Sylvia Iparraguirre en la Feria del Libro de Santiago del Estero: “Nada más cierto que los libros crean futuro”
Con el lema “Los libros crean futuro”, comenzó ayer la 14ª edición de la Feria del Libro en Santiago del Estero, en un acto que reunió a gestores culturales con políticos, entre ellos, el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, y su esposa, la senadora Claudia Ledesma; el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, y el director de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Ezequiel Martínez. Con catálogos de 69 expositores y más de trescientas actividades en nueve salas, el encuentro se extenderá hasta el domingo, en el Centro de Convenciones Forum y el Centro Cultural del Bicentenario. La agenda de actividades incluye talleres, presentaciones de libros, espectáculos teatrales y conferencias de escritores, docentes universitarios e investigadores. Los estudiantes que visiten la Feria recibirán “chequelibros” de cinco mil pesos para hacer girar la rueda de la industria editorial.
“El incansable polemista”: un recorrido por la trayectoria intelectual de Juan José Sebreli
El acto inaugural tuvo lugar en la Sala Bernardo Canal Feijóo de Forum, donde la escritora Sylvia Iparraguirre dio el discurso “La lectura: una historia personal”. Iparraguirre reflexionó sobre el poder transformador de la lectura en individuos y sociedades, y resaltó la importancia de la educación en la formación de lectores y ciudadanos. Random House acaba de lanzar Cuentos reunidos, con prólogo de Alejandra Kamiya, que Iparraguirre presentó hoy en la Sala Carlos Manuel Fernández Loza, acompañada por Verónica Abdala.
“Nada más cierto que los libros crean futuro y que la carencia del acceso a ellos bloquea el futuro -dijo la escritora-. Si estoy hoy disfrutando de esta invitación y hablando ante ustedes es porque, en el pasado, fui una chica y una adolescente de provincia para quien los libros abrieron un futuro. Los libros y la educación me trajeron hasta acá: tuve el privilegio de una educación pública gratuita primaria, secundaria y universitaria de una calidad que fue, y todavía sigue siendo, ejemplo para otros países”. De más está decir que fue interrumpida por aplausos de la concurrencia.
La autora destacó que para ella la lectura siempre había sido “una experiencia vital, tan decisiva como el conjunto de aprendizajes que forman nuestra identidad fundamental”. Tras un repaso histórico que fue de la invención de la escritura a la imprenta, se centró en los libros. “Un libro en un estante, un libro que nadie abre está mudo, no existe -dijo-. Necesita al lector o lectora, alguien curioso, un niño, un adolescente, hombre o mujer, joven o anciano, ya sea que recién empieza a leer, tanto como un erudito o un especialista. El libro existe en una mano amiga que lo sostiene y lo abre, en unos ojos que desentrañan las letras y las palabras, en una imaginación que recrea en la mente lo que se lee, en una inteligencia que comprende la historia, en una emoción que acompaña a los personajes. Para llegar a esta acción, debe haber un lector o una lectora, debemos haberlos creado”.
Hizo un diagnóstico -tan sombrío como realista- de la situación de la lectura en la Argentina. “Hoy, en nuestro país, la gran mayoría de los chicos y adolescentes a los que se intentará encauzar en la lectura seguramente viene de un hogar donde no solo no hay libros, artículos de lujo, sino que posiblemente sus padres no hayan logrado llegar a ser lectores -señaló-. No hay libros en la casa, no hay lectores que los aprecien, no está la escena de la lectura. Seguramente, los padres saben leer y escribir, pero forman parte, sin saberlo, de un problema que constituye una tragedia socioeducativa en nuestro país: el semianalfabetismo por desuso. Alguien sale de la escuela primaria y deja de leer. Hablo, naturalmente, de la pobreza que, como un manto oscuro y sin respiro, cubre la vida entera de una persona. La pobreza trae consigo ignorancia y falta de libertad. Hoy en nuestro país las personas que no tienen elección son millones. Y nos estremece pensar la cantidad de chicos amenazados por la repetición del círculo nefasto de pobreza y semianalfabetismo. Es un dato histórico incuestionable que el analfabetismo es la manera más eficaz de la opresión. El analfabetismo por desuso hizo posible la manipulación económica y política de las clases populares”.
