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La Masacre de Flores: la historia de Matías Bagnato llegará a la pantalla de la mano de Juan José Campanella

Matías Bagnato fue el único sobreviviente de la llamada Masacre de Flores: durante la madrugada del 17 de febrero de 1994, un hombre provocó un incendio en el chalet en el que Matías, entonces de 16 años, vivía junto a su familia. El fuego le arrebató la vida a sus padres, José (42) y Alicia (40), a sus hermanos menores, Fernando (14) y Alejandro (9), y a Nicolás, un amigo de Alejandro que esa noche había sido invitado a quedarse a dormir en la vivienda.

A tres décadas de la masacre que conmovió al país, Bagnato anunció en sus redes sociales que el galardonado director Juan José Campanella producirá una serie sobre su vida. “Empezar este camino con este equipo humano y profesional me emociona profundamente”, aseguró en su posteo.

Bagnato, con visible entusiasmo por el proyecto, publicó algunas fotos junto al equipo de producción y acompañó las postales con un sentido mensaje: “Empieza el proyecto… Esta semana arrancó oficialmente la producción de la serie sobre mi vida. Y no es cualquier producción: es nada menos que con el equipo de 100 bares, la productora de Juan José Campanella. (…) Contar mi historia no es fácil, pero sé que estoy rodeado de personas increíbles que van a tratarla con respeto, sensibilidad y compromiso“, reveló el hombre de 47 años en sus redes sociales.

“Gracias por querer contar mi historia y a vos amiga, Marian Montero, por acompañarme siempre. Lo que viene es fuerte, real, sanador y necesario“, agregó Bagnato.

La masacre de Flores

El asesino de la familia de Bagnato fue el español Fructuoso Álvarez González, que había planeado una venganza contra José Salvador, su exsocio en una fábrica de zapatillas, al que le reclamaba una presunta deuda. Pasadas las tres de la mañana, cuando todos dormían, prendió dos bidones de fósforo líquido en la cochera de Baldomero Fernández Moreno 1906 y convirtió la casa en una hoguera. Matías, guiado por un vecino y por un policía, logró escapar por una terraza aledaña, pero su familia quedó atrapada.

“Me desperté casi asfixiado. No podía respirar. Me levanté sobresaltado y caminé hacia la habitación de mi hermano Fernando. Salía una llama por debajo de la puerta. Cubrí mi cara con una remera y abrí la puerta. La llamarada me tiró al piso. Se me prendía fuego el pelo y me quemaba un brazo. Aturdido, busqué a mi hermano y fui a la pieza de mis padres. El fuego había tomado el techo y el placard. Entonces les grité a mis padres que salieran. ‘No vengan a mi cuarto. Yo puedo salir solo. Estoy bien’. Les grité a todos, los nombré uno por uno, una y otra vez”, recordó Matías tiempo atrás en diálogo con LA NACION.

Matías Bagnato, el único sobreviviente de la Masacre de Flores

“Cuando me asomé a la ventana, pude ver a mi vecino Norberto Corda. Me estaba quemando. Sentía el fuego en la espalda. Intenté saltar hasta un cantero que había en la vereda. Pero Corda me advirtió que no lo hiciera porque estaba todo rociado de líquido inflamable. Entonces, entre él y un policía me guiaron hasta la terraza de la casa vecina”, recordó el único sobreviviente de la masacre.

Antes del múltiple homicidio, José Bagnato había hecho varias denuncias por amenazas en la comisaría 38, en el barrio porteño de Flores.

Matías, que tenía 16 años al momento de la masacre, tuvo que aprender a convivir con el dolor de la muerte y el miedo permanente al asesino de su familia, que había prometido completar su venganza y asesinarlo también a él y a su abuela si salía de la cárcel.

Con la contención de su abuela, Matías continúo con su vida y se convirtió en comisario de abordo. En 2002, se quedó sin trabajo, era tripulante de cabina en Dinar, una línea aérea que acababa de quebrar, y decidió ingresar como participante a la casa de Gran Hermano. Llegó a la final del reality, pero no fue de los que quiso quedarse trabajando en la televisión y volvió a lo suyo: al poco tiempo consiguió trabajo en Aerolíneas Argentinas como auxiliar de vuelo.

