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“Por su legado”: declararon Monumento Histórico Nacional a un tradicional colegio porteño

El Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) fue declarado Monumento Histórico Nacional por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. Esta distinción reconoce su relevancia en la historia del país, su legado educativo y su patrimonio arquitectónico. La decisión, basada en los criterios establecidos en la disposición 5/91 de la comisión, resalta que la institución fue escenario de hechos trascendentes y posee características arquitectónicas que lo convierten en un referente para la historia de la cultura y la educación argentina.

Fundado en 1863, el CNBA, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se ubica en un edificio inaugurado a principios del siglo XX, construido sobre los restos del Colegio Jesuítico de San Ignacio, que operaba en el Complejo Manzana de las Luces desde 1661. El reconocimiento como Monumento Histórico Nacional también abarca elementos preservados del pasado, como los túneles jesuíticos del siglo XVII, que fueron integrados al edificio actual. Además, la campana original del antiguo establecimiento permanece en el patio central como símbolo del legado jesuítico.

La calificación como Monumento Histórico Nacional implica que el CNBA cumple con los requisitos establecidos para preservar su valor histórico, arquitectónico y cultural. Según la normativa, “este título se otorga a inmuebles donde ocurrieron hechos de relevancia histórica o que poseen características arquitectónicas singulares”, expresaron desde la comisión a LA NACIÓN.

El CNBA, que está ubicado en Bolívar 263, no solo se destaca por su infraestructura. Su legado educativo es amplio, con exalumnos que dejaron huella en el ámbito nacional e internacional. Entre ellos se encuentran los premios Nobel Carlos Saavedra Lamas (Paz, 1936) y Bernardo Houssay (Medicina, 1947), presidentes como Marcelo T. de Alvear y Roque Sáenz Peña, y científicos como Salvador Mazza y Mario Bunge. Esta lista incluye artistas, políticos y referentes académicos que pasaron por sus aulas y contribuyeron al desarrollo de la Argentina.

Uno de los espacios más emblemáticos del colegio es el Aula Magna, que fue escenario de la conferencia que Albert Einstein ofreció en 1925. Durante su visita a la Argentina, el físico alemán dejó su firma en el libro de actas del CNBA, un documento que aún se conserva. Otro punto destacado es el Observatorio Astronómico, inaugurado junto con el edificio actual. Este espacio, equipado con un telescopio reflector tipo Schmidt-Cassegrain, organiza actividades educativas como las Noches Abiertas de Observación, que permiten a estudiantes y familias explorar el universo.

Además en el Aula Magna se encuentra un órgano monumental, construido en 1928 y traído desde Alemania en barco. Este instrumento, uno de los más antiguos y grandes del país, cuenta con cerca de 3600 tubos de madera y metal, cuyos tamaños varían desde unos pocos centímetros hasta varios metros de largo. Esta diversidad le otorga una amplia gama de posibilidades sonoras. Ubicado en un espacio reducido y en condiciones acústicas no diseñadas específicamente para su óptimo desempeño, cumple con su función de manera adecuada. Donado por Nicolás Avellaneda, profesor del colegio e hijo del expresidente homónimo, este instrumento forma parte del patrimonio histórico de la institución.

Desde las redes sociales del colegio expresaron sobre el instrumento: “Es un verdadero tesoro de nuestro colegio, alojado en lo alto del Aula Magna, una de nuestras salas más lindas. Cuidarlo lleva mucho conocimiento e inversión. El Programa de Patrimonio está trabajando actualmente para su mantención y preservación”.

El patrimonio cultural del CNBA incluye colecciones únicas de objetos utilizados en la enseñanza desde principios del siglo XX. Entre estos se encuentran maquetas, placas de vidrio para proyecciones, rollos de pianola y un caparazón de gliptodonte, uno de los objetos más antiguos del colegio. La biblioteca también conserva manuscritos y libros raros, como una edición original del siglo XVI del Tratado de arquitectura de Andrea Palladio, lo que refuerza su reputación como guardián del conocimiento.

