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Bernarda Cella, la joven empresaria detrás de la señal de streaming más vista del país

La asistente de Bernarda Cella se comunicó una hora antes de la entrevista para consultarle al cronista qué deseaba desayunar. “No te preocupes”, fue la respuesta. Sin embargo, sobre la gran mesa rectangular de la sala de reuniones del canal de streaming Olga estaban dispuestos algunos muffins y galletas de chocolate y una jarra de agua helada. En segundos, el café estaba servido.

No se trata de edulcorar la charla, sino de generar el marco más cómodo y cálido para desandar la vida de esta mujer de 27 años que es una de las fundadoras y hacedoras del canal de YouTube más visto del país, que también sale por todas las redes sociales y Twitch.

Bernarda abrevia una mixtura entre una señora empresaria y una joven desenfadada que se acomoda en la cabecera con las piernas entrecruzadas sobre la silla. Blazer, remera y jean palazzo. Un look que la define, tanto como esa frase que su padre -el recordado productor Luis Cella- tenía a la vista en su escritorio: “Insistir, persistir, resistir”. “Tenemos un trabajo donde, quien no insiste, en la primera fase queda afuera”, grafica ella.

Todo dispuesto y preparado en el edificio de Palermo que se convirtió en un lugar de veneración para los seguidores de la plataforma que suelen acercarse para observar el desarrollo de algunos de los programas que se realizan tras los cristales que dan a la esquina de Humboldt y Cabrera.

“En Telefe podría haber tenido una linda carrera de muchos años, pero me fui para tirarme a una pileta que, en ese momento, era nada”. Ese vacío conceptual, en realidad, estaba poblado por las ideas que flotaban en ella y en su hermano Luis en torno al potencial proyecto que, vertiginosamente, se convertiría en una exitosa realidad comunicacional. Una profecía autocumplida a favor.

“Empezamos de cero y solos. No teníamos ni siquiera oficina, tan solo una idea”. Cumpliendo coherentemente con la premisa de su padre, no solo insistieron, persistieron y resistieron, sino que también esperaron pacientemente durante seis meses para que Migue Granados, hoy socio y conductor estelar de la mañana de Olga, los atendiera. “No teníamos plan B”.

Empoderada es un término que le cuadra muy bien a la joven empresaria del universo de los medios que cursó estudios secundarios en ORT y luego pisó la UCA (carrera de Comunicación), TEA (producción de televisión) y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona donde se especializó en el mundo digital.

-Se te percibe muy determinada, ¿cuándo flaqueás?

-En la decisión de irme de Telefe y en todo el proceso de construcción de Olga tuve miedos.

Algún productor de alto rango de Telefe le dijo que, si renunciaba a su puesto, no volvería nunca más a trabajar en el canal. Dubitativa ante la sentencia, llamó a su hermano con un contundente “no me animo”. Era tarde. Luisito, como todos lo llamaban en el canal identificado con las esferas tricolor, le respondió: “Ya renuncié, no me dejes solo”.

Así, los hermanos Cella regresaron a Telefe a través de Olga (la plataforma maneja el streaming del ciclo de Susana Giménez) y Luis, además, colabora con la diva en tareas de producción.

En su cuenta de Instagram se define como “Berni Cella”, pero prefiere que la llamen Bernarda. Si bien la charla se realiza a puertas cerradas para generar el marco de intimidad necesario, la productora reconoce que “todos los espacios son compartidos”. No miente. Al ingresar al segundo piso del edificio vidriado, un amplio salón alberga decenas de módulos conectados y habitados por un seleccionado de profesionales sub-30.

“Nunca vi un equipo así, nos obsesionamos en encontrar el mejor para cada puesto”, sostiene en torno a ese staff que, entre talentos que salen al aire, personal fijo y colaboradores externos suman cerca de un centenar de personas, una cifra muy superior a la veintena que puso el canal en marcha hace poco más de un año. De vertiginosidad y vértigo, algo sabe.

-Entonces, los temores existen, pero no paralizan.

-Cuando flaqueo, es importante tenerlo a mi hermano al lado y, cuando le sucede a él, ahí estoy yo para sostenerlo. De chica, le tenía mucho miedo a la montaña rusa, pero, en lugar de no probar, subía, transitaba el momento. Prefería mandarme con miedo a no hacerlo.

-¿En todo sos así?

-Sí.

-¿Qué te enoja?

-No soy de enojarme, nuestra premisa es hablar todo. Incluso con Migue tenemos ese acuerdo.

Afirma que no es infranqueable, que todos pueden acercarle ideas. “Me paso el día acá adentro y, si me acercan una buena idea, al día siguiente la podemos estar implementando, no hay burocracia”.

Si piensa en discusiones laborales, no duda en afirmar que se “enfrenta” más con Luis que con Migue Granados: “Con mi hermano discuto todos los días, pero es algo bueno, se trata de intercambiar ideas, nos escuchamos mucho. No puedo haber elegido mejor socio”.

