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Un fanático de las antigüedades compró una vasija barata y descubrió en sus manos un gran tesoro valuado en 500.000 dólares

En el año 2020, un fanático de las antigüedades fue a una feria de garage en New Haven, Connecticut, en Estados Unidos, y se fue a casa con un verdadero tesoro entre sus manos sin saberlo. Mientras revisaba los objetos en venta, el hombre vio una vasija a 35 dólares (aproximadamente 36.000 pesos argentinos). Gracias a su intuición la compró sin imaginarse la sorpresa que se llevaría días más tarde.

El objeto que compró este aficionado, que para sus dueños originales era un pedazo de basura que estorbaba en su hogar y no valía más que una cena para dos personas, resultó ser muy valioso. Resulta que el excepcional cuenco fue creado en China durante el gobierno de la dinastía Ming (1368-1644).

Por su valor histórico, esta pieza llamo la atención de la casa de subastas Sotheby’s de Nueva York, donde la seleccionaron para formar parte de la exclusiva colección de arte chino durante la llamada “Semana de Asia”. Resultó ser que la famosa vajilla estaba valuada entre 300.000 y 500.000 dólares (es decir, entre 308.400.000 y 514.000.000 pesos argentinos), un precio desmedidamente mayor al que pagó el ciudadano de New Haven por ella.

Hasta el día de hoy, los historiadores todavía se siguen preguntando cómo llego el costoso cuenco a una feria de garage en el Estado de Connecticut. Si bien no pudieron determinarlo con certeza, creen que lo más seguro es que haya sido heredado de generación en generación hasta que, en un punto, se olvidaron de recordarles a los nuevos dueños cuál era su verdadero valor.

Cómo se descubrió el valor de la vasija

Si bien por el momento el afortunado comprador de la vasija no reveló su identidad, sí compartió la historia de cómo hizo para enterarse el verdadero valor de la antigüedad que adquirió en aquel entonces. Según relató el hombre, lo primero que hizo tras la transacción fue enviar una foto del cuenco al correo electrónico oficial de Sotheby’s para comprobar si el objeto era valioso como sospechaba.

Los profesionales de la tienda de subastas quedaron anonadados con las imágenes que recibieron y lograron determinar que la vasija era excepcional y que, hasta ese momento, solo se había registrado la existencia de siete ejemplares en todo el mundo. Esto era lo que la volvía casi única y, por lo tanto, mega valiosa.

Por lo insólita que era la situación, los encargados de analizar la pieza fueron dos expertos en el tema: Angela McAteer (vicepresidenta senior de la casa de subastas) y Hang Yin (director del departamento de obras de arte en China). “El estilo de la pintura, la forma del cuenco, incluso el color azul, son bastante característicos de ese período de la porcelana de principio del siglo XV”, explicó la trabajadora de Sotheby’s.

Además de su escasez y su antigüedad, encontraron otros aspectos que elevaron el precio en el que terminó siendo valuada la vasija. En primer lugar, tiene minuciosos detalles en su diseño, lo cual la hace especial y diferente a otras piezas similares que se encuentran en el mercado de las subastas. Asimismo, su particular forma y sus tonos, blanco titanio y su azul cobalto, retratan a la perfección las tánicas milenarias de la dinastía Ming para trabajar las piezas de porcelana.

En el año 2020, un fanático de las antigüedades fue a una feria de garage en New Haven, Connecticut, en Estados Unidos, y se fue a casa con un verdadero tesoro entre sus manos sin saberlo. Mientras revisaba los objetos en venta, el hombre vio una vasija a 35 dólares (aproximadamente 36.000 pesos argentinos). Gracias a su intuición la compró sin imaginarse la sorpresa que se llevaría días más tarde.

El objeto que compró este aficionado, que para sus dueños originales era un pedazo de basura que estorbaba en su hogar y no valía más que una cena para dos personas, resultó ser muy valioso. Resulta que el excepcional cuenco fue creado en China durante el gobierno de la dinastía Ming (1368-1644).

Por su valor histórico, esta pieza llamo la atención de la casa de subastas Sotheby’s de Nueva York, donde la seleccionaron para formar parte de la exclusiva colección de arte chino durante la llamada “Semana de Asia”. Resultó ser que la famosa vajilla estaba valuada entre 300.000 y 500.000 dólares (es decir, entre 308.400.000 y 514.000.000 pesos argentinos), un precio desmedidamente mayor al que pagó el ciudadano de New Haven por ella.

Hasta el día de hoy, los historiadores todavía se siguen preguntando cómo llego el costoso cuenco a una feria de garage en el Estado de Connecticut. Si bien no pudieron determinarlo con certeza, creen que lo más seguro es que haya sido heredado de generación en generación hasta que, en un punto, se olvidaron de recordarles a los nuevos dueños cuál era su verdadero valor.

Cómo se descubrió el valor de la vasija

Si bien por el momento el afortunado comprador de la vasija no reveló su identidad, sí compartió la historia de cómo hizo para enterarse el verdadero valor de la antigüedad que adquirió en aquel entonces. Según relató el hombre, lo primero que hizo tras la transacción fue enviar una foto del cuenco al correo electrónico oficial de Sotheby’s para comprobar si el objeto era valioso como sospechaba.

Los profesionales de la tienda de subastas quedaron anonadados con las imágenes que recibieron y lograron determinar que la vasija era excepcional y que, hasta ese momento, solo se había registrado la existencia de siete ejemplares en todo el mundo. Esto era lo que la volvía casi única y, por lo tanto, mega valiosa.

Por lo insólita que era la situación, los encargados de analizar la pieza fueron dos expertos en el tema: Angela McAteer (vicepresidenta senior de la casa de subastas) y Hang Yin (director del departamento de obras de arte en China). “El estilo de la pintura, la forma del cuenco, incluso el color azul, son bastante característicos de ese período de la porcelana de principio del siglo XV”, explicó la trabajadora de Sotheby’s.

Además de su escasez y su antigüedad, encontraron otros aspectos que elevaron el precio en el que terminó siendo valuada la vasija. En primer lugar, tiene minuciosos detalles en su diseño, lo cual la hace especial y diferente a otras piezas similares que se encuentran en el mercado de las subastas. Asimismo, su particular forma y sus tonos, blanco titanio y su azul cobalto, retratan a la perfección las tánicas milenarias de la dinastía Ming para trabajar las piezas de porcelana.

 El hombre adquirió el valioso objeto en una feria de garage y, después de enviársela a un grupo de expertos en Nueva York, se enteró que pertenecía a una antigua dinastía China  LA NACION

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