Dicho esto, infirió: “La educación, el libro y la lectura, por lo tanto, han sido y son, a lo largo de la historia, las armas incuestionables para la autodefensa, la clarificación y la libertad de las personas”.
A continuación, Iparraguirre remarcó la importancia de la educación para el desarrollo de la cultura. “Una educación primaria sólida, capital para que el chico se forme, vea ejemplos y quiera seguirlos -sostuvo-. Pero antes de esto y primordialmente, una infancia que coma, que tenga salud y esté protegida. Descripción dolorosa que nadie desconoce: nada menos que los derechos básicos de la infancia. Entonces tendrá la posibilidad de transformarse en un lector. Y no hablo todavía de literatura. Hablo de la lectura lisa y llana, la lectura funcional, la que juega un papel decisivo en la vida cotidiana: en la comprensión de la realidad en la cual vivimos: saber leer las señales, los prospectos de remedios, los afiches de propaganda, los folletos, los diarios, las señalizaciones de un hospital o de las calles”.
También habló sobre los avances tecnológicos. “Desde los años noventa, ronda la pregunta, no solo en nuestro país, de si el libro podrá competir con la pantalla -recordó-. Si los jóvenes de hoy, más atraídos por la inmediatez de la información, la seducción de lo visual y por la velocidad, característicos de estos tiempos, no dejarán para siempre la lectura. […] Y esto es así porque la experiencia de la imagen o de la pantalla en todas sus formas y la del texto literario pertenecen a dos esferas de la experiencia distintas. Para decirlo en dos palabras: uno provee información, el otro produce formación. No soy fundamentalista del libro; sería una absurda necedad no admitir los beneficios incuestionables de la digitalización para todos los campos, incluso literarios y para la enseñanza. Se puede leer en la pantalla, en una tablet en un Kindle. […] Me interesó la poesía de María Adela Agudo, poeta santiagueña, su historia y su breve vida; no había libros. La conseguí por Internet”.
Para la “lectura literaria” (o “lectura creativa”), dijo, es necesario potenciar las aptitudes intelectuales, imaginativas y estéticas de chicos y jóvenes.
Sobre su historia personal con la lectura, dijo que en su infancia “vivía dos vidas: una visible y otra invisible. La vida invisible empezaba y terminaba con la lectura”. En la biblioteca de sus padres, halló libros de Daniel Defoe y Leon Tolstoi; en la adolescencia, descubrió a Borges, Silvina Ocampo, Ernesto Sabato y Ray Bradbury; este último, contó, la llevó a buscar las historias de Stanislaw Lem, Arthur Clarke, Asimov y Philip Dick, entre otros genios de la ciencia ficción.
Y destacó a dos grandes “maestros lectores”. Uno, en la cátedra de Literatura Inglesa de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (y en los libros), fue Jorge Luis Borges (”un profesor extremadamente benévolo y amable con los alumnos y nos divertíamos con su extraordinario sentido del humor”, dijo); otro, su pareja, el escritor Abelardo Castillo, con el que compartió “la pasión por los libros y la lectura” a lo largo de décadas.
Hoy a las 21, Iparraguirre estará en la presentación de Borges, una vida ilustrada, de Verónica Abdala y Miguel Rep, publicado por La Marca.
También participan de la feria santiagueña escritores, periodistas, humoristas gráficos e investigadores como Fabián Casas, Teuco Castilla (el sábado presenta el poemario Los tres espejos, publicado por Nudista, con imágenes de los pintores Gabriela Aberastury y Mariano Cornejo), Pablo Farrés, Daniel Medina, Marina Abiuso (llega con su primera novela: Gelatina libre), Hinde Pomeraniec, Tute (mañana presenta la novedad Lo mejor de Tute), Facundo Pastor, Carlos Aletto, Horacio Convertini, Lucía De Leone, Betina González, María Inés Falconi, Fabio Wasserman, Guillermo Siles, Carla Díaz, Ramón Chaparro, Víctor Aybar y Alejandro Grimson, que presentará su ensayo La fiesta de los negros. Una historia del antiguo carnaval de Buenos Aires y su legado en la cultura popular (Siglo XXI), el sábado a las 19.30, en la Sala Bernardo Canal Feijoó. La Feria se despide el domingo a las 21 con un recital poético-musical en homenaje a las mujeres santiagueñas de todas las épocas.