-¿Conversás con él sobre temas concernientes a la privacidad?

-Sí, somos amigos.

-¿Nunca pasaron un par de días sin hablarse?

-Mucho más que eso. En el verano me tuvo bloqueada del WhatsApp durante quince días, pero seguíamos hablándonos a través de los grupos de trabajo. Era muy gracioso.

-¿Quién afloja primero?

-Mi hermano es el que bloquea y luego afloja. Yo no me enojo. ¿Cómo voy a bloquear a mi hermano?

-¿Volvés a la Bernarda que trabajaba como asistente sacando fotocopias en Radio Nacional?

-Sí, pero, sobre todo, mis amigas me hacen notar que solo pasaron diez años desde que comencé a trabajar.

Tenía 17 años cuando se hizo un lugar golpeando puertas. Una década después, es una de las hacedoras de un inusual fenómeno comunicacional. “Aún me acuerdo cuando pedía trabajo y no me daban pelota”.

-¿Te sucedía eso?

-Claro, mi sueño era trabajar en televisión, pero como nadie me tomaba me fui a trabajar a la radio.

-Gran paradoja llevando el apellido Cella.

-Me costó mucho entrar a la televisión, tardé. De todos modos, me da mucho orgullo llevar el apellido que tengo, ser hija de mi papá. El “ser hija de” es de los orgullos más grandes de mi vida, aún cuando haya gente que pueda utilizar esa frase como agravio.

-Una estructura como la de Olga no se monta solo siendo “hija de…”.

-Estoy orgullosa tanto de mi papá como de mi mamá. En cuanto a él, formó vínculo con las personas con las que trabajó, por eso mucha gente nos quiso ayudar cuando falleció.

“Todo es más corto de lo que uno piensa”

Bernarda Cella contaba con dieciséis años cuando su padre falleció. Aquel hecho traumático e inesperado le forjó, en plena adolescencia, una nueva personalidad. “Cuando algo así te sucede, te das cuenta que todo es más corto de lo que uno piensa, por eso, todo lo que tenemos para dar es tiempo”.

Luis Cella fue un histórico productor televisivo con innumerables proyectos en su haber, aunque, sin dudas, el más rimbombante fue ser el cerebro detrás de Susana Giménez durante años.

-¿Cómo te enteraste del fallecimiento de tu padre?

-La noche anterior a que lo operaran de un riñón, le festejamos el cumpleaños en la clínica. Recuerdo que me dijo que los médicos le aseguraron que había noventa y nueve por ciento de probabilidades de éxito. Estaba segura que todo iba a estar bien. Al día siguiente, pidió que todos los familiares y amigos se fueran de la habitación y que solo me quedara yo. Charlamos un rato antes que lo ingresaran al quirófano. Cuando terminó la operación, los médicos nos dijeron que todo había salido bien y nos aconsejaron irnos a descansar dado que él se despertaría varias horas después y en la terapia intensiva.

Para despejarse, Bernarda decidió salir con amigas. Estaba en plena reunión social cuando su madre la llamó por teléfono para avisarle que “se había complicado un poquito el tema” y la pasaría a buscar para ir a la clínica.

“En ese momento, tomo el teléfono e, inmediatamente, me caigo al piso y ya no recuerdo más nada”. En la era de la inmediatez, la noticia del fallecimiento de Luis Cella ya circulaba de manera pública. “No recuerdo si me llegó un mensaje o lo leí en las redes sociales. Llegué a la clínica en shock”.

Pedro, el hermano menor, Bernarda y Luis debieron comenzar una nueva vida. También Fernanda, la madre de los tres, quien no tenía experiencia laboral, pero, rápidamente, se replanteó cómo seguir y emprendió un nuevo camino. Hoy es una exitosa empresaria del rubro metalúrgico y una de las hacedoras del dispositivo escenográfico de Olga. “Mi mamá fue clave en todo esto, se hizo cargo de todo sola, nos armó como una nueva familia”.

-¿Cambiaste mucho a partir de su muerte?

-Antes que se muera mi papá era bastante rebelde, luego le comencé a dar más valor a las personas, elegí mejor de quién rodearme, incluso a mis amigas. Te diría que hoy no veo a gente que no quiero ver ni voy a lugares donde no deseo estar.

-¿Recordás a alguien que te ayudó especialmente luego de la muerte de tu padre?

-Sí, comencé terapia y fue mi terapeuta quien me salvó la vida, porque no sabía para dónde salir. Durante meses, dormí en mi casa acompañada por tíos, primos y amigos, nunca nos dejaron solos. Es muy importante irte a dormir de la mano de alguien.

-Susana Giménez, ¿estuvo cerca en ese momento?

