Daniel Radcliffe, sobre el rodaje de Harry Potter: “Llegaba al set borracho; hay varias escenas en las que se me ve ido”
En 2001, un total desconocido se convirtió en estrella. Tenía apenas 11 años y había sido elegido para darle vida en la pantalla grande a Harry Potter, el mago creado por J.K. Rowling que se había convertido en uno de los personajes favoritos de los niños y en un éxito de ventas.
El primero de los filmes de la saga, Harry Potter y la Piedra Filosofal estuvo a la altura de las expectativas del público. Inmediatamente, los rostros de Daniel Radcliffe y de sus compañeros, Emma Watson y Rupert Grint, se adueñaron de las portadas de los principales medios y comenzaron a adornar, de manera masiva, útiles escolares, prendas de vestir y juguetes alrededor de todo el planeta.
La última de las películas, Harry Potter y las reliquias de la muerte – Segunda parte, llegó a los cines diez años después. Con ella se terminó una época para toda una generación, pero sobre todo para los protagonistas de la saga, que habían pasado toda su adolescencia con la certeza de formar parte de un éxito sin precedentes.
Esa nueva incertidumbre caló fuerte en ellos. Tanto, que, según contó Radcliffe esta semana, lo llevó por caminos oscuros. En una entrevista en BBC Radio, el actor reflexionó sobre las dificultades poco frecuentes que tuvo que enfrentar durante su niñez y su adolescencia y cómo la incertidumbre sobre su futuro profesional y personal lo terminaron acercando a la continua ingesta de alcohol.
“Era una manera de no enfrentarme al futuro, a cómo iba a afrontar mi vida después de Harry Potter. Sentía pánico por saber cuál iba a ser mi siguiente paso. Tuve mis problemas con el alcohol, sobre todo durante mis últimos años de adolescente, cuando empezaba a salir por las noches”, reveló.
Una de esas “dificultades” a las que se refirió en la entrevista -algo similar explicaron en varias ocasiones Grint y Watson- es la certeza de saberse siempre observados. “La forma más rápida de olvidar que me estaban mirando era emborracharme. Pero claro, cuando estás muy borracho pensabas: ‘Oh, la gente ahora me mira porque estoy muy borracho, así que a lo mejor debería beber más para ignorarlos’”.
Según indicó, aquellas situaciones comenzaron a volverse más frecuentes en el último tramo de su adolescencia, y reconoció que llegó a aparecer borracho en el set en más de una ocasión. “Nunca bebí en el estudio, pero llegaba aún bebido. De hecho, hay muchas escenas donde veo que estoy ido”, rememoró. El actor contó, además, que recurrió a la ayuda de profesionales y gracias a eso pudo rehabilitarse por completo.
Otro de sus compañeros de elenco, Tom Felton, también reconoció haber atravesado por una situación similar. El actor que le dio vida al malvado Draco Malfoy en la saga publicó, en octubre de 2022, su autobiografía, Beyond the Wand: The Magic and Mayhem of Growing Up a Wizard. Allí, realizó impactantes revelaciones sobre la etapa posterior a la saga, cuando se mudó a Los Ángeles, donde aseguró sentirse abrumado por un estilo de vida de estrella de cine con el que no se sentía cómodo.
En ese contexto, recordó que pasados los 20 años invirtió más horas y más noches de las que le gustaría recordar en un antro de Los Ángeles llamado Barney’s Beanery. El artista escribe que no era un gran bebedor hasta que comenzó a frecuentar el establecimiento mientras anhelaba tener una vida “normal”. Sobre cómo fueron sus inicios en el consumo de alcohol, amplió: “Pasé de no estar particularmente interesado en la bebida a tomar regularmente unas pintas al día y un trago de whisky antes de que se pusiera el sol”. Y agregó: “Estaba bebiendo para escapar de una situación”.
Su situación generó preocupación en su entorno, que lo empujó a solicitar ayuda en un centro de rehabilitación en Malibú, California, por el que pagaba 40 mil dólares al mes. Felton inició un programa de desintoxicación que lo llevó a compartir inicialmente la misma habitación con un hombre que había estado allí durante tres días y aún no estaba completamente sobrio. Después de 24 horas en las instalaciones, se escapó y regresó a Los Ángeles y a Barney’s Beanery. “No creía que mi consumo de sustancias justificase la intervención, pero me alegro de que sucediera porque me alejó brevemente del mundo que me hacía infeliz y me permitió obtener algo de claridad”, escribió el actor.
