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Cuál es la variedad de vino blanco que se reinventa

Los números le son esquivos, y sin embargo nunca se produjo tan buen Torrontés en la Argentina como ahora. La Semana del Torrontés de Altura 2024 que concluye mañana es una buena ocasión para pasar revista a nuestra cepa blanca insignia. Como sucede con la enorme mayoría de la variedades blancas, la superficie cultivada, el consumo interno y las exportaciones de Torrontés cayeron significativamente en la última década. Respectivamente, los retrocesos fueron del 18,1%, del 15,7% y del 49,3%,según estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).

En todo caso, el único dato numérico alentador que revela el reciente informe sobre Torrontés del INV es que en 2024 la producción de esta variedad fue un 17,4% mayor que la de 2023. Esperemos que haya aquí un cambio de tendencia. Pero más allá de los números, no hay dudas de que la calidad y la diversidad de los vinos elaborados con esta variedad están en alza, dando lugar a vinos en sintonía con tendencias gastronómicas como el auge de la cocina asiática o la cocina peruana.

“La evolución del Torrontés acompaña a la de los vinos blancos argentinos –sostiene Thibaut Delmotte, enólogo de la salteña Bodega Colomé–. Son vinos que han cambiado la exuberancia y el gran peso en boca por frescura y elegancia. Y el resultado es que son vinos más fáciles de beber y más fáciles de incorporar a las comidas”.

“Estamos buscando vinos con muy buena acidez, refrescantes. Pero a la vez que se conserven mejor en la botella con el correr del paso del tiempo. Si bien en general son de consumo anual, pretendemos que su calidad, una vez embotellados no decaiga rápidamente, todo lo contrario”, agrega por su parte Alejandro Pepa, enólogo de la bodega salteña El Esteco.

Buena parte del cambio nace de un enfoque distinto en el manejo del viñedo: menores rendimientos en término de volumen que permiten obtener una fruta con un mayor equilibrio. Eso sumado a una cosecha más temprana permite obtener vinos de mayor calidad. Además, afirma Thibaut, “hoy ya no hay un solo estilo de Torrontés, porque también se ha crecido en diversidad”.

Nuevos perfiles

Francisco Morelli, socio de Bodega Tacuil y creador de Sierra Lima Alfa Wines, coincide en la explosión de diversidad que atraviesa hoy el Torrontés. “La coexistencia de diversos perfiles comienza previo a la pandemia, con la búsqueda de un perfil internacional de Torrontés. La idea de que exuberancia y la gran potencia aromática de esta variedad quizás le jugaba en contra llevó a un camino en el que se disimularon algunas de las características que lo hacen tan único. Así, surgieron torronteses no tan expresivos y no tan frutales, pero más profundos y con una acidez más marcada”, sostiene.

“Al mismo tiempo, hay toda una nueva camada de productores que intentan obtener productos originales, ecualizando de una manera diferente los distintos atributos de esta variedad que es muy versátil. Así, aparecieron torronteses con crianza en barrica o naranjos, mientras que otros empiezan a jugar con distintos puntos de cosecha. Eso se conjugó con la pandemia, durante la cual hubo un boom del consumo del vino, que empieza a llegar a un consumidor ávido de encontrar cosas nuevas, lo que da un gran impulso a toda esta explosión de diversidad.”

El resultado es que hoy no hay un solo Torrontés. Es enorme la distancia estilística que separa al torrontés de Colomé, de acidez jugosa y perfil cítrico y floral, del vertical y delicado El Enemigo, al clásico y expresivo Etchart Privado del moderno y complejo Susana Balbo Barrel Fermented. Hay todo un mundo de geniales torronteses para descubrir: El Esteco Old Vines, Sierra Lima Alfa Sacha Naranjo, Alta Vista Single Vineyard Olympe, Pasarisa, Anko…. hasta incluso hay un gran Torrontés elaborado en el extremo sur de Chubut: Otronia Lagunar.

