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La cocinera Ximena Sáenz nos abrió las puertas de su PH familiar de estilo escandinavo

Cuando Martín Sabater y Ximena Sáenz eligieron esta casa en Villa Urquiza, nueve años atrás, sus padres se llamaron a silencio. No le veían la vuelta posible. “‘¿Vos estás seguro?’, me dijo mi papá. Pero yo ya había visualizado la reforma”, cuenta Martín, fundador de B. Jabones y ex-socio de Sabater Hermanos, la empresa familiar del mismo rubro.

De madre arquitecta y con una marcada pasión por esa disciplina (el noventa por ciento de su biblioteca está tomada por libros de diseño, en particular, escandinavo), Martín estudió Estética y Heurística, como oyente, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.

Y claro, ante la oportunidad que le daba su propia casa, decidió lanzarse de la teoría a la práctica, proyectando y dirigiendo la primera etapa de la obra, en planta baja. Abrió vanos, integró cuartos y buscó potenciar dos espacios: la cocina, que es el lugar de trabajo de Ximena, y el jardín, que tanta falta les hacía en su anterior departamento de Núñez.

La segunda etapa de la obra fue “más privilegiada”. El presupuesto dio para crecer en altura y contratar a tres arquitectas amigas, entonces asociadas: María Paz Piperno, Sofía Cacchione y Cecilia Calandrelli. Pero Martín les adelantó que no les sacaría los ojos de encima. Así se aseguró, junto con su mujer, que su hija Nerolí tendría 160m2 de vía libre para desplegarse, jugar y correr.

Despejamos todo para que Nerolí pudiera jugar libremente. No hay mesas ratonas ni lámparas de mesa ni de pie. En vez de eso, creamos espacios de apoyo entre los sillones y colocamos apliques de luz bajos en las paredes

Martín Sabater, fundador de B. Jabones y dueño de casa

Una reforma a la medida de una familia creativa

“Siempre pensamos la cocina integrada porque nos gusta mucho recibir gente; también para que se viera el corazón de la casa, donde Ximena ejerce su profesión”

Luz y color en el monoambiente de una chef

El mármol de la mesada fue un regalo de un vecino, que lo tenía en su antigua carnicería. Lo pulieron y emprolijaron los cantos

Áreas de trabajo y descanso

Los dueños de casa temían que su hija se trepara por el parapeto de la escalera, así que optaron por una estantería multifunción: protege, decora y suma lugar de guardado.

Tengo una suerte de fetiche con lo escandinavo, desde chico. Visité muchas veces Oslo, Estocolmo y Helsinki: de ahí mi interés por ese estilo arquitectónico despejado y sencillo

Martín

Ingenio aplicado:cómo un ph fue de 30 a 90 m2

Hay dos claves en el cuarto infantil: la cama alargada (para optimizar el espacio y poder recibir invitados) y el piso de PVC (que se mancha y moja sin dañarse), “un antes y un después” para Ximena y Martín.

En el baño, revestimiento ‘Subway’ blanco, mesada blanca (Silestone) y bajomesada en guatambú. Una ventana cenital con control mecánico les permite no solo ventilar sino también contemplar las estrellas.

Bien verde

A la enredadera de 80 años (uno de los factores que los impulsaron a comprar la casa) le sumaron más plantas, con diseño de la paisajista Laura Trotti (Rolândia).

RAGOÛT DE CORDERO

Por Ximena Sáenz

INGREDIENTES (para 6):

2 paletas de cordero deshuesadas2 zanahorias medianas cortadas en cubos irregulares2 tallos de apio cortados finamente1 tallo de puerro cortado finamente4 dientes de ajo500 ml de caldo casero de verduras500 g de tomate en conserva250 ml de Cabernet Franc1 brizna de romero1 brizna de tomillo1 hoja de laurel50 g de azúcarAceite de oliva c/nSal y pimienta c/n

PREPARACIÓN:

Cortar en cubos de 2 cm el cordero deshuesado. Colocar aceite de oliva en una sartén y dorar el cordero a alta temperatura durante 10 minutos. Reservar. En la misma sartén (sin descartar el excedente de aceite de oliva ni la grasa residual del cordero), dorar las zanahorias, el puerro y el apio a fuego medio, por 15 minutos. Colocar una olla a fuego bajo. Incorporar el cordero, los vegetales dorados, la totalidad de las aromáticas, sal, mucha pimienta, la mitad del caldo, el vino, el azúcar y el tomate en conserva. Cocinar a fuego bajo por dos horas y retirar el laurel a los 30 minutos de empezada la cocción. Se puede levantar la tapa de la olla cuantas veces sea necesario. Si la preparación se queda sin líquido, agregar más caldo.

Sugerencia: acompañar el plato con papas fritas caseras o puré de papas con yemas, ajo rallado y aceitunas negras.

