“Lo notaba preocupado”: la reacción de Cristian Graf cuando los albañiles comenzaron a trabajar y la obsesión por un árbol

“Lo notaba preocupado”, recordó Rolando Medina Rodas, bajo juramento de decir a verdad, uno de los albañiles que trabaja para la constructora a cargo de la obra donde se proyecta un edifico en la avenida Congreso 3748, en Coghlan, donde a principios de siglo vivió el líder de Soda Stereo, Gustavo Cerati. Se refería a Norberto Cristian Graf, el hombre de 58 años que acaba de ser imputado de “encubrimiento agravado” y “supresión de evidencia”. En la casa que aún hoy habita Graf fue enterrado su compañero de la escuela secundaria Diego Fernández Lima, el adolescente de 16 años que había desaparecido el 26 de julio de 1984.
Medina Rodas declaró como testigo ante el fiscal Martín López Perrando, a cargo de la causa judicial que se inició el 20 de mayo pasado, cuando los obreros encontraron restos óseos en el momento en que hacían, sobre la medianera que linda con la casa de Graf, una excavación para fundar cimientos.
Cuando el representante del Ministerio Público le preguntó si había tenido contacto con los vecinos de la casa lindera, situada en avenida Congreso 3742, el testigo respondió: “De manera directa no, pero en un momento un hombre se acercó y dijo que teníamos prohibido tocar un árbol pequeño que estaba al lado de un bananero. Nos llamó la atención porque estaban haciendo una medianera nueva. No tenía mucho sentido que prohíba el trabajo por un árbol que en sí mismo no llamaba la atención ni nada por el estilo, que además estaba en el terreno de la propia obra, particularmente sobre la medianera trazada. En todo momento estuvo presente, cerca de ellos [por los albañiles], controlando lo que hacían cada vez que se acercaban a la medianera. Lo notaba preocupado”.
El 20 de mayo pasado, el día del hallazgo de las 151 piezas óseas, Graf se acercó a la vereda y, mientras los peritos de la Unidad Criminalística Móvil (UCM) de la Policía de la Ciudad realizaban el levantamiento de evidencias, trazó una serie de hipótesis sobre los huesos encontrados en el fondo de su casa. Situación que terminó siendo contraproducente para él.
Fernando Daniel Scarfo, licenciado en Seguridad Higiene que cumple funciones en la obra de la avenida Congreso 3748, declaró como testigo y recordó las palabras de Graf.
“[Scarfo] cree que dijo ‘donde es mi casa pudo haber sido una iglesia’. Dijo que los curas pudieron haber enterrado a los que se iban muriendo. Después dijo que muchos años atrás hubo un establo y, al final, contó que tuvieron que nivelar el terreno del fondo donde está ubicada la pileta y pidió tierra para nivelarla y los huesos pudieron haber estado en el camión”, según se desprende del dictamen donde el fiscal López Perrando solicitó que Graf sea indagado por los delitos de “encubrimiento agravado” y “supresión de evidencia”.
Al fundamentar la imputación, el fiscal López Perrando explicó: “Al momento en el que iniciaron los trabajos de excavación en el domicilio lindero a su casa se mostró preocupado, temeroso de que la verdad saliera a la luz y por ello les espetó a los obreros que tenían prohibido cortar un determinado árbol que se hallaba cercano a la medianera que dividía ambas propiedades e incluso ante la imposibilidad de que puedan cumplir con dicha petición, su actitud al momento en que avanzaba la construcción fue de suma preocupación: observaba, vigilaba, veía que cada minuto que pasaba aumentaba la posibilidad de que los restos de la víctima sean hallados“.
El representante del Ministerio Público agregó: “Luego, el 20 de mayo, momentos en que se encontraron los restos físicos de Fernández Lima, su preocupación se transformó en ocupación al exteriorizar su conducta encubridora. Ello fue así a partir del ensayo de diversas excusas, pasando desde la existencia de una iglesia en donde habrían sido enterradas personas hasta que en una oportunidad habría pedido tierra para rellenar su terreno y que los restos habrían venido ocultos sin que nadie se diera cuenta. No obstante, dichas explicaciones resultaban de lo más inverosímiles e incluso entre los propios obreros circularon las consultas acerca de la probabilidad real de que ello hubiera sido posible, echando por tierra -valga la redundancia- esta hipótesis incoada por Graf y que denota de sobremanera la conducta esgrimida y su finalidad ulterior».
Ahora el juez nacional en lo criminal y correccional Alejandro Litvack debe definir si cita a indagatoria a Graf, como pidió el fiscal.
