NacionalesUltimas Noticias

La “Esfera azul”, una paradójica escenografía para el discurso de Milei en el nuevo Palacio Libertad

Visible apenas en su base, la icónica Esfera azul de Julio Le Parc (Mendoza, 1928), instalada desde 2015 en el hall del ahora exCCK y antes Palacio del Correos, hizo de paradojal escenografía para el encendido discurso con el que el presidente Javier Milei cambió, otra vez, pero ahora por decreto, el nombre del lugar: ahora es Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento. Fue su primera aparición en funciones ejecutivas tras la confirmación en Diputados del veto a la Ley del Fondo Universitario, que desató una escalada de tomas en las casas de estudios terciarios públicas de todo el país. Es curioso, pero un Le Parc de apenas veinte años había participado en 1958 de la toma de la universitaria durante el conflicto conocido como Laica o Libre, en el gobierno del desarrollista Arturo Frondizi. Ese mismo año, a través de una beca del Servicio Internacional Francés, Le Parc se instaló en una buhardilla de París donde se convirtió en uno de los artistas argentinos con mayor proyección internacional como referente del Op art y el cinetismo. En 1966, Le Parc participó del pabellón francés de la Bienal de Venecia y un año después deslumbró a Buenos Aires con una retrospectiva que batió el récord de asistencia en los casi diez años que duró el Instituto Di Tella. Ese vínculo se volvería inoxidable: en 2019, 450 mil personas visitaron el CCK para ver una nueva retrospectiva suya, la exposición más vista en el espacio inaugurado en 2015.

Pero las obras de arte suelen dar vueltas sobre el tiempo como un boomerang. Formada por miles de placas de acrílico la escultura móvil que, conforme a los postulados históricos de Le Parc, refleja los cambios de la luz en su estructura, quedó en contraste con el cuestionamiento del sistema terciario público argentino, uno de los más prestigiosos de Latinoamérica. En su raíz, la Esfera azul es un producto de la participación extendida de las capas medias y los hijos de familias obreras en la Universidad. El mismo Le Parc, luego de casi un año de negociaciones con el ministerio a cargo de Hernán Lombardi, decidió donarla al Estado argentino en mayo de 2016 en agradecimiento por los años de formación que obtuvo en Buenos Aires cuando alternaba su trabajo en una marroquinería con la escuela de arte. Por entonces, Le Parc se inspiraba en el trabajo nocturno que realizaban Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino y Demetrio Urruchúa en la cúpula de las Galerías Pacífico, a quienes espiaba casi como un paparazzi. Esa idea del mural como experiencia colectiva llevada adelante por artistas cercanos al Partido Comunista marcó los fundamentos del GRAV (Groupe de la Recherché d’ art visuel) que lanzó en París con un audaz manifiesto que ponía en cuestión la función del arte, de sus instituciones y de los espectadores. Aunque el Op art (arte óptico) y el cinetismo suelen verse teñidos de un formalismo neutral (nombres como Esfera azul evitan cualquier asociación por fuera de su forma), el GRAV formó parte de la efervescencia de la segunda mitad de los 60 con intervenciones en la calle de inspiración contestataria. Así, el mismo Le Parc terminaría participando de la toma de la fábrica de Renault durante el Mayo Francés lo que le causó la expulsión del país por extranjero. Exiliado en España, Le Parc pudo volver a París por la presión incesante del ambiente artístico con André Malraux a la cabeza del reclamo. En su fantástico estudio de la banlieue, el artista de 96 años guarda todo aquello que no considera “obra”: afiches y pancartas en apoyo a las causas de la lucha de los estudiantes del 68. La exposición que falta, acaso.

Una noche de sábado de octubre de 2024, los átomos de la obra de Le Parc volvieron a politizarse durante el relanzamiento del espacio como Palacio Libertad. Las líneas inferiores de la gran esfera valuada en 800 mil dólares emitían destellos por detrás del presidente libertario. Acaso se pensó como un buen fondo de pantalla decorativo, que no lo es ni lo será en absoluto. Porque detrás de los materiales (no tan) mudos de la que está hecha, acrílico e hilo de tanza, hay una ideología estética. Aunque Le Parc haya dejado sus días de enragé cinético hace décadas.

