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Milei: entre el culto a su fe y los deberes cívicos

“Isaac sembró en aquella tierra, y Dios lo bendijo, y ese año cosechó cien veces lo sembrado, y se hizo rico y prosperó. Tanto se engrandeció que llegó a tener mucho poder. Tuvo rebaños de ovejas y manadas de vacas, y mucha servidumbre. Sin embargo, los filisteos lo envidiaban”, No fue un Pastor evangélico quien pronunció estas palabras sino que fue el presidente Javier Milei, el sábado pasado en la inauguración del Templo Portal del Cielo, en Resistencia, Chaco, cuando utilizando una cita del Génesis intentó definir al concepto de “justicia social” como “la envidia disfrazada de algo bien pensante, pero no deja de ser un pecado capital”.

Mucho se habló de la participación del Presidente en un acto de la Iglesia Cristiana Internacional, una de las tantas iglesias neopentecostales que habitan el país, con la particularidad que tiene ésta de autoadjudicarse “milagros” como la de sanar inválidos, curar el cáncer y hasta la increíble osadía de relatar que parte de ese templo se construyó con un evento que parece salido de un guion de una película de ciencia ficción de clase B. Dijo el Pastor evangélico Jorge Ledesma, líder del templo, que en una caja de seguridad de del banco sucedió un milagro que hizo crecer los ahorros, un día, de la nada, unos 100.000 pesos que guardaba allí se convirtieron en 100.000 dólares. Ese dinero, según relató ante sus fieles, financió parte de la construcción del templo “Portal del Cielo”. La historia motivó la apertura de una investigación de oficio en la Justicia Federal por sospechas de lavado de activos y evasión. Los poderes terrenales no quedaron convencidos de tanta bondad celestial.

Milei es el presidente de una democracia republicana que asumió y se comprometió a cumplir con los deberes establecidos por la Constitución Nacional, y no ningún escrito religioso. Por supuesto que un hombre puede tener su fe religiosa y sus creencias y es libre para portarla y difundirla, sea católica, judía, musulmana, cristiana o cualquiera de las más de 4000 religiones conocidas en el mundo, que se multiplican con sus derivaciones espirituales. La fe, la del Presidente como la de cualquier ciudadano, es tan respetable como el ateísmo que muchos portamos. Lo que cruza la línea de lo polémico es cuando esa devoción religiosa se antepone ante los deberes cívicos de un funcionario, mucho más si se trata del mismísimo presidente.

Todos los presidentes de la época democrática, y antes también, fueron católicos. Antes de la reforma constitucional de 1994 estaban obligados a serlo, ahora los argentinos podemos elegir a cualquier ciudadano que cumpla con los requisitos cívicos y no religiosos. De hecho, la actual Constitución señala que, a pesar del vínculo con la Iglesia católica, la Argentina no es un Estado confesional, lo que significa que no tiene una religión oficial y protege la libertad religiosa de todos los ciudadanos y residentes. Por lo tanto, y en ese sentido, el Presidente no puede anteponer deberes religiosos a sus deberes cívicos. Además, la Constitución argentina establece la separación entre la Iglesia y el Estado, y el presidente, como jefe de Estado y de gobierno, está obligado a cumplir con sus responsabilidades constitucionales y legales, que son de carácter cívico y secular.

Dicho esto, vale recordar que el Jefe de Estado también afirmó en el mencionado templo religioso que “el Estado es la representación del maligno en la Tierra” y dio ejemplos extraídos de los salmos. Habló de que “lo primero con lo que atacan, cuando empiezan a avanzar, es sobre la fe de los individuos. Quieren reemplazar a nuestro Dios de los cielos por su maldito Dios Estado”. También se refirió al “germen de la libertad”, y lo más curioso, se escuchó en una definición que va en contra del espíritu central de un sistema democrático. Dijo: “Es tan importante la palabra del Creador, porque los hace volver a abrazar la base de la cultura judeocristiana y los hace salir de esta peripecia que nos ha hundido en la miseria (el estado). La ideología del Estado omnipresente propone al Estado como una suerte de Dios que puede traer el paraíso a la vida terrenal si le rindiéramos pleitesía, si tan solo depositan su fe en el Estado, si tan solo los poderes económicos se dejan conducir por los políticos de turno, entonces todos vamos a ser felices”.

