“Un aumento sostenido”: las tres razones por las que un hospital universitario registra un boom de demanda
Sobre Marcelo T. de Alvear 2142, en el barrio porteño de Recoleta, más de 50 personas esperaban en fila para ingresar, esta mañana, al Hospital Odontológico Universitario, dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). No es una imagen nueva, pero sí creciente en los últimos años, especialmente tras la pandemia de Covid-19.
En la institución trabajan distintos profesionales, incluyendo alumnos de posgrado, que realizan ahí los cursos de especialidad, pero también los docentes y los estudiantes de diversas cátedras. “Venimos viendo un aumento sostenido y paulatino desde la pandemia hasta acá, entre un 8% y un 10% anual, que se ha traducido en más de un 30% por encima de la prepandemia en total”, contó Pablo Alejandro Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología, en diálogo con LA NACION. Anualmente, el hospital atiende a más de 250.000 pacientes, y este año proyectan que el número se elevará a 260.000, aproximadamente. Es una cantidad que representa entre 1300 y 1500 por día.
Como causas de este mayor flujo destacó varias. Una de ellos es la diferencia de precios con las consultas particulares, ya que los de la institución hoy están entre un 30% y un 40% por debajo del arancel promedio. Rodríguez se refirió también al hecho de que esté decreciendo la oferta de odontólogos a través de las prepagas. “Pero, en mi opinión, hoy la causa más importante de la afluencia de pacientes es el respeto y el buen nombre que tiene la facultad respecto de las actividades asistenciales. Es decir, hoy estamos muy bien vistos en calidad de tecnología, en calidad de instalaciones y en recursos humanos”, destacó el decano. Por esto mismo, sostuvo la relevancia de otro factor. “Por supuesto, aprovechan el precio más económico, pero la principal causa es el conocimiento boca a boca de la buena atención del paciente”, afirmó.
Marina Romero llegó esta mañana desde Ciudadela, en el partido Tres de Febrero, porque tenía que hacerse un implante. “Busqué turnos por todos lados. Por obra social te dicen que tenés que esperar a que abra la agenda los primeros días del mes que viene. Después, llamás y no te atienden. Si lo hacen, te dicen que ya cerró la agenda. Cuando lo conseguís, te dicen que la primera consulta es nada más una revisión para ver qué hay que hacer y te mandan a sacar otro turno… Otro mes más. Te agotan mentalmente”, detalló.
Este es otro hecho que también se nota desde la pandemia, cuando muchos odontólogos empezaron a abandonar las cartillas de las prepagas y obras sociales, principalmente, como consecuencia de la disparidad en los precios de la prestación y los costos de insumos y equipos médicos. Por otro lado, en este hospital los turnos para el diagnóstico por imágenes –panorámicas, laminografías, tomografías, entre otros– pueden obtenerse a través de la web, en donde también figuran los precios y los números de WhatsApp de cada orientación: cirugía, odontología integral, ortodoncia, periodoncia, y más. Las urgencias se atienden por la guardia las 24 horas, todos los días. Los demás servicios, de 7 a 17.
“Si vas a un particular, vas a ciegas, y tenés una variedad de precios enorme. Por ejemplo, yo me tengo que hacer un implante. Me revisó un odontólogo que me dijo que necesito relleno y elevación, porque me falta masa ósea en el paladar. Eso, más el implante, me cobraba en julio $700.000. Y falta la corona. Es mucha plata”, continuó Romero, quien agregó que mucha gente le recomendó el lugar, y que ella misma buscó información en internet.
En el caso de los precios de las obras sociales, los valores sufrieron un fuerte incremento en los últimos meses, sobre todo desde que el Decreto de Necesidad y Urgencia 70, publicado el 21 de diciembre de 2023, derogó los artículos de la ley de prepagas que habilitaban que el Estado interviniera para controlar los aumentos de las cuotas. Dado que esto eliminó cualquier restricción para establecer las subas, los valores se elevaron por encima del 150%. Pese a que después se aplicaron medidas administrativas en algunas prepagas para atar la variación a la del IPC mensual, a partir de julio se volvió a liberar el sector.
