Harvard reveló los cinco alimentos que aceleran la pérdida de memoria
La relación entre la alimentación y la salud cerebral es cada vez más clara gracias a investigaciones avanzadas en neurociencia. La doctora Lisa Mosconi, neurocientífica de la Escuela de Medicina de Harvard y autora del libro Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power, señaló que los alimentos que ingerimos no solo afectan a nuestro cuerpo, sino que también tienen un impacto directo en la función cognitiva y en la memoria.
Según Mosconi, “los alimentos que comemos a diario se descomponen en nutrientes que se absorben en el torrente sanguíneo y se transportan al cerebro. Una vez allí, reponen el almacenamiento agotado, activan reacciones celulares y, finalmente, se convierten en el tejido mismo de nuestro cerebro”.
En el contexto de estas investigaciones, Harvard identificó cinco tipos de alimentos que podrían acelerar el deterioro de la memoria y otras funciones cognitivas si se consumen con regularidad. Estos alimentos, que se encuentran comúnmente en las dietas modernas, se asocian a un aumento de riesgos en la salud cerebral y podrían contribuir al desarrollo de enfermedades neurológicas. Los efectos perjudiciales van desde la disminución de la capacidad de recordar y procesar información hasta un aumento en la probabilidad de padecer demencia y otros trastornos cognitivos.
La lista completa de alimentos que afectan el buen funcionamiento de la memoria
Entre los alimentos identificados por Mosconi y otros investigadores, que podrían acelerar el deterioro de la memoria, se encuentran:
Alimentos ultraprocesados. El consumo frecuente de alimentos ultraprocesados como las gaseosas, papas fritas, helados y pizzas tiene consecuencias negativas para la salud. Estos alimentos suelen contener altas cantidades de grasas añadidas, sal y azúcar, mientras son pobres en proteínas y fibra. Un estudio reciente, publicado en la revista Neurology, demostró que reemplazar un 20% de alimentos ultraprocesados en la dieta por opciones integrales o mínimamente procesadas se asoció con un 34% menos de riesgo de desarrollar demencia y un 39% menos de riesgo de demencia vascular.Azúcares. El consumo excesivo de azúcares, especialmente de glucosa, puede afectar negativamente el hipocampo, la región del cerebro responsable de gestionar la memoria y la plasticidad cognitiva. La Asociación Estadounidense del Corazón sugiere que las mujeres no deben consumir más de 25 gramos de azúcar al día, mientras que el límite para los hombres es de 36 gramos. Además, los edulcorantes artificiales, como la sacarina o la estevia, tampoco aportan valor nutricional y pueden perjudicar la memoria si se consumen en exceso.Alimentos malos para el cerebroFrituras. Los alimentos fritos, como el pollo rebozado, las patitas de pollo y las papas fritas, tampoco son beneficiosos para la salud cerebral. Los estudios sugieren que reducir el consumo de alimentos fritos a una vez al mes puede ayudar a proteger la memoria y disminuir el riesgo de deterioro cognitivo. Las frituras suelen tener un alto contenido de grasas saturadas y trans, que influyen negativamente en el flujo sanguíneo hacia el cerebro, obstaculizando la capacidad de este para procesar y almacenar información.Alcohol. El consumo excesivo de alcohol es otro factor de riesgo significativo para la pérdida de memoria y el desarrollo de enfermedades neurológicas, incluida la demencia. Diversos estudios muestran que el alcohol puede dañar las neuronas y afectar directamente las capacidades cognitivas. Harvard recomienda limitar el consumo de alcohol para minimizar el riesgo de deterioro cognitivo.Edulcorantes artificiales. Los edulcorantes artificiales, presentes en muchos productos dietéticos, también pueden tener un impacto negativo en la memoria. Si bien estos endulzantes se comercializan como alternativas saludables al azúcar, no aportan nutrientes y algunos estudios indican que su consumo regular podría influir en el funcionamiento cognitivo.
