo de personas, se lanzaron a recorrer el barrio inundado hasta encontrar sobrevivientes. “Lo primero que hicimos fue asistir a gente que estaba muy complicada. Iba con la moto de agua esquivando autos, troncos, electrodomésticos, gente muerta, ropa”, describió. “Uno de los primeros fue un chiquito de unos 10 años llamado Lucas que estaba agarrado de un árbol, con el agua de dos metros hasta el pecho. Me hizo señas y nos contó que estaba con su abuela de la mano, pero que la perdió. Estaba en shock y le dimos tranquilidad”, relató sobre el primer rescatado.

“Nos avisó que adentro de la casa estaban sus dos tías y su mascota. Miramos por un portón, por una rendija, y vimos que las personas estaban respirando entre el agua y el cielo raso, como en una película. Lo rescatamos y fuimos a buscar a las tías y a la mascota. Así fuimos haciendo con todas las personas que vimos”, sostuvo Nicolás desde la ruta que ingresa a la localidad de Cerri.

Si bien no llevó un recuento preciso de las personas que lograron asistir, estima que se tratan de alrededor de 40. Pero además, tampoco dudó en rescatar animales, en particular perros que metía dentro de su campera. “Éramos un montón de personas del barrio ayudando. Entre todos. Somos todos superhéroes, no uno solo. Todos son héroes. Los ciudadanos”, remarcó.

“Para mí, superhéroe es la enfermera que sacó a los bebés en los bolsillos. El chico que sostuvo hasta último momento a su abuela y la perdió, y que lo lamento mucho, pero que gracias a eso pudo rescatar a sus dos tías. Superhéroe son las enfermeras que estaban en el geriátrico que no abandonaron a los 30 abuelitos. Esos son superhéroes”, reflexionó.

La cifra de muertos: “¿Por qué mienten?”

Nicolás, que perdió su panadería en la inundación, sostuvo que las víctimas mortales de la catástrofe son más de 16 -la cifra oficial confirmada por las autoridades- ya que, según dijo, solo durante su ida y vuelta con la moto el viernes vio varios cuerpos flotando. No entiendo por qué se está mintiendo. ¿Por qué mienten? (sobre la cifra de muertos). Esto es una catástrofe de verdad. No entiendo quién es la persona que digita eso”.

“Yo tuve la suerte de poder ayudar y soy una cara visible (dado que se viralizaron los videos de sus rescates en redes sociales). Rescaté mucha gente y vi muchas personas muertas, y mi sobrino también. Vi gente que iba flotando muerta. Entre nosotros vimos solamente 11 personas. De un geriátrico rescatamos 30 abuelitos. A otros los sacamos con una pala, en una bolsa como si fueran escombros. No sé por qué quieren minimizar todo esto”, cuestionó.

Gente camina por una calle inundada en Bahía Blanca

Asimismo, apuntó contra la categorización de “desaparecido”. “Se inventó en el ‘78, pero ya caducó. Ahora le dicen “desencontrado”. Pero eso es cuando nos juntamos a tomar un café y no nos encontramos. No puede haber 300 personas “desencontradas”. Eso no existe. La abuela del nene desapareció se la llevó el agua y no apareció, y no es una desaparecida”, exclamó y pidió: “Dejemonos de hinchar las bolas. Hagamos algo. No conozco al señor Milei. Me encantaría conocerlo para decírselo. A él o a quien sea. No se si es un tema de seguros, de impuestos, de plata…”.

Lo que necesita Bahía Blanca: “200.000 colchones”

Por último, Nicolás habló acerca del estado de situación de Bahía Blanca y cuáles son las necesidades principales. “Cerri está sin luz. Bahía Blanca, la zona inundada, no tiene luz por un tema de seguridad. No se ven tampoco generadores de electricidad para los vecinos o cargar los teléfonos. Y hay mucho choreo”, diagnosticó. “La gente está mojada, hace 18°C y durante otoño, invierno y primavera, Bahía Blanca tiene la peculiaridad climática de tener un invierno prolongado”.