-Sí, como siempre digo, Susana es familia, estuvo cerca en todos los momentos importantes de nuestras vidas.

Tal es el vínculo con la diva que, en los inicios de Olga, los hermanos Cella le pidieron un empujón publicitario acudiendo al estudio de la señal para ser entrevistada en el programa Soñé que volaba, a cargo de Migue Granados y Lucas Fridman. “Fue la primera invitada importante del canal y, gracias a su presencia, mucha gente nos conoció. Hacía quince años que no visitaba un estudio que no fuera el de ella, nos dio una visibilidad enorme”.

Meses después, el equipo de Olga viajó a Miami para reportear a Lionel Messi, la otra mega estrella entrevistada en el canal. Tal fue la repercusión de esa charla que Luzu TV, la señal de streaming creada por Nico Occhiato, competencia directa de Olga, decidió transmitir en dúplex ese evento tan atípico.

Deconstrucción

-Alguna vez me contaste que, en algunas reuniones compartidas con tu hermano, hay varones que siguen dirigiéndose a Luis y no a vos. ¿Sigue sucediendo?

-Pasa bastante. Ayer hablaba con Migue y él me decía que, por momentos, parezco avasallante, pero creo que es porque el entorno te obliga, la mujer tiene que tener un escalón más de personalidad.

Bernarda y Luis Cella, además de ser fundadores, comparten el cargo de “directores” de la empresa. “Hace poco, le dejé un mensaje a una persona para conversar sobre un tema vinculado a la programación del verano y, en lugar de responderme a mí, le devolvió la llamada a mi hermano”. La aclaración de él no se hizo esperar “charlalo con mi hermana, ella fue quien se comunicó”.

-Seguramente sucederá con varones más grandes, atravesados por otro tipo de organigrama social.

-Sí, en las generaciones más jóvenes pasa mucho menos, ya se entiende que eso está mal. Se trata de machismo puro.

Espacios propios

Acaba de regresar de vacaciones. Visitó Roma, Madrid y Marbella junto a su novio, el periodista Iván Schargrodsky, con quien no convive.

-Preguntarte si pensás cómo podrías organizar tu vida en caso de una posible maternidad también sería machista, en tanto y en cuanto, hoy los roles son compartidos.

-No sé si es machista preguntar eso.

-¿No?

-No todo es machismo, la maternidad tiene un rol diferente al de la paternidad. La mujer tiene nueve meses en la panza a su hijo, luego es la que le da la teta, durante el primer año del bebé la madre tiene un rol diferente al del padre y, por ende, la mujer maneja otras necesidades con respecto al varón.

-¿Te imaginás como mamá?

-Con este tema tengo varias contradicciones. Sé que quiero ser madre, pero me cuesta decidir en qué momento tomar esa decisión. Incluso pensé en no tenerlo en mi panza.

-¿Barajás la idea de la adopción?

-Quizás suceda a través del vientre subrogado.

Así como le han dicho que, en caso de ser madre, debía relegar su vida laboral durante un par de años, no fueron pocas las mujeres que la aconsejaron en dirección contraria. Una persona de su entorno le sugirió tener a su primer hijo desde un embarazo tradicional y probar cómo organizarse. “Quiero tener tres hijos, deseo ser mamá, casarme, armar mi familia de manera tradicional”.

-¿Cuándo fue la última vez que lloraste?

-Lloro todo el tiempo. La última vez fue por la muerte de la mamá de Eva Bargiela, que sucedió de manera muy sorpresiva. Conozco a Eva y sé por todo el dolor que está pasando. Lo pienso y tengo ganas de llorar.

Tradición y nuevas estéticas

-¿Te imaginás un segmento de Olga en Telefe?

-No nos cerramos a nada. De hecho, el Cris Morena Day salió tambien por esa pantalla.

El ofrecimiento habría existido, a pesar de su hermetismo. Una posibilidad guardada bajo siete llaves.

-¿Quedó antigua la televisión abierta?

-Para nada. Me gusta ver la tele, antes era fanática de Gran hermano y ahora lo soy de Bake Off, también veo LAM. La televisión abierta sigue siendo lo masivo por excelencia.

-Las cifras de rating no arrojan los mejores números. Con contenidos atractivos, ¿sentís que las audiencias se recuperarían?

-Estoy segura, sucede ahora con Susana, le va bárbaro.

Days

Los homenajes a figuras emblemáticas se convirtieron en un sello de Olga. “Fue una idea de Migue y la primera vez que lo hicimos fue a Gustavo Cerati en nuestro estudio”. Luego siguieron “Days” en torno a Los Redondos (también en el set de Olga), Luis Alberto Spinetta (en el Teatro Colón) y Cris Morena (en la sala del Gran Rex). Cada evento es a beneficio. “Es un orgullo total”. La próxima reunión de este tipo se producirá el próximo 23 de octubre en el teatro Coliseo para rendir tributo a Charly García. “Hablamos con él, su mujer y su familia”.

