La verdura que nadie come cruda pero contiene colágeno, evita las arrugas de la cara y se recomienda a partir de los 40 años
La cebolla, una verdura que muchos evitan comer cruda por su sabor intenso y aroma particular, es en realidad un potente aliado para la salud de la piel y la prevención de arrugas. Aunque a menudo se asocia con su uso en guisos, ensaladas y otros platillos cocidos, pocos conocen sus beneficios cuando se consume de forma cruda y se incluye regularmente en la dieta.
A partir de los 25 años, la producción natural de colágeno en el cuerpo comienza a disminuir. Según Mayo Clinic, esta proteína es clave para mantener la firmeza y elasticidad de la piel, y su reducción progresiva contribuye al desarrollo de líneas de expresión, pérdida de firmeza y una mayor aparición de arrugas. Este proceso se acelera notablemente después de los 40 años, por lo que es fundamental buscar formas de estimular su producción de manera natural.
Cómo sumar la cebolla
Incorporar cebolla cruda en la dieta es una manera sencilla y efectiva de potenciar la producción de colágeno. Este vegetal es rico en compuestos antioxidantes y propiedades antiinflamatorias, que no solo ayudan a mantener la piel firme, sino que también combaten los radicales libres que aceleran el envejecimiento. Además, al ser una fuente de vitaminas y minerales, la cebolla contribuye al bienestar general, fortaleciendo el cabello y las uñas junto con la piel.
El colágeno se produce en el cuerpo con la ayuda de nutrientes específicos, y la cebolla, gracias a sus antioxidantes como la quercetina, juega un papel beneficioso en este proceso. Este componente ayuda a proteger la piel de los daños causados por factores externos y reduce la inflamación, promoviendo una apariencia más joven y tersa. Aunque su sabor crudo puede ser fuerte, añadir cebolla en ensaladas, jugos o como parte de un batido verde puede hacer más accesible su consumo regular.
Más allá de la alimentación, mantener hábitos saludables es parte necesaria para optimizar la producción de colágeno y mantener una piel saludable. Beber suficiente agua, dormir bien y practicar actividad física son pilares que, junto con una dieta rica en vegetales como la cebolla, pueden ayudar a mantener la piel hidratada y libre de signos prematuros de envejecimiento.
Si bien las cremas y tratamientos estéticos pueden ofrecer resultados temporales, el enfoque de fortalecer la piel desde dentro, con la ayuda de alimentos como la cebolla, representa una alternativa más sostenible y natural.
La cebolla, una verdura que muchos evitan comer cruda por su sabor intenso y aroma particular, es en realidad un potente aliado para la salud de la piel y la prevención de arrugas. Aunque a menudo se asocia con su uso en guisos, ensaladas y otros platillos cocidos, pocos conocen sus beneficios cuando se consume de forma cruda y se incluye regularmente en la dieta.
A partir de los 25 años, la producción natural de colágeno en el cuerpo comienza a disminuir. Según Mayo Clinic, esta proteína es clave para mantener la firmeza y elasticidad de la piel, y su reducción progresiva contribuye al desarrollo de líneas de expresión, pérdida de firmeza y una mayor aparición de arrugas. Este proceso se acelera notablemente después de los 40 años, por lo que es fundamental buscar formas de estimular su producción de manera natural.
Cómo sumar la cebolla
Incorporar cebolla cruda en la dieta es una manera sencilla y efectiva de potenciar la producción de colágeno. Este vegetal es rico en compuestos antioxidantes y propiedades antiinflamatorias, que no solo ayudan a mantener la piel firme, sino que también combaten los radicales libres que aceleran el envejecimiento. Además, al ser una fuente de vitaminas y minerales, la cebolla contribuye al bienestar general, fortaleciendo el cabello y las uñas junto con la piel.
El colágeno se produce en el cuerpo con la ayuda de nutrientes específicos, y la cebolla, gracias a sus antioxidantes como la quercetina, juega un papel beneficioso en este proceso. Este componente ayuda a proteger la piel de los daños causados por factores externos y reduce la inflamación, promoviendo una apariencia más joven y tersa. Aunque su sabor crudo puede ser fuerte, añadir cebolla en ensaladas, jugos o como parte de un batido verde puede hacer más accesible su consumo regular.
Más allá de la alimentación, mantener hábitos saludables es parte necesaria para optimizar la producción de colágeno y mantener una piel saludable. Beber suficiente agua, dormir bien y practicar actividad física son pilares que, junto con una dieta rica en vegetales como la cebolla, pueden ayudar a mantener la piel hidratada y libre de signos prematuros de envejecimiento.
Si bien las cremas y tratamientos estéticos pueden ofrecer resultados temporales, el enfoque de fortalecer la piel desde dentro, con la ayuda de alimentos como la cebolla, representa una alternativa más sostenible y natural.
Es rica en compuestos antioxidantes y propiedades antiinflamatorias; también aporta al fortalecimiento del cabello y las uñas junto con la piel; cómo se consume LA NACION