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Una forma más honesta: guía práctica para actuar en caso de enamoramiento múltiple

Autora y directora: Maruja Bustamante. Intérpretes: Liliana Weimer, Aldana Illán, Nahuel Vec y Mariana “Cumbi” Bustinza. Música: José Ocampo, Escenografía: Pía Drugeri. Vestuario: Maruja Bustamante y Valeria Casielles. Sala: Abasto Social Club (Yatay 666). Funciones: el sábado 30 de noviembre a las 21 harán la última función de esta temporada. Duración: 70 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Esta obra de Maruja Bustamante podría decirse es una guía para saber qué hacer si te enamorás de un chico y una chica a la vez. Aunque lo parezca, no es algo tan extraño, sucede. Y esto es lo que les ocurre a estos tres personajes, más un gato filósofo al que llaman Frida, que habla y está personificado por una señora muy elegante que observa y saca sus conclusiones sobre lo que les sucede a sus protagonistas, mientras lee el libro Etica promiscua, de Dossie Easton y Jane Hardy, en el que sus autores hablan del poliamor.

Maru está en pareja con Jochu. Él trabaja en una cooperativa con Dulce. Jochu un día le presenta a Maru, su novia. Pero sucede algo inesperado: Maru se enamora de Dulce y al revés. En apariencia, Maru no tendría problemas en compartir su vida con Jochu y Dulce. Pero ellos tienen sus dudas, son más posesivos, y no quieren compartir a Maru. Aquí aparece el dilema de Maru, alter ego, quizás, de la autora de este texto: Maruja Bustamante. La dramaturga escribió esta pieza por encargo, para una producción entre España (participó Iberescena), México y Argentina. La obra se presentó en México y otros países, tuvo cambios de intérpretes y el año pasado la misma dramaturga quiso dirigirla.

Sinceridad extrema

Maruja Bustamante (premios Trinidad Guevara, María Guerrero y Municipal de dramaturgia), dice que la escribió en medio de un tormento amoroso. Pero no quiso que solo estuviera poblada de dolor y lágrimas, también le sumó elementos de comedia, de absurdo, canciones y mucho más. Hay que verla. La autora dice que es una mezcla de comedia y drama, un “melodrapop”, así la define, porque incluye canciones muy cálidas, de esas para bailar cachete con cachete y mirarse a los ojos, pero también llorar un poquito. Todo cabe en esta autoficción, ambientada en un arenero de un gato, en el que sus intérpretes se mueven como peces en el agua, suavemente, sin exabruptos, interrogándose unos a otros sobre sus dudas. A veces haciéndose reproches, o siendo tan sinceros con sus palabras y hechos, qué, por instantes, sus monólogos parecen formar parte de un confesionario. Como en una versión de Gran Hermano, hay intimidad, hay palabras sinceras, hay arrebatos de querer estar pegado una con la otra, o con el otro. Todo es posible en este relato, en el que las necesidades de cada uno, pasan a convertirse en un hecho colectivo, del que también es partícipe el público, al que se le habla apelando a una constante empatía, a compartir una duda, un capricho, pero con ternura, con sinceridad extrema.

La cultura del patriarcado, o el machismo, está metida en el ADN de unos y otros, pero la pregunta es ¿qué se hace cuando los sentimientos te arrebatan y el cuerpo te pide jugar a experimentar nuevas sensaciones? Cuando ella y él, o al revés, te atraen afectivamente y sexualmente al mismo tiempo? Acá Maru, la protagonista navega por estas aguas complicadas con espontaneidad, con desparpajo, con risas, besos y lágrimas. ¿Será previsible el final de esta pieza? Sus protagonistas te salpican con sus reflexiones y conjeturas, con sus confusiones y sus necesidades de abrazar, comprender a la otra, o al otro, pero a la vez dudar, pensar cómo resolver esos instantes en que te arrebatan necesidades más instintivas, que racionales. La soledad no es la solución. Separarse definitivamente parece que tampoco. Los intérpretes redondean la propuesta con muy valiosos recursos dramáticos.

