Franco Colapinto en el Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1: un comienzo prudente, como para reconocer el terreno
Las luces, los juegos de azar, los personajes que circundan el circo de la Fórmula 1 y un poco más allá pueden ser distractivos en Las Vegas. Y no conocer el circuito callejero, una dificultad adicional. Máxime, si está fría el pavimento. Todo eso era condicionante para Franco Colapinto, un novato en la ciudad de las apuestas, donde este jueves de Nevada, esta madrugada de viernes en Argentina, se desarrolló la práctica inicial del Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1.
Y anduvo prudente el chico de Pilar. Como debía hacerlo, después de romper dos veces el auto en el GP de San Pablo. Williams no da más de gastar dinero y esfuerzo en reconstruir coches y no había, no lo hay, margen para una reparación más de cierta magnitud. Colapinto fue cuidadoso y concluyó 17º en la primera tanda de ensayos, con una progresión paulatina de mejora, aunque casi siempre en la discreción de los puestos de retaguardia.
El error en la entrada a los boxes
Sin embargo, no fue inmaculada la actuación de Colapinto. Por un lado, recibió una bandera blanca y negra, de advertencia, por parte de los comisarios de pista, por haber pisado una línea blanca en el ingreso a la calle de boxes. En defensa del bonaerense cabe mencionar una queja de George Russell, piloto de Mercedes, que pocas vueltas después dijo por radio: “La entrada a los boxes es imposible de ver”. Por otra parte, el muchacho del auto 43 cometió un pequeño derrape, algo que no sería un problema inquietante de no ser por dos situaciones: el circuito, como todo urbano, tiene muros, y Williams viene de ver despedazados sus dos coches en Brasil. Llegó casi con lo justo a tenerlos listos para esta tercera fecha del año en Estados Unidos.
Un atenuante para Colapinto: la pista estaba muy fría. Al principio de la tanda andaba apenas por los 16 grados, y los espectadores padecían 14 en las tribunas. A pesar de la hora de rodaje de los 20 vehículos, al final hacía algo más de frío: 15° sobre el asfalto y 13,7° fuera de él. Registros inusuales para la Fórmula 1. Consecuencia de la decisión de correr de noche en un desierto –y en otoño–, para captar más audiencia estadounidense.
La patinada de Colapinto en Las Vegas
Pista fría, pista resbalosa. Y más si el asfalto es nuevo: los 6201 metros del trazado callejero fueron repavimentados para este año (hubo problemas en 2023), y eso requiere muchas vueltas de los autos como que los neumáticos vayan engomando el suelo. Además, había una generosa cantidad de polvo sobre la cinta gris. Frío, piso nuevo y tierra suelta: malísima combinación para que tuvieran agarre los coches. “Estoy como manejando sobre suelo mojado”, graficó Liam Lawson, juvenil de Racing Bulls.
En ese contexto, con sumo cuidado para no dañar el FW46 reparado casi con lo justo –en tiempo y en dinero– por la escudería, debía moverse Colapinto. No tenía plafón para pasos en falso. Y salvo ese pequeño derrape –la pared cercana causó cierto susto–, no cometió errores el argentino en la primera hora de acción en Las Vegas. Es más: tomó sus recaudos. Dio más de un giro giros de instalación, de calentamiento, antes de emprender uno rápido. Como para reconocer el terreno y calentar el caucho. En rigor, otros pilotos hicieron lo mismo; no era cuestión de estropear un coche apenas en los entrenamientos inaugurales del fin de semana.
Así y todo, durante un rato Franco fue el dueño del registro de la velocidad de punta más alta, con 337 kilómetros por hora, producto de la larguísima recta opuesta. Después fue superada, con, por ejemplo, los 347 km/h de Fernando Alonso en su Aston Martin.
Noticia en desarrollo
Las luces, los juegos de azar, los personajes que circundan el circo de la Fórmula 1 y un poco más allá pueden ser distractivos en Las Vegas. Y no conocer el circuito callejero, una dificultad adicional. Máxime, si está fría el pavimento. Todo eso era condicionante para Franco Colapinto, un novato en la ciudad de las apuestas, donde este jueves de Nevada, esta madrugada de viernes en Argentina, se desarrolló la práctica inicial del Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1.
Y anduvo prudente el chico de Pilar. Como debía hacerlo, después de romper dos veces el auto en el GP de San Pablo. Williams no da más de gastar dinero y esfuerzo en reconstruir coches y no había, no lo hay, margen para una reparación más de cierta magnitud. Colapinto fue cuidadoso y concluyó 17º en la primera tanda de ensayos, con una progresión paulatina de mejora, aunque casi siempre en la discreción de los puestos de retaguardia.
El error en la entrada a los boxes
Sin embargo, no fue inmaculada la actuación de Colapinto. Por un lado, recibió una bandera blanca y negra, de advertencia, por parte de los comisarios de pista, por haber pisado una línea blanca en el ingreso a la calle de boxes. En defensa del bonaerense cabe mencionar una queja de George Russell, piloto de Mercedes, que pocas vueltas después dijo por radio: “La entrada a los boxes es imposible de ver”. Por otra parte, el muchacho del auto 43 cometió un pequeño derrape, algo que no sería un problema inquietante de no ser por dos situaciones: el circuito, como todo urbano, tiene muros, y Williams viene de ver despedazados sus dos coches en Brasil. Llegó casi con lo justo a tenerlos listos para esta tercera fecha del año en Estados Unidos.
Un atenuante para Colapinto: la pista estaba muy fría. Al principio de la tanda andaba apenas por los 16 grados, y los espectadores padecían 14 en las tribunas. A pesar de la hora de rodaje de los 20 vehículos, al final hacía algo más de frío: 15° sobre el asfalto y 13,7° fuera de él. Registros inusuales para la Fórmula 1. Consecuencia de la decisión de correr de noche en un desierto –y en otoño–, para captar más audiencia estadounidense.
La patinada de Colapinto en Las Vegas
Pista fría, pista resbalosa. Y más si el asfalto es nuevo: los 6201 metros del trazado callejero fueron repavimentados para este año (hubo problemas en 2023), y eso requiere muchas vueltas de los autos como que los neumáticos vayan engomando el suelo. Además, había una generosa cantidad de polvo sobre la cinta gris. Frío, piso nuevo y tierra suelta: malísima combinación para que tuvieran agarre los coches. “Estoy como manejando sobre suelo mojado”, graficó Liam Lawson, juvenil de Racing Bulls.
En ese contexto, con sumo cuidado para no dañar el FW46 reparado casi con lo justo –en tiempo y en dinero– por la escudería, debía moverse Colapinto. No tenía plafón para pasos en falso. Y salvo ese pequeño derrape –la pared cercana causó cierto susto–, no cometió errores el argentino en la primera hora de acción en Las Vegas. Es más: tomó sus recaudos. Dio más de un giro giros de instalación, de calentamiento, antes de emprender uno rápido. Como para reconocer el terreno y calentar el caucho. En rigor, otros pilotos hicieron lo mismo; no era cuestión de estropear un coche apenas en los entrenamientos inaugurales del fin de semana.
Así y todo, durante un rato Franco fue el dueño del registro de la velocidad de punta más alta, con 337 kilómetros por hora, producto de la larguísima recta opuesta. Después fue superada, con, por ejemplo, los 347 km/h de Fernando Alonso en su Aston Martin.
Noticia en desarrollo
En la tanda inicial de entrenamientos y en su primera experiencia en la ciudad del juego, el piloto argentino escaneó el circuito callejero, que estaba en condiciones desfavorables LA NACION