¿Cómo podría ser lo contrario? En democracia se trata de elegir políticos para que administren durante un determinado periodo los poderes del estado. El propio Milei llegó a la presidencia a través del voto popular y hoy intenta ganar más poder parlamentario proponiendo candidatos, es decir “políticos de turno” de su espacio político para engrosar las filas de sus legisladores. Como debe ser. Pensar en otro sistema de gobierno -algo que se desprende de sus palabras- reemplazando al estado por la palabra de Dios representado por un líder que promueve más su compromiso religioso que el deber cívico, sería comenzar a transformar al sistema republicano en una teocracia.

El presidente Milei es un hombre que proviene de la economía, pero con una impronta religiosa muy cargada en su personalidad, lo cual no se critica, se respeta. Pero también se le debe exigir que no la anteponga a otros deberes establecidos en las normas constitucionales. Esa traza religiosa que va dejando estela a medida que avanza su gestión también es utilizada para agraviar a otros. Hace poco explicó con gracia que nos deseaba, a todos los periodistas, ser víctimas de la décima plaga de Egipto, ni más ni menos que la muerte de nuestros primogénitos. Ya no solo llama a odiar a los hombres de prensa, sino que les desea, invocando sus propias creencias religiosas y abrazado a su fe, que mueran nuestros hijos mayores. Sería un error, de parte de todos, no considerar seriamente estas manifestaciones del Presidente, por más que muchos lo toman simplemente como un hombre que suele violentarse verbalmente sin medir el contenido de sus palabras. Quizás esto habla de la madurez democrática que supimos conseguir.

Fue una semana muy difícil para el Presidente, el dólar escaló más de lo que venía haciéndolo (sin ser grave) y la inflación en CABA mostró un freno en la desaceleración que venía mostrando. Para colmo, se quedó solo en la celebración del 209° aniversario de la Independencia, al decidir los gobernadores darle la espalda, cansados de no poder sostener un diálogo con una Casa Rosada que los trata de mala manera. Un gobernador del norte -que no se lleva tan mal con Milei- de todos modos mostró su fastidio: “encima quiere que le hagamos un pasillo de honor a modo de recepción como el año pasado en Tucumán, dos veces no vamos a cometer el mismo error”.

En las últimas horas, y gracias a la excelente investigación que lleva adelante Hugo Alconada Mon, se conoció que el “empresario” Hayden Davis transfirió millones de dólares a través de dos plataformas de criptoactivos a billeteras de terceros que permanecen en las sombras, todo ocurrió en los minutos posteriores a su reunión con el presidente Javier Milei y en las horas previas al lanzamiento del “memecoin” $LIBRA. Un tema que preocupa a Milei y su entorno y que se muestra cada vez más complicado. Además, explotó el caso de las “valijas libertarias”, donde el gobierno, y en especial su vocero Manuel Adorni, quedaron expuestos por mentir públicamente frente a este hecho confuso. Adorni trató de “operador” al colega Carlos Pagni por decir que habían “ingresado sin control al país 10 valijas llenas de dinero”. Curioso, Pagni, en el momento de hacer la denuncia, jamás hizo alusión a “diez valijas” o de que estaban “llenas de dinero”, solo nombró la pasajera, la procedencia, el avión, el vínculo y la falta de control aduanero a un número no específico de valijas. Hoy los fiscales que investigan señalan que todo eso es verdad y se abrió una investigación, deberá el gobierno o el vocero presidencial aclarar por qué habló de “valijas llenas de dinero”.

Estos dos últimos episodios merecen una pronta y clara investigación judicial, porque el estado laico se debe a sus propias reglas de juego, las que permiten ejercer el poder a quien la ciudadanía elija, pero también, tiene normas claras para que el poder sea controlado, a pesar de que la diputada Lilia Lemoine, una de las espadas libertarias en el Congreso, dijo equivocadamente esta semana que “el ateísmo de estado es peligroso, los políticos que no responden a una fuerza superior no le rinden cuentas a nadie”. El estado tiene poderes y facultades para que los hombres y mujeres, políticos y los que no lo son, rindan cuentas sobre sus errores. Y eso es algo que “las fuerzas del cielo” ya deberían comprender.

