Gerónimo Rauch. “Cantar en el Teatro Colón es uno de los eventos más épicos de mi carrera”
Por conocida la historia de Gerónimo Rauch no deja de ser asombrosa. Luego de participar en el reality de TV Popstars, en 2002, y de formar parte del popular grupo Mambrú, fue convocado en España en 2008 para protagonizar el musical Jesucristo Superstar (tras ser visto en un video de YouTube interpretando el dificilísimo tema “Getsemani”). Más tarde fue contratado para interpretar el rol principal de Los Miserables (Jean Valjean) –primero en español (2010), en la Gran Vía madrileña, y luego en inglés (2012), en el West End de Londres–. Ya convertido también en figura del circuito teatral inglés, encabezó el elenco de El fantasma de la ópera, en el mítico Her Majesty´s Theatre, en 2015. Acto seguido (y sin descuidar su trayectoria en los musicales, que con el tiempo abarcaría títulos como Chicago, Sunset Boulevard y Los puentes de Madison) inició una carrera de cantante solista, dentro del género crossover, que hoy cuenta con dos álbumes (Here, There and Everywhere, con temas de los Beatles, en inglés, y Porque yo te amo, con un repertorio latino, en castellano) y otro por ser editado en octubre: Chapter One, con nueve canciones del compositor de musicales Frank Wildhorn (autor de Jekyll and Hyde, The Scarlet Pimpernel, The Civil War, Camille Claudel, Cyrano de Bergerac, Bonnie & Clyde), que fue grabado en dos versiones: tanto en inglés como en español. En el medio de todo esto se enamoró de la bailarina española Alexia Pita, tuvo un hijo –Gael, que acaba de cumplir 11 años– y se separó de su mujer.
Hoy, a los 46 años, es uno de los artistas argentinos más destacados en España y en el resto de Europa. Y ahora –luego de protagonizar durante ocho meses una versión remozada de El fantasma de la ópera en Madrid (que produjo Antonio Banderas) y a días de retomar funciones de la pieza en Bilbao– regresa al país para ofrecer el próximo lunes a las 20 un concierto solista en el Teatro Colón, donde pasará revista a los temas más emblemáticos de sus musicales –segmento titulado “Las canciones de mi vida”– y adelantará varios de Chapter One (entre ellos el primer corte de difusión “Un nuevo amanecer”), acompañado por la Buenos Aires Broadway Orchestra que dirige Tomás Mayer Wolf. “Este recital y este nuevo disco surgen a partir de algo que a mí me pasa: siento que estoy volviendo a empezar. Este es un momento bisagra en mi vida, comienzo a escribir lo que será la segunda mitad de ella. La coyuntura hizo que volviera a empezar en varios aspectos, en el emocional, en la profesión. Me refiero a mi separación y a la pandemia, que me hizo replantearme absolutamente todo”, se sincera Rauch en su diálogo con LA NACIÓN. En el playlist del concierto están confirmados, entre otros, “Bring Him Home” (Los Miserables), “Music of the Night” (El fantasma de la ópera), “María” (West Side Story), “You´ll Never Walk Alone” (Carrusel), “Roxanne” (Moulin Rouge), un medley del soundtrack del film The Greatest Showman y también un homenaje a Ennio Morricone y hasta un tema de Fito Páez: “Pétalo de sal”, junto al cantante colombiano Chabuco.
–El año pasado me hablaste de tus expectativas sobre volver a protagonizar El fantasma de la ópera, esta vez en español y en una versión remozada. ¿Qué tal resultó la experiencia?
–Muy buena. Había visto los planos de la nueva escenografía, y me parecían bárbaros, pero igualmente tenía una cierta incertidumbre. Yo había hecho la versión original en Londres y en inglés, esto era otra cosa. Pero luego comprendí que si Andrew Lloyd Webber había aceptado los cambios no tenía sentido preocuparme. Y la verdad es que resultó ser una versión muy mágica y dinámica, mucho más moderna en todo lo visual y técnico. Dura quince minutos menos sin haberle quitado prácticamente nada porque los cambios de escenas son mucho más rápidos. Es una mega producción maravillosa. Lo más importante de todo es que creamos una nueva franquicia, esta es la versión de El fantasma de la ópera que empezará a venderse al resto del mundo.
