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No te sueltes: Halle Berry mantiene a flote una trama melodramática de madres y fantasmas

No te sueltes (Never Let Go, Estados Unidos/2024). Dirección: Alexandre Aja. Guion: Kevin Coughlin, Ryan Grassby. Fotografía: Maxime Alexandre. Música: Robin Coudert. Edición: Elliot Greenberg. Elenco: Halle Berry, Percy Daggs IV, Anthony B. Jenkins, William Catlett, Kathryn Kirkpatrick, Matthew Kevin Anderson, Stephanie Lavigne,Cadence Compton. Duración: 101 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años. Distribuidora: BF Paris. Nuestra opinión: buena.

Una casa perdida en el medio de un bosque en apariencia tenebroso ya de por sí ofrece un entorno propicio para el más irracional de los miedos. Sumemos a eso que en ella vive una mujer al borde de la locura, con sus dos hijos gemelos. Ella está convencida, y así se lo ha hecho saber a los chicos a lo largo de su vida, que afuera solo existe “el mal”, simbolizado en siniestros fantasmas que merodean la zona, pero que solo ella ve ¿Por qué no los atacan mientras duermen? Porque la madera de la que está hecha la casa fue bendecida, lo que convierte al lugar en un refugio contra los espectros.

La única forma que el trío tiene para poder salir en busca de animales para comer (aunque prácticamente no existen) o corteza de árbol para prepararse un té, es manteniéndose atados a largas cuerdas que los conectan con la vivienda, el lugar seguro, el “paraíso”. Si se sueltan de los amarres, quedarán a merced del mal, que los poseerá y terminará con ellos.

Una mañana, una situación fortuita (o no tanto) corta la cuerda de los hermanos, pero nada malo les pasa. Desde ese momento, mientras uno de ellos continúa aferrado a las creencias de su madre, el otro comienza a sospechar que todo puede ser una mentira, producto de la mente de la mujer. Y tiene claro que si no hace algo, los tres morirán de inanición.

El director Alexandre Aja se regodea en su claustrofóbico planteo, y lleva la premisa de No te sueltes hasta el límite de lo soportable. La idea de las sogas que conectan con el núcleo, la casa, como si se tratara de un cordón umbilical, entroncan perfectamente con el carácter sobreprotector de la madre, y su obsesión por preservar a los suyos. Aun cuando el demonio, en una de sus alucinaciones, le asegura que se va a encargar de que se “coma” a sus propios hijos.

En la mayor parte de su metraje, la película pone el acento en la figura perturbadora de la madre, colocando a los chicos en el rol de víctimas o receptores reactivos a su obsesión. También la pregunta que flota a lo largo del relato es: ¿el mal es real o solo se trata de imágenes que construye la protagonista en su cabeza (y que son generosamente compartidas con los espectadores)?, en una especie de prometedor viaje lovecraftiano.

Y lo bien que habría hecho en sostener y desafiar esta idea, pero no. En determinado momento el guion decide cambiar de eje para favorecer el suspenso en una situación extrema, y es ahí cuando la construcción se derrumba, dejando entrever que los cimientos sobre los que se había levantado la historia no eran tan sólidos como parecían. Consciente de ello, la trama decide profundizar aún más en su propia lógica a modo de solución, pero en lugar de salir adelante se complica, enmaraña y enreda en sí misma, concluyendo en un sinsentido que termina traicionando su propio origen.

A pesar de que No te sueltes ostenta problemas que agudiza a medida que trata de solucionar, el conjunto actoral cubre los baches cuando la historia no acompaña. Halle Berry se coloca al frente de un papel que todo el tiempo hace equilibrio en el borde de la locura, y lo sostiene con notable precisión. Los chicos, Nolan (Percy Daggs IV) y Sam (Anthony B. Jenkins), mientras intentan averiguar qué pasa realmente, transmiten el terror en sus miradas. Un trío excelente, sin el cual la película no sería lo mismo.

No te sueltes es una película de atmósfera terrorífica, llevada adelante por un director que sabe mucho de construcción del suspenso, mediante una filmación sin fisuras. Aun cuando, en pos de la tensión, caiga en sobreexplicaciones que la película, sus protagonistas y ni siquiera la platea, pedían.