Los números le son esquivos, y sin embargo nunca se produjo tan buen Torrontés en la Argentina como ahora. La Semana del Torrontés de Altura 2024 que concluye mañana es una buena ocasión para pasar revista a nuestra cepa blanca insignia. Como sucede con la enorme mayoría de la variedades blancas, la superficie cultivada, el consumo interno y las exportaciones de Torrontés cayeron significativamente en la última década. Respectivamente, los retrocesos fueron del 18,1%, del 15,7% y del 49,3%,según estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).

En todo caso, el único dato numérico alentador que revela el reciente informe sobre Torrontés del INV es que en 2024 la producción de esta variedad fue un 17,4% mayor que la de 2023. Esperemos que haya aquí un cambio de tendencia. Pero más allá de los números, no hay dudas de que la calidad y la diversidad de los vinos elaborados con esta variedad están en alza, dando lugar a vinos en sintonía con tendencias gastronómicas como el auge de la cocina asiática o la cocina peruana.

“La evolución del Torrontés acompaña a la de los vinos blancos argentinos –sostiene Thibaut Delmotte, enólogo de la salteña Bodega Colomé–. Son vinos que han cambiado la exuberancia y el gran peso en boca por frescura y elegancia. Y el resultado es que son vinos más fáciles de beber y más fáciles de incorporar a las comidas”.

“Estamos buscando vinos con muy buena acidez, refrescantes. Pero a la vez que se conserven mejor en la botella con el correr del paso del tiempo. Si bien en general son de consumo anual, pretendemos que su calidad, una vez embotellados no decaiga rápidamente, todo lo contrario”, agrega por su parte Alejandro Pepa, enólogo de la bodega salteña El Esteco.

Buena parte del cambio nace de un enfoque distinto en el manejo del viñedo: menores rendimientos en término de volumen que permiten obtener una fruta con un mayor equilibrio. Eso sumado a una cosecha más temprana permite obtener vinos de mayor calidad. Además, afirma Thibaut, “hoy ya no hay un solo estilo de Torrontés, porque también se ha crecido en diversidad”.

Nuevos perfiles

Francisco Morelli, socio de Bodega Tacuil y creador de Sierra Lima Alfa Wines, coincide en la explosión de diversidad que atraviesa hoy el Torrontés. “La coexistencia de diversos perfiles comienza previo a la pandemia, con la búsqueda de un perfil internacional de Torrontés. La idea de que exuberancia y la gran potencia aromática de esta variedad quizás le jugaba en contra llevó a un camino en el que se disimularon algunas de las características que lo hacen tan único. Así, surgieron torronteses no tan expresivos y no tan frutales, pero más profundos y con una acidez más marcada”, sostiene.

“Al mismo tiempo, hay toda una nueva camada de productores que intentan obtener productos originales, ecualizando de una manera diferente los distintos atributos de esta variedad que es muy versátil. Así, aparecieron torronteses con crianza en barrica o naranjos, mientras que otros empiezan a jugar con distintos puntos de cosecha. Eso se conjugó con la pandemia, durante la cual hubo un boom del consumo del vino, que empieza a llegar a un consumidor ávido de encontrar cosas nuevas, lo que da un gran impulso a toda esta explosión de diversidad.”

El resultado es que hoy no hay un solo Torrontés. Es enorme la distancia estilística que separa al torrontés de Colomé, de acidez jugosa y perfil cítrico y floral, del vertical y delicado El Enemigo, al clásico y expresivo Etchart Privado del moderno y complejo Susana Balbo Barrel Fermented. Hay todo un mundo de geniales torronteses para descubrir: El Esteco Old Vines, Sierra Lima Alfa Sacha Naranjo, Alta Vista Single Vineyard Olympe, Pasarisa, Anko…. hasta incluso hay un gran Torrontés elaborado en el extremo sur de Chubut: Otronia Lagunar.

 Lejos de los estilos y prejuicios de antaño, las nuevas generaciones exprimen toda su versatilidad  LA NACION

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