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“La muerte de Sinwar es una victoria para Netanyahu y un golpe para Hamas, pero no supone el fin de la guerra”

La muerte de Yahya Sinwar es la mayor victoria de Israel hasta el momento en la guerra contra Hamas en Gaza.

Su muerte es un duro golpe para la organización palestina, que él convirtió en una fuerza de combate que infligió la mayor derrota al Estado de Israel en su historia.

No murió en una operación de fuerzas especiales planificada, sino en un encuentro casual con las fuerzas israelíes en Rafah, en el sur de Gaza.

Una foto tomada en el lugar de los hechos muestra a Sinwar, vestido con uniforme de combate, tirado muerto entre los escombros de un edificio que fue alcanzado por un proyectil de un tanque.

Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, elogió a los soldados y dejó claro que, por grande que fuera la victoria, no era el fin de la guerra. “Hoy hemos vuelto a dejar claro lo que les ocurre a quienes nos hacen daño. Hoy hemos vuelto a mostrar al mundo la victoria del bien sobre el mal”.

“Pero la guerra, queridos míos, aún no ha terminado. Es difícil y nos está costando muy caro”. “Aún tenemos por delante grandes desafíos. Necesitamos resistencia, unidad, coraje y firmeza. Juntos lucharemos y, con la ayuda de Dios, juntos venceremos”.

Netanyahu y la abrumadora mayoría de israelíes que apoyan la guerra en Gaza necesitaban una victoria.

El reto de Israel

El primer ministro israelí ha repetido muchas veces sus objetivos de guerra: destruir a Hamas como fuerza militar y política, y traer a los rehenes de vuelta a casa.

Ninguno de estos objetivos se ha logrado, a pesar de un año de guerra en el que han muerto al menos a 42.000 palestinos y que ha dejado gran parte de Gaza en ruinas.

Pero los rehenes en manos de Hamas no son libres y la organización palestina está combatiendo y ha logrado matar tropas israelíes.

Matar a Sinwar era una victoria deseada por Israel. Pero hasta que Netanyahu pueda afirmar que se han logrado los otros objetivos del conflicto, la guerra, como él dice, continuará.

Yahya Sinwar nació en 1962 en un campo de refugiados en Jan Yunis, en la Franja de Gaza. Tenía cinco años cuando Israel le quitó a Egipto el territorio en la guerra de 1967.

Su familia estaba entre los más de 700.000 palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus hogares por las fuerzas israelíes en la guerra de 1948 en la que Israel obtuvo su independencia.

Su familia procedía de la ciudad que hoy se conoce como Ashkelon, que está cerca de la frontera norte de la Franja de Gaza.

A los 20 años, fue condenado por Israel por matar a cuatro informantes palestinos. Durante los 22 años que pasó en prisión aprendió hebreo, estudió a su enemigo y creyó que había descubierto cómo luchar contra ellos.

Su tiempo en la cárcel también significó que Israel tenía su historial dental y una muestra de su ADN, lo que significaba que podían identificar su cuerpo.

Sinwar fue liberado como uno de los más de 1.000 prisioneros palestinos que fueron intercambiados en 2011 por el soldado israelí Gilad Shalit.

El 7 de octubre del año pasado, en una serie de ataques meticulosamente planeados, Sinwar y sus hombres infligieron la peor derrota de la historia de Israel, y causaron un trauma colectivo que todavía se siente profundamente.

La matanza de alrededor de 1.200 israelíes, la toma de rehenes y la celebración de sus enemigos recordaron a muchos el holocausto nazi.

La propia experiencia de Sinwar en un intercambio de prisioneros debe haberlo convencido del valor y el poder de tomar rehenes.

“No nos rendiremos hasta que todos regresen”

En Tel Aviv, las familias de los 101 rehenes que quedan en Gaza -Israel dice que la mitad de ellos podrían estar ya muertos- se reunieron en la plaza en la que se han estado concentrando durante un año, para instar al gobierno israelí a iniciar una nueva negociación para que su gente regrese a casa.

Einav Zangauker, madre del rehén Matan Zangauker, hizo un llamamiento al primer ministro.

“Netanyahu, no entierres a los rehenes. Ve ahora a los mediadores y al público y presenta una nueva iniciativa israelí”.

“Para mi Matan y el resto de los rehenes en los túneles, el tiempo se ha acabado. Tienes las fotos de la victoria. ¡Ahora trae un acuerdo!”.

“Si Netanyahu no aprovecha este momento y no se pone en pie ahora para presentar una nueva iniciativa israelí -incluso a costa de poner fin a la guerra- significa que ha decidido abandonar a los rehenes en un esfuerzo por prolongar la guerra y fortalecer su gobierno”.

“No nos rendiremos hasta que todos regresen”.