“Lo notaba preocupado”, recordó Rolando Medina Rodas, bajo juramento de decir a verdad, uno de los albañiles que trabaja para la constructora a cargo de la obra donde se proyecta un edifico en la avenida Congreso 3748, en Coghlan, donde a principios de siglo vivió el líder de Soda Stereo, Gustavo Cerati. Se refería a Norberto Cristian Graf, el hombre de 58 años que acaba de ser imputado de “encubrimiento agravado” y “supresión de evidencia”. En la casa que aún hoy habita Graf fue enterrado su compañero de la escuela secundaria Diego Fernández Lima, el adolescente de 16 años que había desaparecido el 26 de julio de 1984.
Medina Rodas declaró como testigo ante el fiscal Martín López Perrando, a cargo de la causa judicial que se inició el 20 de mayo pasado, cuando los obreros encontraron restos óseos en el momento en que hacían, sobre la medianera que linda con la casa de Graf, una excavación para fundar cimientos.
Cuando el representante del Ministerio Público le preguntó si había tenido contacto con los vecinos de la casa lindera, situada en avenida Congreso 3742, el testigo respondió: “De manera directa no, pero en un momento un hombre se acercó y dijo que teníamos prohibido tocar un árbol pequeño que estaba al lado de un bananero. Nos llamó la atención porque estaban haciendo una medianera nueva. No tenía mucho sentido que prohíba el trabajo por un árbol que en sí mismo no llamaba la atención ni nada por el estilo, que además estaba en el terreno de la propia obra, particularmente sobre la medianera trazada. En todo momento estuvo presente, cerca de ellos [por los albañiles], controlando lo que hacían cada vez que se acercaban a la medianera. Lo notaba preocupado”.
El 20 de mayo pasado, el día del hallazgo de las 151 piezas óseas, Graf se acercó a la vereda y, mientras los peritos de la Unidad Criminalística Móvil (UCM) de la Policía de la Ciudad realizaban el levantamiento de evidencias, trazó una serie de hipótesis sobre los huesos encontrados en el fondo de su casa. Situación que terminó siendo contraproducente para él.
Fernando Daniel Scarfo, licenciado en Seguridad Higiene que cumple funciones en la obra de la avenida Congreso 3748, declaró como testigo y recordó las palabras de Graf.
“[Scarfo] cree que dijo ‘donde es mi casa pudo haber sido una iglesia’. Dijo que los curas pudieron haber enterrado a los que se iban muriendo. Después dijo que muchos años atrás hubo un establo y, al final, contó que tuvieron que nivelar el terreno del fondo donde está ubicada la pileta y pidió tierra para nivelarla y los huesos pudieron haber estado en el camión”, según se desprende del dictamen donde el fiscal López Perrando solicitó que Graf sea indagado por los delitos de “encubrimiento agravado” y “supresión de evidencia”.
Al fundamentar la imputación, el fiscal López Perrando explicó: “Al momento en el que iniciaron los trabajos de excavación en el domicilio lindero a su casa se mostró preocupado, temeroso de que la verdad saliera a la luz y por ello les espetó a los obreros que tenían prohibido cortar un determinado árbol que se hallaba cercano a la medianera que dividía ambas propiedades e incluso ante la imposibilidad de que puedan cumplir con dicha petición, su actitud al momento en que avanzaba la construcción fue de suma preocupación: observaba, vigilaba, veía que cada minuto que pasaba aumentaba la posibilidad de que los restos de la víctima sean hallados“.
El representante del Ministerio Público agregó: “Luego, el 20 de mayo, momentos en que se encontraron los restos físicos de Fernández Lima, su preocupación se transformó en ocupación al exteriorizar su conducta encubridora. Ello fue así a partir del ensayo de diversas excusas, pasando desde la existencia de una iglesia en donde habrían sido enterradas personas hasta que en una oportunidad habría pedido tierra para rellenar su terreno y que los restos habrían venido ocultos sin que nadie se diera cuenta. No obstante, dichas explicaciones resultaban de lo más inverosímiles e incluso entre los propios obreros circularon las consultas acerca de la probabilidad real de que ello hubiera sido posible, echando por tierra -valga la redundancia- esta hipótesis incoada por Graf y que denota de sobremanera la conducta esgrimida y su finalidad ulterior».
Ahora el juez nacional en lo criminal y correccional Alejandro Litvack debe definir si cita a indagatoria a Graf, como pidió el fiscal.
El excompañero de escuela de Diego Fernández Lima, la víctima, fue imputado de encubrimiento agravado LA NACION