“El dato más preocupante”: se desplomó un 19% la expectativa del agro sobre el futuro

La confianza del sector agropecuario argentino volvió a mostrar signos de fragilidad. En la última medición del índice Ag Barometer Austral, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, correspondiente al bimestre mayo-junio 2025, la confianza de los productores cayó un 5%, al pasar de 137 a 130 puntos. Aunque el indicador general aún se ubica en terreno positivo, la expectativa sobre el futuro del agro se derrumbó un 19%, lo que enciende, dijeron, señales de alarma especialmente en materia de inversiones.
“El dato más preocupante es el deterioro en la mirada a futuro. La confianza sobre la situación del sector en los próximos 12 meses pasó de 132 en marzo a 107 puntos en esta última medición”, señaló Carlos Steiger, director del Ag Barometer Austral.
Esta caída se explica, principalmente, por la baja en el Índice de Condiciones Presentes, que se redujo de 100 a 94, y por la fuerte contracción del Índice de Expectativas de Inversión, que descendió un 8,5%, un desplome del 32,5% desde noviembre de 2024. En la actualidad, se sitúa en apenas 75 puntos, y el 63% de los productores considera que no es un buen momento para invertir. Contrasta frente al 59% que pensaba lo mismo en marzo.
“El productor necesita rentabilidad, pero también reglas de juego claras y estables por al menos cinco años para decidir inversiones de largo plazo. Hoy ese escenario no está”, explicó Steiger. “En la coyuntura actual, marcada por incertidumbre política y económica, las decisiones de inversión en activos fijos como maquinaria quedan postergadas”, agregó.
Default millonario: cayó en cesación de pagos Bioceres SA, pionera de una empresa referente del agro
Desde noviembre de 2024, el índice muestra una tendencia errática, con subas y bajas alternadas. “Ya son cuatro las mediciones consecutivas que evidencian esta volatilidad. La incertidumbre atraviesa al productor, influenciada tanto por factores políticos y macroeconómicos como por elementos sectoriales concretos”, afirmó el informe.
La finalización de la rebaja parcial de retenciones el 30 de junio pasado es uno de los factores que impactó negativamente en el ánimo del productor. La gran mayoría asumía que el beneficio no sería prorrogado, y aunque algunos aún mantienen la esperanza de una eventual eliminación del impuesto después de las elecciones legislativas de octubre, la expectativa general es baja.
El informe identificó una serie de variables que influyeron en el deterioro de la confianza: a nivel internacional, los conflictos bélicos en Medio Oriente y la imprevisibilidad de las políticas de la administración Trump en Estados Unidos. A esto se suma un escenario internacional de precios deprimidos para cereales y oleaginosas, que afecta directamente los márgenes del sector. En el plano local, persisten elementos estructurales como las retenciones a la soja y el maíz, los altos costos logísticos, la inflación en dólares de los insumos y las altas tasas reales en pesos.
“La productividad y la capacidad de innovar son lo que sigue sosteniendo al productor argentino en un entorno adverso. Pero hay señales preocupantes, sobre todo para quienes alquilan tierras y tienen márgenes más ajustados”, advirtió Steiger.
La rebaja temporal de retenciones tuvo un efecto limitado. Al inicio de la medida, solo el 28% de los productores había aprovechado la baja para realizar ventas anticipadas. Sin embargo, en junio, ante la inminente finalización del beneficio, el 72% optó por vender.
“Si bien la baja temporal mejoró la rentabilidad en el corto plazo, la confianza en la política agrícola sigue siendo limitada”, aseguró Steiger.
Ganadería, una excepción
En este panorama complejo, el único sector que muestra algo de dinamismo es el ganadero, reveló el informe. En mayo, los precios internacionales de la carne vacuna -según el índice de la FAO- alcanzaron niveles récord, lo que impulsó el precio de exportación en el mercado argentino.
Aunque todavía no se refleja de manera contundente en las inversiones, se vislumbra una posible recuperación, especialmente si se consolida la tendencia en los precios globales. “El stock ganadero ronda los 52 millones de cabezas, aún lejos del pico de 60 millones de 2007. Aumentar esa cifra es clave para sostener el consumo interno y responder a la demanda externa”, subrayó Steiger.
Campaña de trigo
En cuanto a la nueva campaña de trigo 2025/26, la encuesta mostró una estabilidad llamativa: el 86% de los productores no modificó su plan de siembra, pese a la baja en los precios internacionales del cereal. El 71% aseguró que esos valores no influyen de manera decisiva en su decisión.
Vale recordar que el Ag Barometer Austral es un índice de confianza del sector agropecuario que mide la percepción de los productores respecto de la situación actual y futura del agro, así como su disposición a invertir. Se construye a partir de cinco preguntas fijas en una encuesta a 406 productores agropecuarios cuyo valor bruto de producción anual es igual o superior a 200.000 dólares.