“Isaac sembró en aquella tierra, y Dios lo bendijo, y ese año cosechó cien veces lo sembrado, y se hizo rico y prosperó. Tanto se engrandeció que llegó a tener mucho poder. Tuvo rebaños de ovejas y manadas de vacas, y mucha servidumbre. Sin embargo, los filisteos lo envidiaban”, No fue un Pastor evangélico quien pronunció estas palabras sino que fue el presidente Javier Milei, el sábado pasado en la inauguración del Templo Portal del Cielo, en Resistencia, Chaco, cuando utilizando una cita del Génesis intentó definir al concepto de “justicia social” como “la envidia disfrazada de algo bien pensante, pero no deja de ser un pecado capital”.

Mucho se habló de la participación del Presidente en un acto de la Iglesia Cristiana Internacional, una de las tantas iglesias neopentecostales que habitan el país, con la particularidad que tiene ésta de autoadjudicarse “milagros” como la de sanar inválidos, curar el cáncer y hasta la increíble osadía de relatar que parte de ese templo se construyó con un evento que parece salido de un guion de una película de ciencia ficción de clase B. Dijo el Pastor evangélico Jorge Ledesma, líder del templo, que en una caja de seguridad de del banco sucedió un milagro que hizo crecer los ahorros, un día, de la nada, unos 100.000 pesos que guardaba allí se convirtieron en 100.000 dólares. Ese dinero, según relató ante sus fieles, financió parte de la construcción del templo “Portal del Cielo”. La historia motivó la apertura de una investigación de oficio en la Justicia Federal por sospechas de lavado de activos y evasión. Los poderes terrenales no quedaron convencidos de tanta bondad celestial.

Milei es el presidente de una democracia republicana que asumió y se comprometió a cumplir con los deberes establecidos por la Constitución Nacional, y no ningún escrito religioso. Por supuesto que un hombre puede tener su fe religiosa y sus creencias y es libre para portarla y difundirla, sea católica, judía, musulmana, cristiana o cualquiera de las más de 4000 religiones conocidas en el mundo, que se multiplican con sus derivaciones espirituales. La fe, la del Presidente como la de cualquier ciudadano, es tan respetable como el ateísmo que muchos portamos. Lo que cruza la línea de lo polémico es cuando esa devoción religiosa se antepone ante los deberes cívicos de un funcionario, mucho más si se trata del mismísimo presidente.

Todos los presidentes de la época democrática, y antes también, fueron católicos. Antes de la reforma constitucional de 1994 estaban obligados a serlo, ahora los argentinos podemos elegir a cualquier ciudadano que cumpla con los requisitos cívicos y no religiosos. De hecho, la actual Constitución señala que, a pesar del vínculo con la Iglesia católica, la Argentina no es un Estado confesional, lo que significa que no tiene una religión oficial y protege la libertad religiosa de todos los ciudadanos y residentes. Por lo tanto, y en ese sentido, el Presidente no puede anteponer deberes religiosos a sus deberes cívicos. Además, la Constitución argentina establece la separación entre la Iglesia y el Estado, y el presidente, como jefe de Estado y de gobierno, está obligado a cumplir con sus responsabilidades constitucionales y legales, que son de carácter cívico y secular.

Dicho esto, vale recordar que el Jefe de Estado también afirmó en el mencionado templo religioso que “el Estado es la representación del maligno en la Tierra” y dio ejemplos extraídos de los salmos. Habló de que “lo primero con lo que atacan, cuando empiezan a avanzar, es sobre la fe de los individuos. Quieren reemplazar a nuestro Dios de los cielos por su maldito Dios Estado”. También se refirió al “germen de la libertad”, y lo más curioso, se escuchó en una definición que va en contra del espíritu central de un sistema democrático. Dijo: “Es tan importante la palabra del Creador, porque los hace volver a abrazar la base de la cultura judeocristiana y los hace salir de esta peripecia que nos ha hundido en la miseria (el estado). La ideología del Estado omnipresente propone al Estado como una suerte de Dios que puede traer el paraíso a la vida terrenal si le rindiéramos pleitesía, si tan solo depositan su fe en el Estado, si tan solo los poderes económicos se dejan conducir por los políticos de turno, entonces todos vamos a ser felices”.

