“No hay pantalla que te pueda hacer sentir las emociones que provoca este show”

Desde el número musical de apertura, con un cantante acompañado por un cuerpo de bailarinas hasta las rutinas de los payasos, con varias intervenciones a los largo de la función, el Circo Rodas cuenta con todos los condimentos del circo tradicional, incluidas rutinas de malabarismo, contorsión y magia hasta actos de alto impacto, como los impresionantes números de los dos globos de la muerte y las motos voladoras entre otras pruebas acrobáticas de auténtico riesgo.
Entre los números más logrados se destaca “Piratas del Caribe”, donde la troupe de trapecistas se arroja desde una gran hamaca sobre una extensa red, sumando velocidad, mayor dificultad y riesgo a medida que la prueba avanza.
Con buen ritmo, durante las casi tres horas que dura el show —con un intervalo incluido— la pista central captura la atención de grandes y chicos con su variedad de números. Una experiencia llena de sorpresas, aventuras y diversión para toda la familia.
“Nada del mundo virtual puede sacarle a un chico la sorpresa de ver a un trapecista tirando una triple delante de sus ojos, o ver todas esas motos girando al mismo tiempo en un globo de la muerte o volando por encima de sus cabezas. No hay pantalla que te pueda hacer sentir las emociones que el circo provoca en cada función”, dice a LA NACION Marcelo López Lanza, productor general de la compañía.
Destrezas en la altura y payasos en acción
Considerado “el circo tradicional más grande del país”, con un staff de 100 personas y más de 50 artistas en escena, el Circo Rodas desembarcó en el predio de Av. Crovara y General Paz (La Tablada) en la recta final antes de inaugurar esta nueva temporada invernal.
Por lo pronto, los artistas realizan los últimos ajustes de sus rutinas en la carpa principal, rodeada de unas 30 casas rodantes donde viven con sus familias.
Acostumbrados a la vida nómade, en épocas de clases los más chicos van a la escuela de la ciudad en la que les toque estar. Existe una ley que les garantiza una vacante en las escuelas a los chicos de familias de circo en cualquier ciudad en la que se encuentren, como ahora les toco en Buenos Aires.
La historia del Circo Rodas se remonta a 1982, cuando Miguel “Cacho” Percutani, por entonces dueño del Circo Imperial, compró la estructura del Circo Thiany para fundar un nuevo “Gran Circo”, con una carpa para 2500 espectadores.
Claro que con los años el circo fue cambiando, desde su estructura hasta el estilo del humor y especialmente la participación de animales en sus rutinas. Si bien el Circo Rodas nunca se caracterizó por tener muchos animales, llegó a tener un número de magia del que participaba un tigre blanco, una elefanta que se llamaba Mara y un chimpancé que andaba en el círculo de la muerte. Como eran muy pocos números, no les fue difícil adaptarse después de la prohibición de usar animales para entretenimientos que comenzó a regir en 2015.
“En un principio, los primeros dos o tres años, capaz creíamos que el circo había perdido, porque los animales eran una gran atracción y convocaban mucho. Hoy creo que la sociedad, la mentalidad de los chicos cambio a tal punto de que si volvieran, a nadie le gustaría verlos así”, reflexiona López Lanza.
En este tiempo también debieron sortear muchos desafíos, como sucedió a fines de los 80, cuando la hiperinflación los obligó a levantar la carpa y suspender las funciones por un tiempo. Pasaron varios años hasta que 1996 lo compró su actual propietario, Jorge Ribeiro Soares, y finalmente reabrió en 2002.
“En todos estos años de historia hemos recorrido caminos locos. Me acuerdo cuando fuimos la primera vez a Bolivia, y como todavía no estaban hechos los puentes, teníamos que poner malacates en los camiones para cruzar los ríos, que si bien no eran muy profundos, tenían una fuerte correntada. O cuando íbamos a Chile y agarrábamos días de mucho frío y nieve. Caminos que hoy los harías en 45 minutos o una hora, nos llevaban tres días y tres noches para recorrerlos. Otra vuelta nos fuimos al Norte de Brasil para recorrer todos los pueblos del Amazonas. Como no había caminos, nos movíamos en once barcazas. Una vez nos agarró una fuerte tormenta y perdimos dos. Gracias a la Capitania dos Portos de Brasil, que es como nuestra Prefectura Naval, pudimos encontrarlas con un helicóptero y recuperarlas con un remolcador”, recuerda López Lanza.
Cuándo y dónde se presenta el Circo Rodas
Ubicación: Av. Crovara y Gral. Paz (La Tablada, partido de La Matanza).
Funciones: todos sábados, domingos y feriados, a las 20.30. En vacaciones de invierno, todos los días a las 15, 18 y 20.30.
Entradas: desde $7000, en venta en el circo o en su web.