-¿Estará Charly en vivo?

-Ojalá, está invitado, si él quiere, sería genial.

El público de Olga mayormente está conformado por el grupo etario que va de los 25 a 35 años, con lo cual, rendir homenaje a figuras como Luis Alberto Spinetta y Charly García es una forma de acercamiento entre esos artistas y las generaciones más jóvenes. El Trap Day está en carpeta para concretarlo en el mediano plazo.

Además de esas transmisiones en vivo, Olga realizó 4 shows en el Movistar Arena porteño y una fecha en el Antel Arena de Montevideo. En noviembre, nuevamente el gran estadio porteño volverá a reunir a los talentos del canal, músicos invitados y seguidores fieles.

Lo que se viene

“Vamos a estar en Mar del Plata durante todo el mes de enero”. Las transmisiones de Olga se realizarán desde el parador Helena Beach, en el sur de la ciudad. La grilla estará conformada por los ciclos Paraíso fiscal, Sería increíble y un programa nuevo con talento aún no definido que reemplazará al de Migue Granados, quien se tomará vacaciones durante enero y febrero.

“Además, montaremos un escenario para ofrecer ocho shows”. Esos conciertos serán al atardecer y, por estas horas, se están cerrando los acuerdos con los músicos que participarán de los mismos.

En marzo de 2025 se relanzará la grilla con nuevas propuestas, una ampliación horaria y novedades para el fin de semana. Aún los nuevos nombres que se sumarán al staff no están confirmados, aunque, en algunos casos, ya habrían comenzado las charlas. “Es un equipo que no se cansa de pensar y proponer”.

-¿Los llaman figuras que desean trabajar en Olga?

-Permanentemente y me parece muy bien. No es una deshonra pedir trabajo, sino todo lo contrario, es lo más digno del mundo.

-En Olga padecieron el robo de los equipamientos poco antes de salir al aire. Volviendo al “insistir, persistir, resistir”, ese fue un gran desafío.

-Compramos los equipos a través de una persona, pero nunca recibimos nada. Siempre nos decía “ya van a llegar”, pero no llegaban. Dos semanas antes de arrancar le dijimos que los necesitábamos urgente y nunca más apareció.

-El costo habrá sido altísimo.

-Tuvimos que repensar todo, no pudimos volver a comprar lo mismo porque ya no teníamos el dinero.

-¿Es ubicable esa persona?

-Se fue del país.

-¿Pudieron iniciar acciones legales?

-No.

-Lo que no te mata, te fortalece.

-Hoy lo siento así, pero, durante dos semanas no pude dormir debido a los nervios y la angustia.

-Alguien que profesa el budismo hablaría del karma de esa persona.

-Ni pienso en él, dejé todo eso atrás, miro para adelante.

-¿Sos de borrar de plano lo malo?

-Sí, cuando falleció mi papá, ese fue uno de mis cambios.

-¿Es cierto que un coach los asesora regularmente?

-Migue nos burla, porque él no se suma, pero es cierto. Una vez por semana, mi hermano y yo nos reunimos con un coach empresarial. Es una gran herramienta, te ordena y te propone pasos a seguir.

Estilo

Antes de finalizar, algunos minutos dedicados a cierta frivolidad que no es tal y deriva en cuestiones más profundas. Bernarda Cella se sorprende cuando se le remarca el estilo marcado de su outfit. “Es un uniforme”.

-Tenés mucha personalidad para vestirte. Los sacos son tu sello.

-Me lo dicen cada vez más. Para trabajar no lo pienso tanto, me preocupo más para un evento o para mi vida personal. Me encanta la ropa desde siempre. Reconozco que tengo un estilo marcado, pero es automático, a la mañana elijo cualquier jean, remera y saco y salgo.

-Generás un grato cruce entre lo elegante y lo sport.

-Ayer traje unos zapatos raros y mi hermano me dijo que me había puesto las pantuflas. Ahora las marcas me hacen regalos y eso me encanta.

-¿Qué valor le das al dinero?

-Es difícil hablar de eso en un país con tantas necesidades, pero me gusta ganar plata y la cuido mucho. Para la vida es importante y, en una mujer, mucho más, ya que te da real independencia y libertad. Mi mamá dependió siempre de mi papá y se le complicó mucho cuando se separaron. Luego se convirtió en empresaria y es un gran ejemplo para mí. Se puede ser empoderada, pero, si se depende económicamente del chabón, no te podés ir de su lado. Las mujeres ya lo entendimos.

Antes de despedirse, desliza una primicia: “El año que viene Olga se expandirá a España, Brasil y México”.

-No paran.

-No se puede parar. Hacer este canal fue el gran sueño de mi vida.