No te sueltes (Never Let Go, Estados Unidos/2024). Dirección: Alexandre Aja. Guion: Kevin Coughlin, Ryan Grassby. Fotografía: Maxime Alexandre. Música: Robin Coudert. Edición: Elliot Greenberg. Elenco: Halle Berry, Percy Daggs IV, Anthony B. Jenkins, William Catlett, Kathryn Kirkpatrick, Matthew Kevin Anderson, Stephanie Lavigne,Cadence Compton. Duración: 101 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años. Distribuidora: BF Paris. Nuestra opinión: buena.

Una casa perdida en el medio de un bosque en apariencia tenebroso ya de por sí ofrece un entorno propicio para el más irracional de los miedos. Sumemos a eso que en ella vive una mujer al borde de la locura, con sus dos hijos gemelos. Ella está convencida, y así se lo ha hecho saber a los chicos a lo largo de su vida, que afuera solo existe “el mal”, simbolizado en siniestros fantasmas que merodean la zona, pero que solo ella ve ¿Por qué no los atacan mientras duermen? Porque la madera de la que está hecha la casa fue bendecida, lo que convierte al lugar en un refugio contra los espectros.

La única forma que el trío tiene para poder salir en busca de animales para comer (aunque prácticamente no existen) o corteza de árbol para prepararse un té, es manteniéndose atados a largas cuerdas que los conectan con la vivienda, el lugar seguro, el “paraíso”. Si se sueltan de los amarres, quedarán a merced del mal, que los poseerá y terminará con ellos.

Una mañana, una situación fortuita (o no tanto) corta la cuerda de los hermanos, pero nada malo les pasa. Desde ese momento, mientras uno de ellos continúa aferrado a las creencias de su madre, el otro comienza a sospechar que todo puede ser una mentira, producto de la mente de la mujer. Y tiene claro que si no hace algo, los tres morirán de inanición.

El director Alexandre Aja se regodea en su claustrofóbico planteo, y lleva la premisa de No te sueltes hasta el límite de lo soportable. La idea de las sogas que conectan con el núcleo, la casa, como si se tratara de un cordón umbilical, entroncan perfectamente con el carácter sobreprotector de la madre, y su obsesión por preservar a los suyos. Aun cuando el demonio, en una de sus alucinaciones, le asegura que se va a encargar de que se “coma” a sus propios hijos.

En la mayor parte de su metraje, la película pone el acento en la figura perturbadora de la madre, colocando a los chicos en el rol de víctimas o receptores reactivos a su obsesión. También la pregunta que flota a lo largo del relato es: ¿el mal es real o solo se trata de imágenes que construye la protagonista en su cabeza (y que son generosamente compartidas con los espectadores)?, en una especie de prometedor viaje lovecraftiano.

Y lo bien que habría hecho en sostener y desafiar esta idea, pero no. En determinado momento el guion decide cambiar de eje para favorecer el suspenso en una situación extrema, y es ahí cuando la construcción se derrumba, dejando entrever que los cimientos sobre los que se había levantado la historia no eran tan sólidos como parecían. Consciente de ello, la trama decide profundizar aún más en su propia lógica a modo de solución, pero en lugar de salir adelante se complica, enmaraña y enreda en sí misma, concluyendo en un sinsentido que termina traicionando su propio origen.

A pesar de que No te sueltes ostenta problemas que agudiza a medida que trata de solucionar, el conjunto actoral cubre los baches cuando la historia no acompaña. Halle Berry se coloca al frente de un papel que todo el tiempo hace equilibrio en el borde de la locura, y lo sostiene con notable precisión. Los chicos, Nolan (Percy Daggs IV) y Sam (Anthony B. Jenkins), mientras intentan averiguar qué pasa realmente, transmiten el terror en sus miradas. Un trío excelente, sin el cual la película no sería lo mismo.

No te sueltes es una película de atmósfera terrorífica, llevada adelante por un director que sabe mucho de construcción del suspenso, mediante una filmación sin fisuras. Aun cuando, en pos de la tensión, caiga en sobreexplicaciones que la película, sus protagonistas y ni siquiera la platea, pedían.

 El film de Alexandre Aja se centra en una heroína atrapada en una casa que sirve como único refugio en un bosque tenebroso  LA NACION

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