En ese sentido, resaltó que la principal necesidad de los ciudadanos afectados -en una ciudad con una población de más de 300.000 personas- son colchones y frazadas. “Se necesitan no 10, no 20, no 1000 colchones, hacen falta 200.000. Que los que los fabriquen los regalen o faciliten la materia prima o no se le cobre impuestos por un año”, dijo y agregó: “También se requieren sillones, camas y grupos electrógenos”.

Una pila de colchones inutilizados por el agua

“No tengo bronca. La eliminé hace unos años cuando no se hizo justicia por mi viejo que lo asesinaron de 70 puñaladas. Tengo desilusión. Me hace muchísimo daño ver a los abuelitos regalados, con el agua hasta el cuello, literalmente. Los niños desamparados. La gente no tiene comida. Estamos viendo los autos eléctricos, si compramos un terreno en Marte, si los autos vuelan, pero no tenemos comida para darle a la gente y un teléfono sale 1500 dólares”, reflexionó.

“Lloré en mi camioneta porque vi la panadería de mi papá devastada. A mi viejo no le regalaron nada ni Menem ni Duhalde ni Néstor. No sé qué pasará con esta ciudad. Está devastada. Nos golpeó el tornado, el granizo hace poco, la inundación… No sé qué están esperando, que explote el polo petroquímico y volemos en mil pedazos. Es una catástrofe. Necesitamos ayuda de verdad”, enfatizó.

El temporal y las inundaciones que se registraron en Bahía Blanca desde el viernes dejaron un saldo de al menos 16 personas muertas confirmadas, más de 100 desaparecidos y cientos de evacuados. Pero también mostraron la generosidad de miles de ciudadanos que donaron en las últimas horas para ayudar a los damnificados y, en especial, la valentía de aquellos que, en medio de la catástrofe, arriesgaron su vida para salvar a otros. Ese es el caso de Nicolás, un bahiense de 41 años que usó una moto de agua para rescatar a 40 personas y que sostiene que la cantidad de fallecidos es mayor a la notificada por las autoridades.

Entrevistado el martes por la noche en la pantalla de LN+, Nicolás contó que alrededor de las 10 de la mañana del viernes, incluso mientras aun aumentaba el nivel del agua en la ciudad y las localidades aledañas, un vecino se acercó para solicitar su ayuda al recordar que tenía una moto de agua. “Me golpeó la puerta con la Policía y me explicó que necesitaba la moto por la situación en la que se encontraba su barrio. Le dije que no tenía la mía, pero sí la de un amigo que no iba a tener problema en prestármela”.

Fue entonces que la engancharon en una camioneta y la llevaron hasta la entrada del barrio. “Vi que en el lugar el agua corría muy rápido”, recordó y especificó: “Había como un metro de profundidad y, en el centro de la tormenta, cerca de dos metros”.

Sin dudarlo, con el vecino (Lucas), su sobrino y otro grupo de personas, se lanzaron a recorrer el barrio inundado hasta encontrar sobrevivientes. “Lo primero que hicimos fue asistir a gente que estaba muy complicada. Iba con la moto de agua esquivando autos, troncos, electrodomésticos, gente muerta, ropa”, describió. “Uno de los primeros fue un chiquito de unos 10 años llamado Lucas que estaba agarrado de un árbol, con el agua de dos metros hasta el pecho. Me hizo señas y nos contó que estaba con su abuela de la mano, pero que la perdió. Estaba en shock y le dimos tranquilidad”, relató sobre el primer rescatado.

“Nos avisó que adentro de la casa estaban sus dos tías y su mascota. Miramos por un portón, por una rendija, y vimos que las personas estaban respirando entre el agua y el cielo raso, como en una película. Lo rescatamos y fuimos a buscar a las tías y a la mascota. Así fuimos haciendo con todas las personas que vimos”, sostuvo Nicolás desde la ruta que ingresa a la localidad de Cerri.

Si bien no llevó un recuento preciso de las personas que lograron asistir, estima que se tratan de alrededor de 40. Pero además, tampoco dudó en rescatar animales, en particular perros que metía dentro de su campera. “Éramos un montón de personas del barrio ayudando. Entre todos. Somos todos superhéroes, no uno solo. Todos son héroes. Los ciudadanos”, remarcó.

