Para ganar tiempo y recuperar aliados, el Gobierno retrasa los vetos y busca abrir una negociación con gobernadores

Después de una semana en la que encadenó seis derrotas legislativas consecutivas, el Gobierno se repliega y piensa sus próximos pasos. Usará el tiempo a su favor: retrasará el veto a las tres leyes sancionadas el jueves pasado en el Senado -el paquete previsional y la emergencia en discapacidad- para reconectar con antiguos aliados que le soltaron la mano: macristas, radicales y gobernadores dialoguistas.
Javier Milei tiene diez días hábiles para vetar las normas, pero ese plazo se cuenta a partir de que el Congreso las comunica formalmente al Poder Ejecutivo. Ese reloj aún no empezó a correr, y el oficialismo busca estirar al máximo ese punto de partida. Todos miran al miércoles como la fecha clave: si los proyectos se giran entonces, el Presidente podría demorar su decisión hasta el 30 de julio.
El margen es estratégico: el Gobierno lo usará para retomar el diálogo con los actores que le advirtieron que la alianza parlamentaria solo se sostendrá si el vínculo se vuelve recíproco. Los gobernadores encabezan esa advertencia. Dos de sus proyectos -la redistribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos- ya obtuvieron media sanción en el Senado y ahora deben pasar por Diputados para convertirse en ley.
Sin embargo, esas iniciativas aún no fueron giradas a la Cámara baja. Tampoco se envió la insistencia por la emergencia en Bahía Blanca, que había sido vetada por Milei semanas atrás. La estrategia oficial es la misma: frenar el trámite legislativo para enfriar tensiones y ganar aire.
El mensaje fue recibido. El Gobierno buscará recomponer el vínculo con los gobernadores en terreno neutral: el próximo jueves, durante la exposición anual de la Sociedad Rural Argentina, donde se prevé un acto institucional con la presencia de referentes del oficialismo y mandatarios provinciales. Será una oportunidad para descomprimir y acercar posiciones.
Según pudo saber LA NACION, participarán el jefe de Gabinete, Guillermo Francos -habitual interlocutor con las provincias-, el operador político Eduardo “Lule” Menem (hombre de confianza de Karina Milei) y el asesor presidencial Santiago Caputo, distanciado en las últimas semanas de la mesa política por sus diferencias con los Menem. Caputo reclama pragmatismo. Los Menem, purismo. Pese a los roces, esta vez podrían alinear fuerzas. “La situación amerita porque es un riesgo muy grande”, admiten cerca del asesor.
En paralelo, el Gobierno deberá lidiar con la oposición dura. El kirchnerismo buscará capitalizar el impulso que dejó el Senado para forzar el tratamiento de los proyectos pendientes. Sin embargo, reconocen que no será fácil. “Esta semana va a ser difícil”, anticipan sus principales referentes.
El avance legislativo depende de las comisiones clave, controladas por el oficialismo, que no tiene intenciones de activar el debate en el corto plazo. En la oposición ya admiten que las condiciones no estarán dadas antes del receso invernal: “Eso puede ser la semana del 21. Esta semana es imposible porque no dan los tiempos”. Apuntan a forzar -emplazar- la discusión en comisión, un atajo que se convirtió en regla en tiempos libertarios.
El receso invernal será un aliado para Milei. Se extenderá del 21 de julio al 1° de agosto, y el oficialismo ya alienta a los empleados legislativos a tomarse vacaciones. El objetivo es claro: frenar la dinámica parlamentaria, ganar tiempo y, si logra recomponer vínculos, reconstruir puentes antes de que vuelva a sonar la campana en el Congreso.
En su momento, la Cámara de Diputados aprobó el aumento jubilatorio con 142 votos afirmativos, 67 en contra, 19 abstenciones y 29 ausentes. La emergencia en discapacidad, en tanto, obtuvo 148 votos a favor, 71 negativos, 34 ausentes y 3 abstenciones. En el universo de las abstenciones y las ausencias -clave para sostener el veto presidencial- se encuentran macristas y radicales. Para evitar una derrota, Milei deberá volver a reunir a sus “87 héroes”. Hoy le faltan cerca de 20.