¿Cómo podría ser lo contrario? En democracia se trata de elegir políticos para que administren durante un determinado periodo los poderes del estado. El propio Milei llegó a la presidencia a través del voto popular y hoy intenta ganar más poder parlamentario proponiendo candidatos, es decir “políticos de turno” de su espacio político para engrosar las filas de sus legisladores. Como debe ser. Pensar en otro sistema de gobierno -algo que se desprende de sus palabras- reemplazando al estado por la palabra de Dios representado por un líder que promueve más su compromiso religioso que el deber cívico, sería comenzar a transformar al sistema republicano en una teocracia.

El presidente Milei es un hombre que proviene de la economía, pero con una impronta religiosa muy cargada en su personalidad, lo cual no se critica, se respeta. Pero también se le debe exigir que no la anteponga a otros deberes establecidos en las normas constitucionales. Esa traza religiosa que va dejando estela a medida que avanza su gestión también es utilizada para agraviar a otros. Hace poco explicó con gracia que nos deseaba, a todos los periodistas, ser víctimas de la décima plaga de Egipto, ni más ni menos que la muerte de nuestros primogénitos. Ya no solo llama a odiar a los hombres de prensa, sino que les desea, invocando sus propias creencias religiosas y abrazado a su fe, que mueran nuestros hijos mayores. Sería un error, de parte de todos, no considerar seriamente estas manifestaciones del Presidente, por más que muchos lo toman simplemente como un hombre que suele violentarse verbalmente sin medir el contenido de sus palabras. Quizás esto habla de la madurez democrática que supimos conseguir.

Fue una semana muy difícil para el Presidente, el dólar escaló más de lo que venía haciéndolo (sin ser grave) y la inflación en CABA mostró un freno en la desaceleración que venía mostrando. Para colmo, se quedó solo en la celebración del 209° aniversario de la Independencia, al decidir los gobernadores darle la espalda, cansados de no poder sostener un diálogo con una Casa Rosada que los trata de mala manera. Un gobernador del norte -que no se lleva tan mal con Milei- de todos modos mostró su fastidio: “encima quiere que le hagamos un pasillo de honor a modo de recepción como el año pasado en Tucumán, dos veces no vamos a cometer el mismo error”.

En las últimas horas, y gracias a la excelente investigación que lleva adelante Hugo Alconada Mon, se conoció que el “empresario” Hayden Davis transfirió millones de dólares a través de dos plataformas de criptoactivos a billeteras de terceros que permanecen en las sombras, todo ocurrió en los minutos posteriores a su reunión con el presidente Javier Milei y en las horas previas al lanzamiento del “memecoin” $LIBRA. Un tema que preocupa a Milei y su entorno y que se muestra cada vez más complicado. Además, explotó el caso de las “valijas libertarias”, donde el gobierno, y en especial su vocero Manuel Adorni, quedaron expuestos por mentir públicamente frente a este hecho confuso. Adorni trató de “operador” al colega Carlos Pagni por decir que habían “ingresado sin control al país 10 valijas llenas de dinero”. Curioso, Pagni, en el momento de hacer la denuncia, jamás hizo alusión a “diez valijas” o de que estaban “llenas de dinero”, solo nombró la pasajera, la procedencia, el avión, el vínculo y la falta de control aduanero a un número no específico de valijas. Hoy los fiscales que investigan señalan que todo eso es verdad y se abrió una investigación, deberá el gobierno o el vocero presidencial aclarar por qué habló de “valijas llenas de dinero”.

Estos dos últimos episodios merecen una pronta y clara investigación judicial, porque el estado laico se debe a sus propias reglas de juego, las que permiten ejercer el poder a quien la ciudadanía elija, pero también, tiene normas claras para que el poder sea controlado, a pesar de que la diputada Lilia Lemoine, una de las espadas libertarias en el Congreso, dijo equivocadamente esta semana que “el ateísmo de estado es peligroso, los políticos que no responden a una fuerza superior no le rinden cuentas a nadie”. El estado tiene poderes y facultades para que los hombres y mujeres, políticos y los que no lo son, rindan cuentas sobre sus errores. Y eso es algo que “las fuerzas del cielo” ya deberían comprender.

