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Diego Cazorla, presidente del IAEF: “El tipo de cambio no está atrasado, las devaluaciones no resuelven los problemas”

El martes próximo habrá un evento de alto vuelo, en el que participarán el presidente Javier Milei; el ministro de Economía, Luis Caputo; el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, y el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti. Se reunirán en el congreso anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), que agrupa a los CFO de las empresas más relevantes del país.

Además de los funcionarios mencionados, habrá espacio para el análisis de la mano del exministro de Economía Domingo Cavallo, y de otros economistas como Ricardo Arriazu, fundador de Arriazu Macroanalistas; Marina Dal Poggetto, directora de EcoGo, y Mariana Camino, presidente y CEO de Abeceb.

Si bien la organización invitó a referentes de la oposición, al momento no hubo confirmación de asistencia. Participará en la apertura, como todos los años, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri.

El mensaje de este año es Argentina: una oportunidad diferente, acuerdos imprescindibles para un futuro sostenible. “El empresariado suele mirar con optimista el futuro, más allá de los temas que hay que resolver. Y en este momento creemos que la oportunidad va a ser diferente. En primer lugar, el contexto internacional luce favorable para la Argentina para los próximos cuatro o cinco años, en cuanto a demanda de productos agrícolas, de energía, minería, industria del conocimiento y turismo. El contexto global ayuda a las industrias donde hoy la Argentina es competitiva. Por otro lado, un cambio de gobierno genera expectativas, genera necesidad de acuerdos, de consensos, de búsqueda de puntos en común. Y ahí entendíamos que también había una oportunidad diferente”, dijo Lucas Lainez, presidente del congreso de este año.

Diego Cazorla, presidente del IAEF, ratificó la oportunidad y destacó las medidas tomadas hasta ahora por el Gobierno. “Hay que apoyar. El Gobierno agarró a un paciente que venía todo roto y lo metió en el shock room para salvarle la vida”, dijo, en diálogo con LA NACION.

–¿Qué opinión tienen los ejecutivos de finanzas sobre el atraso cambiario?

–Nos parece que es una conversación un poco apresurada todavía. Si lo miramos como una foto, me parece que no está atrasado el tipo de cambio en estos momentos, porque las exportaciones fluyen, las importaciones están bastante normalizadas a pesar del cepo, hay préstamos financieros y el Banco Central está comprando dólares. La impresión es que, si se sale del cepo, puede ser otra conversación, depende cuándo. Pero en este momento no. Ahora, incluso cuando se mira la serie histórica del tipo de cambio que tiene el IAEF, nos da que estamos un 20% por debajo. Por supuesto que cuando se mira el período desde diciembre, una buena parte del overshooting de la devaluación se la comió la inflación. Pero me parece que la discusión de fondo no pasa por ahí. Las devaluaciones no resuelven los problemas. El problema que tenemos está en la productividad sistémica de la Argentina. Lo que se necesita realmente es que se hagan las reformas que permitan bajarle el peso de la mochila a las empresas. En la medida que podamos bajar los costos, vamos a ser más competitivos y el tipo de cambio va a ser una referencia que va a quedar un poquito lejana. Se debería lograr en este momento que salgan las leyes del Congreso lo antes posible. Lo que nos preocupa es que la micro está sufriendo y no puede esperar eternamente. Necesita las reformas lo antes posible.

–¿Si no sale el paquete de leyes, podría haber más presiones devaluatorias? Teniendo en cuenta que lleva más tiempo ser un país competitivo, entre que se bajan impuestos y se mejora la infraestructura.

–Nosotros creemos que la ley va a salir. Quizá no sea le proyecto como se pensó originalmente, pero va a salir. Por lo que vemos, va a salir con instrumentos suficientes como para que el Gobierno pueda administrar cambios importantes.

–¿Cuán relevante es que quitar el cepo?

