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Hizo reír a cientos con su humor en la TV hasta que emigró a Miami, pero su comedia sigue vigente 20 años después

Fue uno de los comediantes que acompañó a Marcelo Tinelli en el exitoso programa VideoMatch durante los años 90, convirtiéndose rápidamente en uno de los humoristas más queridos y populares de la televisión argentina. Desde sus inicios, logró destacarse también en otros espacios como Peligro: Sin codificar, donde dejó una huella con su estilo único y su capacidad para conectar con el público. De todas formas, su trayectoria no estuvo exenta de desafíos, ya que, a lo largo de su carrera, enfrentó las dificultades de un camino lleno de altibajos, especialmente en un contexto de cambio cultural que impactó profundamente en su manera de hacer humor.

Nacido en el barrio porteño de Caballito, creció marcado por la influencia de su padre, de quien heredó el fanatismo por San Lorenzo de Almagro, y de su madre, de quien adoptó el sentido del humor y la costumbre de ser “mal hablado”. A diferencia de muchos actores de su generación, no tuvo ningún tipo de contacto inicial con el mundo de la actuación. Estudió para ser maestro en el colegio Mariano Acosta y trabajó en una fábrica de confección de ropa, soñando con establecer su propia industria textil. Sin embargo, en 1989, tras años de dificultades económicas y cansado de no poder llegar a fin de mes, decidió darle un giro inesperado a su vida y comenzó a estudiar teatro, descubriendo así una pasión que cambiaría su destino para siempre.

Sus comienzos marcados por el teatro y un éxito inesperado que cambió su vida

Samsó comenzó su carrera como intérprete a principios de los 90 en el teatro independiente, participando en espacios como el Pozo Voluptuoso y el Parakultural. En 1992, fue convocado para integrar el elenco del programa de humor De la cabeza, liderado por Alfredo Casero, destacándose por su estilo frenético y situaciones inesperadas. Posteriormente, fue uno de los pocos comediantes que permaneció durante las cuatro temporadas del ciclo Cha Cha Cha, donde creó personajes memorables como “Alakrán”, el humorista que lanzaba papelitos de colores tras cada chiste, y la “Señora Luna”, conocida por sus historias antes de dormir. Además, colaboró en otros proyectos como La Banda Dominguera.

De todas formas, el éxito a su vida llegó con VideoMatch, en 1997, ya que se trató de una de las oportunidades televisivas más importantes de su carrera. Allí le dio vida al mítico “Fernandito”, que rápidamente se volvió uno de los favoritos del show, debido a su famosa frase “Me tomo un Agaromba y todo me chupa un huevo”. Sus presentaciones en el programa generaban revuelo, ya que era un personaje sin filtros y “muy mal hablado”.

Durante esos años de éxito, Samsó trabajó en obras teatrales junto a reconocidos cómicos como Jorge Corona y Alfredo Casero. Tras el final del formato conducido por Marcelo Tinelli, se convirtió en un invitado habitual en programas de televisión como Sin codificar, Bendita TV y Peligro: sin codificar. A lo largo de su carrera, siguió creando personajes icónicos como “El Wachón” (una parodia de “El Guasón”), la Abuelita, el Maestro Zen (un gurú indio que se enamora de la vida del argentino) y el Payaso Amarguito (un payaso con tendencias depresivas), entre otros.

Su presente laboral en Miami

Parecidos…

Actualmente, dio un giro significativo en su vida al mudarse a Miami, donde realiza shows privados en eventos y restaurantes, manteniendo su enfoque en el humor. Además, vende saludos en formato de videos para cumpleaños, despedidas de soltero y más. Por otro lado, se mantiene activo en las redes sociales, especialmente en Instagram, donde cuenta con 290 mil seguidores. A través de esta plataforma, comparte diariamente contenido divertido, incluyendo videos de comedia.

Claramente, los usuarios aún lo recuerdan por sus cómicos personajes que se volvieron inolvidables, y le dejan mensajes de puro cariño entre los comentarios. “No sé por qué, pero la voz de alacrán ya tiene el 50% ganada mi sonrisa. Genio total”; “Merecido descanso Alacrán”; “El Bryan Cranston argento” y “Siempre arrancándome una gran sonrisa. Seguí así, genio”, son algunas de las dedicatorias más destacadas.