 “Isaac sembró en aquella tierra, y Dios lo bendijo, y ese año cosechó cien veces lo sembrado, y se hizo rico y prosperó. Tanto se engrandeció que llegó a tener mucho poder. Tuvo rebaños de ovejas y manadas de vacas, y mucha servidumbre. Sin embargo, los filisteos lo envidiaban”, No fue un Pastor evangélico quien pronunció estas palabras sino que fue el presidente Javier Milei, el sábado pasado en la inauguración del Templo Portal del Cielo, en Resistencia, Chaco, cuando utilizando una cita del Génesis intentó definir al concepto de “justicia social” como “la envidia disfrazada de algo bien pensante, pero no deja de ser un pecado capital”.Mucho se habló de la participación del Presidente en un acto de la Iglesia Cristiana Internacional, una de las tantas iglesias neopentecostales que habitan el país, con la particularidad que tiene ésta de autoadjudicarse “milagros” como la de sanar inválidos, curar el cáncer y hasta la increíble osadía de relatar que parte de ese templo se construyó con un evento que parece salido de un guion de una película de ciencia ficción de clase B. Dijo el Pastor evangélico Jorge Ledesma, líder del templo, que en una caja de seguridad de del banco sucedió un milagro que hizo crecer los ahorros, un día, de la nada, unos 100.000 pesos que guardaba allí se convirtieron en 100.000 dólares. Ese dinero, según relató ante sus fieles, financió parte de la construcción del templo “Portal del Cielo”. La historia motivó la apertura de una investigación de oficio en la Justicia Federal por sospechas de lavado de activos y evasión. Los poderes terrenales no quedaron convencidos de tanta bondad celestial.Milei es el presidente de una democracia republicana que asumió y se comprometió a cumplir con los deberes establecidos por la Constitución Nacional, y no ningún escrito religioso. Por supuesto que un hombre puede tener su fe religiosa y sus creencias y es libre para portarla y difundirla, sea católica, judía, musulmana, cristiana o cualquiera de las más de 4000 religiones conocidas en el mundo, que se multiplican con sus derivaciones espirituales. La fe, la del Presidente como la de cualquier ciudadano, es tan respetable como el ateísmo que muchos portamos. Lo que cruza la línea de lo polémico es cuando esa devoción religiosa se antepone ante los deberes cívicos de un funcionario, mucho más si se trata del mismísimo presidente.Todos los presidentes de la época democrática, y antes también, fueron católicos. Antes de la reforma constitucional de 1994 estaban obligados a serlo, ahora los argentinos podemos elegir a cualquier ciudadano que cumpla con los requisitos cívicos y no religiosos. De hecho, la actual Constitución señala que, a pesar del vínculo con la Iglesia católica, la Argentina no es un Estado confesional, lo que significa que no tiene una religión oficial y protege la libertad religiosa de todos los ciudadanos y residentes. Por lo tanto, y en ese sentido, el Presidente no puede anteponer deberes religiosos a sus deberes cívicos. Además, la Constitución argentina establece la separación entre la Iglesia y el Estado, y el presidente, como jefe de Estado y de gobierno, está obligado a cumplir con sus responsabilidades constitucionales y legales, que son de carácter cívico y secular.Dicho esto, vale recordar que el Jefe de Estado también afirmó en el mencionado templo religioso que “el Estado es la representación del maligno en la Tierra” y dio ejemplos extraídos de los salmos. Habló de que “lo primero con lo que atacan, cuando empiezan a avanzar, es sobre la fe de los individuos. Quieren reemplazar a nuestro Dios de los cielos por su maldito Dios Estado”. También se refirió al “germen de la libertad”, y lo más curioso, se escuchó en una definición que va en contra del espíritu central de un sistema democrático. Dijo: “Es tan importante la palabra del Creador, porque los hace volver a abrazar la base de la cultura judeocristiana y los hace salir de esta peripecia que nos ha hundido en la miseria (el estado). La ideología del Estado omnipresente propone al Estado como una suerte de Dios que puede traer el paraíso a la vida terrenal si le rindiéramos pleitesía, si tan solo depositan su fe en el Estado, si tan solo los poderes económicos se dejan conducir por los políticos de turno, entonces todos vamos a ser felices”.