Con el lema “Los libros crean futuro”, comenzó ayer la 14ª edición de la Feria del Libro en Santiago del Estero, en un acto que reunió a gestores culturales con políticos, entre ellos, el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, y su esposa, la senadora Claudia Ledesma; el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, y el director de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Ezequiel Martínez. Con catálogos de 69 expositores y más de trescientas actividades en nueve salas, el encuentro se extenderá hasta el domingo, en el Centro de Convenciones Forum y el Centro Cultural del Bicentenario. La agenda de actividades incluye talleres, presentaciones de libros, espectáculos teatrales y conferencias de escritores, docentes universitarios e investigadores. Los estudiantes que visiten la Feria recibirán “chequelibros” de cinco mil pesos para hacer girar la rueda de la industria editorial.
“El incansable polemista”: un recorrido por la trayectoria intelectual de Juan José Sebreli
El acto inaugural tuvo lugar en la Sala Bernardo Canal Feijóo de Forum, donde la escritora Sylvia Iparraguirre dio el discurso “La lectura: una historia personal”. Iparraguirre reflexionó sobre el poder transformador de la lectura en individuos y sociedades, y resaltó la importancia de la educación en la formación de lectores y ciudadanos. Random House acaba de lanzar Cuentos reunidos, con prólogo de Alejandra Kamiya, que Iparraguirre presentó hoy en la Sala Carlos Manuel Fernández Loza, acompañada por Verónica Abdala.
“Nada más cierto que los libros crean futuro y que la carencia del acceso a ellos bloquea el futuro -dijo la escritora-. Si estoy hoy disfrutando de esta invitación y hablando ante ustedes es porque, en el pasado, fui una chica y una adolescente de provincia para quien los libros abrieron un futuro. Los libros y la educación me trajeron hasta acá: tuve el privilegio de una educación pública gratuita primaria, secundaria y universitaria de una calidad que fue, y todavía sigue siendo, ejemplo para otros países”. De más está decir que fue interrumpida por aplausos de la concurrencia.
La autora destacó que para ella la lectura siempre había sido “una experiencia vital, tan decisiva como el conjunto de aprendizajes que forman nuestra identidad fundamental”. Tras un repaso histórico que fue de la invención de la escritura a la imprenta, se centró en los libros. “Un libro en un estante, un libro que nadie abre está mudo, no existe -dijo-. Necesita al lector o lectora, alguien curioso, un niño, un adolescente, hombre o mujer, joven o anciano, ya sea que recién empieza a leer, tanto como un erudito o un especialista. El libro existe en una mano amiga que lo sostiene y lo abre, en unos ojos que desentrañan las letras y las palabras, en una imaginación que recrea en la mente lo que se lee, en una inteligencia que comprende la historia, en una emoción que acompaña a los personajes. Para llegar a esta acción, debe haber un lector o una lectora, debemos haberlos creado”.
Hizo un diagnóstico -tan sombrío como realista- de la situación de la lectura en la Argentina. “Hoy, en nuestro país, la gran mayoría de los chicos y adolescentes a los que se intentará encauzar en la lectura seguramente viene de un hogar donde no solo no hay libros, artículos de lujo, sino que posiblemente sus padres no hayan logrado llegar a ser lectores -señaló-. No hay libros en la casa, no hay lectores que los aprecien, no está la escena de la lectura. Seguramente, los padres saben leer y escribir, pero forman parte, sin saberlo, de un problema que constituye una tragedia socioeducativa en nuestro país: el semianalfabetismo por desuso. Alguien sale de la escuela primaria y deja de leer. Hablo, naturalmente, de la pobreza que, como un manto oscuro y sin respiro, cubre la vida entera de una persona. La pobreza trae consigo ignorancia y falta de libertad. Hoy en nuestro país las personas que no tienen elección son millones. Y nos estremece pensar la cantidad de chicos amenazados por la repetición del círculo nefasto de pobreza y semianalfabetismo. Es un dato histórico incuestionable que el analfabetismo es la manera más eficaz de la opresión. El analfabetismo por desuso hizo posible la manipulación económica y política de las clases populares”.
Dicho esto, infirió: “La educación, el libro y la lectura, por lo tanto, han sido y son, a lo largo de la historia, las armas incuestionables para la autodefensa, la clarificación y la libertad de las personas”.