La confianza del sector agropecuario argentino volvió a mostrar signos de fragilidad. En la última medición del índice Ag Barometer Austral, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, correspondiente al bimestre mayo-junio 2025, la confianza de los productores cayó un 5%, al pasar de 137 a 130 puntos. Aunque el indicador general aún se ubica en terreno positivo, la expectativa sobre el futuro del agro se derrumbó un 19%, lo que enciende, dijeron, señales de alarma especialmente en materia de inversiones.
“El dato más preocupante es el deterioro en la mirada a futuro. La confianza sobre la situación del sector en los próximos 12 meses pasó de 132 en marzo a 107 puntos en esta última medición”, señaló Carlos Steiger, director del Ag Barometer Austral.
Esta caída se explica, principalmente, por la baja en el Índice de Condiciones Presentes, que se redujo de 100 a 94, y por la fuerte contracción del Índice de Expectativas de Inversión, que descendió un 8,5%, un desplome del 32,5% desde noviembre de 2024. En la actualidad, se sitúa en apenas 75 puntos, y el 63% de los productores considera que no es un buen momento para invertir. Contrasta frente al 59% que pensaba lo mismo en marzo.
“El productor necesita rentabilidad, pero también reglas de juego claras y estables por al menos cinco años para decidir inversiones de largo plazo. Hoy ese escenario no está”, explicó Steiger. “En la coyuntura actual, marcada por incertidumbre política y económica, las decisiones de inversión en activos fijos como maquinaria quedan postergadas”, agregó.
Default millonario: cayó en cesación de pagos Bioceres SA, pionera de una empresa referente del agro
Desde noviembre de 2024, el índice muestra una tendencia errática, con subas y bajas alternadas. “Ya son cuatro las mediciones consecutivas que evidencian esta volatilidad. La incertidumbre atraviesa al productor, influenciada tanto por factores políticos y macroeconómicos como por elementos sectoriales concretos”, afirmó el informe.
La finalización de la rebaja parcial de retenciones el 30 de junio pasado es uno de los factores que impactó negativamente en el ánimo del productor. La gran mayoría asumía que el beneficio no sería prorrogado, y aunque algunos aún mantienen la esperanza de una eventual eliminación del impuesto después de las elecciones legislativas de octubre, la expectativa general es baja.
El informe identificó una serie de variables que influyeron en el deterioro de la confianza: a nivel internacional, los conflictos bélicos en Medio Oriente y la imprevisibilidad de las políticas de la administración Trump en Estados Unidos. A esto se suma un escenario internacional de precios deprimidos para cereales y oleaginosas, que afecta directamente los márgenes del sector. En el plano local, persisten elementos estructurales como las retenciones a la soja y el maíz, los altos costos logísticos, la inflación en dólares de los insumos y las altas tasas reales en pesos.
“La productividad y la capacidad de innovar son lo que sigue sosteniendo al productor argentino en un entorno adverso. Pero hay señales preocupantes, sobre todo para quienes alquilan tierras y tienen márgenes más ajustados”, advirtió Steiger.
La rebaja temporal de retenciones tuvo un efecto limitado. Al inicio de la medida, solo el 28% de los productores había aprovechado la baja para realizar ventas anticipadas. Sin embargo, en junio, ante la inminente finalización del beneficio, el 72% optó por vender.
“Si bien la baja temporal mejoró la rentabilidad en el corto plazo, la confianza en la política agrícola sigue siendo limitada”, aseguró Steiger.
Ganadería, una excepción
En este panorama complejo, el único sector que muestra algo de dinamismo es el ganadero, reveló el informe. En mayo, los precios internacionales de la carne vacuna -según el índice de la FAO- alcanzaron niveles récord, lo que impulsó el precio de exportación en el mercado argentino.
Aunque todavía no se refleja de manera contundente en las inversiones, se vislumbra una posible recuperación, especialmente si se consolida la tendencia en los precios globales. “El stock ganadero ronda los 52 millones de cabezas, aún lejos del pico de 60 millones de 2007. Aumentar esa cifra es clave para sostener el consumo interno y responder a la demanda externa”, subrayó Steiger.
Campaña de trigo
En cuanto a la nueva campaña de trigo 2025/26, la encuesta mostró una estabilidad llamativa: el 86% de los productores no modificó su plan de siembra, pese a la baja en los precios internacionales del cereal. El 71% aseguró que esos valores no influyen de manera decisiva en su decisión.
Vale recordar que el Ag Barometer Austral es un índice de confianza del sector agropecuario que mide la percepción de los productores respecto de la situación actual y futura del agro, así como su disposición a invertir. Se construye a partir de cinco preguntas fijas en una encuesta a 406 productores agropecuarios cuyo valor bruto de producción anual es igual o superior a 200.000 dólares.
“La incertidumbre atraviesa al productor, influenciada tanto por factores políticos y macroeconómicos como por elementos sectoriales concretos”, alertó una encuesta que hace la Universidad Austral LA NACION