Hamas: más allá de un lider

Muchos israelíes creen que Netanyahu quiere prolongar la guerra en Gaza para retrasar el día del ajuste de cuentas por su papel en los fallos de seguridad que permitieron a Sinwar y sus hombres entrar en Israel, y posponer quizás indefinidamente la reanudación de su juicio por graves cargos de corrupción.

Netanyahu niega esas acusaciones, insistiendo en que sólo la “victoria total” en Gaza sobre Hamas restaurará la seguridad israelí.

Al igual que otras organizaciones de noticias, Israel no permite que la BBC cruce a Gaza, salvo en viajes excepcionales y supervisados con el ejército.

En las ruinas de Jan Yunis, el lugar de nacimiento de Sinwar, los palestinos entrevistados para la BBC por por periodistas locales de confianza se mostraron desafiantes. Dijeron que la guerra continuaría.

“Esta guerra no depende de Sinwar, Haniyeh o Mishal, ni de ningún líder o funcionario”, dijo el Dr. Ramadan Faris.

“Es una guerra de exterminio contra el pueblo palestino, como todos sabemos y entendemos. El problema es mucho más grande que Sinwar o cualquier otro”.

Adnan Ashour dijo que algunas personas estaban tristes y otras eran indiferentes respecto a la muerte de Sinwar.

“No sólo están detrás de nosotros. Quieren todo Medio Oriente. Están luchando en Líbano, Siria y Yemen… Esta es una guerra entre nosotros y los judíos desde 1919, más de 100 años”.

Se le preguntó si la muerte de Sinwar afectaría a Hamas.

“Espero que no, si Dios quiere. Déjenme explicarme: Hamas no es sólo Sinwar… Es la causa de un pueblo”.

La guerra continúa en Gaza. Veinticinco palestinos murieron en un ataque en el norte de Gaza. Israel dijo que alcanzó un centro de comando de Hamas. Los médicos del hospital local afirmaron que las decenas de heridos que trataron eran civiles.

La ayuda lanzada en paracaídas se reanudó después de que los estadounidenses dijeran que Israel tenía que permitir la entrada de más alimentos y suministros.

Todos los líderes de Hamas desde los años 90 han sido asesinados por Israel, pero siempre ha habido un sucesor.

Mientras Israel celebra la muerte de Sinwar, Hamas todavía tiene rehenes y sigue luchando.

La muerte de Yahya Sinwar es la mayor victoria de Israel hasta el momento en la guerra contra Hamas en Gaza.

Su muerte es un duro golpe para la organización palestina, que él convirtió en una fuerza de combate que infligió la mayor derrota al Estado de Israel en su historia.

No murió en una operación de fuerzas especiales planificada, sino en un encuentro casual con las fuerzas israelíes en Rafah, en el sur de Gaza.

Una foto tomada en el lugar de los hechos muestra a Sinwar, vestido con uniforme de combate, tirado muerto entre los escombros de un edificio que fue alcanzado por un proyectil de un tanque.

Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, elogió a los soldados y dejó claro que, por grande que fuera la victoria, no era el fin de la guerra. “Hoy hemos vuelto a dejar claro lo que les ocurre a quienes nos hacen daño. Hoy hemos vuelto a mostrar al mundo la victoria del bien sobre el mal”.

“Pero la guerra, queridos míos, aún no ha terminado. Es difícil y nos está costando muy caro”. “Aún tenemos por delante grandes desafíos. Necesitamos resistencia, unidad, coraje y firmeza. Juntos lucharemos y, con la ayuda de Dios, juntos venceremos”.

Netanyahu y la abrumadora mayoría de israelíes que apoyan la guerra en Gaza necesitaban una victoria.

El reto de Israel

El primer ministro israelí ha repetido muchas veces sus objetivos de guerra: destruir a Hamas como fuerza militar y política, y traer a los rehenes de vuelta a casa.

Ninguno de estos objetivos se ha logrado, a pesar de un año de guerra en el que han muerto al menos a 42.000 palestinos y que ha dejado gran parte de Gaza en ruinas.

Pero los rehenes en manos de Hamas no son libres y la organización palestina está combatiendo y ha logrado matar tropas israelíes.

Matar a Sinwar era una victoria deseada por Israel. Pero hasta que Netanyahu pueda afirmar que se han logrado los otros objetivos del conflicto, la guerra, como él dice, continuará.

Yahya Sinwar nació en 1962 en un campo de refugiados en Jan Yunis, en la Franja de Gaza. Tenía cinco años cuando Israel le quitó a Egipto el territorio en la guerra de 1967.

Su familia estaba entre los más de 700.000 palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus hogares por las fuerzas israelíes en la guerra de 1948 en la que Israel obtuvo su independencia.

