DIEGUITO, EL PIBE SIEMPRE AGRADECIDO A «DOÑA TOTA» Y «DON DIEGO»
Dos de los grandes amores de Diego Armando Maradona fueron sus padres, «Don Diego» y «Doña Tota», que lo marcaron a fuego y a quienes siempre recordó con gratitud.
Dalma Salvadora Franco, popularizada por su hijo como «Doña Tota», era recordada recurrentemente por el futbolista con esta anécdota: «para que llegáramos a tener un plato de comida mis hermanos y yo, mi vieja no comía y siempre le dolía la panza; con los años me di cuenta del por qué de sus malestares».
«Cómo me siento orgulloso de mi mamá, que le dolía el estómago todas las noches para que nosotros pudiéramos comer. También me siento orgulloso de mi papá, quien siempre me dio la oportunidad de jugar al fútbol, pese a todas las dificultades del mundo», dijo Maradona en distintas entrevistas.
Sobre su padre, «Don Diego», el campeón mundial recordó que «había meses que tenía que ir a pedir plata para poder pagarme el colectivo para que yo pudiera entrenar. La vida del futbolista no es fácil, lo único que cuenta es la familia».
De esa época, recordaba: «mi papá iba a trabajar a las 4 de la mañana, todos los días. Yo me entrenaba miércoles y viernes, y recuerdo que los colectivos venían llenos porque la gente volvía de trabajar. No te iba a dar el asiento. Entonces, él se agarraba del pasamano y yo me metía ahí abajo. Se recostaba sobre mí y dormía tan profundamente que lo tenía que despertar yo».
El futbolista valoró: «me crié con amor, ni con bicicletas, ni con asfalto, ni con patio de baldosas. Yo tenía un patio de tierra y comíamos y nos íbamos a acostar ocho en una pieza; carne comíamos solamente cuando cobraba papá. Todos los 4 cobraba el sueldo y ese día comíamos milanesas a la napolitana».
Sobre su infancia, contó que «le escribía una carta a Melchor, Gaspar y Baltazar todos los años. Les ponía: ‘Queridos Reyes, me gustaría que trajeran una bici para la Lili, otra para Mary y una para mí que no tenemos’. ¡Me la iban a traer el día de la escarapela! Era duro, la bici nunca llegaba. Una vez le pregunté a mi mamá si ellos no leían esa carta que yo escribía con tanta ilusión. Y mi vieja me explicó que para nosotros los Reyes eran pobres. Igual, les cortábamos el pasto y le poníamos el agua, porque queríamos ser agradecidos aunque nuestros regalos fueran siempre los más chiquitos del barrio».
«Don Diego» y «Doña Tota» eran oriundos de la localidad correntina de Esquina donde el padre del futbolista era conocido como «Chitoro» y trabajaba como lanchero, llevando animales a las islas cuando el río crecía.
Con sus cuatro pequeñas hijas -Ana, Rita, María Rosa y Lili-, se instalaron a fines de los 50′ en la humilde casa en Azamor 523, Villa Fiorito.
El 30 de octubre de 1960 nació su primer hijo varón; «Don Diego» recordó en entrevistas que ese era su día franco en la molienda Tritumol cuando su mujer, Dalma Salvadora Franco, comenzó con contracciones.
De ese día, «Doña Tota» recordaba que «estaba con la panza muy dura por las contracciones y mi marido y mi cuñada, Ana María, me dijeron que teníamos que irnos rápido para el hospital. Caminamos tres cuadras hasta la estación Fiorito y ahí nos tomamos el tranvía hasta Lanús. Nos bajamos a una cuadra y media del hospital Evita, y a mi me costaba estar parada porque los dolores eran muy fuertes. Ya estaba llegando a la puerta cuando vi, contra el cordón de la vereda, algo que brillaba con forma de estrella, era un prendedor con forma de estrella, que tenía esos strass chiquitos que lo hacían brillar. Me lo puse en el pecho. Al ver esa estrella que brillaba supe que mi hijo iba a ser especial. Quince minutos después nació Diego».
Diego era el quinto de los ocho hijos de la pareja; la mayor es Ana, luego viene Rita (a quien le dicen Kity), Elsa (apodada Lili), María Rosa (Mary) y después del 10, Raúl (Lalo), Hugo (El Turco) y Claudia (Cali), la menor.
«Don Diego» murió a los 87 años el 25 de junio de 2015 y «Doña Tota», a los 81 el 19 de noviembre de 2011.
Diego no ocultó el impacto que significó esas pérdidas para él.
«Nunca dejé de ser feliz. El tema es que se me fueron mis dos viejitos, ese es el único problema. Después, lo que me robaron, lo que me sacaron, lo que me siguen sacando no me importa. Daría todo lo que tengo hoy por que mi vieja se aparezca por esa puerta», declaró.