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Cinco posadas con encanto y a buenos precios para descubrir los Esteros del Iberá

Destino elegido por extranjeros del mundo entero, este enclave correntino es un complejo entramado de lagunas, esteros, bañados, camalotales y embalsados es un sitio de naturaleza única. Iberá –”agua que brilla”, en guaraní–, conforma un gran refugio de vida silvestre, pero no siempre fue así. Hasta 1983, cuando el área fue declarada Reserva Natural, la caza era moneda corriente en la Colonia Carlos Pellegrini, el acceso principal a los esteros. No había hosterías, ni restaurantes, y el viaje desde Mercedes era una aventura porque se convertía en un lodazal apenas llovía.

Es un área conservada que propone avistaje de aves únicas, recorridos en bote por canales angostos, paseos nocturnos bajo la luna llena y cabalgatas entre embalsados y nenúfares. En sus 700.000 hectáreas habitan yacarés, venados de las pampas, ciervos de los pantanos, carpinchos, osos hormigueros y un sinfín de aves.

Casa de Esteros

Trabajaron junto a Douglas Tompkins durante años. Ahora, los Cook abrieron su posada y reciben con la experiencia adquirida en el mejor ecoturismo.

Valeria y Leslie Cook hicieron sus primeras armas en el turismo ecológico en la Patagonia. Luego vinieron al Iberá para desarrollar junto a Douglas Tompkins el proyecto Rincón del Socorro. Con esa experiencia de más de diez años en la zona, decidieron abrir su emprendimiento propio.

La casa de los Cook está ahí nomas de la colonia, pero separada por la ruta 40 y cuenta así con un entorno campestre y fácil acceso al pueblo. Se edificó en una quinta de cinco hectáreas sobre la costa de la laguna Iberá, al modo de las casa rurales correntinas.

Los cinco cuartos tienen baño privado y las estadías son con pensión completa. Las comidas realzan el espíritu lugareño con platos de la mesa local y otros preparados con ingredientes y modos típicos de la zona.

Las excursiones se planifican con guías muy capacitados e incluyen safaris náuticos, salidas en kayak, cabalgatas y recorridos nocturnos.

RP 40 entre Curupí y Ñangapiry, Carlos Pellegrini.

T: (3773) 47-5114

www.casadeesteros.com

IG: @casadeesteros.iberaexplorer

Casa Santa Ana del Iberá

Primero fue una casa de veraneo a orillas de la laguna, pero a partir de 2014 se convirtió en un lindísimo eco lodge. Las cinco habitaciones dan al parque donde crecen citronelas y variedades autóctonas, un espacio que se continúa hasta el agua. Además, está la casa de huéspedes diseñada con dos cuartos comunicados por una sala de estar, para cinco pasajeros.

El living es uno de los espacios comunes más lindos, ambientado en un estilo que mezcla el clima contemporáneo con detalles de la artesanía local.

La estadía contempla desayuno y cena, sin excursiones. La carta incluye platos de la región nordeste a base a productos típicos como la mandioca y el maíz. Carta de vinos muy completa.

Capivara, entre Pehuajó y Caraguatá, Carlos Pellegrini.

WS: (376) 450-4618 (sólo mensajes escritos)

santaanadelybera@gmail.com

IG: @casasantaanadelibera

Posada de las Huellas

Hace unos años, Natalia Dobiak regresó a lo de sus abuelos, una casona de pueblo construida hace más de ocho décadas. Restauró el edificio y comenzó a recibir viajeros. Hoy cuenta con 5 habitaciones, todas con baño privado.

El patio está rodeado de un espesura verde de mangos y lapachos gigantes. Por dentro, impera la sencillez con algunos muebles muy antiguos, varios son casi piezas de museo. La novedad, las experiencias de gastronomía local, con reserva previa.

Loreto es un punto estratégico para conocer el Iberá: el portal San Antonio está a 15 km, Cambyretá a 65 km y San Nicolás a 45 km. Además, el Parque Provincial Mburucuyá se encuentra a tiro de piedra.

Armengol Alegre 198, Loreto, Corrientes.

T: (379) 428- 0342

www.posada-de-las-huellas.business.site

IG: @pdelashuellas

Ecoposada del Estero

La posada ecofriendly de Estrella Losada y José Martín ocupa una hectárea al borde del estero. Ofrece un mangrullo para avistajes y una pasarela de madera para adentrarse en la vegetación acuática.

