Decisiones para tomar antes de preguntarse por los dólares del campo

Cada acción genera su reacción. Finalmente, el Gobierno dispuso no postergar la reducción de los Derechos de Exportación (DEX) a los granos gruesos y derivados (soja, maíz, girasol y sorgo) que había decidido en enero pasado y llegaban a su fin el lunes pasado.
No por anunciada, la medida no dejó de provocar malestar a la producción. La Federación Agraria Argentina (FAA) esta semana resolvió realizar asambleas para evaluar la situación. En la reunión que mantuvo la conducción de los federados, se expresó el “malestar y gran preocupación frente a la asfixiante presión impositiva, la ausencia de políticas agropecuarias virtuosas que promuevan la producción de los pequeños y medianos chacareros, y la poca o nula rentabilidad que existe en el sector”. En estos encuentros se comenzarán a definir medidas de acción gremial tendientes al congreso de la entidad en septiembre próximo.
Otro dato que se suma al malestar que provocó la decisión del Gobierno estuvo contenido en el resultado de la última medición del Ag Barometer, la encuesta de opinión sobre las condiciones presentes y las expectativas futuras del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral.
“En mayo-junio 2025, el Ag Barometer Austral registró una caída del 5%, descendiendo de 137 a 130 puntos. La baja se explica principalmente por el deterioro del Índice de Condiciones Presentes, que pasó de 100 a 94, ingresando en terreno negativo, especialmente por el retroceso en las Expectativas de Inversión, que cayeron de 82 a 75”, sostuvo el informe y añadió: “También se observó un descenso en el Índice de Expectativas Futuras, que pasó de 163 a 151, arrastrado por la pérdida de optimismo sobre el desempeño del sector agropecuario en los próximos 12 meses”.
En la encuesta, los productores consultados ya vislumbraban que el Gobierno no iba a extender la prórroga para los granos gruesos como lo hizo para el trigo y la cebada. De allí el pesimismo.
Otros datos recientes los aportó el Movimiento CREA. Con los DEX al 33%, la soja se tornará inviable en el 80% de la superficie agrícola. “En el caso del maíz, ponderando temprano y tardío, con retenciones al 12%, el área viable se reduce al 39%. En cuanto al doble cultivo trigo/soja de segunda, se trata del caso más comprometido porque un aumento de las retenciones torna inviable el negocio en el 87% de la superficie agrícola”, añadió el trabajo.
En una presentación ante legisladores que buscan llevar adelante los temas del agro en el Congreso, Ariel Angeli, líder de la unidad de Investigación y Desarrollo de CREA, expresó. “En el corto plazo los DEX distorsionan los precios relativos y promueven una menor producción agrícola, mientras que en el largo plazo tienen un impacto negativo sobre la sostenibilidad de las empresas, las cadenas de valor y la economía argentina”.
Como se sabe, los DEX al ir sobre el valor del producto y no sobre la ganancia deterioran la relación insumo-producto: hace falta producir más granos para comprar la misma cantidad de fitosanitarios, fertilizantes y combustible, entre otros insumos. La consecuencia de ese esquema que con escasas variaciones se repite desde hace más de dos décadas es conocida: paquetes tecnológicos defensivos.
Aunque con el traje de candidato a presidente de la Nación, Javier Milei se expresó en contra de los DEX, considerándolos un robo, no dio una fecha precisa respecto de su reducción o su eliminación. Quienes esperaban que eso ocurriera el 11 de diciembre de 2023 lo interpretaron erróneamente.
El argumento que ahora los funcionarios repiten es que antes de la rebaja de las retenciones debe procederse a la reducción del gasto público y que se debe mantener el equilibrio fiscal. Lo que no admiten en público es que ese equilibrio se está logrando gracias a un tributo claramente distorsivo. “Paciencia”, es la palabra en auge. En términos personales o de visión general es posible aceptar ese desafío, pero en cuestiones concretas, que vinculan a la salud de las empresas, es más difícil. En otras palabras, si no hay un cisne negro que venga del exterior, como un golpe climático, es difícil que la tendencia de precios del próximo ciclo agrícola se modifique. Y con el peso de los DEX sobre las espaldas de la producción, la inversión y el gasto en la próxima campaña se verán resentidos. Si no hay cambios en el corto plazo, cuando en 2026 el Gobierno se pregunte dónde están los dólares del campo quizás sea demasiado tarde. El momento para replantear esas decisiones es ahora.
