Gobernar es alfabetizar. Así será posible el verdadero crecimiento integral de la Argentina
Hace poco celebramos el 140° aniversario de la ley 1420, hito relevante de la educación argentina. Hoy estamos en tiempos difíciles y toda la sociedad enfrenta grandes desafíos. Los docentes no son la excepción. Conocemos sus dificultades actuales y también sabemos que, si generamos las condiciones para que puedan ejercer de modo más pleno su trabajo profesional, a través de políticas educativas participativas, se lograrán mejoras sustantivas en la educación de nuestros alumnos.
En el lanzamiento nacional del Compromiso Federal por la Alfabetización, en la provincia de San Juan, el presidente Javier Milei puso en claro que la forma en la que se enseña en las aulas y el contenido que allí se expone tienen un rol fundamental en la lucha por una Argentina desarrollada y pujante. “El analfabetismo es a la educación y al desarrollo del capital humano, lo que la inflación es a la economía”, como lo explicó aquella vez en la Casa de Domingo Faustino Sarmiento al recordar su mensaje en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional.
En paralelo, mientras se tomó por las astas la lucha contra la inflación, lo mismo hicimos en el Ministerio de Capital Humano con la educación. Celebramos que en el Consejo Federal de Educación las 24 jurisdicciones junto con la Nación acordáramos por unanimidad trabajar para erradicar el analfabetismo en el siglo XXI, con la asistencia y cooperación de la Secretaría de Educación nacional.
Al comprobar ese panorama reforzamos la convicción de que no estamos para escaparle a la historia, sino para darla vuelta y retomar los Ideales de Mayo. El verdadero progreso no se declama, sino que se despliega a través de acciones desarrolladas en conjunto con la sociedad civil.
Aún falta mucho por hacer, pero ya hemos reafirmado en San Juan con fuerza institucional aquel compromiso acordado en el Consejo Federal de Educación: la cooperación bilateral entre los equipos de alfabetización nacional y provinciales; la conformación de una Red Federal de Alfabetización; la mejora sustancial de la formación docente inicial y continua, enfocada en la alfabetización integral; el diseño e implementación de una política de libros que acompañe el esfuerzo por la alfabetización; el desarrollo de un robusto sistema de evaluación nacional a fin de asegurar la mejora y el cumplimiento de las metas nacionales; al igual que la conclusión de un sistema nominal para conocer la trayectoria educativa de los estudiantes, como así también, las trayectorias profesionales de los docentes y las dinámicas de cada escuela, distrito y provincia.
Tenemos antecedentes a emular. El presidente Nicolás Avellaneda, que profundizó el plan de Sarmiento, tuvo que enfrentar severas crisis económicas y políticas, e igualmente impulsó la instrucción pública en todos sus niveles. Esta épica incluyó la sanción de la ley 1420, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, norma que impulsó la educación universal de criollos e inmigrantes allegados a nuestras tierras en el marco del apotegma alberdiano: “gobernar es poblar”.
Al tiempo que el presidente Milei y su gobierno van logrando la proeza de encaminar la economía, estamos trabajando para que la educación sea el motor de la libertad y de la justicia. Hoy “gobernar es alfabetizar”: meta acordada entre la Nación y las 24 jurisdicciones.
Erradicaremos la inflación y erradicaremos nuevamente al analfabetismo. Así será posible el verdadero crecimiento integral de la Argentina, que incluirá efectivamente a todos. Este es el deber histórico que, como expresó el Presidente, tenemos los herederos de los Principios de Mayo y de la Generación del 80.
Los autores son la ministra de Capital Humano y el secretario de Educación de la Nación
Hace poco celebramos el 140° aniversario de la ley 1420, hito relevante de la educación argentina. Hoy estamos en tiempos difíciles y toda la sociedad enfrenta grandes desafíos. Los docentes no son la excepción. Conocemos sus dificultades actuales y también sabemos que, si generamos las condiciones para que puedan ejercer de modo más pleno su trabajo profesional, a través de políticas educativas participativas, se lograrán mejoras sustantivas en la educación de nuestros alumnos.
En el lanzamiento nacional del Compromiso Federal por la Alfabetización, en la provincia de San Juan, el presidente Javier Milei puso en claro que la forma en la que se enseña en las aulas y el contenido que allí se expone tienen un rol fundamental en la lucha por una Argentina desarrollada y pujante. “El analfabetismo es a la educación y al desarrollo del capital humano, lo que la inflación es a la economía”, como lo explicó aquella vez en la Casa de Domingo Faustino Sarmiento al recordar su mensaje en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional.
En paralelo, mientras se tomó por las astas la lucha contra la inflación, lo mismo hicimos en el Ministerio de Capital Humano con la educación. Celebramos que en el Consejo Federal de Educación las 24 jurisdicciones junto con la Nación acordáramos por unanimidad trabajar para erradicar el analfabetismo en el siglo XXI, con la asistencia y cooperación de la Secretaría de Educación nacional.
Al comprobar ese panorama reforzamos la convicción de que no estamos para escaparle a la historia, sino para darla vuelta y retomar los Ideales de Mayo. El verdadero progreso no se declama, sino que se despliega a través de acciones desarrolladas en conjunto con la sociedad civil.
Aún falta mucho por hacer, pero ya hemos reafirmado en San Juan con fuerza institucional aquel compromiso acordado en el Consejo Federal de Educación: la cooperación bilateral entre los equipos de alfabetización nacional y provinciales; la conformación de una Red Federal de Alfabetización; la mejora sustancial de la formación docente inicial y continua, enfocada en la alfabetización integral; el diseño e implementación de una política de libros que acompañe el esfuerzo por la alfabetización; el desarrollo de un robusto sistema de evaluación nacional a fin de asegurar la mejora y el cumplimiento de las metas nacionales; al igual que la conclusión de un sistema nominal para conocer la trayectoria educativa de los estudiantes, como así también, las trayectorias profesionales de los docentes y las dinámicas de cada escuela, distrito y provincia.
Tenemos antecedentes a emular. El presidente Nicolás Avellaneda, que profundizó el plan de Sarmiento, tuvo que enfrentar severas crisis económicas y políticas, e igualmente impulsó la instrucción pública en todos sus niveles. Esta épica incluyó la sanción de la ley 1420, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, norma que impulsó la educación universal de criollos e inmigrantes allegados a nuestras tierras en el marco del apotegma alberdiano: “gobernar es poblar”.
Al tiempo que el presidente Milei y su gobierno van logrando la proeza de encaminar la economía, estamos trabajando para que la educación sea el motor de la libertad y de la justicia. Hoy “gobernar es alfabetizar”: meta acordada entre la Nación y las 24 jurisdicciones.
Erradicaremos la inflación y erradicaremos nuevamente al analfabetismo. Así será posible el verdadero crecimiento integral de la Argentina, que incluirá efectivamente a todos. Este es el deber histórico que, como expresó el Presidente, tenemos los herederos de los Principios de Mayo y de la Generación del 80.
Los autores son la ministra de Capital Humano y el secretario de Educación de la Nación
“Reforzamos la convicción de que no estamos para escaparle a la historia, sino para darla vuelta y retomar los Ideales de Mayo”, plantean la ministra de Capital Humano y el secretario de Educación de la Nación LA NACION