Tiene siete habitaciones construidas en adobe, luminosas y confortables, con baño privado, repartidas en un predio arbolado de una hectárea. Cuentan con capacidad de hasta cuatro personas, ventilador de techo y calefacción. Las que se ubican frente a los esteros tienen una terraza privada con deck de madera y vista a los esteros. Son los propietarios del Estero de Cambá Trapo, a 15 km del pueblo, al que organizan cabalgatas y salidas culturales. El sitio es una Reserva Natural Privada, supervisada por la Fundación Azara. Además, tiene una piscina en el jardín y un restaurante.

Yaguareté y Yatay, Carlos Pellegrini.

C: (03773) 15 44-3602 / (549-3773) 45-3399.

ecoposadadelestero@gmail.com

www.ecoposadadelestero.com.ar

Rancho de los Esteros

Maíta González Sampaio recibe en su casa desde hace veinte años. Atención súper personalizada y una estadía planeada para disfrutar.

La preciosa casa, la historia de amor de sus hacedores, la sabrosa cocina y las jornadas por los esteros, todo aquí invita a elegir esta posada y quedarse, quizá más de lo planeado.

El “rancho”, tal como lo llamaron siempre cariñosamente, cuenta con cuatro suites y vista a la laguna, y empezó como una casa familiar. La construyó Julio Dreher, Mono, como lo conocían en el pueblo.

El hombre llegó en 1996 cuando Carlos Pellegrini empezaba a vislumbrar su destino turístico, no había electricidad y el camino de acceso era difícil. Julio construyó una de las primeras posadas, Aguapé. Paralelamente a esta tarea, empezó a levantar su casa familiar. Utilizó un método propio que recrea los ranchos locales con los mismos materiales, pero una técnica diferente. De hecho, la casa no está apoyada sobre la tierra sino sobre una plataforma que la aísla de la humedad. La paredes son de adobe, las columnas de ñandubay y los techos de paja, pero con el agregado de chapa para protegerlos.

El adobe de la casa tiene una receta ligeramente diferente ya que el barro se mezcló con cáscara de arroz, en lugar de paja, un elemento fácil de conseguir por la cantidad de molinos que hay en la zona. Esta alternativa consolida el barro extendiendo su vida.

Julio se fue a vivir allí con su mujer Maíta González Sampaio y su historia se consolidó en ese escenario. Ambos se conocieron con la vida hecha. Ella tenía 46 y era viuda; él estaba solo, ambos tenían hijos grandes. Hace casi 30 años, decidieron mudarse aquí, seducidos por la vida sencilla y el contacto con la naturaleza.

A los diez años de estar en los esteros ampliaron su casa, agregaron las suites para recibir (esta vez construidas en material) y se lanzaron a la aventura del turismo. La hija de Maíta, Eloísa Perea Muñoz, y un equipo de colaboradores que ella misma formó, se ocupa de recibir a los huéspedes.

La actividad en la posada comienza bien temprano. Las estadías son con pensión completa y se organizan con una excursión diaria para conocer las maravillas que ofrecen los Esteros de Iberá. Después, el plan es disfrutar del descanso en las galerías, nadar en la pileta o dedicarse a ver caer el sol en el muelle que está sobre la laguna.

Las excursiones se realizan de la mano de Rolo Segovia, el guía, por la intricada naturaleza de la Reserva Natural del Iberá. Desde el muelle parten las canoas y lanchas para avanzar laguna adentro. Las caminatas por el monte en galería devuelven múltiples postales de los monos carayá. Después, están las cabalgatas que recorren los palmares cercanos o bordean las costas. También se puede visitar el Centro de Interpretación Iberá Salvaje, con salas temáticas que permiten comprender la historia y el ecosistema de la región.

En el Rancho, las comidas se sirven con puntualidad. El menú abunda en recetas que Maíta le reveló a su mano derecha en la cocina, Manuel Ferreira. “Cuando vine aquí, traje mis propias recetas que tenían mucho éxito. Preparamos comida casera, muy variada, mucha verdura, asado”, cuenta Maíta. Ferreira trabaja en la posada hace 16 años y hoy la cocina es su reino privado.

Al mediodía, casi siempre, es el turno de carnes y pollos, a la noche pastas y entradas de verduras, nunca carnes. Al tercer día de estadía se organiza una comida que convoca a todos los huéspedes. Entonces, se arma una mesa larga y se sirve asado con empanadas, una suerte celebración de despedida que oficia como fin de la estadía.

Capivara y Ñangapiry, Carlos Pellegrini, Corrientes.

