Las diferencias entre los distintos tipos de leche
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Uno de los alimentos de origen animal con más presencia en las heladeras es la leche. Se consume en múltiples comidas e incluso en postres. Sin embargo, los distintos tipos y características muchas veces no son bien conocidos o pasan desapercibidos en la etiqueta.
7 consejos para aplanar la curva glucémica y bajar de peso
Dentro de los tipos de leche de vaca, estas son las principales variantes:
Pasteurizada, UHT (larga vida) o en polvo
Tanto la leche pasteurizada como la UHT (ultra alta temperatura) pasan por procesos de calentamiento y enfriamiento al salir del tambo.
La diferencia radica en la temperatura del proceso. Mientras que la leche pasteurizada se calienta entre 70°C y 75°C durante 15 a 20 segundos, la UHT alcanza los 135°C en cuestión de segundos. Por eso, el proceso de la segunda se denomina esterilización, ya que elimina todos los microorganismos y le otorga una vida útil de hasta cuatro meses.
Por otro lado, la leche en polvo también es pasteurizada, pero se le extrae toda el agua, transformándola en un polvo seco.
Tipos A, B y C
Existe una clasificación menos conocida que se basa en los niveles de contaminación microbiológica de la leche pasteurizada.
- Tipo A: contiene la menor cantidad de microorganismos.
- Tipo B: tiene un nivel intermedio de contaminación.
- Tipo C: presenta la mayor carga bacteriana.
Entera, descremada y semidescremada
La diferencia entre estas tres variantes es el porcentaje de grasa en su composición:
- Leche entera: tiene aproximadamente 3% de grasa.
- Leche semidescremada: su contenido graso varía hasta 1,4%.
- Leche descremada: tiene menos de 0,5% de grasa.
Sin lactosa y A2
La leche sin lactosa puede encontrarse en sus versiones entera, semidescremada o descremada. Su particularidad es que se le agrega la enzima lactasa, lo que facilita su digestión en personas con intolerancia a la lactosa (aquellas cuyo organismo no produce suficiente lactasa de manera natural).
Otra opción en el mercado es la leche A2, que contiene solo la proteína beta-caseína A2 en lugar de la A1, que es la más común en la leche tradicional.
En particular, la leche tipo A A2A2 proviene de vacas que genéticamente producen únicamente la proteína A2A2, lo que la hace más fácil de digerir y similar en estructura a la proteína de la leche materna humana.
“Esta característica la vuelve más liviana, de fácil digestión e ideal para personas con sensibilidad a la proteína A1“, explica Luiz Guilherme Pasetti, gerente de nuevos negocios de Xandô, una marca especializada en leche A2.
El fruto seco que reduce la degeneración ocular, según un estudio
¿Cómo elegir la adecuada?
Para la nutricionista Annete Marum, doctora en Genómica Nutricional por la Universidad Federal de San Pablo (Unifesp), es clave conocer estas diferencias, ya que cada tipo de leche tiene beneficios específicos.
“Por ejemplo, para quienes son intolerantes a la lactosa, la leche sin lactosa es la opción más saludable. En cambio, para alguien con colesterol alto, pero sin problemas con la lactosa, la mejor opción es la leche descremada“, explica.
En el caso de personas que reciben ayuda alimentaria y no tienen acceso a refrigeración, la leche en polvo resulta la mejor alternativa.
“La leche es un alimento muy nutritivo, pero siempre hay que evaluar cada caso», concluye la especialista.
Uno de los alimentos de origen animal con más presencia en las heladeras es la leche. Se consume en múltiples comidas e incluso en postres. Sin embargo, los distintos tipos y características muchas veces no son bien conocidos o pasan desapercibidos en la etiqueta.
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Dentro de los tipos de leche de vaca, estas son las principales variantes:
Pasteurizada, UHT (larga vida) o en polvo
Tanto la leche pasteurizada como la UHT (ultra alta temperatura) pasan por procesos de calentamiento y enfriamiento al salir del tambo.
La diferencia radica en la temperatura del proceso. Mientras que la leche pasteurizada se calienta entre 70°C y 75°C durante 15 a 20 segundos, la UHT alcanza los 135°C en cuestión de segundos. Por eso, el proceso de la segunda se denomina esterilización, ya que elimina todos los microorganismos y le otorga una vida útil de hasta cuatro meses.
Por otro lado, la leche en polvo también es pasteurizada, pero se le extrae toda el agua, transformándola en un polvo seco.
Tipos A, B y C
Existe una clasificación menos conocida que se basa en los niveles de contaminación microbiológica de la leche pasteurizada.
- Tipo A: contiene la menor cantidad de microorganismos.
- Tipo B: tiene un nivel intermedio de contaminación.
- Tipo C: presenta la mayor carga bacteriana.
Entera, descremada y semidescremada
La diferencia entre estas tres variantes es el porcentaje de grasa en su composición:
- Leche entera: tiene aproximadamente 3% de grasa.
- Leche semidescremada: su contenido graso varía hasta 1,4%.
- Leche descremada: tiene menos de 0,5% de grasa.
Sin lactosa y A2
La leche sin lactosa puede encontrarse en sus versiones entera, semidescremada o descremada. Su particularidad es que se le agrega la enzima lactasa, lo que facilita su digestión en personas con intolerancia a la lactosa (aquellas cuyo organismo no produce suficiente lactasa de manera natural).
Otra opción en el mercado es la leche A2, que contiene solo la proteína beta-caseína A2 en lugar de la A1, que es la más común en la leche tradicional.
En particular, la leche tipo A A2A2 proviene de vacas que genéticamente producen únicamente la proteína A2A2, lo que la hace más fácil de digerir y similar en estructura a la proteína de la leche materna humana.
“Esta característica la vuelve más liviana, de fácil digestión e ideal para personas con sensibilidad a la proteína A1“, explica Luiz Guilherme Pasetti, gerente de nuevos negocios de Xandô, una marca especializada en leche A2.
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¿Cómo elegir la adecuada?
Para la nutricionista Annete Marum, doctora en Genómica Nutricional por la Universidad Federal de San Pablo (Unifesp), es clave conocer estas diferencias, ya que cada tipo de leche tiene beneficios específicos.
“Por ejemplo, para quienes son intolerantes a la lactosa, la leche sin lactosa es la opción más saludable. En cambio, para alguien con colesterol alto, pero sin problemas con la lactosa, la mejor opción es la leche descremada“, explica.
En el caso de personas que reciben ayuda alimentaria y no tienen acceso a refrigeración, la leche en polvo resulta la mejor alternativa.
“La leche es un alimento muy nutritivo, pero siempre hay que evaluar cada caso», concluye la especialista.
Las características no son bien conocidas por los consumidores o pasan desapercibidas en la descripción del envase LA NACION