La relación entre la alimentación y la salud cerebral es cada vez más clara gracias a investigaciones avanzadas en neurociencia. La doctora Lisa Mosconi, neurocientífica de la Escuela de Medicina de Harvard y autora del libro Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power, señaló que los alimentos que ingerimos no solo afectan a nuestro cuerpo, sino que también tienen un impacto directo en la función cognitiva y en la memoria.
Según Mosconi, “los alimentos que comemos a diario se descomponen en nutrientes que se absorben en el torrente sanguíneo y se transportan al cerebro. Una vez allí, reponen el almacenamiento agotado, activan reacciones celulares y, finalmente, se convierten en el tejido mismo de nuestro cerebro”.
En el contexto de estas investigaciones, Harvard identificó cinco tipos de alimentos que podrían acelerar el deterioro de la memoria y otras funciones cognitivas si se consumen con regularidad. Estos alimentos, que se encuentran comúnmente en las dietas modernas, se asocian a un aumento de riesgos en la salud cerebral y podrían contribuir al desarrollo de enfermedades neurológicas. Los efectos perjudiciales van desde la disminución de la capacidad de recordar y procesar información hasta un aumento en la probabilidad de padecer demencia y otros trastornos cognitivos.
La lista completa de alimentos que afectan el buen funcionamiento de la memoria
Entre los alimentos identificados por Mosconi y otros investigadores, que podrían acelerar el deterioro de la memoria, se encuentran:
Alimentos ultraprocesados. El consumo frecuente de alimentos ultraprocesados como las gaseosas, papas fritas, helados y pizzas tiene consecuencias negativas para la salud. Estos alimentos suelen contener altas cantidades de grasas añadidas, sal y azúcar, mientras son pobres en proteínas y fibra. Un estudio reciente, publicado en la revista Neurology, demostró que reemplazar un 20% de alimentos ultraprocesados en la dieta por opciones integrales o mínimamente procesadas se asoció con un 34% menos de riesgo de desarrollar demencia y un 39% menos de riesgo de demencia vascular.Azúcares. El consumo excesivo de azúcares, especialmente de glucosa, puede afectar negativamente el hipocampo, la región del cerebro responsable de gestionar la memoria y la plasticidad cognitiva. La Asociación Estadounidense del Corazón sugiere que las mujeres no deben consumir más de 25 gramos de azúcar al día, mientras que el límite para los hombres es de 36 gramos. Además, los edulcorantes artificiales, como la sacarina o la estevia, tampoco aportan valor nutricional y pueden perjudicar la memoria si se consumen en exceso.Alimentos malos para el cerebroFrituras. Los alimentos fritos, como el pollo rebozado, las patitas de pollo y las papas fritas, tampoco son beneficiosos para la salud cerebral. Los estudios sugieren que reducir el consumo de alimentos fritos a una vez al mes puede ayudar a proteger la memoria y disminuir el riesgo de deterioro cognitivo. Las frituras suelen tener un alto contenido de grasas saturadas y trans, que influyen negativamente en el flujo sanguíneo hacia el cerebro, obstaculizando la capacidad de este para procesar y almacenar información.Alcohol. El consumo excesivo de alcohol es otro factor de riesgo significativo para la pérdida de memoria y el desarrollo de enfermedades neurológicas, incluida la demencia. Diversos estudios muestran que el alcohol puede dañar las neuronas y afectar directamente las capacidades cognitivas. Harvard recomienda limitar el consumo de alcohol para minimizar el riesgo de deterioro cognitivo.Edulcorantes artificiales. Los edulcorantes artificiales, presentes en muchos productos dietéticos, también pueden tener un impacto negativo en la memoria. Si bien estos endulzantes se comercializan como alternativas saludables al azúcar, no aportan nutrientes y algunos estudios indican que su consumo regular podría influir en el funcionamiento cognitivo. Estudios realizados por una científica de la universidad estadounidense dieron a conocer que los alimentos procesados, el alcohol y los edulcorantes, son algunos de los “venenos” comestibles que afectan el buen funcionamiento del cerebro LA NACION