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Quién es Eddie Gallagher, el exmilitar de EE.UU. que pasó meses preso y ahora trabaja para que nadie más pase su calvario

Eddie Gallagher, un exmiembro del cuerpo de élite Navy SEAL de Estados Unidos (equipos de Tierra, Mar y Aire de la Armada, en español), es un veterano que dedicó más de 20 años de su vida al servicio en diversas zonas de combate. Sin embargo, su carrera tomó un giro inesperado cuando fue acusado de crímenes de guerra y encarcelado durante varios meses.

Hoy, ya retirado, lucha por proteger a otros militares y agentes policiales que enfrentan cargos injustos. En ese sentido, lidera una organización sin fines de lucro que brinda apoyo legal y financiero a quienes se ven envueltos en situaciones similares a la que él mismo atravesó.

Hace menos de una década, Gallagher fue acusado de crímenes de guerra en Irak

En 2017, Eddie Gallagher regresó a casa tras su octava misión en el extranjero. En lugar de un reconocimiento por su servicio, se encontró en el centro de una tormenta mediática y judicial. Fue acusado de cometer diez crímenes de guerra, entre ellos el asesinato de un prisionero del Estado Islámico en Irak. Durante el juicio, diversos medios y la fiscalía lo colocaron en el ojo de la tormenta, convirtiéndolo en un símbolo de controversia sobre la conducta militar en combate.

Gallagher estuvo casi ocho meses en prisión preventiva mientras se llevaba a cabo el proceso judicial. Finalmente, en 2019, fue absuelto de la mayoría de los cargos, incluido el de asesinato, pero se lo declaró culpable de un delito menor por posar con el cadáver del combatiente. A raíz de esto, la Marina decidió reducir su rango de jefe a oficial de primera clase.

Según informó Fox News, Gallagher describió esta experiencia como un “calvario” que no solo lo afectó a él, sino también a su familia, debido a la presión mediática y judicial a la que se vieron sometidos.

Donald Trump apoyó a Gallagher mientras atravesaba el proceso judicial

La situación de Gallagher no pasó desapercibida en la arena política. El entonces presidente Donald Trump se involucró personalmente en el caso e influyó en el desenlace de su proceso. El ahora candidato republicano neoyorquino restauró el rango del SEAL y evitó que la Marina tomara más acciones disciplinarias en su contra, lo que incluyó la posibilidad de retirarle el distintivo de los Navy SEAL. Además, el tomó medidas como el despido del secretario de la Marina, Richard Spencer, por su manejo del caso, en lo que se convirtió en una intervención sin precedentes en un asunto de Justicia militar.

Después de esta controvertida absolución, Gallagher decidió retirarse del servicio en 2020. Junto a su esposa Andrea, fundó la Pipe Hitter Foundation, una organización destinada a apoyar a miembros de las fuerzas armadas y oficiales de policía que, según él, son injustamente acusados por su trabajo. Desde su retiro, Gallagher se convirtió en un férreo defensor de la reforma en el sistema de judicial militar, al cual calificó de obsoleto y corrupto.

Gallagher tiene una fundación para ayudar a oficiales que son “injustamente acusados”

Actualmente, Gallagher se dedica a liderar la Pipe Hitter Foundation, cuyo objetivo principal es proporcionar asistencia legal y financiera a aquellos que, como él, se ven atrapados en procesos judiciales injustos. La fundación tomó casos notables, como el del teniente coronel Stuart Scheller, un oficial de los Marines que fue juzgado por criticar a la cúpula militar tras la retirada de Afganistán en 2021, y el del comandante Erik Ramey, un médico de la Marina involucrado en una investigación tras la muerte de un soldado en un riguroso entrenamiento.

Gallagher afirmó en una entrevista que una de las mayores motivaciones detrás de su trabajo es evitar que otros militares vivan el “infierno” que él atravesó. “Lo que hacemos es apoyar a militares, policías y primeros respondedores que son acusados injustamente. Proveemos ayuda de emergencia a sus familias mientras enfrentan esos momentos estresantes”, explicó. La organización ayudó a figuras polémicas con la convicción de que nadie debe ser demonizado antes de tener su día en la corte, según comentó.

Además de su labor en la fundación, Gallagher organiza distintos eventos para recaudar fondos. El pasado 12 de octubre armó el “Operator For a Day”, una jornada en la que los asistentes pudieron participar en entrenamientos con armas y demostraciones de combate cercanas a las que realizan los SEALs. Estos encuentros buscan juntar capitales para apoyar a militares y agentes del orden que enfrentan cargos injustos, pero, según comentó, también tienen como objetivo concientizar al público sobre los desafíos que estos profesionales enfrentan tanto dentro como fuera del campo de batalla.

Para Gallagher, su fundación es también una forma de retribuir a aquellos que fueron injustamente castigados por cumplir con su deber. Él mismo expresó que el sistema de justicia militar es un problema que afecta a más personas de lo que muchos creen. “Conocí a jóvenes en la cárcel que no merecían estar ahí. Cometieron errores y el castigo excesivo es una epidemia en el ejército. Estos chicos cumplen condenas largas por infracciones menores”, consideró.