La asistente de Bernarda Cella se comunicó una hora antes de la entrevista para consultarle al cronista qué deseaba desayunar. “No te preocupes”, fue la respuesta. Sin embargo, sobre la gran mesa rectangular de la sala de reuniones del canal de streaming Olga estaban dispuestos algunos muffins y galletas de chocolate y una jarra de agua helada. En segundos, el café estaba servido.

No se trata de edulcorar la charla, sino de generar el marco más cómodo y cálido para desandar la vida de esta mujer de 27 años que es una de las fundadoras y hacedoras del canal de YouTube más visto del país, que también sale por todas las redes sociales y Twitch.

Bernarda abrevia una mixtura entre una señora empresaria y una joven desenfadada que se acomoda en la cabecera con las piernas entrecruzadas sobre la silla. Blazer, remera y jean palazzo. Un look que la define, tanto como esa frase que su padre -el recordado productor Luis Cella- tenía a la vista en su escritorio: “Insistir, persistir, resistir”. “Tenemos un trabajo donde, quien no insiste, en la primera fase queda afuera”, grafica ella.

Todo dispuesto y preparado en el edificio de Palermo que se convirtió en un lugar de veneración para los seguidores de la plataforma que suelen acercarse para observar el desarrollo de algunos de los programas que se realizan tras los cristales que dan a la esquina de Humboldt y Cabrera.

“En Telefe podría haber tenido una linda carrera de muchos años, pero me fui para tirarme a una pileta que, en ese momento, era nada”. Ese vacío conceptual, en realidad, estaba poblado por las ideas que flotaban en ella y en su hermano Luis en torno al potencial proyecto que, vertiginosamente, se convertiría en una exitosa realidad comunicacional. Una profecía autocumplida a favor.

“Empezamos de cero y solos. No teníamos ni siquiera oficina, tan solo una idea”. Cumpliendo coherentemente con la premisa de su padre, no solo insistieron, persistieron y resistieron, sino que también esperaron pacientemente durante seis meses para que Migue Granados, hoy socio y conductor estelar de la mañana de Olga, los atendiera. “No teníamos plan B”.

Empoderada es un término que le cuadra muy bien a la joven empresaria del universo de los medios que cursó estudios secundarios en ORT y luego pisó la UCA (carrera de Comunicación), TEA (producción de televisión) y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona donde se especializó en el mundo digital.

-Se te percibe muy determinada, ¿cuándo flaqueás?

-En la decisión de irme de Telefe y en todo el proceso de construcción de Olga tuve miedos.

Algún productor de alto rango de Telefe le dijo que, si renunciaba a su puesto, no volvería nunca más a trabajar en el canal. Dubitativa ante la sentencia, llamó a su hermano con un contundente “no me animo”. Era tarde. Luisito, como todos lo llamaban en el canal identificado con las esferas tricolor, le respondió: “Ya renuncié, no me dejes solo”.

Así, los hermanos Cella regresaron a Telefe a través de Olga (la plataforma maneja el streaming del ciclo de Susana Giménez) y Luis, además, colabora con la diva en tareas de producción.

En su cuenta de Instagram se define como “Berni Cella”, pero prefiere que la llamen Bernarda. Si bien la charla se realiza a puertas cerradas para generar el marco de intimidad necesario, la productora reconoce que “todos los espacios son compartidos”. No miente. Al ingresar al segundo piso del edificio vidriado, un amplio salón alberga decenas de módulos conectados y habitados por un seleccionado de profesionales sub-30.

“Nunca vi un equipo así, nos obsesionamos en encontrar el mejor para cada puesto”, sostiene en torno a ese staff que, entre talentos que salen al aire, personal fijo y colaboradores externos suman cerca de un centenar de personas, una cifra muy superior a la veintena que puso el canal en marcha hace poco más de un año. De vertiginosidad y vértigo, algo sabe.

-Entonces, los temores existen, pero no paralizan.

-Cuando flaqueo, es importante tenerlo a mi hermano al lado y, cuando le sucede a él, ahí estoy yo para sostenerlo. De chica, le tenía mucho miedo a la montaña rusa, pero, en lugar de no probar, subía, transitaba el momento. Prefería mandarme con miedo a no hacerlo.

-¿En todo sos así?

-Sí.

-¿Qué te enoja?

-No soy de enojarme, nuestra premisa es hablar todo. Incluso con Migue tenemos ese acuerdo.

Afirma que no es infranqueable, que todos pueden acercarle ideas. “Me paso el día acá adentro y, si me acercan una buena idea, al día siguiente la podemos estar implementando, no hay burocracia”.

Si piensa en discusiones laborales, no duda en afirmar que se “enfrenta” más con Luis que con Migue Granados: “Con mi hermano discuto todos los días, pero es algo bueno, se trata de intercambiar ideas, nos escuchamos mucho. No puedo haber elegido mejor socio”.