–A la premier de esta nueva versión, en Madrid, asistió Andrew Lloyd Webber, ¿te hizo alguna devolución especial sobre tu desempeño?
–A Webber lo conocía de antes, de cuando fui a Londres a hacer El fantasma… en inglés. Él está encima de todo, no deja nada librado al azar, por eso es uno de los mejores. En la premier española me dijo que estaba muy contento con mi trabajo; de todos modos su musa es Christine, así que no le importa demasiado cómo estamos los actores que hacemos de El fantasma…; de hecho la versión original del musical no la concibió especialmente para Michael Crawford (quien originó el rol de El fantasma…, y ya era toda una figura en Inglaterra) sino para Sarah Brightman, por entonces su joven mujer. Yo siento que hay mucho de Andrew Lloyd Webber en la obra. Él es un genio y los genios tienen esa cosa de inalcanzables, viven en su propio mundo. Bueno, Webber está siempre en su mundo, como El fantasma…. Además, ambos, autor y personaje, son compositores y tienen una musa. La musa es Christine y la de Webber, Sarah Brightman. En definitiva, yo veo entre ellos un paralelismo constante.
–¿Cómo es tu relación con Antonio Bandera, la cara más famosa del grupo de productores?
–No tengo una relación tan estrecha con él porque es socio de la producción, así que sólo vino dos o tres veces al teatro. Primero estuvo el día del casting, luego en el estreno y más tarde vino a ver una función solo, más tranquilo, sin sus socios ni Webber dando vueltas. Es un tipo muy cercano, muy elegante y muy cariñoso. Tener a Antonio al frente de este proyecto es un privilegio, por cómo es él y por la enorme visibilidad que su nombre le otorga al mismo en España.
–Antonio es un gran amante de la Argentina. ¿Hablaron del país?
–No, nunca tuvimos un momento a solas, siempre estuvimos rodeados de mucha gente. Pero sí, es verdad, me han dicho que él ama a la Argentina.
–¿Cómo se ve a la Argentina desde Europa?
–Europa no mira a la Argentina y nosotros, por eso, no deberíamos mirar a Europa. Para el español la Argentina no es importante en nada, no es como aquí, que de algo pequeño hacemos un mundo y todo pasa a ser importante. Y con esto me refiero al conflicto que hubo entre el presidente Milei y (el presidente español) Pedro Sánchez. Aquí fue noticia y motivo de innumerables artículos periodísticos, allá no, a lo sumo fue un reel de Instagram y nada más. Porque el estilo de vida del español es mucho más relajado que el nuestro. No se estresan tan fácil. En lo personal, pienso que nuestro Presidente se equivocó en ir a España a reunirse con Santiago Abascal (líder del partido Vox). Yo pienso que meterte con la ultraderecha de Europa no es lo mismo que meterte con la ultraderecha de Argentina. Allí las personas de la ultraderecha directamente se presentan con el saludo de Hitler, y eso me da pavor. Yo creo que en ese sentido se equivocó. No así en contestarle al ministro de Sánchez (el ministro de transporte Óscar Puente que lo había acusado “de ingerir sustancias”), porque entiendo que si te ladran tenés derecho a defenderte.
–A mediados de agosto te volverás a calzar la máscara de El fantasma… en Bilbao, ¿no?
–Sí, haremos un mes en el Teatro Arriaga, uno de los teatros más increíbles de Europa. Vamos a Bilbao porque los productores son vascos y para participar de la Semana Grande de Bilbao, que es una fiesta tradicional que ocurre todos los años en la tercera semana de agosto, un enorme evento cultural comparado en importancia con la Semana Santa en Sevilla y las Fallas en Valencia. Luego, el 27 de septiembre, iniciaremos una segunda temporada en Madrid.