Cuando Martín Sabater y Ximena Sáenz eligieron esta casa en Villa Urquiza, nueve años atrás, sus padres se llamaron a silencio. No le veían la vuelta posible. “‘¿Vos estás seguro?’, me dijo mi papá. Pero yo ya había visualizado la reforma”, cuenta Martín, fundador de B. Jabones y ex-socio de Sabater Hermanos, la empresa familiar del mismo rubro.

De madre arquitecta y con una marcada pasión por esa disciplina (el noventa por ciento de su biblioteca está tomada por libros de diseño, en particular, escandinavo), Martín estudió Estética y Heurística, como oyente, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.

Y claro, ante la oportunidad que le daba su propia casa, decidió lanzarse de la teoría a la práctica, proyectando y dirigiendo la primera etapa de la obra, en planta baja. Abrió vanos, integró cuartos y buscó potenciar dos espacios: la cocina, que es el lugar de trabajo de Ximena, y el jardín, que tanta falta les hacía en su anterior departamento de Núñez.

La segunda etapa de la obra fue “más privilegiada”. El presupuesto dio para crecer en altura y contratar a tres arquitectas amigas, entonces asociadas: María Paz Piperno, Sofía Cacchione y Cecilia Calandrelli. Pero Martín les adelantó que no les sacaría los ojos de encima. Así se aseguró, junto con su mujer, que su hija Nerolí tendría 160m2 de vía libre para desplegarse, jugar y correr.

Despejamos todo para que Nerolí pudiera jugar libremente. No hay mesas ratonas ni lámparas de mesa ni de pie. En vez de eso, creamos espacios de apoyo entre los sillones y colocamos apliques de luz bajos en las paredes

Martín Sabater, fundador de B. Jabones y dueño de casa

Una reforma a la medida de una familia creativa

“Siempre pensamos la cocina integrada porque nos gusta mucho recibir gente; también para que se viera el corazón de la casa, donde Ximena ejerce su profesión”

Luz y color en el monoambiente de una chef

El mármol de la mesada fue un regalo de un vecino, que lo tenía en su antigua carnicería. Lo pulieron y emprolijaron los cantos

Áreas de trabajo y descanso

Los dueños de casa temían que su hija se trepara por el parapeto de la escalera, así que optaron por una estantería multifunción: protege, decora y suma lugar de guardado.

Tengo una suerte de fetiche con lo escandinavo, desde chico. Visité muchas veces Oslo, Estocolmo y Helsinki: de ahí mi interés por ese estilo arquitectónico despejado y sencillo

Martín

Ingenio aplicado:cómo un ph fue de 30 a 90 m2

Hay dos claves en el cuarto infantil: la cama alargada (para optimizar el espacio y poder recibir invitados) y el piso de PVC (que se mancha y moja sin dañarse), “un antes y un después” para Ximena y Martín.

En el baño, revestimiento ‘Subway’ blanco, mesada blanca (Silestone) y bajomesada en guatambú. Una ventana cenital con control mecánico les permite no solo ventilar sino también contemplar las estrellas.

Bien verde

A la enredadera de 80 años (uno de los factores que los impulsaron a comprar la casa) le sumaron más plantas, con diseño de la paisajista Laura Trotti (Rolândia).

RAGOÛT DE CORDERO

Por Ximena Sáenz

INGREDIENTES (para 6):

2 paletas de cordero deshuesadas2 zanahorias medianas cortadas en cubos irregulares2 tallos de apio cortados finamente1 tallo de puerro cortado finamente4 dientes de ajo500 ml de caldo casero de verduras500 g de tomate en conserva250 ml de Cabernet Franc1 brizna de romero1 brizna de tomillo1 hoja de laurel50 g de azúcarAceite de oliva c/nSal y pimienta c/n

PREPARACIÓN:

Cortar en cubos de 2 cm el cordero deshuesado. Colocar aceite de oliva en una sartén y dorar el cordero a alta temperatura durante 10 minutos. Reservar. En la misma sartén (sin descartar el excedente de aceite de oliva ni la grasa residual del cordero), dorar las zanahorias, el puerro y el apio a fuego medio, por 15 minutos. Colocar una olla a fuego bajo. Incorporar el cordero, los vegetales dorados, la totalidad de las aromáticas, sal, mucha pimienta, la mitad del caldo, el vino, el azúcar y el tomate en conserva. Cocinar a fuego bajo por dos horas y retirar el laurel a los 30 minutos de empezada la cocción. Se puede levantar la tapa de la olla cuantas veces sea necesario. Si la preparación se queda sin líquido, agregar más caldo.

Sugerencia: acompañar el plato con papas fritas caseras o puré de papas con yemas, ajo rallado y aceitunas negras.

 Un arquitecto amateur y una famosa cocinera se las rebuscaron para optimizar la superficie de su PH, hoy con espacios integrados y despojados en los que su hija de 3 años se mueve con libertad.  LA NACION

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