La fila avanzaba de a poco mientras un guardia en la entrada salía a repartir números y permitía el ingreso de 10 o 20 personas a la sala de espera. Una vez ahí, el siguiente paso es hacerse una radiografía panorámica para evaluar el tratamiento y la posterior derivación con un profesional. Hay tres de estas salas en el primer sector. Después se pasa al segundo, en donde hay seis cubículos, equipados con materiales de alta tecnología: en tres de ellos se realizan las derivaciones, es decir, se evalúa al paciente y le dicen a qué “cátedra” asistir. Estas se ubican en los diferentes pisos de la Facultad de Odontología. En los otros tres brindan distintos tratamientos; por ejemplo, si llega un paciente con mucho dolor, se le puede extraer el nervio de ser necesario o hacer drenaje de infección. Incluso, alguna urgencia estética, como un diente roto que hay que pegar.
Cristina, de 86 años, y Marcela, de 51, son madre e hija y llegaron desde el partido bonaerense de Marcos Paz. Cristina contó que hace muchos años ya se había atendido en el hospital odontológico por una extracción de urgencia y recordó que la atendieron muy bien. “Hay profesionales de gran calidad. Bueno, de acá salen los profesionales”, sostuvo. También destacó la accesibilidad de los precios. Además de esto, quienes tienen cobertura del PAMI, como ella, y los veteranos de Malvinas pueden desde 2021 acceder a las prestaciones de esta facultad.
Otro caso fue el de Valentino Díaz, de 53 años, que llegó desde la zona porteña del Abasto. “Creo que la mayoría de la gente viene porque los precios en los consultorios están muy elevados. Yo averigüé por perno y corona, y todo eso está como $400.000″, expresó. Su médico particular le aconsejó hacerse ahí la panorámica, porque están “más baratas”. Al igual que Díaz, Uriel, de 19, fue a extraerse las muelas de juicio, también siguiendo la sugerencia de su odontóloga. “Necesito sacarme las muelas para ponerme los brackets, y de forma particular me salía entre $70.000 y $80.000″, explicó.
Muchos destacaron la buena atención de los profesionales del hospital. Rodríguez, el decano, detalló que los alumnos empiezan a tener pacientes en el segundo año de la carrera, que se compone de cinco años de grado y uno del Ciclo Básico Común (CBC). De hecho, una de las materias se llama Inserción Temprana en la Clínica y tiene ese fin concreto: que los estudiantes empiecen el contacto con la gente desde temprano. “Se visten con el ambo, siguen todas las normas de seguridad y empiezan a hacer las primeras prácticas con el fichado del paciente, los datos filiatorios, epidemiológicos y demás. Cuando avanzan los años, van aumentando la cantidad de horas de prácticas; primero en preclínica, que es simulación, y después en clínica con pacientes de complejidad desde más baja hasta más alta. En el último año hacen lo que llamamos Integración: por ejemplo, Rehabilitación Integral [prótesis, implantes, etc.]”, describió.
Además, remarcó que, por todo esto, el Hospital Odontológico resulta fundamental en la formación de los alumnos, ya que les permite atender cerca de 200 pacientes durante la carrera. “Eso hace que sea una formación supercompleta, que les da muchas armas para enfrentar sus vidas profesionales”, concluyó.
Adentro, además de los boxes de derivación y tratamientos, también hay quirófanos en donde realizan cirugías o procedimientos más complejos, como biopsias. La gente, en general, llega sin turno, por eso el guardia les da números en la entrada. El aumento de gente que asiste para atenderse ahí también fue notado por los mismos médicos, quienes, como Rodríguez, hicieron hincapié en que las principales razones para elegir ese centro de salud son los precios, los turnos, y también la divulgación y recomendación a través de las redes sociales y los medios, que estimulan a que cada vez se acerquen más a la guardia y a las mismas cátedras que atienden en el hospital. La atención es completa: va desde estudios por imágenes hasta rehabilitación total, ortodoncia y más.
El caudal de gente se percibe también en la sala de esterilización, con procedimientos y máquinas específicas de limpieza instrumental, en donde se sanitizan cerca de 40 bandejas de instrumentos por hora, según contaron, las cuales tardan solo otra hora en reingresar al sector de desinfección.