–¿Hay posibilidades de que, más tarde, puedas continuar con el personaje en la Argentina?
–Te juro que lo intenté todo, pero por ahora eso es muy difícil por un tema netamente económico. Por el momento El fantasma de la ópera es inviable en la Argentina. Esta nueva versión es más económica que la original, pero de todas formas es carísima para la actual realidad argentina. Los costos son en libras esterlinas…
–¿Fantaseás con liderar esta nueva versión en Broadway y convertirte en el primer Fantasma hispanoamericano en esa plaza teatral?
–Me encantaría, pero no creo que eso pueda ser posible. Porque la versión que estaría por arribar a Broadway no es esta sino una inmersiva, producida por el propio Webber y Cameron Mackintosh. Además no tengo la green card para trabajar en los Estados Unidos, pero tal vez si Webber lee esta nota y me convoca, quién te dice…
–Más allá de tu regreso a El fantasma en España, lo más próximo es tu recital del lunes en el Teatro Colón. ¿Qué significa para vos cantar en el primer coliseo argentino?
–Esta es mi tercera vez en el Colón y la segunda con un concierto solista, pero los nervios son como los de la primera vez. Es que este teatro me produce mucho respeto, me emociona y me desafía. También me lleva a auto juzgarme, hay una parte de mí, bastante enemiga, que dice: ´Gero, vos no deberías estar acá´. Por suerte la tengo bastante amaestrada y no me impide cantar sobre este escenario. Supongo que antes de morirme me voy a acordar de cada uno de mis recitales en el Colón porque, sin dudas, representan los momentos más épicos de mi carrera. Además, de todos los recintos del mundo donde he cantado hasta ahora, este es el teatro donde mejor se escucha mi voz.
–En algún momento a Frank Wildhorn (el autor de todos los temas de tu inminente disco) se lo consideró el nuevo Andrew Lloyd Webber. ¿Te gustaría protagonizar alguno de sus musicales? ¿Cuál?
–Siempre quise hacer Jekyll and Hyde. Lo que pasa es que tanto acá como en España ya se hizo (en Madrid lo protagonizó Raphael y en Buenos Aires Juan Rodó). En España ahora se va a volver a hacer, pero en una nueva versión que no me convence. Con Frank Wildhorn ya somos amigos, de hecho acabo de estar en Londres con él en el estreno de su último musical. Él quiere que protagonice uno de sus futuros musicales y en inglés, pero a mí no me disgustaría protagonizar Cyrano de Bergerac, una obra que estuvo por hacer en español Raphael.
–Hablemos de tu nuevo metier, el de embajador de una empresa de inversiones inmobiliarias…
–El asunto es así: la compañía es el sponsor oficial de El fantasma en España y nosotros, los actores, hicimos muchas acciones de promoción con ellos. Después yo me convertí en cliente de Urbanitae porque me interesó el negocio, se trata de una nueva forma de invertir. Pero, ojo, mi rol no es decirle a la gente ´póngan su plata acá”. No, no soy ningún asesor financiero, simplemente soy el embajador de la empresa. Ellos me acompañan en mis proyectos y yo, con mi imagen, los ayudo a posicionar la marca. Es una marca nueva que quiere posicionarse a través de la cultura, sponsoreando la obra y ahora acompañándome a mí en el desarrollo de la carrera. De esta manera me aliviana el peso como productor.
–Llegaste al país en medio del triunfalismo deportivo, cuando la selección argentina se clasificaba para la final de la Copa América. ¿Te interesa el fútbol?
–A mí me interesa la Argentina, si voy a ver las Olimpíadas voy a estar igual de atento al desempeño de los deportistas nacionales como lo estuve al de los jugadores de la selección de fútbol la última semana, pero el fútbol en sí no me interesa. Sí agradezco que exista un Messi, que con su conducta ejemplar nos deja tan bien parados a nivel mundial. Obviamente la final fue muy emocionante, la vivimos en familia (en la casa de mi padre) y mi hijo estaba muy feliz con su camiseta argentina. Aunque nació en España, él es mucho más argentino que yo en muchos aspectos. Ama a la Argentina. Así que también me hizo feliz por él que ganara nuestra selección.