-¿Conversás con él sobre temas concernientes a la privacidad?

-Sí, somos amigos.

-¿Nunca pasaron un par de días sin hablarse?

-Mucho más que eso. En el verano me tuvo bloqueada del WhatsApp durante quince días, pero seguíamos hablándonos a través de los grupos de trabajo. Era muy gracioso.

-¿Quién afloja primero?

-Mi hermano es el que bloquea y luego afloja. Yo no me enojo. ¿Cómo voy a bloquear a mi hermano?

-¿Volvés a la Bernarda que trabajaba como asistente sacando fotocopias en Radio Nacional?

-Sí, pero, sobre todo, mis amigas me hacen notar que solo pasaron diez años desde que comencé a trabajar.

Tenía 17 años cuando se hizo un lugar golpeando puertas. Una década después, es una de las hacedoras de un inusual fenómeno comunicacional. “Aún me acuerdo cuando pedía trabajo y no me daban pelota”.

-¿Te sucedía eso?

-Claro, mi sueño era trabajar en televisión, pero como nadie me tomaba me fui a trabajar a la radio.

-Gran paradoja llevando el apellido Cella.

-Me costó mucho entrar a la televisión, tardé. De todos modos, me da mucho orgullo llevar el apellido que tengo, ser hija de mi papá. El “ser hija de” es de los orgullos más grandes de mi vida, aún cuando haya gente que pueda utilizar esa frase como agravio.

-Una estructura como la de Olga no se monta solo siendo “hija de…”.

-Estoy orgullosa tanto de mi papá como de mi mamá. En cuanto a él, formó vínculo con las personas con las que trabajó, por eso mucha gente nos quiso ayudar cuando falleció.

“Todo es más corto de lo que uno piensa”

Bernarda Cella contaba con dieciséis años cuando su padre falleció. Aquel hecho traumático e inesperado le forjó, en plena adolescencia, una nueva personalidad. “Cuando algo así te sucede, te das cuenta que todo es más corto de lo que uno piensa, por eso, todo lo que tenemos para dar es tiempo”.

Luis Cella fue un histórico productor televisivo con innumerables proyectos en su haber, aunque, sin dudas, el más rimbombante fue ser el cerebro detrás de Susana Giménez durante años.

-¿Cómo te enteraste del fallecimiento de tu padre?

-La noche anterior a que lo operaran de un riñón, le festejamos el cumpleaños en la clínica. Recuerdo que me dijo que los médicos le aseguraron que había noventa y nueve por ciento de probabilidades de éxito. Estaba segura que todo iba a estar bien. Al día siguiente, pidió que todos los familiares y amigos se fueran de la habitación y que solo me quedara yo. Charlamos un rato antes que lo ingresaran al quirófano. Cuando terminó la operación, los médicos nos dijeron que todo había salido bien y nos aconsejaron irnos a descansar dado que él se despertaría varias horas después y en la terapia intensiva.

Para despejarse, Bernarda decidió salir con amigas. Estaba en plena reunión social cuando su madre la llamó por teléfono para avisarle que “se había complicado un poquito el tema” y la pasaría a buscar para ir a la clínica.

“En ese momento, tomo el teléfono e, inmediatamente, me caigo al piso y ya no recuerdo más nada”. En la era de la inmediatez, la noticia del fallecimiento de Luis Cella ya circulaba de manera pública. “No recuerdo si me llegó un mensaje o lo leí en las redes sociales. Llegué a la clínica en shock”.

Pedro, el hermano menor, Bernarda y Luis debieron comenzar una nueva vida. También Fernanda, la madre de los tres, quien no tenía experiencia laboral, pero, rápidamente, se replanteó cómo seguir y emprendió un nuevo camino. Hoy es una exitosa empresaria del rubro metalúrgico y una de las hacedoras del dispositivo escenográfico de Olga. “Mi mamá fue clave en todo esto, se hizo cargo de todo sola, nos armó como una nueva familia”.

-¿Cambiaste mucho a partir de su muerte?

-Antes que se muera mi papá era bastante rebelde, luego le comencé a dar más valor a las personas, elegí mejor de quién rodearme, incluso a mis amigas. Te diría que hoy no veo a gente que no quiero ver ni voy a lugares donde no deseo estar.

-¿Recordás a alguien que te ayudó especialmente luego de la muerte de tu padre?

-Sí, comencé terapia y fue mi terapeuta quien me salvó la vida, porque no sabía para dónde salir. Durante meses, dormí en mi casa acompañada por tíos, primos y amigos, nunca nos dejaron solos. Es muy importante irte a dormir de la mano de alguien.

-Susana Giménez, ¿estuvo cerca en ese momento?

-Sí, como siempre digo, Susana es familia, estuvo cerca en todos los momentos importantes de nuestras vidas.