–Cuanto antes se saque, mejor, pero la verdad es que hace cuatro o cinco años que estamos con cepo y la economía trabada sigue funcionando. Lo importante es que la quita del cepo se haga con buenos criterios, con buen timing, quizás en etapas, que es un poco lo que se está hablando, de manera que esa apertura no impacte desde el punto de vista inflacionario y lo menos posible en el tipo de cambio. Probablemente, ahí haya algún acomodamiento, pero confiamos en el criterio del Gobierno de no apresurarse y hacer las cosas con suficiente cobertura. Por supuesto que lo estamos esperando.

–Salieron los resultados fiscales, que dieron por cuarto mes consecutivo un superávit financiero, que es una muy buena noticia, pero llama la atención que el impuesto PAIS explica gran parte del resultado. ¿Cómo creen que el Gobierno va a reemplazar ese ingreso si se quita el cepo?

–La contraparte lógica sería que la economía empiece a reactivarse y que la compensación venga por ese lado. Esto es un desafío día a día. Creo que este proceso no va a ser una línea recta, probablemente tenga correcciones, ajustes, pero no debería haber otro camino más que una recuperación económica que genere los recursos fiscales que el Estado necesita para funcionar.

–¿Cómo piensa que va a ser la recuperación económica? ¿En forma de V, U o una pipa?

–No sé, no hacemos magia. Lo que puedo decir es que la sensación que tenemos es que probablemente mayo haya sido un mes bisagra dentro de este proceso, porque ya estamos escuchando de ciertos sectores que están con algún nivel de dinamismo mayor, con cierta reactivación. El consumo ya empieza a picar un poquito más, se nota en algunos sectores, pero también hay otros que están muy dañados; por eso vemos que hay suspensiones en algunas industrias, es un proceso complejo. También es importante que la inflación de algunas industrias confirme la tendencia a la baja. Todos los estudios están proyectando más o menos un 5% para mayo. Habrá que ver si eso se puede sostener o bajar, pero puede generar buenas expectativas. En las empresas estamos viendo que en la medida que la inflación va a la baja, los aumentos que estamos dando de salarios de alguna manera van por encima de la inflación que viene. De alguna manera, el poder adquisitivo, al menos del sector más formalizado, empieza a recuperar.

–¿Qué le quisiera preguntar al ministro de Economía?

–Que nos comente el proceso, cómo sigue esto hacia adelante. La peor situación para una empresa o para un ejecutivo es la incertidumbre, porque te impide tomar decisiones. Lo que se necesita es que nos confirme el camino, que nos lo ratifique. Todas las empresas trabajan siempre tratando de bajar costos, optimizando su producto, pero la inflación y el desorden macroeconómico en general te permite disimular mucho las ineficiencias, a través del precio. Si vamos a una economía mucho más competitiva y abierta, las empresas vamos a tener que realmente ponernos las pilas y trabajar mucho sobre los costos, sobre la calidad de los productos y los servicios. Lo cual es un desafío buenísimo. Hay que salir del Estado que te cuida y entrar a cuidarnos nosotros y a competir como siempre debió ser.

–¿Cree que falta todavía un programa para tener esa previsibilidad?

–No sé si es un programa. Esto es paso a paso. El Gobierno agarró a un paciente que venía todo roto y lo metió en el shock room para salvarle la vida. Lo terrible hubiera sido si lo metía en la sala de cirugía plástica. Me parece que es un gobierno que se abrazó a una bomba y está desactivándola. Tenemos que ser pacientes, darles tiempo. Estamos en manos de gente que conoce de qué se trata. Hay que apoyar. En este momento tenemos esperanza, porque creo que existen las bases para eso. El rumbo que se tomó creemos que es el correcto. Y más allá de que hay sectores que están dañados, la Argentina tiene palancas de crecimiento importantes. Hay indicadores que muestran que hay una oportunidad. Hoy el crédito en la Argentina es del orden del 4% del PBI; en Chile es del 30% del producto. Para eso se necesita generar confianza, pero pasar a un 15% ya generaría un dinamismo distinto.

–¿Ya pasó lo peor de la bomba o todavía está latente la explosión?

–Creo que ya pasó lo peor, pero el paciente sigue en terapia, requiere cuidados. Pero nadie esperaba estos resultados, ha sido subestimada esta administración. Y me parece que los resultados le están dando un crédito.