Autora y directora: Maruja Bustamante. Intérpretes: Liliana Weimer, Aldana Illán, Nahuel Vec y Mariana “Cumbi” Bustinza. Música: José Ocampo, Escenografía: Pía Drugeri. Vestuario: Maruja Bustamante y Valeria Casielles. Sala: Abasto Social Club (Yatay 666). Funciones: el sábado 30 de noviembre a las 21 harán la última función de esta temporada. Duración: 70 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Esta obra de Maruja Bustamante podría decirse es una guía para saber qué hacer si te enamorás de un chico y una chica a la vez. Aunque lo parezca, no es algo tan extraño, sucede. Y esto es lo que les ocurre a estos tres personajes, más un gato filósofo al que llaman Frida, que habla y está personificado por una señora muy elegante que observa y saca sus conclusiones sobre lo que les sucede a sus protagonistas, mientras lee el libro Etica promiscua, de Dossie Easton y Jane Hardy, en el que sus autores hablan del poliamor.

Maru está en pareja con Jochu. Él trabaja en una cooperativa con Dulce. Jochu un día le presenta a Maru, su novia. Pero sucede algo inesperado: Maru se enamora de Dulce y al revés. En apariencia, Maru no tendría problemas en compartir su vida con Jochu y Dulce. Pero ellos tienen sus dudas, son más posesivos, y no quieren compartir a Maru. Aquí aparece el dilema de Maru, alter ego, quizás, de la autora de este texto: Maruja Bustamante. La dramaturga escribió esta pieza por encargo, para una producción entre España (participó Iberescena), México y Argentina. La obra se presentó en México y otros países, tuvo cambios de intérpretes y el año pasado la misma dramaturga quiso dirigirla.

Sinceridad extrema

Maruja Bustamante (premios Trinidad Guevara, María Guerrero y Municipal de dramaturgia), dice que la escribió en medio de un tormento amoroso. Pero no quiso que solo estuviera poblada de dolor y lágrimas, también le sumó elementos de comedia, de absurdo, canciones y mucho más. Hay que verla. La autora dice que es una mezcla de comedia y drama, un “melodrapop”, así la define, porque incluye canciones muy cálidas, de esas para bailar cachete con cachete y mirarse a los ojos, pero también llorar un poquito. Todo cabe en esta autoficción, ambientada en un arenero de un gato, en el que sus intérpretes se mueven como peces en el agua, suavemente, sin exabruptos, interrogándose unos a otros sobre sus dudas. A veces haciéndose reproches, o siendo tan sinceros con sus palabras y hechos, qué, por instantes, sus monólogos parecen formar parte de un confesionario. Como en una versión de Gran Hermano, hay intimidad, hay palabras sinceras, hay arrebatos de querer estar pegado una con la otra, o con el otro. Todo es posible en este relato, en el que las necesidades de cada uno, pasan a convertirse en un hecho colectivo, del que también es partícipe el público, al que se le habla apelando a una constante empatía, a compartir una duda, un capricho, pero con ternura, con sinceridad extrema.

La cultura del patriarcado, o el machismo, está metida en el ADN de unos y otros, pero la pregunta es ¿qué se hace cuando los sentimientos te arrebatan y el cuerpo te pide jugar a experimentar nuevas sensaciones? Cuando ella y él, o al revés, te atraen afectivamente y sexualmente al mismo tiempo? Acá Maru, la protagonista navega por estas aguas complicadas con espontaneidad, con desparpajo, con risas, besos y lágrimas. ¿Será previsible el final de esta pieza? Sus protagonistas te salpican con sus reflexiones y conjeturas, con sus confusiones y sus necesidades de abrazar, comprender a la otra, o al otro, pero a la vez dudar, pensar cómo resolver esos instantes en que te arrebatan necesidades más instintivas, que racionales. La soledad no es la solución. Separarse definitivamente parece que tampoco. Los intérpretes redondean la propuesta con muy valiosos recursos dramáticos.

 La autora, Maruja Bustamante, escribió esta obra en medio de un tormento amoroso, pero no se quedó solo con las lágrimas, también le sumó elementos de comedia, de absurdo, canciones y más  LA NACION

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