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Interrogante: tras la intoxicación masiva de los nadadores en Uruguay, ¿qué tan contaminado está el Río de la Plata?

La noticia causó preocupación y estupor: 85 deportistas que participaron de una competencia de nado en la zona de La Estacada, en el barrio montevideano de Punta Carretas, Uruguay, resultaron intoxicados por haber nadado en aguas contaminadas. Muchos de ellos eran argentinos. Más tarde se conoció que el problema había sido que una reparación que realizaban en el colector que lleva al mar las aguas servidas obligó a cerrarlo y la municipalidad local estaba volcando esas aguas a través de una reclusa pluvial ubicada a unos 100 metros de la zona donde se hallaban los nadadores, que terminaron circulando en aguas servidas sin saberlo.

La situación llevó inmediatamente a pensar qué está ocurriendo de este lado del río, ya que también en la orilla argentina el vertido de desagües cloacales –tanto con tratamiento como de forma ilegal– es una de las principales causas de contaminación del Río de la Plata, que se suma a efluentes industriales no controlados que llegan desde las cuencas que desembocan en él.

Pese a la prohibición de bañarse en las costas del Río de la Plata, distintos municipios bonaerenses, además de colocar carteles, deben apostar guardavidas porque cuando hace calor miles de personas buscan refrescarse en la ribera, sin preocuparse por las enfermedades que pueden contraer allí.

“Los carteles deberían decir ‘Prohibido contaminar’, que es lo que manda el artículo 41 de la Constitución nacional”, dice Jorge Codignotto, investigador en frente costero del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). “La costa argentina del Río de la Plata tiene una franja de contaminación, desde el frente del Delta hasta Punta Indio. Abarca los partidos costeros como San Isidro, Vicente López, la ciudad de Buenos Aires, Quilmes, La Plata y un poco más. Es una franja que fluctúa. El Servicio de Hidrografía Naval determinó que tiene unos 600 a 1200 metros de ancho y hasta se ve en imágenes satelitales. Está compuesta por todos los desechos que se vierten al río: petróleo, espetas cloacales y fluviales, efluentes industriales no tratados. Bañarse allí es prácticamente hacerlo en una cloaca. ¿Cómo se solucionó el problema? Se colocó un cartel de ´Prohibido bañarse’. La solución que se encuentra para la contaminación es no meterse, al revés. Eso genera una idiosincrasia inversa, es la evidencia de la ausencia total de política sanitaria sobre el río”, describe Codignotto.

“A la altura de Quilmes, al sudeste está rota la tercera cloaca, esto es un problema que lleva unos 40 años. Esas aguas altamente contaminantes se ven en las imágenes satelitales. Allí van muchos peces, porque hay mucha materia orgánica. Entonces hay pescadores y después los venden. Nadie hace nada. Nadar en esas aguas puede significar contraer más de 100 tipos de enfermedades”, aporta el investigador.

De acuerdo con ordenanzas de diferentes distritos, en 1975 se prohibió “el acceso del público” a la franja costera del Río de la Plata, desde Tigre, pasando por la costa de San Isidro, Vicente López, la ciudad de Buenos Aires, y desde Avellaneda hacia La Plata.

El curso de agua es considerado un estuario, ya que se forma a partir de la confluencia de los ríos Uruguay y Paraná principalmente y, en menor medida, de otros como el Salado, San Juan, Luján y Santa Lucía.

Entonces, ese cuerpo de agua, de 290 kilómetros de largo y 220 kilómetros de ancho, recibe afluentes de diferentes regiones y de todo tipo: basura urbana, desechos cloacales, restos químicos industriales, tratados y sin tratar (a pesar de las leyes que rigen a la hora del volcado en ríos). Además, de manera circunstancial, puede llegar a haber restos de derrames de petróleo provenientes de embarcaciones que navegan el mar Atlántico, de acuerdo con diferentes estudios.

En 2009, después el histórico fallo de la Corte Suprema sobre el Riachuelo (caso que esta semana se cerró) el mayor tribunal emitió otro fallo tan importante como aquel. Le ordenó al Estado nacional y a AySA, a partir de una demanda de la municipalidad de Berazategui, tomar acciones para el saneamiento del Río de la Plata. Pero en la práctica, aunque se avanzó en obras puntuales, como la inauguración en 2014 de una planta de tratamiento en ese distrito, no existió nunca un plan integral a nivel nacional, tal como ordenaba el fallo. Justamente, Berazategui es un punto clave en la relación con el río, se explica, porque es en ese punto donde salen al río los desechos cloacales transportados por los colectores. Allí llevará su contenido el megacolector que se está terminando de construir en el Riachuelo y también hacia allí debería ir el colector norte.