En septiembre de 2010, la angustia invadió nuevamente a Bagnato al enterarse que Fructuoso Álvarez González había quedado libre. Su mundo se derrumbó. Recibió amenazas de muerte y el nombre del asesino de su familia regresó a su vida. Aquellos años Matías recibió custodia policial durante todo el día y sus teléfonos fueron intervenidos para otorgarle protección.

El 30 de abril de 2023, Fructuoso Álvarez González murió de un shock séptico en el hospital del penal de Ezeiza y un nuevo capítulo se empezó a escribir para Bagnato.

Matias Bagnato junto a su pareja y su familia

“Durante muchos años, lo dije muchas veces, a pesar de todo lo que me pasó tuve una gran ayuda y suerte, que es que conté siempre con el acompañamiento del periodismo. No es lo común, no siempre hacen un seguimiento de los casos como lo hicieron con el mío. Siempre les digo que estoy vivo gracias a ustedes y también a la gente, que siempre estuvo pendiente de lo que me pasaba”, le decía a LA NACION en febrero de este año.

“‘¿Formaste familia?’ era la pregunta típica, recurrente, habitual que me hacía todo el mundo. No podía contarlo, el pánico me superaba… Hace 12 años que tengo una familia que está compuesta por Nicolás, mi pareja. Ellos tienen una historia familiar particular, son tres hermanos, el mayor, Sebastián, tiene Síndrome de Down, un coeficiente de un niño de siete años. Es un ser de amor y ocupó ese lugar como si fuese mi hijo, me llenó la vida de paz y de ternura. Él y Nico son mi vida, mis amores. Hoy les puedo compartir con total libertad. Soy feliz, amo a Nico y Sebi. Dios me premió, me llenó de amor del bueno”, finalizaba.

Matías Bagnato fue el único sobreviviente de la llamada Masacre de Flores: durante la madrugada del 17 de febrero de 1994, un hombre provocó un incendio en el chalet en el que Matías, entonces de 16 años, vivía junto a su familia. El fuego le arrebató la vida a sus padres, José (42) y Alicia (40), a sus hermanos menores, Fernando (14) y Alejandro (9), y a Nicolás, un amigo de Alejandro que esa noche había sido invitado a quedarse a dormir en la vivienda.

A tres décadas de la masacre que conmovió al país, Bagnato anunció en sus redes sociales que el galardonado director Juan José Campanella producirá una serie sobre su vida. “Empezar este camino con este equipo humano y profesional me emociona profundamente”, aseguró en su posteo.

Bagnato, con visible entusiasmo por el proyecto, publicó algunas fotos junto al equipo de producción y acompañó las postales con un sentido mensaje: “Empieza el proyecto… Esta semana arrancó oficialmente la producción de la serie sobre mi vida. Y no es cualquier producción: es nada menos que con el equipo de 100 bares, la productora de Juan José Campanella. (…) Contar mi historia no es fácil, pero sé que estoy rodeado de personas increíbles que van a tratarla con respeto, sensibilidad y compromiso“, reveló el hombre de 47 años en sus redes sociales.

“Gracias por querer contar mi historia y a vos amiga, Marian Montero, por acompañarme siempre. Lo que viene es fuerte, real, sanador y necesario“, agregó Bagnato.

La masacre de Flores

El asesino de la familia de Bagnato fue el español Fructuoso Álvarez González, que había planeado una venganza contra José Salvador, su exsocio en una fábrica de zapatillas, al que le reclamaba una presunta deuda. Pasadas las tres de la mañana, cuando todos dormían, prendió dos bidones de fósforo líquido en la cochera de Baldomero Fernández Moreno 1906 y convirtió la casa en una hoguera. Matías, guiado por un vecino y por un policía, logró escapar por una terraza aledaña, pero su familia quedó atrapada.