–¿Tu hijo sigue apasionándose más por los deportes que por el arte? ¿Eso te frustra?
–Mi hijo nunca podría frustrarme. Quiero que elija lo que desee hacer, quiero que escriba su propia historia y no marcarle un camino a seguir. Yo lo voy a acompañar siempre, decida lo que decida. Soy un padre súper cariñoso. Si quisiera dedicarse a la música intentaré que todo sea más fácil para él que lo fue para mí, porque detrás de mí y de mi presente hay muchos No. Trataría de allanarle un poco el camino y asesorarlo lo más que pueda. Pero si decide dedicarse al tenis –deporte que practica muy bien– lo acompañaré orgulloso por el mundo.
–Cuando viniste el año pasado para ofrecer unos recitales en el Teatro Avenida acababas de separarte de la madre de tu hijo. ¿Cuál es tu situación sentimental actual?
–Estoy soltero y la paso muy bien, me divierto mucho. De todos modos, deseo que aparezca alguien que me diga: ‘a ver flaquito, dejá de divertirte tanto solo porque la vida es conmigo´.
–Hay muchos actores que personificando a El fantasma… se han enamorado de su Christine. Ahora que estás soltero, ¿te podría pasar algo así?
–Podría pasar porque mi actual Christine (la actriz Talía del Val) es maravillosa, pero la conozco mucho, y desde pequeña… En 2010 ella era Cosette en Los Miserables, ella ¡era mi hija! No sabés el trabajo que me dio, cuando nos reencontramos en el elenco de El fantasma…, que me dejase de decir ‘papá´. Ahora sería toda una confusión ser pareja en la vida real.
Por conocida la historia de Gerónimo Rauch no deja de ser asombrosa. Luego de participar en el reality de TV Popstars, en 2002, y de formar parte del popular grupo Mambrú, fue convocado en España en 2008 para protagonizar el musical Jesucristo Superstar (tras ser visto en un video de YouTube interpretando el dificilísimo tema “Getsemani”). Más tarde fue contratado para interpretar el rol principal de Los Miserables (Jean Valjean) –primero en español (2010), en la Gran Vía madrileña, y luego en inglés (2012), en el West End de Londres–. Ya convertido también en figura del circuito teatral inglés, encabezó el elenco de El fantasma de la ópera, en el mítico Her Majesty´s Theatre, en 2015. Acto seguido (y sin descuidar su trayectoria en los musicales, que con el tiempo abarcaría títulos como Chicago, Sunset Boulevard y Los puentes de Madison) inició una carrera de cantante solista, dentro del género crossover, que hoy cuenta con dos álbumes (Here, There and Everywhere, con temas de los Beatles, en inglés, y Porque yo te amo, con un repertorio latino, en castellano) y otro por ser editado en octubre: Chapter One, con nueve canciones del compositor de musicales Frank Wildhorn (autor de Jekyll and Hyde, The Scarlet Pimpernel, The Civil War, Camille Claudel, Cyrano de Bergerac, Bonnie & Clyde), que fue grabado en dos versiones: tanto en inglés como en español. En el medio de todo esto se enamoró de la bailarina española Alexia Pita, tuvo un hijo –Gael, que acaba de cumplir 11 años– y se separó de su mujer.