Últimos datos

Lo que deja en claro el incumplimiento del fallo de la Corte es que el monitoreo de la calidad del agua, el saneamiento y la contaminación del Río de la Plata implican a tantas jurisdicciones que, en ciertos aspectos, termina siendo tierra de nadie, ya que no existe un organismo interjurisdiccional que administre efectivamente el manejo del río.

El último monitoreo completo que informan las jurisdicciones intervinientes es un análisis de contaminantes en agua y sedimentos del Río de La Plata, realizado en 2019, en conjunto por la Secretaría de Medio Ambiente y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Se analiza la calidad del agua a lo largo de unos 100 kilómetros de costa, desde el norte bonaerense, partiendo desde Tigre, hacia el sur, más precisamente hasta la ciudad de Berisso.

“Se realiza en el lugar el análisis de oxígeno disuelto, temperatura y pH, y en laboratorio se analizan 15 parámetros que intentan reflejar el impacto de las diversas fuentes contaminantes que recibe el Río de la Plata. Entre ellos, hay parámetros físico-químicos básicos y microbiológicos que dan cuenta de la contaminación de origen cloacal, contaminantes orgánicos, metales pesados e hidrocarburos de diverso origen industrial, e indicadores de eutrofización”, de acuerdo con lo que se indica en el acuerdo de relevamiento.

La calidad del agua de la zona costera Río de la Plata mostró no ser apta para uso recreativo con contacto directo. ¿Qué enfermedades se pueden contraer? Se detectaron diferentes bacterias, enterococos o Escherichia coli, y metales pesados como cromo y plomo, que pueden afectar gravemente la salud de las personas. Después de bañarse pueden aparecer vómitos, diarrea, dermatitis, conjuntivitis, o patologías aún más graves dependiendo del grado de exposición.

Precisamente, los principales impactos que generan las aguas residuales y otros residuos que llegan al río son porque demandan oxígeno (materia orgánica principalmente, cuya descomposición produce la desoxigenación del agua); esto permite la proliferación de ciertas bacterias. Otra de las amenazas para la salud de las personas es la floración de las denominadas cianobacterias que se da cada tanto y que hace dos años tiñó gran parte del caudal del Río de la Plata de un color verde azulado, desde la zona del delta del Tigre hasta los diques de Puerto Madero.

El gobierno porteño tiene a cargo la limpieza del frente costero y de los arroyos que desaguan en el Río de la Plata, pero esa limpieza, a cargo de la Dirección General de Limpieza, se limita a la recolección de los residuos que flotan, sobre todo de origen plástico. Por mes, se recolectan unas 2000 bolsas verdes, de envases plásticos que se envían a una planta de reciclaje. De esa forma se evita que terminen en el mar.

Sin embargo, si bien la calidad del agua –y por ende los niveles de contaminación del río– recibe monitoreos desde la Agencia de Control Ambiental porteña, el manejo de la cuenca excede al área de la Ciudad.

AySA, la empresa estatal que tiene a cargo las obras de aguas y saneamiento de la Capital y distintos partidos del conurbano, afirma que no tiene a su cargo el manejo de la costa del río. Explican que hay una franja contaminada hasta aproximadamente 500 metros de la orilla y que, en gran parte, eso se debe a los vuelcos de arroyos y del Riachuelo sobre el Río de la Plata. ¿Por qué esa agua en la que nadie debería bañarse puede ser apta para el consumo, ya que de allí mismo se toma agua para ser potabilizada y consumida en los hogares a los que llega la red?

Desde AySA explican que las tomas de agua se encuentran a 1,5 km de la costa, donde la calidad del agua es apta para iniciar un proceso de potabilización y muy diferente de la situación de la costa.

¿Cuáles son los contaminantes que tiene el río? “Muchos desechos cloacales sin tratamiento caen en la costa del Río de la Plata. Existe una zona de Berisso llamada “Caño de 66″ que estuvo roto por más de 40 años y nada se hizo al respecto. El alto nivel de contaminación en los ríos podría terminar afectando el agua potable. Bacterias como enterococos y Escherichia coli se acumulan en la ribera, a los que se suma la presencia de metales pesados como cromo y plomo. A esto hay que agregarle la cantidad de basura que se junta, que llega de los arroyos entubados que descargan en el Río de la Plata. Este nivel de contaminación solo permite que naden por allí especies adaptadas o más resistentes, como carpas, palometas o algún dorado que baja del Paraná”, detalló Aylén Martins Barriga, la investigadora de la UTN que llevó adelante el trabajo de análisis.