“Me desperté casi asfixiado. No podía respirar. Me levanté sobresaltado y caminé hacia la habitación de mi hermano Fernando. Salía una llama por debajo de la puerta. Cubrí mi cara con una remera y abrí la puerta. La llamarada me tiró al piso. Se me prendía fuego el pelo y me quemaba un brazo. Aturdido, busqué a mi hermano y fui a la pieza de mis padres. El fuego había tomado el techo y el placard. Entonces les grité a mis padres que salieran. ‘No vengan a mi cuarto. Yo puedo salir solo. Estoy bien’. Les grité a todos, los nombré uno por uno, una y otra vez”, recordó Matías tiempo atrás en diálogo con LA NACION.

Matías Bagnato, el único sobreviviente de la Masacre de Flores

“Cuando me asomé a la ventana, pude ver a mi vecino Norberto Corda. Me estaba quemando. Sentía el fuego en la espalda. Intenté saltar hasta un cantero que había en la vereda. Pero Corda me advirtió que no lo hiciera porque estaba todo rociado de líquido inflamable. Entonces, entre él y un policía me guiaron hasta la terraza de la casa vecina”, recordó el único sobreviviente de la masacre.

Antes del múltiple homicidio, José Bagnato había hecho varias denuncias por amenazas en la comisaría 38, en el barrio porteño de Flores.

Matías, que tenía 16 años al momento de la masacre, tuvo que aprender a convivir con el dolor de la muerte y el miedo permanente al asesino de su familia, que había prometido completar su venganza y asesinarlo también a él y a su abuela si salía de la cárcel.

Con la contención de su abuela, Matías continúo con su vida y se convirtió en comisario de abordo. En 2002, se quedó sin trabajo, era tripulante de cabina en Dinar, una línea aérea que acababa de quebrar, y decidió ingresar como participante a la casa de Gran Hermano. Llegó a la final del reality, pero no fue de los que quiso quedarse trabajando en la televisión y volvió a lo suyo: al poco tiempo consiguió trabajo en Aerolíneas Argentinas como auxiliar de vuelo.

En septiembre de 2010, la angustia invadió nuevamente a Bagnato al enterarse que Fructuoso Álvarez González había quedado libre. Su mundo se derrumbó. Recibió amenazas de muerte y el nombre del asesino de su familia regresó a su vida. Aquellos años Matías recibió custodia policial durante todo el día y sus teléfonos fueron intervenidos para otorgarle protección.

El 30 de abril de 2023, Fructuoso Álvarez González murió de un shock séptico en el hospital del penal de Ezeiza y un nuevo capítulo se empezó a escribir para Bagnato.

Matias Bagnato junto a su pareja y su familia

“Durante muchos años, lo dije muchas veces, a pesar de todo lo que me pasó tuve una gran ayuda y suerte, que es que conté siempre con el acompañamiento del periodismo. No es lo común, no siempre hacen un seguimiento de los casos como lo hicieron con el mío. Siempre les digo que estoy vivo gracias a ustedes y también a la gente, que siempre estuvo pendiente de lo que me pasaba”, le decía a LA NACION en febrero de este año.

“‘¿Formaste familia?’ era la pregunta típica, recurrente, habitual que me hacía todo el mundo. No podía contarlo, el pánico me superaba… Hace 12 años que tengo una familia que está compuesta por Nicolás, mi pareja. Ellos tienen una historia familiar particular, son tres hermanos, el mayor, Sebastián, tiene Síndrome de Down, un coeficiente de un niño de siete años. Es un ser de amor y ocupó ese lugar como si fuese mi hijo, me llenó la vida de paz y de ternura. Él y Nico son mi vida, mis amores. Hoy les puedo compartir con total libertad. Soy feliz, amo a Nico y Sebi. Dios me premió, me llenó de amor del bueno”, finalizaba.

 Sus padres, sus dos hermanos y el amigo del menor de ellos perdieron la vida durante un incendio provocado intencionalmente por Fructuoso Álvarez González, en 1994  LA NACION

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