Hoy, a los 46 años, es uno de los artistas argentinos más destacados en España y en el resto de Europa. Y ahora –luego de protagonizar durante ocho meses una versión remozada de El fantasma de la ópera en Madrid (que produjo Antonio Banderas) y a días de retomar funciones de la pieza en Bilbao– regresa al país para ofrecer el próximo lunes a las 20 un concierto solista en el Teatro Colón, donde pasará revista a los temas más emblemáticos de sus musicales –segmento titulado “Las canciones de mi vida”– y adelantará varios de Chapter One (entre ellos el primer corte de difusión “Un nuevo amanecer”), acompañado por la Buenos Aires Broadway Orchestra que dirige Tomás Mayer Wolf. “Este recital y este nuevo disco surgen a partir de algo que a mí me pasa: siento que estoy volviendo a empezar. Este es un momento bisagra en mi vida, comienzo a escribir lo que será la segunda mitad de ella. La coyuntura hizo que volviera a empezar en varios aspectos, en el emocional, en la profesión. Me refiero a mi separación y a la pandemia, que me hizo replantearme absolutamente todo”, se sincera Rauch en su diálogo con LA NACIÓN. En el playlist del concierto están confirmados, entre otros, “Bring Him Home” (Los Miserables), “Music of the Night” (El fantasma de la ópera), “María” (West Side Story), “You´ll Never Walk Alone” (Carrusel), “Roxanne” (Moulin Rouge), un medley del soundtrack del film The Greatest Showman y también un homenaje a Ennio Morricone y hasta un tema de Fito Páez: “Pétalo de sal”, junto al cantante colombiano Chabuco.
–El año pasado me hablaste de tus expectativas sobre volver a protagonizar El fantasma de la ópera, esta vez en español y en una versión remozada. ¿Qué tal resultó la experiencia?
–Muy buena. Había visto los planos de la nueva escenografía, y me parecían bárbaros, pero igualmente tenía una cierta incertidumbre. Yo había hecho la versión original en Londres y en inglés, esto era otra cosa. Pero luego comprendí que si Andrew Lloyd Webber había aceptado los cambios no tenía sentido preocuparme. Y la verdad es que resultó ser una versión muy mágica y dinámica, mucho más moderna en todo lo visual y técnico. Dura quince minutos menos sin haberle quitado prácticamente nada porque los cambios de escenas son mucho más rápidos. Es una mega producción maravillosa. Lo más importante de todo es que creamos una nueva franquicia, esta es la versión de El fantasma de la ópera que empezará a venderse al resto del mundo.
–A la premier de esta nueva versión, en Madrid, asistió Andrew Lloyd Webber, ¿te hizo alguna devolución especial sobre tu desempeño?
–A Webber lo conocía de antes, de cuando fui a Londres a hacer El fantasma… en inglés. Él está encima de todo, no deja nada librado al azar, por eso es uno de los mejores. En la premier española me dijo que estaba muy contento con mi trabajo; de todos modos su musa es Christine, así que no le importa demasiado cómo estamos los actores que hacemos de El fantasma…; de hecho la versión original del musical no la concibió especialmente para Michael Crawford (quien originó el rol de El fantasma…, y ya era toda una figura en Inglaterra) sino para Sarah Brightman, por entonces su joven mujer. Yo siento que hay mucho de Andrew Lloyd Webber en la obra. Él es un genio y los genios tienen esa cosa de inalcanzables, viven en su propio mundo. Bueno, Webber está siempre en su mundo, como El fantasma…. Además, ambos, autor y personaje, son compositores y tienen una musa. La musa es Christine y la de Webber, Sarah Brightman. En definitiva, yo veo entre ellos un paralelismo constante.
–¿Cómo es tu relación con Antonio Bandera, la cara más famosa del grupo de productores?
–No tengo una relación tan estrecha con él porque es socio de la producción, así que sólo vino dos o tres veces al teatro. Primero estuvo el día del casting, luego en el estreno y más tarde vino a ver una función solo, más tranquilo, sin sus socios ni Webber dando vueltas. Es un tipo muy cercano, muy elegante y muy cariñoso. Tener a Antonio al frente de este proyecto es un privilegio, por cómo es él y por la enorme visibilidad que su nombre le otorga al mismo en España.
–Antonio es un gran amante de la Argentina. ¿Hablaron del país?