“Para mí, superhéroe es la enfermera que sacó a los bebés en los bolsillos. El chico que sostuvo hasta último momento a su abuela y la perdió, y que lo lamento mucho, pero que gracias a eso pudo rescatar a sus dos tías. Superhéroe son las enfermeras que estaban en el geriátrico que no abandonaron a los 30 abuelitos. Esos son superhéroes”, reflexionó.

La cifra de muertos: “¿Por qué mienten?”

Nicolás, que perdió su panadería en la inundación, sostuvo que las víctimas mortales de la catástrofe son más de 16 -la cifra oficial confirmada por las autoridades- ya que, según dijo, solo durante su ida y vuelta con la moto el viernes vio varios cuerpos flotando. No entiendo por qué se está mintiendo. ¿Por qué mienten? (sobre la cifra de muertos). Esto es una catástrofe de verdad. No entiendo quién es la persona que digita eso”.

“Yo tuve la suerte de poder ayudar y soy una cara visible (dado que se viralizaron los videos de sus rescates en redes sociales). Rescaté mucha gente y vi muchas personas muertas, y mi sobrino también. Vi gente que iba flotando muerta. Entre nosotros vimos solamente 11 personas. De un geriátrico rescatamos 30 abuelitos. A otros los sacamos con una pala, en una bolsa como si fueran escombros. No sé por qué quieren minimizar todo esto”, cuestionó.

Gente camina por una calle inundada en Bahía Blanca

Asimismo, apuntó contra la categorización de “desaparecido”. “Se inventó en el ‘78, pero ya caducó. Ahora le dicen “desencontrado”. Pero eso es cuando nos juntamos a tomar un café y no nos encontramos. No puede haber 300 personas “desencontradas”. Eso no existe. La abuela del nene desapareció se la llevó el agua y no apareció, y no es una desaparecida”, exclamó y pidió: “Dejemonos de hinchar las bolas. Hagamos algo. No conozco al señor Milei. Me encantaría conocerlo para decírselo. A él o a quien sea. No se si es un tema de seguros, de impuestos, de plata…”.

Lo que necesita Bahía Blanca: “200.000 colchones”

Por último, Nicolás habló acerca del estado de situación de Bahía Blanca y cuáles son las necesidades principales. “Cerri está sin luz. Bahía Blanca, la zona inundada, no tiene luz por un tema de seguridad. No se ven tampoco generadores de electricidad para los vecinos o cargar los teléfonos. Y hay mucho choreo”, diagnosticó. “La gente está mojada, hace 18°C y durante otoño, invierno y primavera, Bahía Blanca tiene la peculiaridad climática de tener un invierno prolongado”.

En ese sentido, resaltó que la principal necesidad de los ciudadanos afectados -en una ciudad con una población de más de 300.000 personas- son colchones y frazadas. “Se necesitan no 10, no 20, no 1000 colchones, hacen falta 200.000. Que los que los fabriquen los regalen o faciliten la materia prima o no se le cobre impuestos por un año”, dijo y agregó: “También se requieren sillones, camas y grupos electrógenos”.

Una pila de colchones inutilizados por el agua

“No tengo bronca. La eliminé hace unos años cuando no se hizo justicia por mi viejo que lo asesinaron de 70 puñaladas. Tengo desilusión. Me hace muchísimo daño ver a los abuelitos regalados, con el agua hasta el cuello, literalmente. Los niños desamparados. La gente no tiene comida. Estamos viendo los autos eléctricos, si compramos un terreno en Marte, si los autos vuelan, pero no tenemos comida para darle a la gente y un teléfono sale 1500 dólares”, reflexionó.

“Lloré en mi camioneta porque vi la panadería de mi papá devastada. A mi viejo no le regalaron nada ni Menem ni Duhalde ni Néstor. No sé qué pasará con esta ciudad. Está devastada. Nos golpeó el tornado, el granizo hace poco, la inundación… No sé qué están esperando, que explote el polo petroquímico y volemos en mil pedazos. Es una catástrofe. Necesitamos ayuda de verdad”, enfatizó.

 Nicolás tiene 41 años y no dudó en recorrer las calles para encontrar sobrevivientes; “No entiendo por qué mienten. Esto es una catástrofe de verdad”, dijo y cuestionó que la situación en la ciudad está siendo minimizada por las autoridades  LA NACION

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