Eddie Gallagher, un exmiembro del cuerpo de élite Navy SEAL de Estados Unidos (equipos de Tierra, Mar y Aire de la Armada, en español), es un veterano que dedicó más de 20 años de su vida al servicio en diversas zonas de combate. Sin embargo, su carrera tomó un giro inesperado cuando fue acusado de crímenes de guerra y encarcelado durante varios meses.

Hoy, ya retirado, lucha por proteger a otros militares y agentes policiales que enfrentan cargos injustos. En ese sentido, lidera una organización sin fines de lucro que brinda apoyo legal y financiero a quienes se ven envueltos en situaciones similares a la que él mismo atravesó.

Hace menos de una década, Gallagher fue acusado de crímenes de guerra en Irak

En 2017, Eddie Gallagher regresó a casa tras su octava misión en el extranjero. En lugar de un reconocimiento por su servicio, se encontró en el centro de una tormenta mediática y judicial. Fue acusado de cometer diez crímenes de guerra, entre ellos el asesinato de un prisionero del Estado Islámico en Irak. Durante el juicio, diversos medios y la fiscalía lo colocaron en el ojo de la tormenta, convirtiéndolo en un símbolo de controversia sobre la conducta militar en combate.

Gallagher estuvo casi ocho meses en prisión preventiva mientras se llevaba a cabo el proceso judicial. Finalmente, en 2019, fue absuelto de la mayoría de los cargos, incluido el de asesinato, pero se lo declaró culpable de un delito menor por posar con el cadáver del combatiente. A raíz de esto, la Marina decidió reducir su rango de jefe a oficial de primera clase.

Según informó Fox News, Gallagher describió esta experiencia como un “calvario” que no solo lo afectó a él, sino también a su familia, debido a la presión mediática y judicial a la que se vieron sometidos.

Donald Trump apoyó a Gallagher mientras atravesaba el proceso judicial

La situación de Gallagher no pasó desapercibida en la arena política. El entonces presidente Donald Trump se involucró personalmente en el caso e influyó en el desenlace de su proceso. El ahora candidato republicano neoyorquino restauró el rango del SEAL y evitó que la Marina tomara más acciones disciplinarias en su contra, lo que incluyó la posibilidad de retirarle el distintivo de los Navy SEAL. Además, el tomó medidas como el despido del secretario de la Marina, Richard Spencer, por su manejo del caso, en lo que se convirtió en una intervención sin precedentes en un asunto de Justicia militar.

Después de esta controvertida absolución, Gallagher decidió retirarse del servicio en 2020. Junto a su esposa Andrea, fundó la Pipe Hitter Foundation, una organización destinada a apoyar a miembros de las fuerzas armadas y oficiales de policía que, según él, son injustamente acusados por su trabajo. Desde su retiro, Gallagher se convirtió en un férreo defensor de la reforma en el sistema de judicial militar, al cual calificó de obsoleto y corrupto.

Gallagher tiene una fundación para ayudar a oficiales que son “injustamente acusados”

Actualmente, Gallagher se dedica a liderar la Pipe Hitter Foundation, cuyo objetivo principal es proporcionar asistencia legal y financiera a aquellos que, como él, se ven atrapados en procesos judiciales injustos. La fundación tomó casos notables, como el del teniente coronel Stuart Scheller, un oficial de los Marines que fue juzgado por criticar a la cúpula militar tras la retirada de Afganistán en 2021, y el del comandante Erik Ramey, un médico de la Marina involucrado en una investigación tras la muerte de un soldado en un riguroso entrenamiento.

Gallagher afirmó en una entrevista que una de las mayores motivaciones detrás de su trabajo es evitar que otros militares vivan el “infierno” que él atravesó. “Lo que hacemos es apoyar a militares, policías y primeros respondedores que son acusados injustamente. Proveemos ayuda de emergencia a sus familias mientras enfrentan esos momentos estresantes”, explicó. La organización ayudó a figuras polémicas con la convicción de que nadie debe ser demonizado antes de tener su día en la corte, según comentó.

Además de su labor en la fundación, Gallagher organiza distintos eventos para recaudar fondos. El pasado 12 de octubre armó el “Operator For a Day”, una jornada en la que los asistentes pudieron participar en entrenamientos con armas y demostraciones de combate cercanas a las que realizan los SEALs. Estos encuentros buscan juntar capitales para apoyar a militares y agentes del orden que enfrentan cargos injustos, pero, según comentó, también tienen como objetivo concientizar al público sobre los desafíos que estos profesionales enfrentan tanto dentro como fuera del campo de batalla.

Para Gallagher, su fundación es también una forma de retribuir a aquellos que fueron injustamente castigados por cumplir con su deber. Él mismo expresó que el sistema de justicia militar es un problema que afecta a más personas de lo que muchos creen. “Conocí a jóvenes en la cárcel que no merecían estar ahí. Cometieron errores y el castigo excesivo es una epidemia en el ejército. Estos chicos cumplen condenas largas por infracciones menores”, consideró.

 Luego de un juicio donde fue apoyado por Donald Trump, se retiró de las Fuerzas Armadas y armó una fundación para acompañar legal y financieramente a miembros de la Policía y la milicia que enfrentan cargos “injustos”  LA NACION

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