La Argentina, exportadora de energía
El año último culminó con un saldo positivo del balance comercial externo de energía de 5668 millones de dólares y con tendencia creciente. Desde 2011, el saldo había sido negativo con la sola excepción de 2020, a raíz de que el gobierno de Mauricio Macri había alcanzado a revertir las políticas destructivas de las gestiones kirchneristas anteriores, que lamentablemente se reiteraron entre 2020 y 2023.
Las exportaciones de energía en 2024 alcanzaron 9677 millones de dólares, 22% más que las del año anterior. La clave estuvo en el notable aumento de la producción de gas del yacimiento de Vaca Muerta y la posibilidad de exportarlo a Chile por los ductos existentes. Pero el mayor efecto provino de la reducción en un 43% de las importaciones. Se lograron sustituir las destinadas a los grandes centros de consumo doméstico luego de concretarse la primera etapa del gasoducto Perito Moreno (antes Néstor Kirchner). Esta obra, que conecta Vaca Muerta con Salliqueló, y de ahí a la red, fue realizada por la empresa estatal Enarsa y es operada por Transportadora Gas del Sur (TGS), compañía controlada por Pampa Energía y la familia Sielecki. Su capacidad de transporte alcanza actualmente a 21 millones de metros cúbicos diarios, aunque existe un proyecto cuyo costo se estima en 500 millones de dólares, para llevarlo a 35 millones de metros cúbicos diarios.
El Gobierno ha anunciado la apertura de una concesión competitiva privada para tomar este gasoducto y su futura ampliación. Sus actuales operadores han presentado una iniciativa que les daría la ventaja de una primera opción. La Ley Bases incluyó a Enarsa dentro de la lista de empresas por privatizar.
Otra importante contribución al mayor aprovechamiento de Vaca Muerta es la reversión del funcionamiento del gasoducto existente hacia el norte del país. La importación de gas boliviano no será necesaria.
El aumento de la capacidad de evacuación fue condición, pero no causa del impulso en la producción de Vaca Muerta. Tanto la explotación de este yacimiento no convencional como la de los convencionales reaccionaron ante una política acertada iniciada con la citada Ley Bases y el decreto 70/23. La reglamentación del capítulo de Energía estableció el alineamiento de los precios internos con los internacionales. Además garantiza seguridad jurídica y la libertad para exportar hidrocarburos. Se han suprimido regulaciones e intervenciones que desalentaban las inversiones en este sector.
Anteayer, mediante la resolución 21/25 de la Secretaría de Energía, se comenzó a avanzar en la desregulación del sistema eléctrico estableciendo, entre otras cuestiones, que los generadores de energía que se incorporan podrán adquirir sus combustibles sin depender del abastecimiento de Cammesa. Esa medida también prevé permitir a las generadoras térmicas, nucleares e hidroeléctricas vender directamente energía eléctrica a privados.
Durante 2024, la producción de hidrocarburos de la Argentina recuperó niveles que no se registraban desde que esas políticas se acentuaron hace 20 años. Se alcanzó una producción de 40,7 millones de metros cúbicos de petróleo, superior en un 11% a la del año anterior. La producción de gas alcanzó los 50.726 millones de metros cúbicos, superando en un 9% la de 2023, lo que le permitió ser la más alta desde 2006. Vaca Muerta representó 54,9% de toda la producción de petróleo y 50,1% del gas.
El paso que sigue es el de convertir a la Argentina en uno de los países líderes en la exportación de gas en la forma de gas natural licuado (GNL).
Las reservas comprobadas de shale hacen posible esa perspectiva sin comprometer el abastecimiento interno. Los precios internacionales vigentes se compatibilizan con los costos locales de producción no convencional. Está en desarrollo el proyecto de una planta de licuefacción en Punta Colorada, Río Negro, y un gasoducto que conecte Vaca Muerta con ese puerto. YPF, responsable de liderar el emprendimiento, estima una inversión de 30.000 millones de dólares. De menor envergadura, pero más cercano, las firmas PAE y Golar instalarán un buque de licuefacción con capacidad de producir 2,4 millones de toneladas anuales de GNL.
El gas natural tiene un rol significativo en el proceso de transición energética. Sustituye al carbón y al petróleo en la generación de electricidad con menor emisión de dióxido de carbono (CO2).
Mientras las llamadas energías limpias no alcancen volúmenes más significativos y menores costos, el gas será demandado crecientemente en el mundo y sus precios continuarán siendo retributivos. No obstante, los acuerdos internacionales orientados a evitar el calentamiento global se han fijado la meta de cero emisión neta de CO2 no más allá del año 2050. Esto supondrá la sustitución de hidrocarburos en todos los usos donde ello sea posible. El gas natural será abarcado en esas exclusiones.
Existe una ventana de tiempo que la Argentina deberá aprovechar sin demora para evitar que el gas de Vaca Muerta quede en el subsuelo ya sin valor. El capital privado, y no el público, deberá dar esta respuesta en el contexto de la política claramente enunciada por la actual gestión de gobierno. Los primeros pasos son plausibles y nos permiten ser optimistas.