En el ámbito académico, el CNBA continúa destacándose por la formación de estudiantes que compiten en eventos nacionales e internacionales. En 2024, sus alumnos obtuvieron 35 medallas en olimpiadas académicas, con menciones en disciplinas como física, química y astronomía. Estas actividades son coordinadas por el Club Olímpico, que ofrece más de 60 horas semanales de talleres y entrenamientos. El natatorio del colegio también es una pieza clave de su infraestructura. Considerado uno de los mejores del país, es utilizado por el Equipo Representativo de Natación, que este año se consagró campeón de la Liga Escolar de Natación.

El edificio de tres pisos y un subsuelo alberga una biblioteca que resalta por su valioso acervo y la singular estética de su mobiliario. Distribuida en varias plantas, culmina en una cúpula vidriada que ilumina el espacio de forma natural. El personal capacitado utiliza guantes para preservar ediciones antiguas, como programas académicos de 1885. En su colección, compuesta por alrededor de 130.000 ejemplares, se destacan piezas como las Obras completas de William Shakespeare en formato compacto, con costuras de hilos dorados; una edición de Juvenilia, de Miguel Cané e ilustrada por Raúl Soldi; y una edición de El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, con detalles de marfil.

El reconocimiento como Monumento Histórico Nacional exige la implementación de medidas de conservación para garantizar la preservación del edificio y su patrimonio. Las autoridades del CNBA, junto con especialistas, han desarrollado proyectos destinados a mantener la estructura del edificio y proteger los objetos históricos. Según señalaron desde la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos a este medio, la preservación de estos sitios tiene como finalidad ‘transmitir y afirmar los valores históricos y estéticos’ que representan.

El colegio ofrece visitas guiadas los martes y jueves a las 17.30, para que el público pueda recorrer sus espacios históricos y conocer más sobre su legado. Las inscripciones se gestionan a través de su página web. El valor de la entrada es de $3000, con un cupo máximo para 25 adultos, cada uno acompañado de un menor de edad sin costo adicional.

El Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) fue declarado Monumento Histórico Nacional por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. Esta distinción reconoce su relevancia en la historia del país, su legado educativo y su patrimonio arquitectónico. La decisión, basada en los criterios establecidos en la disposición 5/91 de la comisión, resalta que la institución fue escenario de hechos trascendentes y posee características arquitectónicas que lo convierten en un referente para la historia de la cultura y la educación argentina.

Fundado en 1863, el CNBA, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se ubica en un edificio inaugurado a principios del siglo XX, construido sobre los restos del Colegio Jesuítico de San Ignacio, que operaba en el Complejo Manzana de las Luces desde 1661. El reconocimiento como Monumento Histórico Nacional también abarca elementos preservados del pasado, como los túneles jesuíticos del siglo XVII, que fueron integrados al edificio actual. Además, la campana original del antiguo establecimiento permanece en el patio central como símbolo del legado jesuítico.

La calificación como Monumento Histórico Nacional implica que el CNBA cumple con los requisitos establecidos para preservar su valor histórico, arquitectónico y cultural. Según la normativa, “este título se otorga a inmuebles donde ocurrieron hechos de relevancia histórica o que poseen características arquitectónicas singulares”, expresaron desde la comisión a LA NACIÓN.

El CNBA, que está ubicado en Bolívar 263, no solo se destaca por su infraestructura. Su legado educativo es amplio, con exalumnos que dejaron huella en el ámbito nacional e internacional. Entre ellos se encuentran los premios Nobel Carlos Saavedra Lamas (Paz, 1936) y Bernardo Houssay (Medicina, 1947), presidentes como Marcelo T. de Alvear y Roque Sáenz Peña, y científicos como Salvador Mazza y Mario Bunge. Esta lista incluye artistas, políticos y referentes académicos que pasaron por sus aulas y contribuyeron al desarrollo de la Argentina.