T: (3773) 49-3041

www.ranchodelosesteros.com.ar

Destino elegido por extranjeros del mundo entero, este enclave correntino es un complejo entramado de lagunas, esteros, bañados, camalotales y embalsados es un sitio de naturaleza única. Iberá –”agua que brilla”, en guaraní–, conforma un gran refugio de vida silvestre, pero no siempre fue así. Hasta 1983, cuando el área fue declarada Reserva Natural, la caza era moneda corriente en la Colonia Carlos Pellegrini, el acceso principal a los esteros. No había hosterías, ni restaurantes, y el viaje desde Mercedes era una aventura porque se convertía en un lodazal apenas llovía.

Es un área conservada que propone avistaje de aves únicas, recorridos en bote por canales angostos, paseos nocturnos bajo la luna llena y cabalgatas entre embalsados y nenúfares. En sus 700.000 hectáreas habitan yacarés, venados de las pampas, ciervos de los pantanos, carpinchos, osos hormigueros y un sinfín de aves.

Casa de Esteros

Trabajaron junto a Douglas Tompkins durante años. Ahora, los Cook abrieron su posada y reciben con la experiencia adquirida en el mejor ecoturismo.

Valeria y Leslie Cook hicieron sus primeras armas en el turismo ecológico en la Patagonia. Luego vinieron al Iberá para desarrollar junto a Douglas Tompkins el proyecto Rincón del Socorro. Con esa experiencia de más de diez años en la zona, decidieron abrir su emprendimiento propio.

La casa de los Cook está ahí nomas de la colonia, pero separada por la ruta 40 y cuenta así con un entorno campestre y fácil acceso al pueblo. Se edificó en una quinta de cinco hectáreas sobre la costa de la laguna Iberá, al modo de las casa rurales correntinas.

Los cinco cuartos tienen baño privado y las estadías son con pensión completa. Las comidas realzan el espíritu lugareño con platos de la mesa local y otros preparados con ingredientes y modos típicos de la zona.

Las excursiones se planifican con guías muy capacitados e incluyen safaris náuticos, salidas en kayak, cabalgatas y recorridos nocturnos.

RP 40 entre Curupí y Ñangapiry, Carlos Pellegrini.

T: (3773) 47-5114

www.casadeesteros.com

IG: @casadeesteros.iberaexplorer

Casa Santa Ana del Iberá

Primero fue una casa de veraneo a orillas de la laguna, pero a partir de 2014 se convirtió en un lindísimo eco lodge. Las cinco habitaciones dan al parque donde crecen citronelas y variedades autóctonas, un espacio que se continúa hasta el agua. Además, está la casa de huéspedes diseñada con dos cuartos comunicados por una sala de estar, para cinco pasajeros.

El living es uno de los espacios comunes más lindos, ambientado en un estilo que mezcla el clima contemporáneo con detalles de la artesanía local.

La estadía contempla desayuno y cena, sin excursiones. La carta incluye platos de la región nordeste a base a productos típicos como la mandioca y el maíz. Carta de vinos muy completa.

Capivara, entre Pehuajó y Caraguatá, Carlos Pellegrini.

WS: (376) 450-4618 (sólo mensajes escritos)

santaanadelybera@gmail.com

IG: @casasantaanadelibera

Posada de las Huellas

Hace unos años, Natalia Dobiak regresó a lo de sus abuelos, una casona de pueblo construida hace más de ocho décadas. Restauró el edificio y comenzó a recibir viajeros. Hoy cuenta con 5 habitaciones, todas con baño privado.

El patio está rodeado de un espesura verde de mangos y lapachos gigantes. Por dentro, impera la sencillez con algunos muebles muy antiguos, varios son casi piezas de museo. La novedad, las experiencias de gastronomía local, con reserva previa.

Loreto es un punto estratégico para conocer el Iberá: el portal San Antonio está a 15 km, Cambyretá a 65 km y San Nicolás a 45 km. Además, el Parque Provincial Mburucuyá se encuentra a tiro de piedra.

Armengol Alegre 198, Loreto, Corrientes.

T: (379) 428- 0342

www.posada-de-las-huellas.business.site

IG: @pdelashuellas

Ecoposada del Estero

La posada ecofriendly de Estrella Losada y José Martín ocupa una hectárea al borde del estero. Ofrece un mangrullo para avistajes y una pasarela de madera para adentrarse en la vegetación acuática.