Sobre Marcelo T. de Alvear 2142, en el barrio porteño de Recoleta, más de 50 personas esperaban en fila para ingresar, esta mañana, al Hospital Odontológico Universitario, dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). No es una imagen nueva, pero sí creciente en los últimos años, especialmente tras la pandemia de Covid-19.
En la institución trabajan distintos profesionales, incluyendo alumnos de posgrado, que realizan ahí los cursos de especialidad, pero también los docentes y los estudiantes de diversas cátedras. “Venimos viendo un aumento sostenido y paulatino desde la pandemia hasta acá, entre un 8% y un 10% anual, que se ha traducido en más de un 30% por encima de la prepandemia en total”, contó Pablo Alejandro Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología, en diálogo con LA NACION. Anualmente, el hospital atiende a más de 250.000 pacientes, y este año proyectan que el número se elevará a 260.000, aproximadamente. Es una cantidad que representa entre 1300 y 1500 por día.
Como causas de este mayor flujo destacó varias. Una de ellos es la diferencia de precios con las consultas particulares, ya que los de la institución hoy están entre un 30% y un 40% por debajo del arancel promedio. Rodríguez se refirió también al hecho de que esté decreciendo la oferta de odontólogos a través de las prepagas. “Pero, en mi opinión, hoy la causa más importante de la afluencia de pacientes es el respeto y el buen nombre que tiene la facultad respecto de las actividades asistenciales. Es decir, hoy estamos muy bien vistos en calidad de tecnología, en calidad de instalaciones y en recursos humanos”, destacó el decano. Por esto mismo, sostuvo la relevancia de otro factor. “Por supuesto, aprovechan el precio más económico, pero la principal causa es el conocimiento boca a boca de la buena atención del paciente”, afirmó.
Marina Romero llegó esta mañana desde Ciudadela, en el partido Tres de Febrero, porque tenía que hacerse un implante. “Busqué turnos por todos lados. Por obra social te dicen que tenés que esperar a que abra la agenda los primeros días del mes que viene. Después, llamás y no te atienden. Si lo hacen, te dicen que ya cerró la agenda. Cuando lo conseguís, te dicen que la primera consulta es nada más una revisión para ver qué hay que hacer y te mandan a sacar otro turno… Otro mes más. Te agotan mentalmente”, detalló.
Este es otro hecho que también se nota desde la pandemia, cuando muchos odontólogos empezaron a abandonar las cartillas de las prepagas y obras sociales, principalmente, como consecuencia de la disparidad en los precios de la prestación y los costos de insumos y equipos médicos. Por otro lado, en este hospital los turnos para el diagnóstico por imágenes –panorámicas, laminografías, tomografías, entre otros– pueden obtenerse a través de la web, en donde también figuran los precios y los números de WhatsApp de cada orientación: cirugía, odontología integral, ortodoncia, periodoncia, y más. Las urgencias se atienden por la guardia las 24 horas, todos los días. Los demás servicios, de 7 a 17.
“Si vas a un particular, vas a ciegas, y tenés una variedad de precios enorme. Por ejemplo, yo me tengo que hacer un implante. Me revisó un odontólogo que me dijo que necesito relleno y elevación, porque me falta masa ósea en el paladar. Eso, más el implante, me cobraba en julio $700.000. Y falta la corona. Es mucha plata”, continuó Romero, quien agregó que mucha gente le recomendó el lugar, y que ella misma buscó información en internet.
En el caso de los precios de las obras sociales, los valores sufrieron un fuerte incremento en los últimos meses, sobre todo desde que el Decreto de Necesidad y Urgencia 70, publicado el 21 de diciembre de 2023, derogó los artículos de la ley de prepagas que habilitaban que el Estado interviniera para controlar los aumentos de las cuotas. Dado que esto eliminó cualquier restricción para establecer las subas, los valores se elevaron por encima del 150%. Pese a que después se aplicaron medidas administrativas en algunas prepagas para atar la variación a la del IPC mensual, a partir de julio se volvió a liberar el sector.