La noticia causó preocupación y estupor: 85 deportistas que participaron de una competencia de nado en la zona de La Estacada, en el barrio montevideano de Punta Carretas, Uruguay, resultaron intoxicados por haber nadado en aguas contaminadas. Muchos de ellos eran argentinos. Más tarde se conoció que el problema había sido que una reparación que realizaban en el colector que lleva al mar las aguas servidas obligó a cerrarlo y la municipalidad local estaba volcando esas aguas a través de una reclusa pluvial ubicada a unos 100 metros de la zona donde se hallaban los nadadores, que terminaron circulando en aguas servidas sin saberlo.

La situación llevó inmediatamente a pensar qué está ocurriendo de este lado del río, ya que también en la orilla argentina el vertido de desagües cloacales –tanto con tratamiento como de forma ilegal– es una de las principales causas de contaminación del Río de la Plata, que se suma a efluentes industriales no controlados que llegan desde las cuencas que desembocan en él.

Pese a la prohibición de bañarse en las costas del Río de la Plata, distintos municipios bonaerenses, además de colocar carteles, deben apostar guardavidas porque cuando hace calor miles de personas buscan refrescarse en la ribera, sin preocuparse por las enfermedades que pueden contraer allí.

“Los carteles deberían decir ‘Prohibido contaminar’, que es lo que manda el artículo 41 de la Constitución nacional”, dice Jorge Codignotto, investigador en frente costero del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). “La costa argentina del Río de la Plata tiene una franja de contaminación, desde el frente del Delta hasta Punta Indio. Abarca los partidos costeros como San Isidro, Vicente López, la ciudad de Buenos Aires, Quilmes, La Plata y un poco más. Es una franja que fluctúa. El Servicio de Hidrografía Naval determinó que tiene unos 600 a 1200 metros de ancho y hasta se ve en imágenes satelitales. Está compuesta por todos los desechos que se vierten al río: petróleo, espetas cloacales y fluviales, efluentes industriales no tratados. Bañarse allí es prácticamente hacerlo en una cloaca. ¿Cómo se solucionó el problema? Se colocó un cartel de ´Prohibido bañarse’. La solución que se encuentra para la contaminación es no meterse, al revés. Eso genera una idiosincrasia inversa, es la evidencia de la ausencia total de política sanitaria sobre el río”, describe Codignotto.

“A la altura de Quilmes, al sudeste está rota la tercera cloaca, esto es un problema que lleva unos 40 años. Esas aguas altamente contaminantes se ven en las imágenes satelitales. Allí van muchos peces, porque hay mucha materia orgánica. Entonces hay pescadores y después los venden. Nadie hace nada. Nadar en esas aguas puede significar contraer más de 100 tipos de enfermedades”, aporta el investigador.

De acuerdo con ordenanzas de diferentes distritos, en 1975 se prohibió “el acceso del público” a la franja costera del Río de la Plata, desde Tigre, pasando por la costa de San Isidro, Vicente López, la ciudad de Buenos Aires, y desde Avellaneda hacia La Plata.

El curso de agua es considerado un estuario, ya que se forma a partir de la confluencia de los ríos Uruguay y Paraná principalmente y, en menor medida, de otros como el Salado, San Juan, Luján y Santa Lucía.

Entonces, ese cuerpo de agua, de 290 kilómetros de largo y 220 kilómetros de ancho, recibe afluentes de diferentes regiones y de todo tipo: basura urbana, desechos cloacales, restos químicos industriales, tratados y sin tratar (a pesar de las leyes que rigen a la hora del volcado en ríos). Además, de manera circunstancial, puede llegar a haber restos de derrames de petróleo provenientes de embarcaciones que navegan el mar Atlántico, de acuerdo con diferentes estudios.

En 2009, después el histórico fallo de la Corte Suprema sobre el Riachuelo (caso que esta semana se cerró) el mayor tribunal emitió otro fallo tan importante como aquel. Le ordenó al Estado nacional y a AySA, a partir de una demanda de la municipalidad de Berazategui, tomar acciones para el saneamiento del Río de la Plata. Pero en la práctica, aunque se avanzó en obras puntuales, como la inauguración en 2014 de una planta de tratamiento en ese distrito, no existió nunca un plan integral a nivel nacional, tal como ordenaba el fallo. Justamente, Berazategui es un punto clave en la relación con el río, se explica, porque es en ese punto donde salen al río los desechos cloacales transportados por los colectores. Allí llevará su contenido el megacolector que se está terminando de construir en el Riachuelo y también hacia allí debería ir el colector norte.