Tiene siete habitaciones construidas en adobe, luminosas y confortables, con baño privado, repartidas en un predio arbolado de una hectárea. Cuentan con capacidad de hasta cuatro personas, ventilador de techo y calefacción. Las que se ubican frente a los esteros tienen una terraza privada con deck de madera y vista a los esteros. Son los propietarios del Estero de Cambá Trapo, a 15 km del pueblo, al que organizan cabalgatas y salidas culturales. El sitio es una Reserva Natural Privada, supervisada por la Fundación Azara. Además, tiene una piscina en el jardín y un restaurante.

Yaguareté y Yatay, Carlos Pellegrini.

C: (03773) 15 44-3602 / (549-3773) 45-3399.

ecoposadadelestero@gmail.com

www.ecoposadadelestero.com.ar

Rancho de los Esteros

Maíta González Sampaio recibe en su casa desde hace veinte años. Atención súper personalizada y una estadía planeada para disfrutar.

La preciosa casa, la historia de amor de sus hacedores, la sabrosa cocina y las jornadas por los esteros, todo aquí invita a elegir esta posada y quedarse, quizá más de lo planeado.

El “rancho”, tal como lo llamaron siempre cariñosamente, cuenta con cuatro suites y vista a la laguna, y empezó como una casa familiar. La construyó Julio Dreher, Mono, como lo conocían en el pueblo.

El hombre llegó en 1996 cuando Carlos Pellegrini empezaba a vislumbrar su destino turístico, no había electricidad y el camino de acceso era difícil. Julio construyó una de las primeras posadas, Aguapé. Paralelamente a esta tarea, empezó a levantar su casa familiar. Utilizó un método propio que recrea los ranchos locales con los mismos materiales, pero una técnica diferente. De hecho, la casa no está apoyada sobre la tierra sino sobre una plataforma que la aísla de la humedad. La paredes son de adobe, las columnas de ñandubay y los techos de paja, pero con el agregado de chapa para protegerlos.

El adobe de la casa tiene una receta ligeramente diferente ya que el barro se mezcló con cáscara de arroz, en lugar de paja, un elemento fácil de conseguir por la cantidad de molinos que hay en la zona. Esta alternativa consolida el barro extendiendo su vida.

Julio se fue a vivir allí con su mujer Maíta González Sampaio y su historia se consolidó en ese escenario. Ambos se conocieron con la vida hecha. Ella tenía 46 y era viuda; él estaba solo, ambos tenían hijos grandes. Hace casi 30 años, decidieron mudarse aquí, seducidos por la vida sencilla y el contacto con la naturaleza.

A los diez años de estar en los esteros ampliaron su casa, agregaron las suites para recibir (esta vez construidas en material) y se lanzaron a la aventura del turismo. La hija de Maíta, Eloísa Perea Muñoz, y un equipo de colaboradores que ella misma formó, se ocupa de recibir a los huéspedes.

La actividad en la posada comienza bien temprano. Las estadías son con pensión completa y se organizan con una excursión diaria para conocer las maravillas que ofrecen los Esteros de Iberá. Después, el plan es disfrutar del descanso en las galerías, nadar en la pileta o dedicarse a ver caer el sol en el muelle que está sobre la laguna.

Las excursiones se realizan de la mano de Rolo Segovia, el guía, por la intricada naturaleza de la Reserva Natural del Iberá. Desde el muelle parten las canoas y lanchas para avanzar laguna adentro. Las caminatas por el monte en galería devuelven múltiples postales de los monos carayá. Después, están las cabalgatas que recorren los palmares cercanos o bordean las costas. También se puede visitar el Centro de Interpretación Iberá Salvaje, con salas temáticas que permiten comprender la historia y el ecosistema de la región.

En el Rancho, las comidas se sirven con puntualidad. El menú abunda en recetas que Maíta le reveló a su mano derecha en la cocina, Manuel Ferreira. “Cuando vine aquí, traje mis propias recetas que tenían mucho éxito. Preparamos comida casera, muy variada, mucha verdura, asado”, cuenta Maíta. Ferreira trabaja en la posada hace 16 años y hoy la cocina es su reino privado.

Al mediodía, casi siempre, es el turno de carnes y pollos, a la noche pastas y entradas de verduras, nunca carnes. Al tercer día de estadía se organiza una comida que convoca a todos los huéspedes. Entonces, se arma una mesa larga y se sirve asado con empanadas, una suerte celebración de despedida que oficia como fin de la estadía.

Capivara y Ñangapiry, Carlos Pellegrini, Corrientes.

T: (3773) 49-3041

www.ranchodelosesteros.com.ar

 Del clásico abordaje desde la colonia Carlos Pellegrini a los nuevos portales, una selección de buenas bases a metros del humedal más famoso del país.  LA NACION

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