Su familia procedía de la ciudad que hoy se conoce como Ashkelon, que está cerca de la frontera norte de la Franja de Gaza.

A los 20 años, fue condenado por Israel por matar a cuatro informantes palestinos. Durante los 22 años que pasó en prisión aprendió hebreo, estudió a su enemigo y creyó que había descubierto cómo luchar contra ellos.

Su tiempo en la cárcel también significó que Israel tenía su historial dental y una muestra de su ADN, lo que significaba que podían identificar su cuerpo.

Sinwar fue liberado como uno de los más de 1.000 prisioneros palestinos que fueron intercambiados en 2011 por el soldado israelí Gilad Shalit.

El 7 de octubre del año pasado, en una serie de ataques meticulosamente planeados, Sinwar y sus hombres infligieron la peor derrota de la historia de Israel, y causaron un trauma colectivo que todavía se siente profundamente.

La matanza de alrededor de 1.200 israelíes, la toma de rehenes y la celebración de sus enemigos recordaron a muchos el holocausto nazi.

La propia experiencia de Sinwar en un intercambio de prisioneros debe haberlo convencido del valor y el poder de tomar rehenes.

“No nos rendiremos hasta que todos regresen”

En Tel Aviv, las familias de los 101 rehenes que quedan en Gaza -Israel dice que la mitad de ellos podrían estar ya muertos- se reunieron en la plaza en la que se han estado concentrando durante un año, para instar al gobierno israelí a iniciar una nueva negociación para que su gente regrese a casa.

Einav Zangauker, madre del rehén Matan Zangauker, hizo un llamamiento al primer ministro.

“Netanyahu, no entierres a los rehenes. Ve ahora a los mediadores y al público y presenta una nueva iniciativa israelí”.

“Para mi Matan y el resto de los rehenes en los túneles, el tiempo se ha acabado. Tienes las fotos de la victoria. ¡Ahora trae un acuerdo!”.

“Si Netanyahu no aprovecha este momento y no se pone en pie ahora para presentar una nueva iniciativa israelí -incluso a costa de poner fin a la guerra- significa que ha decidido abandonar a los rehenes en un esfuerzo por prolongar la guerra y fortalecer su gobierno”.

“No nos rendiremos hasta que todos regresen”.

Hamas: más allá de un lider

Muchos israelíes creen que Netanyahu quiere prolongar la guerra en Gaza para retrasar el día del ajuste de cuentas por su papel en los fallos de seguridad que permitieron a Sinwar y sus hombres entrar en Israel, y posponer quizás indefinidamente la reanudación de su juicio por graves cargos de corrupción.

Netanyahu niega esas acusaciones, insistiendo en que sólo la “victoria total” en Gaza sobre Hamas restaurará la seguridad israelí.

Al igual que otras organizaciones de noticias, Israel no permite que la BBC cruce a Gaza, salvo en viajes excepcionales y supervisados con el ejército.

En las ruinas de Jan Yunis, el lugar de nacimiento de Sinwar, los palestinos entrevistados para la BBC por por periodistas locales de confianza se mostraron desafiantes. Dijeron que la guerra continuaría.

“Esta guerra no depende de Sinwar, Haniyeh o Mishal, ni de ningún líder o funcionario”, dijo el Dr. Ramadan Faris.

“Es una guerra de exterminio contra el pueblo palestino, como todos sabemos y entendemos. El problema es mucho más grande que Sinwar o cualquier otro”.

Adnan Ashour dijo que algunas personas estaban tristes y otras eran indiferentes respecto a la muerte de Sinwar.

“No sólo están detrás de nosotros. Quieren todo Medio Oriente. Están luchando en Líbano, Siria y Yemen… Esta es una guerra entre nosotros y los judíos desde 1919, más de 100 años”.

Se le preguntó si la muerte de Sinwar afectaría a Hamas.

“Espero que no, si Dios quiere. Déjenme explicarme: Hamas no es sólo Sinwar… Es la causa de un pueblo”.

La guerra continúa en Gaza. Veinticinco palestinos murieron en un ataque en el norte de Gaza. Israel dijo que alcanzó un centro de comando de Hamas. Los médicos del hospital local afirmaron que las decenas de heridos que trataron eran civiles.

La ayuda lanzada en paracaídas se reanudó después de que los estadounidenses dijeran que Israel tenía que permitir la entrada de más alimentos y suministros.

Todos los líderes de Hamas desde los años 90 han sido asesinados por Israel, pero siempre ha habido un sucesor.

Mientras Israel celebra la muerte de Sinwar, Hamas todavía tiene rehenes y sigue luchando.

 A pesar del abatimiento del líder de la organización, el primer ministro sostuvo que el conflicto continúa; “Es difícil y nos está costando muy caro”, expresó  LA NACION

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