Tal es el vínculo con la diva que, en los inicios de Olga, los hermanos Cella le pidieron un empujón publicitario acudiendo al estudio de la señal para ser entrevistada en el programa Soñé que volaba, a cargo de Migue Granados y Lucas Fridman. “Fue la primera invitada importante del canal y, gracias a su presencia, mucha gente nos conoció. Hacía quince años que no visitaba un estudio que no fuera el de ella, nos dio una visibilidad enorme”.

Meses después, el equipo de Olga viajó a Miami para reportear a Lionel Messi, la otra mega estrella entrevistada en el canal. Tal fue la repercusión de esa charla que Luzu TV, la señal de streaming creada por Nico Occhiato, competencia directa de Olga, decidió transmitir en dúplex ese evento tan atípico.

Deconstrucción

-Alguna vez me contaste que, en algunas reuniones compartidas con tu hermano, hay varones que siguen dirigiéndose a Luis y no a vos. ¿Sigue sucediendo?

-Pasa bastante. Ayer hablaba con Migue y él me decía que, por momentos, parezco avasallante, pero creo que es porque el entorno te obliga, la mujer tiene que tener un escalón más de personalidad.

Bernarda y Luis Cella, además de ser fundadores, comparten el cargo de “directores” de la empresa. “Hace poco, le dejé un mensaje a una persona para conversar sobre un tema vinculado a la programación del verano y, en lugar de responderme a mí, le devolvió la llamada a mi hermano”. La aclaración de él no se hizo esperar “charlalo con mi hermana, ella fue quien se comunicó”.

-Seguramente sucederá con varones más grandes, atravesados por otro tipo de organigrama social.

-Sí, en las generaciones más jóvenes pasa mucho menos, ya se entiende que eso está mal. Se trata de machismo puro.

Espacios propios

Acaba de regresar de vacaciones. Visitó Roma, Madrid y Marbella junto a su novio, el periodista Iván Schargrodsky, con quien no convive.

-Preguntarte si pensás cómo podrías organizar tu vida en caso de una posible maternidad también sería machista, en tanto y en cuanto, hoy los roles son compartidos.

-No sé si es machista preguntar eso.

-¿No?

-No todo es machismo, la maternidad tiene un rol diferente al de la paternidad. La mujer tiene nueve meses en la panza a su hijo, luego es la que le da la teta, durante el primer año del bebé la madre tiene un rol diferente al del padre y, por ende, la mujer maneja otras necesidades con respecto al varón.

-¿Te imaginás como mamá?

-Con este tema tengo varias contradicciones. Sé que quiero ser madre, pero me cuesta decidir en qué momento tomar esa decisión. Incluso pensé en no tenerlo en mi panza.

-¿Barajás la idea de la adopción?

-Quizás suceda a través del vientre subrogado.

Así como le han dicho que, en caso de ser madre, debía relegar su vida laboral durante un par de años, no fueron pocas las mujeres que la aconsejaron en dirección contraria. Una persona de su entorno le sugirió tener a su primer hijo desde un embarazo tradicional y probar cómo organizarse. “Quiero tener tres hijos, deseo ser mamá, casarme, armar mi familia de manera tradicional”.

-¿Cuándo fue la última vez que lloraste?

-Lloro todo el tiempo. La última vez fue por la muerte de la mamá de Eva Bargiela, que sucedió de manera muy sorpresiva. Conozco a Eva y sé por todo el dolor que está pasando. Lo pienso y tengo ganas de llorar.

Tradición y nuevas estéticas

-¿Te imaginás un segmento de Olga en Telefe?

-No nos cerramos a nada. De hecho, el Cris Morena Day salió tambien por esa pantalla.

El ofrecimiento habría existido, a pesar de su hermetismo. Una posibilidad guardada bajo siete llaves.

-¿Quedó antigua la televisión abierta?

-Para nada. Me gusta ver la tele, antes era fanática de Gran hermano y ahora lo soy de Bake Off, también veo LAM. La televisión abierta sigue siendo lo masivo por excelencia.

-Las cifras de rating no arrojan los mejores números. Con contenidos atractivos, ¿sentís que las audiencias se recuperarían?

-Estoy segura, sucede ahora con Susana, le va bárbaro.

Days

Los homenajes a figuras emblemáticas se convirtieron en un sello de Olga. “Fue una idea de Migue y la primera vez que lo hicimos fue a Gustavo Cerati en nuestro estudio”. Luego siguieron “Days” en torno a Los Redondos (también en el set de Olga), Luis Alberto Spinetta (en el Teatro Colón) y Cris Morena (en la sala del Gran Rex). Cada evento es a beneficio. “Es un orgullo total”. La próxima reunión de este tipo se producirá el próximo 23 de octubre en el teatro Coliseo para rendir tributo a Charly García. “Hablamos con él, su mujer y su familia”.