Últimos datos

Lo que deja en claro el incumplimiento del fallo de la Corte es que el monitoreo de la calidad del agua, el saneamiento y la contaminación del Río de la Plata implican a tantas jurisdicciones que, en ciertos aspectos, termina siendo tierra de nadie, ya que no existe un organismo interjurisdiccional que administre efectivamente el manejo del río.

El último monitoreo completo que informan las jurisdicciones intervinientes es un análisis de contaminantes en agua y sedimentos del Río de La Plata, realizado en 2019, en conjunto por la Secretaría de Medio Ambiente y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Se analiza la calidad del agua a lo largo de unos 100 kilómetros de costa, desde el norte bonaerense, partiendo desde Tigre, hacia el sur, más precisamente hasta la ciudad de Berisso.

“Se realiza en el lugar el análisis de oxígeno disuelto, temperatura y pH, y en laboratorio se analizan 15 parámetros que intentan reflejar el impacto de las diversas fuentes contaminantes que recibe el Río de la Plata. Entre ellos, hay parámetros físico-químicos básicos y microbiológicos que dan cuenta de la contaminación de origen cloacal, contaminantes orgánicos, metales pesados e hidrocarburos de diverso origen industrial, e indicadores de eutrofización”, de acuerdo con lo que se indica en el acuerdo de relevamiento.

La calidad del agua de la zona costera Río de la Plata mostró no ser apta para uso recreativo con contacto directo. ¿Qué enfermedades se pueden contraer? Se detectaron diferentes bacterias, enterococos o Escherichia coli, y metales pesados como cromo y plomo, que pueden afectar gravemente la salud de las personas. Después de bañarse pueden aparecer vómitos, diarrea, dermatitis, conjuntivitis, o patologías aún más graves dependiendo del grado de exposición.

Precisamente, los principales impactos que generan las aguas residuales y otros residuos que llegan al río son porque demandan oxígeno (materia orgánica principalmente, cuya descomposición produce la desoxigenación del agua); esto permite la proliferación de ciertas bacterias. Otra de las amenazas para la salud de las personas es la floración de las denominadas cianobacterias que se da cada tanto y que hace dos años tiñó gran parte del caudal del Río de la Plata de un color verde azulado, desde la zona del delta del Tigre hasta los diques de Puerto Madero.

El gobierno porteño tiene a cargo la limpieza del frente costero y de los arroyos que desaguan en el Río de la Plata, pero esa limpieza, a cargo de la Dirección General de Limpieza, se limita a la recolección de los residuos que flotan, sobre todo de origen plástico. Por mes, se recolectan unas 2000 bolsas verdes, de envases plásticos que se envían a una planta de reciclaje. De esa forma se evita que terminen en el mar.

Sin embargo, si bien la calidad del agua –y por ende los niveles de contaminación del río– recibe monitoreos desde la Agencia de Control Ambiental porteña, el manejo de la cuenca excede al área de la Ciudad.

AySA, la empresa estatal que tiene a cargo las obras de aguas y saneamiento de la Capital y distintos partidos del conurbano, afirma que no tiene a su cargo el manejo de la costa del río. Explican que hay una franja contaminada hasta aproximadamente 500 metros de la orilla y que, en gran parte, eso se debe a los vuelcos de arroyos y del Riachuelo sobre el Río de la Plata. ¿Por qué esa agua en la que nadie debería bañarse puede ser apta para el consumo, ya que de allí mismo se toma agua para ser potabilizada y consumida en los hogares a los que llega la red?

Desde AySA explican que las tomas de agua se encuentran a 1,5 km de la costa, donde la calidad del agua es apta para iniciar un proceso de potabilización y muy diferente de la situación de la costa.

¿Cuáles son los contaminantes que tiene el río? “Muchos desechos cloacales sin tratamiento caen en la costa del Río de la Plata. Existe una zona de Berisso llamada “Caño de 66″ que estuvo roto por más de 40 años y nada se hizo al respecto. El alto nivel de contaminación en los ríos podría terminar afectando el agua potable. Bacterias como enterococos y Escherichia coli se acumulan en la ribera, a los que se suma la presencia de metales pesados como cromo y plomo. A esto hay que agregarle la cantidad de basura que se junta, que llega de los arroyos entubados que descargan en el Río de la Plata. Este nivel de contaminación solo permite que naden por allí especies adaptadas o más resistentes, como carpas, palometas o algún dorado que baja del Paraná”, detalló Aylén Martins Barriga, la investigadora de la UTN que llevó adelante el trabajo de análisis.

 El vertido de desagües cloacales es una de las principales causas de polución, sumada a efluentes industriales no controlados que llegan desde las cuencas que desembocan en él cauce  LA NACION

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