–No, nunca tuvimos un momento a solas, siempre estuvimos rodeados de mucha gente. Pero sí, es verdad, me han dicho que él ama a la Argentina.
–¿Cómo se ve a la Argentina desde Europa?
–Europa no mira a la Argentina y nosotros, por eso, no deberíamos mirar a Europa. Para el español la Argentina no es importante en nada, no es como aquí, que de algo pequeño hacemos un mundo y todo pasa a ser importante. Y con esto me refiero al conflicto que hubo entre el presidente Milei y (el presidente español) Pedro Sánchez. Aquí fue noticia y motivo de innumerables artículos periodísticos, allá no, a lo sumo fue un reel de Instagram y nada más. Porque el estilo de vida del español es mucho más relajado que el nuestro. No se estresan tan fácil. En lo personal, pienso que nuestro Presidente se equivocó en ir a España a reunirse con Santiago Abascal (líder del partido Vox). Yo pienso que meterte con la ultraderecha de Europa no es lo mismo que meterte con la ultraderecha de Argentina. Allí las personas de la ultraderecha directamente se presentan con el saludo de Hitler, y eso me da pavor. Yo creo que en ese sentido se equivocó. No así en contestarle al ministro de Sánchez (el ministro de transporte Óscar Puente que lo había acusado “de ingerir sustancias”), porque entiendo que si te ladran tenés derecho a defenderte.
–A mediados de agosto te volverás a calzar la máscara de El fantasma… en Bilbao, ¿no?
–Sí, haremos un mes en el Teatro Arriaga, uno de los teatros más increíbles de Europa. Vamos a Bilbao porque los productores son vascos y para participar de la Semana Grande de Bilbao, que es una fiesta tradicional que ocurre todos los años en la tercera semana de agosto, un enorme evento cultural comparado en importancia con la Semana Santa en Sevilla y las Fallas en Valencia. Luego, el 27 de septiembre, iniciaremos una segunda temporada en Madrid.
–¿Hay posibilidades de que, más tarde, puedas continuar con el personaje en la Argentina?
–Te juro que lo intenté todo, pero por ahora eso es muy difícil por un tema netamente económico. Por el momento El fantasma de la ópera es inviable en la Argentina. Esta nueva versión es más económica que la original, pero de todas formas es carísima para la actual realidad argentina. Los costos son en libras esterlinas…
–¿Fantaseás con liderar esta nueva versión en Broadway y convertirte en el primer Fantasma hispanoamericano en esa plaza teatral?
–Me encantaría, pero no creo que eso pueda ser posible. Porque la versión que estaría por arribar a Broadway no es esta sino una inmersiva, producida por el propio Webber y Cameron Mackintosh. Además no tengo la green card para trabajar en los Estados Unidos, pero tal vez si Webber lee esta nota y me convoca, quién te dice…
–Más allá de tu regreso a El fantasma en España, lo más próximo es tu recital del lunes en el Teatro Colón. ¿Qué significa para vos cantar en el primer coliseo argentino?
–Esta es mi tercera vez en el Colón y la segunda con un concierto solista, pero los nervios son como los de la primera vez. Es que este teatro me produce mucho respeto, me emociona y me desafía. También me lleva a auto juzgarme, hay una parte de mí, bastante enemiga, que dice: ´Gero, vos no deberías estar acá´. Por suerte la tengo bastante amaestrada y no me impide cantar sobre este escenario. Supongo que antes de morirme me voy a acordar de cada uno de mis recitales en el Colón porque, sin dudas, representan los momentos más épicos de mi carrera. Además, de todos los recintos del mundo donde he cantado hasta ahora, este es el teatro donde mejor se escucha mi voz.
–En algún momento a Frank Wildhorn (el autor de todos los temas de tu inminente disco) se lo consideró el nuevo Andrew Lloyd Webber. ¿Te gustaría protagonizar alguno de sus musicales? ¿Cuál?