La fila avanzaba de a poco mientras un guardia en la entrada salía a repartir números y permitía el ingreso de 10 o 20 personas a la sala de espera. Una vez ahí, el siguiente paso es hacerse una radiografía panorámica para evaluar el tratamiento y la posterior derivación con un profesional. Hay tres de estas salas en el primer sector. Después se pasa al segundo, en donde hay seis cubículos, equipados con materiales de alta tecnología: en tres de ellos se realizan las derivaciones, es decir, se evalúa al paciente y le dicen a qué “cátedra” asistir. Estas se ubican en los diferentes pisos de la Facultad de Odontología. En los otros tres brindan distintos tratamientos; por ejemplo, si llega un paciente con mucho dolor, se le puede extraer el nervio de ser necesario o hacer drenaje de infección. Incluso, alguna urgencia estética, como un diente roto que hay que pegar.
Cristina, de 86 años, y Marcela, de 51, son madre e hija y llegaron desde el partido bonaerense de Marcos Paz. Cristina contó que hace muchos años ya se había atendido en el hospital odontológico por una extracción de urgencia y recordó que la atendieron muy bien. “Hay profesionales de gran calidad. Bueno, de acá salen los profesionales”, sostuvo. También destacó la accesibilidad de los precios. Además de esto, quienes tienen cobertura del PAMI, como ella, y los veteranos de Malvinas pueden desde 2021 acceder a las prestaciones de esta facultad.
Otro caso fue el de Valentino Díaz, de 53 años, que llegó desde la zona porteña del Abasto. “Creo que la mayoría de la gente viene porque los precios en los consultorios están muy elevados. Yo averigüé por perno y corona, y todo eso está como $400.000″, expresó. Su médico particular le aconsejó hacerse ahí la panorámica, porque están “más baratas”. Al igual que Díaz, Uriel, de 19, fue a extraerse las muelas de juicio, también siguiendo la sugerencia de su odontóloga. “Necesito sacarme las muelas para ponerme los brackets, y de forma particular me salía entre $70.000 y $80.000″, explicó.
Muchos destacaron la buena atención de los profesionales del hospital. Rodríguez, el decano, detalló que los alumnos empiezan a tener pacientes en el segundo año de la carrera, que se compone de cinco años de grado y uno del Ciclo Básico Común (CBC). De hecho, una de las materias se llama Inserción Temprana en la Clínica y tiene ese fin concreto: que los estudiantes empiecen el contacto con la gente desde temprano. “Se visten con el ambo, siguen todas las normas de seguridad y empiezan a hacer las primeras prácticas con el fichado del paciente, los datos filiatorios, epidemiológicos y demás. Cuando avanzan los años, van aumentando la cantidad de horas de prácticas; primero en preclínica, que es simulación, y después en clínica con pacientes de complejidad desde más baja hasta más alta. En el último año hacen lo que llamamos Integración: por ejemplo, Rehabilitación Integral [prótesis, implantes, etc.]”, describió.
Además, remarcó que, por todo esto, el Hospital Odontológico resulta fundamental en la formación de los alumnos, ya que les permite atender cerca de 200 pacientes durante la carrera. “Eso hace que sea una formación supercompleta, que les da muchas armas para enfrentar sus vidas profesionales”, concluyó.
Adentro, además de los boxes de derivación y tratamientos, también hay quirófanos en donde realizan cirugías o procedimientos más complejos, como biopsias. La gente, en general, llega sin turno, por eso el guardia les da números en la entrada. El aumento de gente que asiste para atenderse ahí también fue notado por los mismos médicos, quienes, como Rodríguez, hicieron hincapié en que las principales razones para elegir ese centro de salud son los precios, los turnos, y también la divulgación y recomendación a través de las redes sociales y los medios, que estimulan a que cada vez se acerquen más a la guardia y a las mismas cátedras que atienden en el hospital. La atención es completa: va desde estudios por imágenes hasta rehabilitación total, ortodoncia y más.
El caudal de gente se percibe también en la sala de esterilización, con procedimientos y máquinas específicas de limpieza instrumental, en donde se sanitizan cerca de 40 bandejas de instrumentos por hora, según contaron, las cuales tardan solo otra hora en reingresar al sector de desinfección.
El Hospital Odontológico de la UBA, en Recoleta, ya atiende entre 1300 y 1500 pacientes por día, cifra que va en ascenso; la crisis del sistema sanitario como trasfondo LA NACION