El martes próximo habrá un evento de alto vuelo, en el que participarán el presidente Javier Milei; el ministro de Economía, Luis Caputo; el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, y el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti. Se reunirán en el congreso anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), que agrupa a los CFO de las empresas más relevantes del país.

Además de los funcionarios mencionados, habrá espacio para el análisis de la mano del exministro de Economía Domingo Cavallo, y de otros economistas como Ricardo Arriazu, fundador de Arriazu Macroanalistas; Marina Dal Poggetto, directora de EcoGo, y Mariana Camino, presidente y CEO de Abeceb.

Si bien la organización invitó a referentes de la oposición, al momento no hubo confirmación de asistencia. Participará en la apertura, como todos los años, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri.

El mensaje de este año es Argentina: una oportunidad diferente, acuerdos imprescindibles para un futuro sostenible. “El empresariado suele mirar con optimista el futuro, más allá de los temas que hay que resolver. Y en este momento creemos que la oportunidad va a ser diferente. En primer lugar, el contexto internacional luce favorable para la Argentina para los próximos cuatro o cinco años, en cuanto a demanda de productos agrícolas, de energía, minería, industria del conocimiento y turismo. El contexto global ayuda a las industrias donde hoy la Argentina es competitiva. Por otro lado, un cambio de gobierno genera expectativas, genera necesidad de acuerdos, de consensos, de búsqueda de puntos en común. Y ahí entendíamos que también había una oportunidad diferente”, dijo Lucas Lainez, presidente del congreso de este año.

Diego Cazorla, presidente del IAEF, ratificó la oportunidad y destacó las medidas tomadas hasta ahora por el Gobierno. “Hay que apoyar. El Gobierno agarró a un paciente que venía todo roto y lo metió en el shock room para salvarle la vida”, dijo, en diálogo con LA NACION.

–¿Qué opinión tienen los ejecutivos de finanzas sobre el atraso cambiario?

–Nos parece que es una conversación un poco apresurada todavía. Si lo miramos como una foto, me parece que no está atrasado el tipo de cambio en estos momentos, porque las exportaciones fluyen, las importaciones están bastante normalizadas a pesar del cepo, hay préstamos financieros y el Banco Central está comprando dólares. La impresión es que, si se sale del cepo, puede ser otra conversación, depende cuándo. Pero en este momento no. Ahora, incluso cuando se mira la serie histórica del tipo de cambio que tiene el IAEF, nos da que estamos un 20% por debajo. Por supuesto que cuando se mira el período desde diciembre, una buena parte del overshooting de la devaluación se la comió la inflación. Pero me parece que la discusión de fondo no pasa por ahí. Las devaluaciones no resuelven los problemas. El problema que tenemos está en la productividad sistémica de la Argentina. Lo que se necesita realmente es que se hagan las reformas que permitan bajarle el peso de la mochila a las empresas. En la medida que podamos bajar los costos, vamos a ser más competitivos y el tipo de cambio va a ser una referencia que va a quedar un poquito lejana. Se debería lograr en este momento que salgan las leyes del Congreso lo antes posible. Lo que nos preocupa es que la micro está sufriendo y no puede esperar eternamente. Necesita las reformas lo antes posible.

–¿Si no sale el paquete de leyes, podría haber más presiones devaluatorias? Teniendo en cuenta que lleva más tiempo ser un país competitivo, entre que se bajan impuestos y se mejora la infraestructura.

–Nosotros creemos que la ley va a salir. Quizá no sea le proyecto como se pensó originalmente, pero va a salir. Por lo que vemos, va a salir con instrumentos suficientes como para que el Gobierno pueda administrar cambios importantes.

–¿Cuán relevante es que quitar el cepo?

–Cuanto antes se saque, mejor, pero la verdad es que hace cuatro o cinco años que estamos con cepo y la economía trabada sigue funcionando. Lo importante es que la quita del cepo se haga con buenos criterios, con buen timing, quizás en etapas, que es un poco lo que se está hablando, de manera que esa apertura no impacte desde el punto de vista inflacionario y lo menos posible en el tipo de cambio. Probablemente, ahí haya algún acomodamiento, pero confiamos en el criterio del Gobierno de no apresurarse y hacer las cosas con suficiente cobertura. Por supuesto que lo estamos esperando.