Desde el número musical de apertura, con un cantante acompañado por un cuerpo de bailarinas hasta las rutinas de los payasos, con varias intervenciones a los largo de la función, el Circo Rodas cuenta con todos los condimentos del circo tradicional, incluidas rutinas de malabarismo, contorsión y magia hasta actos de alto impacto, como los impresionantes números de los dos globos de la muerte y las motos voladoras entre otras pruebas acrobáticas de auténtico riesgo.
Entre los números más logrados se destaca “Piratas del Caribe”, donde la troupe de trapecistas se arroja desde una gran hamaca sobre una extensa red, sumando velocidad, mayor dificultad y riesgo a medida que la prueba avanza.
Con buen ritmo, durante las casi tres horas que dura el show —con un intervalo incluido— la pista central captura la atención de grandes y chicos con su variedad de números. Una experiencia llena de sorpresas, aventuras y diversión para toda la familia.
“Nada del mundo virtual puede sacarle a un chico la sorpresa de ver a un trapecista tirando una triple delante de sus ojos, o ver todas esas motos girando al mismo tiempo en un globo de la muerte o volando por encima de sus cabezas. No hay pantalla que te pueda hacer sentir las emociones que el circo provoca en cada función”, dice a LA NACION Marcelo López Lanza, productor general de la compañía.
Destrezas en la altura y payasos en acción
Considerado “el circo tradicional más grande del país”, con un staff de 100 personas y más de 50 artistas en escena, el Circo Rodas desembarcó en el predio de Av. Crovara y General Paz (La Tablada) en la recta final antes de inaugurar esta nueva temporada invernal.
Por lo pronto, los artistas realizan los últimos ajustes de sus rutinas en la carpa principal, rodeada de unas 30 casas rodantes donde viven con sus familias.
Acostumbrados a la vida nómade, en épocas de clases los más chicos van a la escuela de la ciudad en la que les toque estar. Existe una ley que les garantiza una vacante en las escuelas a los chicos de familias de circo en cualquier ciudad en la que se encuentren, como ahora les toco en Buenos Aires.
La historia del Circo Rodas se remonta a 1982, cuando Miguel “Cacho” Percutani, por entonces dueño del Circo Imperial, compró la estructura del Circo Thiany para fundar un nuevo “Gran Circo”, con una carpa para 2500 espectadores.
Claro que con los años el circo fue cambiando, desde su estructura hasta el estilo del humor y especialmente la participación de animales en sus rutinas. Si bien el Circo Rodas nunca se caracterizó por tener muchos animales, llegó a tener un número de magia del que participaba un tigre blanco, una elefanta que se llamaba Mara y un chimpancé que andaba en el círculo de la muerte. Como eran muy pocos números, no les fue difícil adaptarse después de la prohibición de usar animales para entretenimientos que comenzó a regir en 2015.
“En un principio, los primeros dos o tres años, capaz creíamos que el circo había perdido, porque los animales eran una gran atracción y convocaban mucho. Hoy creo que la sociedad, la mentalidad de los chicos cambio a tal punto de que si volvieran, a nadie le gustaría verlos así”, reflexiona López Lanza.
En este tiempo también debieron sortear muchos desafíos, como sucedió a fines de los 80, cuando la hiperinflación los obligó a levantar la carpa y suspender las funciones por un tiempo. Pasaron varios años hasta que 1996 lo compró su actual propietario, Jorge Ribeiro Soares, y finalmente reabrió en 2002.
“En todos estos años de historia hemos recorrido caminos locos. Me acuerdo cuando fuimos la primera vez a Bolivia, y como todavía no estaban hechos los puentes, teníamos que poner malacates en los camiones para cruzar los ríos, que si bien no eran muy profundos, tenían una fuerte correntada. O cuando íbamos a Chile y agarrábamos días de mucho frío y nieve. Caminos que hoy los harías en 45 minutos o una hora, nos llevaban tres días y tres noches para recorrerlos. Otra vuelta nos fuimos al Norte de Brasil para recorrer todos los pueblos del Amazonas. Como no había caminos, nos movíamos en once barcazas. Una vez nos agarró una fuerte tormenta y perdimos dos. Gracias a la Capitania dos Portos de Brasil, que es como nuestra Prefectura Naval, pudimos encontrarlas con un helicóptero y recuperarlas con un remolcador”, recuerda López Lanza.
Cuándo y dónde se presenta el Circo Rodas
Ubicación: Av. Crovara y Gral. Paz (La Tablada, partido de La Matanza).
Funciones: todos sábados, domingos y feriados, a las 20.30. En vacaciones de invierno, todos los días a las 15, 18 y 20.30.
Entradas: desde $7000, en venta en el circo o en su web.
Es considerado “el circo tradicional más grande del país”, con un staff de 100 personas y más de 50 artistas en escena; una experiencia llena de sorpresas y diversión para toda la familia LA NACION