Después de una semana en la que encadenó seis derrotas legislativas consecutivas, el Gobierno se repliega y piensa sus próximos pasos. Usará el tiempo a su favor: retrasará el veto a las tres leyes sancionadas el jueves pasado en el Senado -el paquete previsional y la emergencia en discapacidad- para reconectar con antiguos aliados que le soltaron la mano: macristas, radicales y gobernadores dialoguistas.
Javier Milei tiene diez días hábiles para vetar las normas, pero ese plazo se cuenta a partir de que el Congreso las comunica formalmente al Poder Ejecutivo. Ese reloj aún no empezó a correr, y el oficialismo busca estirar al máximo ese punto de partida. Todos miran al miércoles como la fecha clave: si los proyectos se giran entonces, el Presidente podría demorar su decisión hasta el 30 de julio.
El margen es estratégico: el Gobierno lo usará para retomar el diálogo con los actores que le advirtieron que la alianza parlamentaria solo se sostendrá si el vínculo se vuelve recíproco. Los gobernadores encabezan esa advertencia. Dos de sus proyectos -la redistribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos- ya obtuvieron media sanción en el Senado y ahora deben pasar por Diputados para convertirse en ley.
Sin embargo, esas iniciativas aún no fueron giradas a la Cámara baja. Tampoco se envió la insistencia por la emergencia en Bahía Blanca, que había sido vetada por Milei semanas atrás. La estrategia oficial es la misma: frenar el trámite legislativo para enfriar tensiones y ganar aire.
El mensaje fue recibido. El Gobierno buscará recomponer el vínculo con los gobernadores en terreno neutral: el próximo jueves, durante la exposición anual de la Sociedad Rural Argentina, donde se prevé un acto institucional con la presencia de referentes del oficialismo y mandatarios provinciales. Será una oportunidad para descomprimir y acercar posiciones.
Según pudo saber LA NACION, participarán el jefe de Gabinete, Guillermo Francos -habitual interlocutor con las provincias-, el operador político Eduardo “Lule” Menem (hombre de confianza de Karina Milei) y el asesor presidencial Santiago Caputo, distanciado en las últimas semanas de la mesa política por sus diferencias con los Menem. Caputo reclama pragmatismo. Los Menem, purismo. Pese a los roces, esta vez podrían alinear fuerzas. “La situación amerita porque es un riesgo muy grande”, admiten cerca del asesor.
En paralelo, el Gobierno deberá lidiar con la oposición dura. El kirchnerismo buscará capitalizar el impulso que dejó el Senado para forzar el tratamiento de los proyectos pendientes. Sin embargo, reconocen que no será fácil. “Esta semana va a ser difícil”, anticipan sus principales referentes.
El avance legislativo depende de las comisiones clave, controladas por el oficialismo, que no tiene intenciones de activar el debate en el corto plazo. En la oposición ya admiten que las condiciones no estarán dadas antes del receso invernal: “Eso puede ser la semana del 21. Esta semana es imposible porque no dan los tiempos”. Apuntan a forzar -emplazar- la discusión en comisión, un atajo que se convirtió en regla en tiempos libertarios.
El receso invernal será un aliado para Milei. Se extenderá del 21 de julio al 1° de agosto, y el oficialismo ya alienta a los empleados legislativos a tomarse vacaciones. El objetivo es claro: frenar la dinámica parlamentaria, ganar tiempo y, si logra recomponer vínculos, reconstruir puentes antes de que vuelva a sonar la campana en el Congreso.
En su momento, la Cámara de Diputados aprobó el aumento jubilatorio con 142 votos afirmativos, 67 en contra, 19 abstenciones y 29 ausentes. La emergencia en discapacidad, en tanto, obtuvo 148 votos a favor, 71 negativos, 34 ausentes y 3 abstenciones. En el universo de las abstenciones y las ausencias -clave para sostener el veto presidencial- se encuentran macristas y radicales. Para evitar una derrota, Milei deberá volver a reunir a sus “87 héroes”. Hoy le faltan cerca de 20.
El Senado aún no giró a Diputados los proyectos impulsados por los mandatarios provinciales ni comunicó al Poder Ejecutivo las leyes previsionales y la emergencia en discapacidad; el receso invernal puede dilatar y enfriar el conflicto LA NACION