Un plan desastroso y cruel: prometió a ciento de mamás un trabajo estable sin salir de su casa pero terminó dejándolas sin nada
Muchos especialistas de estafas definen este caso como “caótico”, “desastroso” y “cruel”. Y si bien en algunos casos aquellos adjetivos pueden sonar como parte de la espectacularización de los hechos, cuando pensamos que las principales estafadas fueron madres primerizas que necesitaban de un ingreso extra sin dejar de encargarse del cuidado de sus hijos y que la empresa en cuestión llegó a facturar $1.8 billones de dólares en venta de indumentaria; aquellas descripciones se quedan hasta cortas.
Conocida como la estafa de LuLaRich, este caso se convirtió en un hito de las redes sociales y las estafas piramidales.
Cuál era el negocio de LuLaRoe y por qué fue tan exitoso
Fundada por Mark y DeAnne Stidham en 2013, LuLaRoe era un negocio que estaba estructurado bajo el concepto de multi-level marketing businesses (en español: empresas de marketing multinivel). Esto significa que sus ventas dependen de minoristas independientes y la casa central es la proveedora de los productos, así como la principal responsable del marketing y difusión del catálogo. Apuntando principalmente a madres primerizas que buscaban un ingreso extra que les permitira seguir encargándose del cuidado primario de sus hijos, LulaRoe construyó un verdadero ejército de vendedoras que —de acuerdo a sus reportes de ventas— en 2016 llevo a la empresa a facturar 1.8 billones de dólares en indumentaria.
El éxito de esta iniciativa se debe, como suele pasar, a la combinación de elementos que conforman la tormenta perfecta: el boom de los videos en vivo por medio de Facebook, la era dorada del #GirlBoss y el constante aumento en el costo del cuidado de los niños. Construyendo la oportunidad que daba LulaRoe en un sueño hecho realidad.
“Yo era mamá de dos chicos chiquitos y recibía asistencia social por bajos ingresos. Quería poder ir al supermercado y pasar mi tarjeta de crédito sin tener que preocuparme de que la rechazaran. LuLaRoe me dijo que podía ganar un ingreso a tiempo completo trabajando a tiempo parcial”, comparte Jill Drehmer, consultora de LuLaRoe en la docuserie de Prime Video LulaRich.
Qué fue lo que falló: su caída
Como suele suceder en este tipo de empresas, quienes se sumaron de manera temprana a LuLaRoa lograron crecer y posicionarse dentro de la estructura, generando ingresos más que sustanciosos e importantes. Sin embargo, para aquellos que empezaron a trabajar como vendedores en una etapa posterior, el escenario ya era completamente diferente y era fácil quedar estancado o hasta endeudado. ¿Cómo funcionaba el modelo de negocios? Para entrar como vendedor a LuLaRoe la persona tenía que hacer un pago inicial que resultaba bastante elevado: al menos 5.000 dólares para el ingreso y hasta unos 10.000 dólares para la ropa que deberían revender; además de cumplir el objetivo de seguir reclutando a otros futuros vendedores.
Es en este punto que la historia se vuelve aún más oscura ya que, de acuerdo a testimonios de exvendedoras, Mark y DeAnne Stidham presionarían a las personas interesadas a endeudarse para poder pagar esos montos, incitándolos a sacar varias tarjetas de crédito para cubrilo o hasta vendiendo su leche materna para generar los ingresos necesarios. Pero su presión no queda solo en la parte financiera, sino que también las motivaban para bajar de peso y someterse a cirugías Para representar el “ideal de mujer de LuLaRoe”, debían vestir la ropa de la marca de manera constante y —como Mark Stidham se crio dentro de la Iglesia Mormona— en cada evento empresario imponían esta religión citando fragmentos del Libro del Mormón.
Pero no quedaría solo en eso, ya que en algún punto del negocio sus creadores presionaban a las revendedoras para que convencieran a sus maridos a que renuncien a sus trabajos y tomen puestos en LuLaRoe. Construyendo así una imagen muy diferente de mujer empoderada de la que su primera iniciativa decía tener. Por el contrario, su fotografía ideal eran familias tradicionales y heterosexuales lideradas por el hombre de la casa.
Con un crecimiento exponencial, como sucedió al principio de esta historia, todos los elementos necesarios compusieron otra tormenta perfecta. Solo que en este caso sería para marcar su caída en vez de su ascenso. Mientras que sus fundadores organizaban eventos empresariales en donde contrataron a estrellas de gran talla como Katy Perry o Kelly Clarkson, en el detrás de escena la calidad de las prendas de LuLaRoe se había reducido drásticamente y muchas de las revendedoras empezaron a quejarse y notificar a la casa matriz que sus envíos habían llegado dañados y hasta con hongos. Frente a las respuestas pobres de Mark y DeAnne Stidham que trataban de minimizar la situación, muchos decidieron abandonar el negocio e iniciarles una demanda. Ya para 2019 fue el propio Estado de Washington el que presentó una denuncia de protección al consumidor contra LuLaRoe, sosteniendo que la empresa: “Hizo declaraciones falsas injustas y engañosas sobre la rentabilidad de ser un minorista independiente”.
Qué pasó con los responsables
Después de pagar $ 4,75 millones de dólares en 2021 con el objetivo de darle un cierre al juicio iniciado por el Estado, quizá la parte más increíble de esta estafa es que sigue siendo un negocio activo y que recluta nuevos vendedores. Mark y DeAnne Stidham están tan convencidos de que no hicieron nada más que empoderar a las mujeres y crear un medio para generar nuevos ingresos, que en 2021 fueron parte de la docuserie LulaRich en donde defienden su accionar y hasta sostienen que los hechos fueron tergiversados.
