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Vida corporativa: la carta que nunca hay que enviar a un potencial empleador

Hace poco tiempo la revista británica The Economist cuestionaba el uso de las cartas de presentación (cover letters) que todavía algunas empresas piden junto al CV. Con la tecnología actual, LinkedIn y el resto de las redes sociales, pedir un CV o una carta de presentación tiene olor a prehistoria. Sin embargo, los dinosaurios abundan.

Por eso, en esta sección, decidimos escribir la carta que nunca una empresa paquidérmica va a recibir porque, si la recibe, probablemente se indigeste. Tal vez usted, señor lector, quiera realizar el ejercicio de escribir una misiva que nunca va a enviar, con fines catárticos y de paso, ahorrar en el psicólogo.

¿Chatbots al poder? El dilema de la atención al cliente automatizada

Estimado futuro empleador:

Soy un potencial buen trabajador para su empresa. La realidad es que me rajaron de mi último empleo porque me costaba acatar la autoridad. Según algunos tests de personalidad que me hicieron, soy algo volcánico e impredecible y eso se notó en mi último trabajo cuando mi jefe me quiso aleccionar frente a toda el área que no había entregado el reporte con los puntos y comas como a él le gustan. Entonces, tomé el susodicho reporte y lo rompí en su cara. Mis compañeros de trabajo casi aplauden semejante desafío frente al bruto jefe que teníamos. Me despidió a los gritos. De todas formas, me hubiera ido porque no lo aguantaba más. Espero que esto no sea un inconveniente para acceder al trabajo. Todo se soluciona con un buen jefe.

Soy una persona trabajadora al que le importan los objetivos. Odio las empresas que requieren que uno vaya todos los días a la oficina a calentar la silla, aunque seamos improductivos. Me gusta trabajar de forma híbrida. Mínimo un 3 por 2. Me leyeron bien: 3 días en casa y 2 en la oficina. Entiendo que en su empresa se está volviendo a la presencialidad plena: no importa, si esto es así comenzarán a perder talento y, si son algo inteligentes, volverán a un esquema más conveniente…para mí.

Por supuesto que tengo que hablar bien de mí para tener alguna oportunidad de conseguir el puesto de gerente que ustedes están publicando. Estuve mirando la página web de la empresa y habla de los valores de la misma: cuidado de la gente, honestidad, foco en el cliente externo e interno y seguridad psicológica. Yo cumplo con todo, obvio. Como gerente en mi trabajo anterior cuidábamos a la gente como ninguna otra empresa. Esto sucedió luego de una reestructuración donde quedé frente al área sin personas a cargo. Muerto el perro, se acabó la rabia. O algo así. Por supuesto que la honestidad me caracteriza, sería suicida decir lo contrario, ¿no? Ahora bien, sobre la seguridad psicológica deberíamos pensar bien el tema ya que hay gente que habla estupideces y lo mejor es que no hablen o cortarles el discurso estúpido que no lleva a ningún lado y lo único que hace es alargar las reuniones. Pero es un tema para conversar.

Me llama la atención que ustedes hablen de foco en las personas cuando en la última crisis económica lo primero que hicieron fue reducir la nómina en un 10%. Me parece a mí, pero es simplemente mi parecer, que eso no es cuidar a la gente, sino otra cosa que, por prudencia a ser rechazado para el puesto, no voy a comentar. En fin.

Hablando de crisis, soy absolutamente resiliente. Esto significa que por más que me peguen yo me levanto y sigo adelante. Sin ir más lejos, ya mandé 135 cartas a diferentes empresas para conseguir un empleo. ¡A eso yo lo llamo resiliencia!

Para apoyar mi argumento que soy el mejor gerente que van a poder encontrar en el mercado, les cuento que dupliqué las ventas en mi último trabajo a pesar de estar rodeado por inútiles. Pero me hice cargo de ese tema, los dejé expuestos y los despidieron. Por supuesto que eso redundó en que me dieron mayor responsabilidad y una mejora de sueldo asegurada.

Un tema importante, es que manejo varios idiomas: portugués, nivel inicial; francés e inglés, intermedio. Yo no sé ustedes, pero creo que cuando uno dice intermedio, esa persona con suerte puede ir al supermercado a comprar algo para sobrevivir. Pero también entiendo que en su empresa los idiomas no harán falta porque atiende al mercado local y la idea de internacionalización que comentan en la web la veo sino imposible, difícil: el producto que comercializan es un commodity y el mercado está muy maduro, así que, salvo que generen una innovación increíble o se produzca un milagro, lo más lejos que van a poder llegar es a Ushuaia.

Cualquier duda no dejen de contactarme. Creo que esta carta no sirve para nada, como todas las que enviamos a un empleador alguna vez. Pero hay cosas que, a pesar de la IA y la tecnología, no cambian porque existen los empresarios y jefes prehistóricos que aún sueñan con ver a toda la gente fichando en la oficina y generando temor en sus subordinados cuasi súbditos. Cuando Morfeo aparece en los sueños de estos vetustos con olor a naftalina, lo único que se ve es una vieja máquina de escribir.

