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El arca de Noé se habría encontrado en el mapa de piedra más antiguo del mundo de hace 3000 años

Después de más de un siglo de poseer la tablilla de arcilla, un equipo de investigadores del Museo Británico pudo descubrir el significado de los símbolos grabados en las partes delanteras y traseras del objeto, que tiene 3000 años de antigüedad. De acuerdo con los especialistas, la piedra revela el viaje en ruta que se puede tomar para observar “un barco parsiktu”, que podría hacer referencia al arca de Noé del episodio bíblico.

Según la información proporcionada en su sitio web, la tabla cuneiforme fue adquirida por el museo en 1882 después de ser descubierta en Medio Oriente durante unas excavaciones. Desde ese momento, los arqueólogos se interesaron por revelar el secreto que escondían sus trazos, especialmente el texto y el pequeño mapa en la parte de adelante.

La tabla de arcilla muestra un mapa del mundo de la Mesopotamia en el siglo VI a.C.

Los investigadores encontraron que en realidad había un mapa del mundo de la antigua Mesopotamia en el siglo VI a.C., durante el período del imperio neobabilónico, antes de la conquista de Ciro el Grande.

De acuerdo con la descripción, se representó al mundo “como un disco, rodeado por un anillo de agua llamado ‘Río Amargo’” que marcaba las fronteras en ese entonces. También se agregó la antigua ciudad de Babilonia, los montes Zagros, el territorio de la tribu aramea Bit-Yakin, el camino hacia el reino Urartu, entre muchos otros territorios. Algunos sitios, sin embargo, estaban mal ubicados.

Más allá del Río Amargo, se identificaron también ocho regiones periféricas en forma de triángulos, las cuales podrían reflejar una zona con montañas, y etiquetadas como na-gu-u (región). En las partes del noroeste se observó el escrito “donde no se ve a Shamash”, confirmando así la teoría babilónica de que el Sol salía por el este, cruzaba los cielos, se ponía por el oeste y luego regresaba al este a través del inframundo.

Las coordenadas revelan un camino hacia los restos del arca de Noé

Sin embargo, lo más relevante fue el descubrimiento de un pasaje por parte del Dr. Irving Finkel, acompañado por su alumna, Edith Horsley. El equipo unió un fragmento de la tabla al mapa, donde encontraron una parte que indicaba un viaje de “siete leguas para ver algo tan grueso como un parco parsiktu”. Según comentó el especialista en un reciente video para el canal de YouTube del museo, el término ‘parsiktu’ hace referencia al tamaño de un enorme barco capaz de sobrevivir al Gran Diluvio.

Esto tiene sentido comparándolo con el pasaje que indicaba el camino hacia el reino Urartu, el lugar donde desembarcó un hombre que construyó la inmensa arca junto con su familia para preservar la vida en medio del diluvio. De acuerdo con el especialista, esta misma ubicación es el equivalente al asirio de Ararat, que hace referencia a la montaña donde estrelló Noé el barco bíblico.

El Dr. Finkel, también experto en escritura cuneiforme y miembro del Departamento de Oriente Medio del Museo Británico, concluyó en la grabación: “Esto demuestra que la historia fue la misma y, por supuesto, que una llevó a la otra, pero también que, desde el punto de vista babilónico, se trataba de una cuestión de hecho. Si alguien hubiera emprendido ese viaje, habría visto los restos de este barco histórico”.

Después de más de un siglo de poseer la tablilla de arcilla, un equipo de investigadores del Museo Británico pudo descubrir el significado de los símbolos grabados en las partes delanteras y traseras del objeto, que tiene 3000 años de antigüedad. De acuerdo con los especialistas, la piedra revela el viaje en ruta que se puede tomar para observar “un barco parsiktu”, que podría hacer referencia al arca de Noé del episodio bíblico.

Según la información proporcionada en su sitio web, la tabla cuneiforme fue adquirida por el museo en 1882 después de ser descubierta en Medio Oriente durante unas excavaciones. Desde ese momento, los arqueólogos se interesaron por revelar el secreto que escondían sus trazos, especialmente el texto y el pequeño mapa en la parte de adelante.

La tabla de arcilla muestra un mapa del mundo de la Mesopotamia en el siglo VI a.C.

Los investigadores encontraron que en realidad había un mapa del mundo de la antigua Mesopotamia en el siglo VI a.C., durante el período del imperio neobabilónico, antes de la conquista de Ciro el Grande.

De acuerdo con la descripción, se representó al mundo “como un disco, rodeado por un anillo de agua llamado ‘Río Amargo’” que marcaba las fronteras en ese entonces. También se agregó la antigua ciudad de Babilonia, los montes Zagros, el territorio de la tribu aramea Bit-Yakin, el camino hacia el reino Urartu, entre muchos otros territorios. Algunos sitios, sin embargo, estaban mal ubicados.

Más allá del Río Amargo, se identificaron también ocho regiones periféricas en forma de triángulos, las cuales podrían reflejar una zona con montañas, y etiquetadas como na-gu-u (región). En las partes del noroeste se observó el escrito “donde no se ve a Shamash”, confirmando así la teoría babilónica de que el Sol salía por el este, cruzaba los cielos, se ponía por el oeste y luego regresaba al este a través del inframundo.

Las coordenadas revelan un camino hacia los restos del arca de Noé

Sin embargo, lo más relevante fue el descubrimiento de un pasaje por parte del Dr. Irving Finkel, acompañado por su alumna, Edith Horsley. El equipo unió un fragmento de la tabla al mapa, donde encontraron una parte que indicaba un viaje de “siete leguas para ver algo tan grueso como un parco parsiktu”. Según comentó el especialista en un reciente video para el canal de YouTube del museo, el término ‘parsiktu’ hace referencia al tamaño de un enorme barco capaz de sobrevivir al Gran Diluvio.

Esto tiene sentido comparándolo con el pasaje que indicaba el camino hacia el reino Urartu, el lugar donde desembarcó un hombre que construyó la inmensa arca junto con su familia para preservar la vida en medio del diluvio. De acuerdo con el especialista, esta misma ubicación es el equivalente al asirio de Ararat, que hace referencia a la montaña donde estrelló Noé el barco bíblico.

El Dr. Finkel, también experto en escritura cuneiforme y miembro del Departamento de Oriente Medio del Museo Británico, concluyó en la grabación: “Esto demuestra que la historia fue la misma y, por supuesto, que una llevó a la otra, pero también que, desde el punto de vista babilónico, se trataba de una cuestión de hecho. Si alguien hubiera emprendido ese viaje, habría visto los restos de este barco histórico”.

 Dos investigadores unieron un fragmento de la tablilla con el mapa y descubrieron la ubicación exacta del inmenso barco; la tabla de arcilla se encuentra en el Museo Británico desde 1882  LA NACION

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