Muchos especialistas de estafas definen este caso como “caótico”, “desastroso” y “cruel”. Y si bien en algunos casos aquellos adjetivos pueden sonar como parte de la espectacularización de los hechos, cuando pensamos que las principales estafadas fueron madres primerizas que necesitaban de un ingreso extra sin dejar de encargarse del cuidado de sus hijos y que la empresa en cuestión llegó a facturar $1.8 billones de dólares en venta de indumentaria; aquellas descripciones se quedan hasta cortas.
Conocida como la estafa de LuLaRich, este caso se convirtió en un hito de las redes sociales y las estafas piramidales.
Cuál era el negocio de LuLaRoe y por qué fue tan exitoso
Fundada por Mark y DeAnne Stidham en 2013, LuLaRoe era un negocio que estaba estructurado bajo el concepto de multi-level marketing businesses (en español: empresas de marketing multinivel). Esto significa que sus ventas dependen de minoristas independientes y la casa central es la proveedora de los productos, así como la principal responsable del marketing y difusión del catálogo. Apuntando principalmente a madres primerizas que buscaban un ingreso extra que les permitira seguir encargándose del cuidado primario de sus hijos, LulaRoe construyó un verdadero ejército de vendedoras que —de acuerdo a sus reportes de ventas— en 2016 llevo a la empresa a facturar 1.8 billones de dólares en indumentaria.
El éxito de esta iniciativa se debe, como suele pasar, a la combinación de elementos que conforman la tormenta perfecta: el boom de los videos en vivo por medio de Facebook, la era dorada del #GirlBoss y el constante aumento en el costo del cuidado de los niños. Construyendo la oportunidad que daba LulaRoe en un sueño hecho realidad.
“Yo era mamá de dos chicos chiquitos y recibía asistencia social por bajos ingresos. Quería poder ir al supermercado y pasar mi tarjeta de crédito sin tener que preocuparme de que la rechazaran. LuLaRoe me dijo que podía ganar un ingreso a tiempo completo trabajando a tiempo parcial”, comparte Jill Drehmer, consultora de LuLaRoe en la docuserie de Prime Video LulaRich.
Qué fue lo que falló: su caída
Como suele suceder en este tipo de empresas, quienes se sumaron de manera temprana a LuLaRoa lograron crecer y posicionarse dentro de la estructura, generando ingresos más que sustanciosos e importantes. Sin embargo, para aquellos que empezaron a trabajar como vendedores en una etapa posterior, el escenario ya era completamente diferente y era fácil quedar estancado o hasta endeudado. ¿Cómo funcionaba el modelo de negocios? Para entrar como vendedor a LuLaRoe la persona tenía que hacer un pago inicial que resultaba bastante elevado: al menos 5.000 dólares para el ingreso y hasta unos 10.000 dólares para la ropa que deberían revender; además de cumplir el objetivo de seguir reclutando a otros futuros vendedores.
Es en este punto que la historia se vuelve aún más oscura ya que, de acuerdo a testimonios de exvendedoras, Mark y DeAnne Stidham presionarían a las personas interesadas a endeudarse para poder pagar esos montos, incitándolos a sacar varias tarjetas de crédito para cubrilo o hasta vendiendo su leche materna para generar los ingresos necesarios. Pero su presión no queda solo en la parte financiera, sino que también las motivaban para bajar de peso y someterse a cirugías Para representar el “ideal de mujer de LuLaRoe”, debían vestir la ropa de la marca de manera constante y —como Mark Stidham se crio dentro de la Iglesia Mormona— en cada evento empresario imponían esta religión citando fragmentos del Libro del Mormón.
Pero no quedaría solo en eso, ya que en algún punto del negocio sus creadores presionaban a las revendedoras para que convencieran a sus maridos a que renuncien a sus trabajos y tomen puestos en LuLaRoe. Construyendo así una imagen muy diferente de mujer empoderada de la que su primera iniciativa decía tener. Por el contrario, su fotografía ideal eran familias tradicionales y heterosexuales lideradas por el hombre de la casa.
Con un crecimiento exponencial, como sucedió al principio de esta historia, todos los elementos necesarios compusieron otra tormenta perfecta. Solo que en este caso sería para marcar su caída en vez de su ascenso. Mientras que sus fundadores organizaban eventos empresariales en donde contrataron a estrellas de gran talla como Katy Perry o Kelly Clarkson, en el detrás de escena la calidad de las prendas de LuLaRoe se había reducido drásticamente y muchas de las revendedoras empezaron a quejarse y notificar a la casa matriz que sus envíos habían llegado dañados y hasta con hongos. Frente a las respuestas pobres de Mark y DeAnne Stidham que trataban de minimizar la situación, muchos decidieron abandonar el negocio e iniciarles una demanda. Ya para 2019 fue el propio Estado de Washington el que presentó una denuncia de protección al consumidor contra LuLaRoe, sosteniendo que la empresa: “Hizo declaraciones falsas injustas y engañosas sobre la rentabilidad de ser un minorista independiente”.
Qué pasó con los responsables
Después de pagar $ 4,75 millones de dólares en 2021 con el objetivo de darle un cierre al juicio iniciado por el Estado, quizá la parte más increíble de esta estafa es que sigue siendo un negocio activo y que recluta nuevos vendedores. Mark y DeAnne Stidham están tan convencidos de que no hicieron nada más que empoderar a las mujeres y crear un medio para generar nuevos ingresos, que en 2021 fueron parte de la docuserie LulaRich en donde defienden su accionar y hasta sostienen que los hechos fueron tergiversados.
Es considerada una de las estafas piramidales más impactantes debido a su tremenda caída y sus principales víctimas LA NACION