A continuación, Iparraguirre remarcó la importancia de la educación para el desarrollo de la cultura. “Una educación primaria sólida, capital para que el chico se forme, vea ejemplos y quiera seguirlos -sostuvo-. Pero antes de esto y primordialmente, una infancia que coma, que tenga salud y esté protegida. Descripción dolorosa que nadie desconoce: nada menos que los derechos básicos de la infancia. Entonces tendrá la posibilidad de transformarse en un lector. Y no hablo todavía de literatura. Hablo de la lectura lisa y llana, la lectura funcional, la que juega un papel decisivo en la vida cotidiana: en la comprensión de la realidad en la cual vivimos: saber leer las señales, los prospectos de remedios, los afiches de propaganda, los folletos, los diarios, las señalizaciones de un hospital o de las calles”.
También habló sobre los avances tecnológicos. “Desde los años noventa, ronda la pregunta, no solo en nuestro país, de si el libro podrá competir con la pantalla -recordó-. Si los jóvenes de hoy, más atraídos por la inmediatez de la información, la seducción de lo visual y por la velocidad, característicos de estos tiempos, no dejarán para siempre la lectura. […] Y esto es así porque la experiencia de la imagen o de la pantalla en todas sus formas y la del texto literario pertenecen a dos esferas de la experiencia distintas. Para decirlo en dos palabras: uno provee información, el otro produce formación. No soy fundamentalista del libro; sería una absurda necedad no admitir los beneficios incuestionables de la digitalización para todos los campos, incluso literarios y para la enseñanza. Se puede leer en la pantalla, en una tablet en un Kindle. […] Me interesó la poesía de María Adela Agudo, poeta santiagueña, su historia y su breve vida; no había libros. La conseguí por Internet”.
Para la “lectura literaria” (o “lectura creativa”), dijo, es necesario potenciar las aptitudes intelectuales, imaginativas y estéticas de chicos y jóvenes.
Sobre su historia personal con la lectura, dijo que en su infancia “vivía dos vidas: una visible y otra invisible. La vida invisible empezaba y terminaba con la lectura”. En la biblioteca de sus padres, halló libros de Daniel Defoe y Leon Tolstoi; en la adolescencia, descubrió a Borges, Silvina Ocampo, Ernesto Sabato y Ray Bradbury; este último, contó, la llevó a buscar las historias de Stanislaw Lem, Arthur Clarke, Asimov y Philip Dick, entre otros genios de la ciencia ficción.
Y destacó a dos grandes “maestros lectores”. Uno, en la cátedra de Literatura Inglesa de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (y en los libros), fue Jorge Luis Borges (”un profesor extremadamente benévolo y amable con los alumnos y nos divertíamos con su extraordinario sentido del humor”, dijo); otro, su pareja, el escritor Abelardo Castillo, con el que compartió “la pasión por los libros y la lectura” a lo largo de décadas.
Hoy a las 21, Iparraguirre estará en la presentación de Borges, una vida ilustrada, de Verónica Abdala y Miguel Rep, publicado por La Marca.
También participan de la feria santiagueña escritores, periodistas, humoristas gráficos e investigadores como Fabián Casas, Teuco Castilla (el sábado presenta el poemario Los tres espejos, publicado por Nudista, con imágenes de los pintores Gabriela Aberastury y Mariano Cornejo), Pablo Farrés, Daniel Medina, Marina Abiuso (llega con su primera novela: Gelatina libre), Hinde Pomeraniec, Tute (mañana presenta la novedad Lo mejor de Tute), Facundo Pastor, Carlos Aletto, Horacio Convertini, Lucía De Leone, Betina González, María Inés Falconi, Fabio Wasserman, Guillermo Siles, Carla Díaz, Ramón Chaparro, Víctor Aybar y Alejandro Grimson, que presentará su ensayo La fiesta de los negros. Una historia del antiguo carnaval de Buenos Aires y su legado en la cultura popular (Siglo XXI), el sábado a las 19.30, en la Sala Bernardo Canal Feijoó. La Feria se despide el domingo a las 21 con un recital poético-musical en homenaje a las mujeres santiagueñas de todas las épocas.
La escritora dio un discurso donde resaltó la importancia de la educación primaria en la formación de lectores; “El analfabetismo es la manera más eficaz de la opresión”, sostuvo LA NACION