Uno de los espacios más emblemáticos del colegio es el Aula Magna, que fue escenario de la conferencia que Albert Einstein ofreció en 1925. Durante su visita a la Argentina, el físico alemán dejó su firma en el libro de actas del CNBA, un documento que aún se conserva. Otro punto destacado es el Observatorio Astronómico, inaugurado junto con el edificio actual. Este espacio, equipado con un telescopio reflector tipo Schmidt-Cassegrain, organiza actividades educativas como las Noches Abiertas de Observación, que permiten a estudiantes y familias explorar el universo.

Además en el Aula Magna se encuentra un órgano monumental, construido en 1928 y traído desde Alemania en barco. Este instrumento, uno de los más antiguos y grandes del país, cuenta con cerca de 3600 tubos de madera y metal, cuyos tamaños varían desde unos pocos centímetros hasta varios metros de largo. Esta diversidad le otorga una amplia gama de posibilidades sonoras. Ubicado en un espacio reducido y en condiciones acústicas no diseñadas específicamente para su óptimo desempeño, cumple con su función de manera adecuada. Donado por Nicolás Avellaneda, profesor del colegio e hijo del expresidente homónimo, este instrumento forma parte del patrimonio histórico de la institución.

Desde las redes sociales del colegio expresaron sobre el instrumento: “Es un verdadero tesoro de nuestro colegio, alojado en lo alto del Aula Magna, una de nuestras salas más lindas. Cuidarlo lleva mucho conocimiento e inversión. El Programa de Patrimonio está trabajando actualmente para su mantención y preservación”.

El patrimonio cultural del CNBA incluye colecciones únicas de objetos utilizados en la enseñanza desde principios del siglo XX. Entre estos se encuentran maquetas, placas de vidrio para proyecciones, rollos de pianola y un caparazón de gliptodonte, uno de los objetos más antiguos del colegio. La biblioteca también conserva manuscritos y libros raros, como una edición original del siglo XVI del Tratado de arquitectura de Andrea Palladio, lo que refuerza su reputación como guardián del conocimiento.

En el ámbito académico, el CNBA continúa destacándose por la formación de estudiantes que compiten en eventos nacionales e internacionales. En 2024, sus alumnos obtuvieron 35 medallas en olimpiadas académicas, con menciones en disciplinas como física, química y astronomía. Estas actividades son coordinadas por el Club Olímpico, que ofrece más de 60 horas semanales de talleres y entrenamientos. El natatorio del colegio también es una pieza clave de su infraestructura. Considerado uno de los mejores del país, es utilizado por el Equipo Representativo de Natación, que este año se consagró campeón de la Liga Escolar de Natación.

El edificio de tres pisos y un subsuelo alberga una biblioteca que resalta por su valioso acervo y la singular estética de su mobiliario. Distribuida en varias plantas, culmina en una cúpula vidriada que ilumina el espacio de forma natural. El personal capacitado utiliza guantes para preservar ediciones antiguas, como programas académicos de 1885. En su colección, compuesta por alrededor de 130.000 ejemplares, se destacan piezas como las Obras completas de William Shakespeare en formato compacto, con costuras de hilos dorados; una edición de Juvenilia, de Miguel Cané e ilustrada por Raúl Soldi; y una edición de El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, con detalles de marfil.

El reconocimiento como Monumento Histórico Nacional exige la implementación de medidas de conservación para garantizar la preservación del edificio y su patrimonio. Las autoridades del CNBA, junto con especialistas, han desarrollado proyectos destinados a mantener la estructura del edificio y proteger los objetos históricos. Según señalaron desde la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos a este medio, la preservación de estos sitios tiene como finalidad ‘transmitir y afirmar los valores históricos y estéticos’ que representan.

El colegio ofrece visitas guiadas los martes y jueves a las 17.30, para que el público pueda recorrer sus espacios históricos y conocer más sobre su legado. Las inscripciones se gestionan a través de su página web. El valor de la entrada es de $3000, con un cupo máximo para 25 adultos, cada uno acompañado de un menor de edad sin costo adicional.

 Fue fundado en 1863 y por sus aulas pasaron dos premios Nobel, además de presidentes, artistas y científicos  LA NACION

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