Por qué no hay que ir a dormir después de medianoche, según un estudio

Se sabe que la duración del sueño influye profundamente en la salud física y mental, por eso los médicos recomiendan dormir entre siete y ocho horas diarias, necesarias para poder recuperar el cuerpo. Sin embargo, una investigación indicó que el horario en que nos vamos a dormir podría ser igual de relevante.
El estudio analizó los hábitos de sueño de más de 88.000 adultos de todo el mundo y evaluó la relación entre los malos hábitos de descanso y un mayor riesgo de diversas enfermedades. Los resultados podrían cambiar completamente lo que entendemos por “buen dormir”.
Investigadores de la Universidad de Pekín, China, analizaron datos durante un promedio de 6,8 años y detectaron 92 enfermedades cuya aparición se relacionó en más de un 20% con comportamientos de sueño inadecuados, como acostarse y levantarse en horarios irregulares.
“Nuestros hallazgos resaltan la importancia subestimada de la regularidad del sueño. Es hora de ampliar nuestra definición de buen descanso, más allá de la duración”, aseguró el autor principal del estudio, el profesor Shengfeng Wang. El estudio, publicado en Health Data Science, remarcó la importancia de la regularidad del sueño para mantener un ritmo biológico saludable y trajo malas noticias para quienes se acuestan habitualmente después de la medianoche.
Se descubrió que las personas que suelen dormirse después de las 00:30 tienen un riesgo 2,57 veces mayor de desarrollar cirrosis hepática, una afección en la que el hígado sufre cicatrices severas por daño prolongado. Además, quienes presentan baja estabilidad en su ritmo diario tienen un riesgo 6,61 veces mayor de desarrollar gangrena.
Es importante destacar, sin embargo, que los resultados muestran una correlación, no una causalidad. Por ejemplo, la cirrosis hepática puede deberse a factores como el consumo excesivo de alcohol, por lo que quedarse despierto hasta altas horas podría estar relacionado con ese tipo de comportamiento.
Curiosamente, el estudio también encontró que no hay evidencia de daño asociado a dormir más de nueve horas por noche, lo que se contrapone a estudios anteriores que vinculaban el sueño prolongado con mayor riesgo de ACV y enfermedades cardíacas.
Una posible explicación para esa afirmación errónea podría estar en que muchas personas reportan mal su tiempo de sueño. Al respecto, se encontró que una de cada cinco personas que afirmó dormir nueve horas, realmente lo hacían menos de seis, lo que confundió el tiempo en cama con el tiempo efectivamente dormido.
La principal conclusión del estudio fue la importancia de adoptar hábitos de sueño saludables y mantener el ritmo circadiano, no solo por la cantidad de horas dormidas, sino también como una forma de prevenir las 92 enfermedades asociadas al mal descanso.
Los ritmos circadianos son ciclos biológicos que ocurren diariamente, como el sueño, la vigilia, la secreción hormonal y las variaciones en la temperatura del cuerpo. Estos procesos están controlados por un reloj interno que regula su funcionamiento. Este reloj se ajusta principalmente según la luz y la oscuridad del ambiente, aunque también se ve influido por factores como la alimentación o la actividad física. Estos ritmos son fundamentales para el bienestar, ya que organizan funciones clave del organismo y favorecen el equilibrio interno.
Se sabe que la duración del sueño influye profundamente en la salud física y mental, por eso los médicos recomiendan dormir entre siete y ocho horas diarias, necesarias para poder recuperar el cuerpo. Sin embargo, una investigación indicó que el horario en que nos vamos a dormir podría ser igual de relevante.
El estudio analizó los hábitos de sueño de más de 88.000 adultos de todo el mundo y evaluó la relación entre los malos hábitos de descanso y un mayor riesgo de diversas enfermedades. Los resultados podrían cambiar completamente lo que entendemos por “buen dormir”.
Investigadores de la Universidad de Pekín, China, analizaron datos durante un promedio de 6,8 años y detectaron 92 enfermedades cuya aparición se relacionó en más de un 20% con comportamientos de sueño inadecuados, como acostarse y levantarse en horarios irregulares.
“Nuestros hallazgos resaltan la importancia subestimada de la regularidad del sueño. Es hora de ampliar nuestra definición de buen descanso, más allá de la duración”, aseguró el autor principal del estudio, el profesor Shengfeng Wang. El estudio, publicado en Health Data Science, remarcó la importancia de la regularidad del sueño para mantener un ritmo biológico saludable y trajo malas noticias para quienes se acuestan habitualmente después de la medianoche.
Se descubrió que las personas que suelen dormirse después de las 00:30 tienen un riesgo 2,57 veces mayor de desarrollar cirrosis hepática, una afección en la que el hígado sufre cicatrices severas por daño prolongado. Además, quienes presentan baja estabilidad en su ritmo diario tienen un riesgo 6,61 veces mayor de desarrollar gangrena.
Es importante destacar, sin embargo, que los resultados muestran una correlación, no una causalidad. Por ejemplo, la cirrosis hepática puede deberse a factores como el consumo excesivo de alcohol, por lo que quedarse despierto hasta altas horas podría estar relacionado con ese tipo de comportamiento.
Curiosamente, el estudio también encontró que no hay evidencia de daño asociado a dormir más de nueve horas por noche, lo que se contrapone a estudios anteriores que vinculaban el sueño prolongado con mayor riesgo de ACV y enfermedades cardíacas.
Una posible explicación para esa afirmación errónea podría estar en que muchas personas reportan mal su tiempo de sueño. Al respecto, se encontró que una de cada cinco personas que afirmó dormir nueve horas, realmente lo hacían menos de seis, lo que confundió el tiempo en cama con el tiempo efectivamente dormido.
La principal conclusión del estudio fue la importancia de adoptar hábitos de sueño saludables y mantener el ritmo circadiano, no solo por la cantidad de horas dormidas, sino también como una forma de prevenir las 92 enfermedades asociadas al mal descanso.
Los ritmos circadianos son ciclos biológicos que ocurren diariamente, como el sueño, la vigilia, la secreción hormonal y las variaciones en la temperatura del cuerpo. Estos procesos están controlados por un reloj interno que regula su funcionamiento. Este reloj se ajusta principalmente según la luz y la oscuridad del ambiente, aunque también se ve influido por factores como la alimentación o la actividad física. Estos ritmos son fundamentales para el bienestar, ya que organizan funciones clave del organismo y favorecen el equilibrio interno.
Investigadores chinos sugirieron que el horario en que dormimos es tan importante para la salud como la cantidad de horas de sueño LA NACION