Fue uno de los comediantes que acompañó a Marcelo Tinelli en el exitoso programa VideoMatch durante los años 90, convirtiéndose rápidamente en uno de los humoristas más queridos y populares de la televisión argentina. Desde sus inicios, logró destacarse también en otros espacios como Peligro: Sin codificar, donde dejó una huella con su estilo único y su capacidad para conectar con el público. De todas formas, su trayectoria no estuvo exenta de desafíos, ya que, a lo largo de su carrera, enfrentó las dificultades de un camino lleno de altibajos, especialmente en un contexto de cambio cultural que impactó profundamente en su manera de hacer humor.

Nacido en el barrio porteño de Caballito, creció marcado por la influencia de su padre, de quien heredó el fanatismo por San Lorenzo de Almagro, y de su madre, de quien adoptó el sentido del humor y la costumbre de ser “mal hablado”. A diferencia de muchos actores de su generación, no tuvo ningún tipo de contacto inicial con el mundo de la actuación. Estudió para ser maestro en el colegio Mariano Acosta y trabajó en una fábrica de confección de ropa, soñando con establecer su propia industria textil. Sin embargo, en 1989, tras años de dificultades económicas y cansado de no poder llegar a fin de mes, decidió darle un giro inesperado a su vida y comenzó a estudiar teatro, descubriendo así una pasión que cambiaría su destino para siempre.

Sus comienzos marcados por el teatro y un éxito inesperado que cambió su vida

Samsó comenzó su carrera como intérprete a principios de los 90 en el teatro independiente, participando en espacios como el Pozo Voluptuoso y el Parakultural. En 1992, fue convocado para integrar el elenco del programa de humor De la cabeza, liderado por Alfredo Casero, destacándose por su estilo frenético y situaciones inesperadas. Posteriormente, fue uno de los pocos comediantes que permaneció durante las cuatro temporadas del ciclo Cha Cha Cha, donde creó personajes memorables como “Alakrán”, el humorista que lanzaba papelitos de colores tras cada chiste, y la “Señora Luna”, conocida por sus historias antes de dormir. Además, colaboró en otros proyectos como La Banda Dominguera.

De todas formas, el éxito a su vida llegó con VideoMatch, en 1997, ya que se trató de una de las oportunidades televisivas más importantes de su carrera. Allí le dio vida al mítico “Fernandito”, que rápidamente se volvió uno de los favoritos del show, debido a su famosa frase “Me tomo un Agaromba y todo me chupa un huevo”. Sus presentaciones en el programa generaban revuelo, ya que era un personaje sin filtros y “muy mal hablado”.

Durante esos años de éxito, Samsó trabajó en obras teatrales junto a reconocidos cómicos como Jorge Corona y Alfredo Casero. Tras el final del formato conducido por Marcelo Tinelli, se convirtió en un invitado habitual en programas de televisión como Sin codificar, Bendita TV y Peligro: sin codificar. A lo largo de su carrera, siguió creando personajes icónicos como “El Wachón” (una parodia de “El Guasón”), la Abuelita, el Maestro Zen (un gurú indio que se enamora de la vida del argentino) y el Payaso Amarguito (un payaso con tendencias depresivas), entre otros.

Su presente laboral en Miami

Parecidos…

Actualmente, dio un giro significativo en su vida al mudarse a Miami, donde realiza shows privados en eventos y restaurantes, manteniendo su enfoque en el humor. Además, vende saludos en formato de videos para cumpleaños, despedidas de soltero y más. Por otro lado, se mantiene activo en las redes sociales, especialmente en Instagram, donde cuenta con 290 mil seguidores. A través de esta plataforma, comparte diariamente contenido divertido, incluyendo videos de comedia.

Claramente, los usuarios aún lo recuerdan por sus cómicos personajes que se volvieron inolvidables, y le dejan mensajes de puro cariño entre los comentarios. “No sé por qué, pero la voz de alacrán ya tiene el 50% ganada mi sonrisa. Genio total”; “Merecido descanso Alacrán”; “El Bryan Cranston argento” y “Siempre arrancándome una gran sonrisa. Seguí así, genio”, son algunas de las dedicatorias más destacadas.

 Tras pasar por exitosos programas en el país, decidió hacer un importante cambio de vida y ahora se las rebusca, siempre de la mano del humor; qué es de su vida hoy  LA NACION

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