¿Cómo podría ser lo contrario? En democracia se trata de elegir políticos para que administren durante un determinado periodo los poderes del estado. El propio Milei llegó a la presidencia a través del voto popular y hoy intenta ganar más poder parlamentario proponiendo candidatos, es decir “políticos de turno” de su espacio político para engrosar las filas de sus legisladores. Como debe ser. Pensar en otro sistema de gobierno -algo que se desprende de sus palabras- reemplazando al estado por la palabra de Dios representado por un líder que promueve más su compromiso religioso que el deber cívico, sería comenzar a transformar al sistema republicano en una teocracia.El presidente Milei es un hombre que proviene de la economía, pero con una impronta religiosa muy cargada en su personalidad, lo cual no se critica, se respeta. Pero también se le debe exigir que no la anteponga a otros deberes establecidos en las normas constitucionales. Esa traza religiosa que va dejando estela a medida que avanza su gestión también es utilizada para agraviar a otros. Hace poco explicó con gracia que nos deseaba, a todos los periodistas, ser víctimas de la décima plaga de Egipto, ni más ni menos que la muerte de nuestros primogénitos. Ya no solo llama a odiar a los hombres de prensa, sino que les desea, invocando sus propias creencias religiosas y abrazado a su fe, que mueran nuestros hijos mayores. Sería un error, de parte de todos, no considerar seriamente estas manifestaciones del Presidente, por más que muchos lo toman simplemente como un hombre que suele violentarse verbalmente sin medir el contenido de sus palabras. Quizás esto habla de la madurez democrática que supimos conseguir.Fue una semana muy difícil para el Presidente, el dólar escaló más de lo que venía haciéndolo (sin ser grave) y la inflación en CABA mostró un freno en la desaceleración que venía mostrando. Para colmo, se quedó solo en la celebración del 209° aniversario de la Independencia, al decidir los gobernadores darle la espalda, cansados de no poder sostener un diálogo con una Casa Rosada que los trata de mala manera. Un gobernador del norte -que no se lleva tan mal con Milei- de todos modos mostró su fastidio: “encima quiere que le hagamos un pasillo de honor a modo de recepción como el año pasado en Tucumán, dos veces no vamos a cometer el mismo error”.En las últimas horas, y gracias a la excelente investigación que lleva adelante Hugo Alconada Mon, se conoció que el “empresario” Hayden Davis transfirió millones de dólares a través de dos plataformas de criptoactivos a billeteras de terceros que permanecen en las sombras, todo ocurrió en los minutos posteriores a su reunión con el presidente Javier Milei y en las horas previas al lanzamiento del “memecoin” $LIBRA. Un tema que preocupa a Milei y su entorno y que se muestra cada vez más complicado. Además, explotó el caso de las “valijas libertarias”, donde el gobierno, y en especial su vocero Manuel Adorni, quedaron expuestos por mentir públicamente frente a este hecho confuso. Adorni trató de “operador” al colega Carlos Pagni por decir que habían “ingresado sin control al país 10 valijas llenas de dinero”. Curioso, Pagni, en el momento de hacer la denuncia, jamás hizo alusión a “diez valijas” o de que estaban “llenas de dinero”, solo nombró la pasajera, la procedencia, el avión, el vínculo y la falta de control aduanero a un número no específico de valijas. Hoy los fiscales que investigan señalan que todo eso es verdad y se abrió una investigación, deberá el gobierno o el vocero presidencial aclarar por qué habló de “valijas llenas de dinero”.Estos dos últimos episodios merecen una pronta y clara investigación judicial, porque el estado laico se debe a sus propias reglas de juego, las que permiten ejercer el poder a quien la ciudadanía elija, pero también, tiene normas claras para que el poder sea controlado, a pesar de que la diputada Lilia Lemoine, una de las espadas libertarias en el Congreso, dijo equivocadamente esta semana que “el ateísmo de estado es peligroso, los políticos que no responden a una fuerza superior no le rinden cuentas a nadie”. El estado tiene poderes y facultades para que los hombres y mujeres, políticos y los que no lo son, rindan cuentas sobre sus errores. Y eso es algo que “las fuerzas del cielo” ya deberían comprender.  LA NACION

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