Cada acción genera su reacción. Finalmente, el Gobierno dispuso no postergar la reducción de los Derechos de Exportación (DEX) a los granos gruesos y derivados (soja, maíz, girasol y sorgo) que había decidido en enero pasado y llegaban a su fin el lunes pasado.
No por anunciada, la medida no dejó de provocar malestar a la producción. La Federación Agraria Argentina (FAA) esta semana resolvió realizar asambleas para evaluar la situación. En la reunión que mantuvo la conducción de los federados, se expresó el “malestar y gran preocupación frente a la asfixiante presión impositiva, la ausencia de políticas agropecuarias virtuosas que promuevan la producción de los pequeños y medianos chacareros, y la poca o nula rentabilidad que existe en el sector”. En estos encuentros se comenzarán a definir medidas de acción gremial tendientes al congreso de la entidad en septiembre próximo.
Otro dato que se suma al malestar que provocó la decisión del Gobierno estuvo contenido en el resultado de la última medición del Ag Barometer, la encuesta de opinión sobre las condiciones presentes y las expectativas futuras del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral.
“En mayo-junio 2025, el Ag Barometer Austral registró una caída del 5%, descendiendo de 137 a 130 puntos. La baja se explica principalmente por el deterioro del Índice de Condiciones Presentes, que pasó de 100 a 94, ingresando en terreno negativo, especialmente por el retroceso en las Expectativas de Inversión, que cayeron de 82 a 75”, sostuvo el informe y añadió: “También se observó un descenso en el Índice de Expectativas Futuras, que pasó de 163 a 151, arrastrado por la pérdida de optimismo sobre el desempeño del sector agropecuario en los próximos 12 meses”.
En la encuesta, los productores consultados ya vislumbraban que el Gobierno no iba a extender la prórroga para los granos gruesos como lo hizo para el trigo y la cebada. De allí el pesimismo.
Otros datos recientes los aportó el Movimiento CREA. Con los DEX al 33%, la soja se tornará inviable en el 80% de la superficie agrícola. “En el caso del maíz, ponderando temprano y tardío, con retenciones al 12%, el área viable se reduce al 39%. En cuanto al doble cultivo trigo/soja de segunda, se trata del caso más comprometido porque un aumento de las retenciones torna inviable el negocio en el 87% de la superficie agrícola”, añadió el trabajo.
En una presentación ante legisladores que buscan llevar adelante los temas del agro en el Congreso, Ariel Angeli, líder de la unidad de Investigación y Desarrollo de CREA, expresó. “En el corto plazo los DEX distorsionan los precios relativos y promueven una menor producción agrícola, mientras que en el largo plazo tienen un impacto negativo sobre la sostenibilidad de las empresas, las cadenas de valor y la economía argentina”.
Como se sabe, los DEX al ir sobre el valor del producto y no sobre la ganancia deterioran la relación insumo-producto: hace falta producir más granos para comprar la misma cantidad de fitosanitarios, fertilizantes y combustible, entre otros insumos. La consecuencia de ese esquema que con escasas variaciones se repite desde hace más de dos décadas es conocida: paquetes tecnológicos defensivos.
Aunque con el traje de candidato a presidente de la Nación, Javier Milei se expresó en contra de los DEX, considerándolos un robo, no dio una fecha precisa respecto de su reducción o su eliminación. Quienes esperaban que eso ocurriera el 11 de diciembre de 2023 lo interpretaron erróneamente.
El argumento que ahora los funcionarios repiten es que antes de la rebaja de las retenciones debe procederse a la reducción del gasto público y que se debe mantener el equilibrio fiscal. Lo que no admiten en público es que ese equilibrio se está logrando gracias a un tributo claramente distorsivo. “Paciencia”, es la palabra en auge. En términos personales o de visión general es posible aceptar ese desafío, pero en cuestiones concretas, que vinculan a la salud de las empresas, es más difícil. En otras palabras, si no hay un cisne negro que venga del exterior, como un golpe climático, es difícil que la tendencia de precios del próximo ciclo agrícola se modifique. Y con el peso de los DEX sobre las espaldas de la producción, la inversión y el gasto en la próxima campaña se verán resentidos. Si no hay cambios en el corto plazo, cuando en 2026 el Gobierno se pregunte dónde están los dólares del campo quizás sea demasiado tarde. El momento para replantear esas decisiones es ahora.
El retorno de las alícuotas de las retenciones a los valores de enero pasado para los granos gruesos puede tener consecuencias en el 2026 LA NACION