El año último culminó con un saldo positivo del balance comercial externo de energía de 5668 millones de dólares y con tendencia creciente. Desde 2011, el saldo había sido negativo con la sola excepción de 2020, a raíz de que el gobierno de Mauricio Macri había alcanzado a revertir las políticas destructivas de las gestiones kirchneristas anteriores, que lamentablemente se reiteraron entre 2020 y 2023.
Las exportaciones de energía en 2024 alcanzaron 9677 millones de dólares, 22% más que las del año anterior. La clave estuvo en el notable aumento de la producción de gas del yacimiento de Vaca Muerta y la posibilidad de exportarlo a Chile por los ductos existentes. Pero el mayor efecto provino de la reducción en un 43% de las importaciones. Se lograron sustituir las destinadas a los grandes centros de consumo doméstico luego de concretarse la primera etapa del gasoducto Perito Moreno (antes Néstor Kirchner). Esta obra, que conecta Vaca Muerta con Salliqueló, y de ahí a la red, fue realizada por la empresa estatal Enarsa y es operada por Transportadora Gas del Sur (TGS), compañía controlada por Pampa Energía y la familia Sielecki. Su capacidad de transporte alcanza actualmente a 21 millones de metros cúbicos diarios, aunque existe un proyecto cuyo costo se estima en 500 millones de dólares, para llevarlo a 35 millones de metros cúbicos diarios.
El Gobierno ha anunciado la apertura de una concesión competitiva privada para tomar este gasoducto y su futura ampliación. Sus actuales operadores han presentado una iniciativa que les daría la ventaja de una primera opción. La Ley Bases incluyó a Enarsa dentro de la lista de empresas por privatizar.
Otra importante contribución al mayor aprovechamiento de Vaca Muerta es la reversión del funcionamiento del gasoducto existente hacia el norte del país. La importación de gas boliviano no será necesaria.
El aumento de la capacidad de evacuación fue condición, pero no causa del impulso en la producción de Vaca Muerta. Tanto la explotación de este yacimiento no convencional como la de los convencionales reaccionaron ante una política acertada iniciada con la citada Ley Bases y el decreto 70/23. La reglamentación del capítulo de Energía estableció el alineamiento de los precios internos con los internacionales. Además garantiza seguridad jurídica y la libertad para exportar hidrocarburos. Se han suprimido regulaciones e intervenciones que desalentaban las inversiones en este sector.
Anteayer, mediante la resolución 21/25 de la Secretaría de Energía, se comenzó a avanzar en la desregulación del sistema eléctrico estableciendo, entre otras cuestiones, que los generadores de energía que se incorporan podrán adquirir sus combustibles sin depender del abastecimiento de Cammesa. Esa medida también prevé permitir a las generadoras térmicas, nucleares e hidroeléctricas vender directamente energía eléctrica a privados.
Durante 2024, la producción de hidrocarburos de la Argentina recuperó niveles que no se registraban desde que esas políticas se acentuaron hace 20 años. Se alcanzó una producción de 40,7 millones de metros cúbicos de petróleo, superior en un 11% a la del año anterior. La producción de gas alcanzó los 50.726 millones de metros cúbicos, superando en un 9% la de 2023, lo que le permitió ser la más alta desde 2006. Vaca Muerta representó 54,9% de toda la producción de petróleo y 50,1% del gas.
El paso que sigue es el de convertir a la Argentina en uno de los países líderes en la exportación de gas en la forma de gas natural licuado (GNL).
Las reservas comprobadas de shale hacen posible esa perspectiva sin comprometer el abastecimiento interno. Los precios internacionales vigentes se compatibilizan con los costos locales de producción no convencional. Está en desarrollo el proyecto de una planta de licuefacción en Punta Colorada, Río Negro, y un gasoducto que conecte Vaca Muerta con ese puerto. YPF, responsable de liderar el emprendimiento, estima una inversión de 30.000 millones de dólares. De menor envergadura, pero más cercano, las firmas PAE y Golar instalarán un buque de licuefacción con capacidad de producir 2,4 millones de toneladas anuales de GNL.
El gas natural tiene un rol significativo en el proceso de transición energética. Sustituye al carbón y al petróleo en la generación de electricidad con menor emisión de dióxido de carbono (CO2).
Mientras las llamadas energías limpias no alcancen volúmenes más significativos y menores costos, el gas será demandado crecientemente en el mundo y sus precios continuarán siendo retributivos. No obstante, los acuerdos internacionales orientados a evitar el calentamiento global se han fijado la meta de cero emisión neta de CO2 no más allá del año 2050. Esto supondrá la sustitución de hidrocarburos en todos los usos donde ello sea posible. El gas natural será abarcado en esas exclusiones.
Existe una ventana de tiempo que la Argentina deberá aprovechar sin demora para evitar que el gas de Vaca Muerta quede en el subsuelo ya sin valor. El capital privado, y no el público, deberá dar esta respuesta en el contexto de la política claramente enunciada por la actual gestión de gobierno. Los primeros pasos son plausibles y nos permiten ser optimistas.
El capital privado, y no el público, deberá brindar las respuestas que consoliden los acertados pasos que el Gobierno empezó a dar en este tema clave para el país LA NACION