En 2001, un total desconocido se convirtió en estrella. Tenía apenas 11 años y había sido elegido para darle vida en la pantalla grande a Harry Potter, el mago creado por J.K. Rowling que se había convertido en uno de los personajes favoritos de los niños y en un éxito de ventas.
El primero de los filmes de la saga, Harry Potter y la Piedra Filosofal estuvo a la altura de las expectativas del público. Inmediatamente, los rostros de Daniel Radcliffe y de sus compañeros, Emma Watson y Rupert Grint, se adueñaron de las portadas de los principales medios y comenzaron a adornar, de manera masiva, útiles escolares, prendas de vestir y juguetes alrededor de todo el planeta.
La última de las películas, Harry Potter y las reliquias de la muerte – Segunda parte, llegó a los cines diez años después. Con ella se terminó una época para toda una generación, pero sobre todo para los protagonistas de la saga, que habían pasado toda su adolescencia con la certeza de formar parte de un éxito sin precedentes.
Esa nueva incertidumbre caló fuerte en ellos. Tanto, que, según contó Radcliffe esta semana, lo llevó por caminos oscuros. En una entrevista en BBC Radio, el actor reflexionó sobre las dificultades poco frecuentes que tuvo que enfrentar durante su niñez y su adolescencia y cómo la incertidumbre sobre su futuro profesional y personal lo terminaron acercando a la continua ingesta de alcohol.
“Era una manera de no enfrentarme al futuro, a cómo iba a afrontar mi vida después de Harry Potter. Sentía pánico por saber cuál iba a ser mi siguiente paso. Tuve mis problemas con el alcohol, sobre todo durante mis últimos años de adolescente, cuando empezaba a salir por las noches”, reveló.
Una de esas “dificultades” a las que se refirió en la entrevista -algo similar explicaron en varias ocasiones Grint y Watson- es la certeza de saberse siempre observados. “La forma más rápida de olvidar que me estaban mirando era emborracharme. Pero claro, cuando estás muy borracho pensabas: ‘Oh, la gente ahora me mira porque estoy muy borracho, así que a lo mejor debería beber más para ignorarlos’”.
Según indicó, aquellas situaciones comenzaron a volverse más frecuentes en el último tramo de su adolescencia, y reconoció que llegó a aparecer borracho en el set en más de una ocasión. “Nunca bebí en el estudio, pero llegaba aún bebido. De hecho, hay muchas escenas donde veo que estoy ido”, rememoró. El actor contó, además, que recurrió a la ayuda de profesionales y gracias a eso pudo rehabilitarse por completo.
Otro de sus compañeros de elenco, Tom Felton, también reconoció haber atravesado por una situación similar. El actor que le dio vida al malvado Draco Malfoy en la saga publicó, en octubre de 2022, su autobiografía, Beyond the Wand: The Magic and Mayhem of Growing Up a Wizard. Allí, realizó impactantes revelaciones sobre la etapa posterior a la saga, cuando se mudó a Los Ángeles, donde aseguró sentirse abrumado por un estilo de vida de estrella de cine con el que no se sentía cómodo.
En ese contexto, recordó que pasados los 20 años invirtió más horas y más noches de las que le gustaría recordar en un antro de Los Ángeles llamado Barney’s Beanery. El artista escribe que no era un gran bebedor hasta que comenzó a frecuentar el establecimiento mientras anhelaba tener una vida “normal”. Sobre cómo fueron sus inicios en el consumo de alcohol, amplió: “Pasé de no estar particularmente interesado en la bebida a tomar regularmente unas pintas al día y un trago de whisky antes de que se pusiera el sol”. Y agregó: “Estaba bebiendo para escapar de una situación”.
Su situación generó preocupación en su entorno, que lo empujó a solicitar ayuda en un centro de rehabilitación en Malibú, California, por el que pagaba 40 mil dólares al mes. Felton inició un programa de desintoxicación que lo llevó a compartir inicialmente la misma habitación con un hombre que había estado allí durante tres días y aún no estaba completamente sobrio. Después de 24 horas en las instalaciones, se escapó y regresó a Los Ángeles y a Barney’s Beanery. “No creía que mi consumo de sustancias justificase la intervención, pero me alegro de que sucediera porque me alejó brevemente del mundo que me hacía infeliz y me permitió obtener algo de claridad”, escribió el actor.
El actor brindó una entrevista en la que reconoció que cuando la saga estaba por llegar a su fin, la incertidumbre laboral y personal lo llevaron a lugares oscuros LA NACION