–Salieron los resultados fiscales, que dieron por cuarto mes consecutivo un superávit financiero, que es una muy buena noticia, pero llama la atención que el impuesto PAIS explica gran parte del resultado. ¿Cómo creen que el Gobierno va a reemplazar ese ingreso si se quita el cepo?

–La contraparte lógica sería que la economía empiece a reactivarse y que la compensación venga por ese lado. Esto es un desafío día a día. Creo que este proceso no va a ser una línea recta, probablemente tenga correcciones, ajustes, pero no debería haber otro camino más que una recuperación económica que genere los recursos fiscales que el Estado necesita para funcionar.

–¿Cómo piensa que va a ser la recuperación económica? ¿En forma de V, U o una pipa?

–No sé, no hacemos magia. Lo que puedo decir es que la sensación que tenemos es que probablemente mayo haya sido un mes bisagra dentro de este proceso, porque ya estamos escuchando de ciertos sectores que están con algún nivel de dinamismo mayor, con cierta reactivación. El consumo ya empieza a picar un poquito más, se nota en algunos sectores, pero también hay otros que están muy dañados; por eso vemos que hay suspensiones en algunas industrias, es un proceso complejo. También es importante que la inflación de algunas industrias confirme la tendencia a la baja. Todos los estudios están proyectando más o menos un 5% para mayo. Habrá que ver si eso se puede sostener o bajar, pero puede generar buenas expectativas. En las empresas estamos viendo que en la medida que la inflación va a la baja, los aumentos que estamos dando de salarios de alguna manera van por encima de la inflación que viene. De alguna manera, el poder adquisitivo, al menos del sector más formalizado, empieza a recuperar.

–¿Qué le quisiera preguntar al ministro de Economía?

–Que nos comente el proceso, cómo sigue esto hacia adelante. La peor situación para una empresa o para un ejecutivo es la incertidumbre, porque te impide tomar decisiones. Lo que se necesita es que nos confirme el camino, que nos lo ratifique. Todas las empresas trabajan siempre tratando de bajar costos, optimizando su producto, pero la inflación y el desorden macroeconómico en general te permite disimular mucho las ineficiencias, a través del precio. Si vamos a una economía mucho más competitiva y abierta, las empresas vamos a tener que realmente ponernos las pilas y trabajar mucho sobre los costos, sobre la calidad de los productos y los servicios. Lo cual es un desafío buenísimo. Hay que salir del Estado que te cuida y entrar a cuidarnos nosotros y a competir como siempre debió ser.

–¿Cree que falta todavía un programa para tener esa previsibilidad?

–No sé si es un programa. Esto es paso a paso. El Gobierno agarró a un paciente que venía todo roto y lo metió en el shock room para salvarle la vida. Lo terrible hubiera sido si lo metía en la sala de cirugía plástica. Me parece que es un gobierno que se abrazó a una bomba y está desactivándola. Tenemos que ser pacientes, darles tiempo. Estamos en manos de gente que conoce de qué se trata. Hay que apoyar. En este momento tenemos esperanza, porque creo que existen las bases para eso. El rumbo que se tomó creemos que es el correcto. Y más allá de que hay sectores que están dañados, la Argentina tiene palancas de crecimiento importantes. Hay indicadores que muestran que hay una oportunidad. Hoy el crédito en la Argentina es del orden del 4% del PBI; en Chile es del 30% del producto. Para eso se necesita generar confianza, pero pasar a un 15% ya generaría un dinamismo distinto.

–¿Ya pasó lo peor de la bomba o todavía está latente la explosión?

–Creo que ya pasó lo peor, pero el paciente sigue en terapia, requiere cuidados. Pero nadie esperaba estos resultados, ha sido subestimada esta administración. Y me parece que los resultados le están dando un crédito.

 El martes próximo se realizará el congreso anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, del que participarán Javier Milei, Luis Caputo, Domingo Cavallo, Ricardo Arriazu y Luis Pagani, entre otros reconocidos empresarios, analistas y exfuncionarios  LA NACION

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