-¿Estará Charly en vivo?

-Ojalá, está invitado, si él quiere, sería genial.

El público de Olga mayormente está conformado por el grupo etario que va de los 25 a 35 años, con lo cual, rendir homenaje a figuras como Luis Alberto Spinetta y Charly García es una forma de acercamiento entre esos artistas y las generaciones más jóvenes. El Trap Day está en carpeta para concretarlo en el mediano plazo.

Además de esas transmisiones en vivo, Olga realizó 4 shows en el Movistar Arena porteño y una fecha en el Antel Arena de Montevideo. En noviembre, nuevamente el gran estadio porteño volverá a reunir a los talentos del canal, músicos invitados y seguidores fieles.

Lo que se viene

“Vamos a estar en Mar del Plata durante todo el mes de enero”. Las transmisiones de Olga se realizarán desde el parador Helena Beach, en el sur de la ciudad. La grilla estará conformada por los ciclos Paraíso fiscal, Sería increíble y un programa nuevo con talento aún no definido que reemplazará al de Migue Granados, quien se tomará vacaciones durante enero y febrero.

“Además, montaremos un escenario para ofrecer ocho shows”. Esos conciertos serán al atardecer y, por estas horas, se están cerrando los acuerdos con los músicos que participarán de los mismos.

En marzo de 2025 se relanzará la grilla con nuevas propuestas, una ampliación horaria y novedades para el fin de semana. Aún los nuevos nombres que se sumarán al staff no están confirmados, aunque, en algunos casos, ya habrían comenzado las charlas. “Es un equipo que no se cansa de pensar y proponer”.

-¿Los llaman figuras que desean trabajar en Olga?

-Permanentemente y me parece muy bien. No es una deshonra pedir trabajo, sino todo lo contrario, es lo más digno del mundo.

-En Olga padecieron el robo de los equipamientos poco antes de salir al aire. Volviendo al “insistir, persistir, resistir”, ese fue un gran desafío.

-Compramos los equipos a través de una persona, pero nunca recibimos nada. Siempre nos decía “ya van a llegar”, pero no llegaban. Dos semanas antes de arrancar le dijimos que los necesitábamos urgente y nunca más apareció.

-El costo habrá sido altísimo.

-Tuvimos que repensar todo, no pudimos volver a comprar lo mismo porque ya no teníamos el dinero.

-¿Es ubicable esa persona?

-Se fue del país.

-¿Pudieron iniciar acciones legales?

-No.

-Lo que no te mata, te fortalece.

-Hoy lo siento así, pero, durante dos semanas no pude dormir debido a los nervios y la angustia.

-Alguien que profesa el budismo hablaría del karma de esa persona.

-Ni pienso en él, dejé todo eso atrás, miro para adelante.

-¿Sos de borrar de plano lo malo?

-Sí, cuando falleció mi papá, ese fue uno de mis cambios.

-¿Es cierto que un coach los asesora regularmente?

-Migue nos burla, porque él no se suma, pero es cierto. Una vez por semana, mi hermano y yo nos reunimos con un coach empresarial. Es una gran herramienta, te ordena y te propone pasos a seguir.

Estilo

Antes de finalizar, algunos minutos dedicados a cierta frivolidad que no es tal y deriva en cuestiones más profundas. Bernarda Cella se sorprende cuando se le remarca el estilo marcado de su outfit. “Es un uniforme”.

-Tenés mucha personalidad para vestirte. Los sacos son tu sello.

-Me lo dicen cada vez más. Para trabajar no lo pienso tanto, me preocupo más para un evento o para mi vida personal. Me encanta la ropa desde siempre. Reconozco que tengo un estilo marcado, pero es automático, a la mañana elijo cualquier jean, remera y saco y salgo.

-Generás un grato cruce entre lo elegante y lo sport.

-Ayer traje unos zapatos raros y mi hermano me dijo que me había puesto las pantuflas. Ahora las marcas me hacen regalos y eso me encanta.

-¿Qué valor le das al dinero?

-Es difícil hablar de eso en un país con tantas necesidades, pero me gusta ganar plata y la cuido mucho. Para la vida es importante y, en una mujer, mucho más, ya que te da real independencia y libertad. Mi mamá dependió siempre de mi papá y se le complicó mucho cuando se separaron. Luego se convirtió en empresaria y es un gran ejemplo para mí. Se puede ser empoderada, pero, si se depende económicamente del chabón, no te podés ir de su lado. Las mujeres ya lo entendimos.

Antes de despedirse, desliza una primicia: “El año que viene Olga se expandirá a España, Brasil y México”.

-No paran.

-No se puede parar. Hacer este canal fue el gran sueño de mi vida.

 A los 27 años, maneja Olga junto a su hermano Luis y su socio, Migue Granados: el recuerdo de su padre, Luis Cella, y los planes a futuro  LA NACION

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