Hace poco tiempo la revista británica The Economist cuestionaba el uso de las cartas de presentación (cover letters) que todavía algunas empresas piden junto al CV. Con la tecnología actual, LinkedIn y el resto de las redes sociales, pedir un CV o una carta de presentación tiene olor a prehistoria. Sin embargo, los dinosaurios abundan.

Por eso, en esta sección, decidimos escribir la carta que nunca una empresa paquidérmica va a recibir porque, si la recibe, probablemente se indigeste. Tal vez usted, señor lector, quiera realizar el ejercicio de escribir una misiva que nunca va a enviar, con fines catárticos y de paso, ahorrar en el psicólogo.

¿Chatbots al poder? El dilema de la atención al cliente automatizada

Estimado futuro empleador:

Soy un potencial buen trabajador para su empresa. La realidad es que me rajaron de mi último empleo porque me costaba acatar la autoridad. Según algunos tests de personalidad que me hicieron, soy algo volcánico e impredecible y eso se notó en mi último trabajo cuando mi jefe me quiso aleccionar frente a toda el área que no había entregado el reporte con los puntos y comas como a él le gustan. Entonces, tomé el susodicho reporte y lo rompí en su cara. Mis compañeros de trabajo casi aplauden semejante desafío frente al bruto jefe que teníamos. Me despidió a los gritos. De todas formas, me hubiera ido porque no lo aguantaba más. Espero que esto no sea un inconveniente para acceder al trabajo. Todo se soluciona con un buen jefe.

Soy una persona trabajadora al que le importan los objetivos. Odio las empresas que requieren que uno vaya todos los días a la oficina a calentar la silla, aunque seamos improductivos. Me gusta trabajar de forma híbrida. Mínimo un 3 por 2. Me leyeron bien: 3 días en casa y 2 en la oficina. Entiendo que en su empresa se está volviendo a la presencialidad plena: no importa, si esto es así comenzarán a perder talento y, si son algo inteligentes, volverán a un esquema más conveniente…para mí.

Por supuesto que tengo que hablar bien de mí para tener alguna oportunidad de conseguir el puesto de gerente que ustedes están publicando. Estuve mirando la página web de la empresa y habla de los valores de la misma: cuidado de la gente, honestidad, foco en el cliente externo e interno y seguridad psicológica. Yo cumplo con todo, obvio. Como gerente en mi trabajo anterior cuidábamos a la gente como ninguna otra empresa. Esto sucedió luego de una reestructuración donde quedé frente al área sin personas a cargo. Muerto el perro, se acabó la rabia. O algo así. Por supuesto que la honestidad me caracteriza, sería suicida decir lo contrario, ¿no? Ahora bien, sobre la seguridad psicológica deberíamos pensar bien el tema ya que hay gente que habla estupideces y lo mejor es que no hablen o cortarles el discurso estúpido que no lleva a ningún lado y lo único que hace es alargar las reuniones. Pero es un tema para conversar.

Me llama la atención que ustedes hablen de foco en las personas cuando en la última crisis económica lo primero que hicieron fue reducir la nómina en un 10%. Me parece a mí, pero es simplemente mi parecer, que eso no es cuidar a la gente, sino otra cosa que, por prudencia a ser rechazado para el puesto, no voy a comentar. En fin.

Hablando de crisis, soy absolutamente resiliente. Esto significa que por más que me peguen yo me levanto y sigo adelante. Sin ir más lejos, ya mandé 135 cartas a diferentes empresas para conseguir un empleo. ¡A eso yo lo llamo resiliencia!

Para apoyar mi argumento que soy el mejor gerente que van a poder encontrar en el mercado, les cuento que dupliqué las ventas en mi último trabajo a pesar de estar rodeado por inútiles. Pero me hice cargo de ese tema, los dejé expuestos y los despidieron. Por supuesto que eso redundó en que me dieron mayor responsabilidad y una mejora de sueldo asegurada.

Un tema importante, es que manejo varios idiomas: portugués, nivel inicial; francés e inglés, intermedio. Yo no sé ustedes, pero creo que cuando uno dice intermedio, esa persona con suerte puede ir al supermercado a comprar algo para sobrevivir. Pero también entiendo que en su empresa los idiomas no harán falta porque atiende al mercado local y la idea de internacionalización que comentan en la web la veo sino imposible, difícil: el producto que comercializan es un commodity y el mercado está muy maduro, así que, salvo que generen una innovación increíble o se produzca un milagro, lo más lejos que van a poder llegar es a Ushuaia.

Cualquier duda no dejen de contactarme. Creo que esta carta no sirve para nada, como todas las que enviamos a un empleador alguna vez. Pero hay cosas que, a pesar de la IA y la tecnología, no cambian porque existen los empresarios y jefes prehistóricos que aún sueñan con ver a toda la gente fichando en la oficina y generando temor en sus subordinados cuasi súbditos. Cuando Morfeo aparece en los sueños de estos vetustos con olor a naftalina, lo único que se ve es una vieja máquina de escribir.

 Ser demasiado sincero en algunos casos no es la mejor opción a la hora de conseguir un puesto de trabajo  LA NACION

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