Visible apenas en su base, la icónica Esfera azul de Julio Le Parc (Mendoza, 1928), instalada desde 2015 en el hall del ahora exCCK y antes Palacio del Correos, hizo de paradojal escenografía para el encendido discurso con el que el presidente Javier Milei cambió, otra vez, pero ahora por decreto, el nombre del lugar: ahora es Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento. Fue su primera aparición en funciones ejecutivas tras la confirmación en Diputados del veto a la Ley del Fondo Universitario, que desató una escalada de tomas en las casas de estudios terciarios públicas de todo el país. Es curioso, pero un Le Parc de apenas veinte años había participado en 1958 de la toma de la universitaria durante el conflicto conocido como Laica o Libre, en el gobierno del desarrollista Arturo Frondizi. Ese mismo año, a través de una beca del Servicio Internacional Francés, Le Parc se instaló en una buhardilla de París donde se convirtió en uno de los artistas argentinos con mayor proyección internacional como referente del Op art y el cinetismo. En 1966, Le Parc participó del pabellón francés de la Bienal de Venecia y un año después deslumbró a Buenos Aires con una retrospectiva que batió el récord de asistencia en los casi diez años que duró el Instituto Di Tella. Ese vínculo se volvería inoxidable: en 2019, 450 mil personas visitaron el CCK para ver una nueva retrospectiva suya, la exposición más vista en el espacio inaugurado en 2015.

Pero las obras de arte suelen dar vueltas sobre el tiempo como un boomerang. Formada por miles de placas de acrílico la escultura móvil que, conforme a los postulados históricos de Le Parc, refleja los cambios de la luz en su estructura, quedó en contraste con el cuestionamiento del sistema terciario público argentino, uno de los más prestigiosos de Latinoamérica. En su raíz, la Esfera azul es un producto de la participación extendida de las capas medias y los hijos de familias obreras en la Universidad. El mismo Le Parc, luego de casi un año de negociaciones con el ministerio a cargo de Hernán Lombardi, decidió donarla al Estado argentino en mayo de 2016 en agradecimiento por los años de formación que obtuvo en Buenos Aires cuando alternaba su trabajo en una marroquinería con la escuela de arte. Por entonces, Le Parc se inspiraba en el trabajo nocturno que realizaban Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino y Demetrio Urruchúa en la cúpula de las Galerías Pacífico, a quienes espiaba casi como un paparazzi. Esa idea del mural como experiencia colectiva llevada adelante por artistas cercanos al Partido Comunista marcó los fundamentos del GRAV (Groupe de la Recherché d’ art visuel) que lanzó en París con un audaz manifiesto que ponía en cuestión la función del arte, de sus instituciones y de los espectadores. Aunque el Op art (arte óptico) y el cinetismo suelen verse teñidos de un formalismo neutral (nombres como Esfera azul evitan cualquier asociación por fuera de su forma), el GRAV formó parte de la efervescencia de la segunda mitad de los 60 con intervenciones en la calle de inspiración contestataria. Así, el mismo Le Parc terminaría participando de la toma de la fábrica de Renault durante el Mayo Francés lo que le causó la expulsión del país por extranjero. Exiliado en España, Le Parc pudo volver a París por la presión incesante del ambiente artístico con André Malraux a la cabeza del reclamo. En su fantástico estudio de la banlieue, el artista de 96 años guarda todo aquello que no considera “obra”: afiches y pancartas en apoyo a las causas de la lucha de los estudiantes del 68. La exposición que falta, acaso.

Una noche de sábado de octubre de 2024, los átomos de la obra de Le Parc volvieron a politizarse durante el relanzamiento del espacio como Palacio Libertad. Las líneas inferiores de la gran esfera valuada en 800 mil dólares emitían destellos por detrás del presidente libertario. Acaso se pensó como un buen fondo de pantalla decorativo, que no lo es ni lo será en absoluto. Porque detrás de los materiales (no tan) mudos de la que está hecha, acrílico e hilo de tanza, hay una ideología estética. Aunque Le Parc haya dejado sus días de enragé cinético hace décadas.

 Por qué la obra de Le Parc, que el artista radicado en Francia donó al Estado argentino en agradecimiento por sus años de formación, no es un mero objeto decorativo  LA NACION

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Cerrar