–Siempre quise hacer Jekyll and Hyde. Lo que pasa es que tanto acá como en España ya se hizo (en Madrid lo protagonizó Raphael y en Buenos Aires Juan Rodó). En España ahora se va a volver a hacer, pero en una nueva versión que no me convence. Con Frank Wildhorn ya somos amigos, de hecho acabo de estar en Londres con él en el estreno de su último musical. Él quiere que protagonice uno de sus futuros musicales y en inglés, pero a mí no me disgustaría protagonizar Cyrano de Bergerac, una obra que estuvo por hacer en español Raphael.
–Hablemos de tu nuevo metier, el de embajador de una empresa de inversiones inmobiliarias…
–El asunto es así: la compañía es el sponsor oficial de El fantasma en España y nosotros, los actores, hicimos muchas acciones de promoción con ellos. Después yo me convertí en cliente de Urbanitae porque me interesó el negocio, se trata de una nueva forma de invertir. Pero, ojo, mi rol no es decirle a la gente ´póngan su plata acá”. No, no soy ningún asesor financiero, simplemente soy el embajador de la empresa. Ellos me acompañan en mis proyectos y yo, con mi imagen, los ayudo a posicionar la marca. Es una marca nueva que quiere posicionarse a través de la cultura, sponsoreando la obra y ahora acompañándome a mí en el desarrollo de la carrera. De esta manera me aliviana el peso como productor.
–Llegaste al país en medio del triunfalismo deportivo, cuando la selección argentina se clasificaba para la final de la Copa América. ¿Te interesa el fútbol?
–A mí me interesa la Argentina, si voy a ver las Olimpíadas voy a estar igual de atento al desempeño de los deportistas nacionales como lo estuve al de los jugadores de la selección de fútbol la última semana, pero el fútbol en sí no me interesa. Sí agradezco que exista un Messi, que con su conducta ejemplar nos deja tan bien parados a nivel mundial. Obviamente la final fue muy emocionante, la vivimos en familia (en la casa de mi padre) y mi hijo estaba muy feliz con su camiseta argentina. Aunque nació en España, él es mucho más argentino que yo en muchos aspectos. Ama a la Argentina. Así que también me hizo feliz por él que ganara nuestra selección.
–¿Tu hijo sigue apasionándose más por los deportes que por el arte? ¿Eso te frustra?
–Mi hijo nunca podría frustrarme. Quiero que elija lo que desee hacer, quiero que escriba su propia historia y no marcarle un camino a seguir. Yo lo voy a acompañar siempre, decida lo que decida. Soy un padre súper cariñoso. Si quisiera dedicarse a la música intentaré que todo sea más fácil para él que lo fue para mí, porque detrás de mí y de mi presente hay muchos No. Trataría de allanarle un poco el camino y asesorarlo lo más que pueda. Pero si decide dedicarse al tenis –deporte que practica muy bien– lo acompañaré orgulloso por el mundo.
–Cuando viniste el año pasado para ofrecer unos recitales en el Teatro Avenida acababas de separarte de la madre de tu hijo. ¿Cuál es tu situación sentimental actual?
–Estoy soltero y la paso muy bien, me divierto mucho. De todos modos, deseo que aparezca alguien que me diga: ‘a ver flaquito, dejá de divertirte tanto solo porque la vida es conmigo´.
–Hay muchos actores que personificando a El fantasma… se han enamorado de su Christine. Ahora que estás soltero, ¿te podría pasar algo así?
–Podría pasar porque mi actual Christine (la actriz Talía del Val) es maravillosa, pero la conozco mucho, y desde pequeña… En 2010 ella era Cosette en Los Miserables, ella ¡era mi hija! No sabés el trabajo que me dio, cuando nos reencontramos en el elenco de El fantasma…, que me dejase de decir ‘papá´. Ahora sería toda una confusión ser pareja en la vida real.
El cantante, que hoy vive en España, habló con LA NACIÓN sobre su vida y su carrera mientras se prepara para ofrecer un concierto en el mayor coliseo nacional en el que adelantará temas de su nuevo álbum LA NACION