Era hijo de una mega estrella, estaba a punto de casarse y un descuido lo mató delante de todos

Una pistola mal revisada, un protocolo ignorado y un fragmento de bala olvidado en el cañón. El 31 de marzo de 1993, estos elementos se combinaron para crear la tragedia que acabó con la vida de Brandon Lee, a los 28 años, mientras filmaba la que sería su película más importante.
El hijo de Bruce Lee había luchado toda su carrera por escapar de la sombra paterna y construir su propia identidad como actor dramático. Estaba a solo ocho días de completar El Cuervo, la película que prometía catapultarlo al estrellato y a una semana de casarse con el amor de su vida. Sin embargo, cuando el actor Michael Massee apretó el gatillo de un revólver Smith & Wesson .44 Magnum esa madrugada en Wilmington, Carolina del Norte, no solo disparó una bala de fogueo: expulsó un fragmento metálico que había quedado atascado días antes y convirtió al set de filmación en el escenario de una muerte que conmocionaría para siempre a la industria cinematográfica.
La sombra del dragón
Brandon Bruce Lee nació el 1 de febrero de 1965 en Oakland, California, hijo del legendario Bruce Lee y Linda Lee Cadwell. Su padre, quien revolucionó las artes marciales en el cine mundial, había emigrado de Hong Kong para conquistar Hollywood. La familia vivía entre Estados Unidos y Asia debido a que seguía la ascendente carrera de Bruce Lee, quien se convirtió en un ícono global con películas como Operación Dragón.
Sin embargo, el destino lo golpeó temprano. El 20 de julio de 1973, cuando Brandon tenía apenas ocho años, Bruce Lee murió súbitamente por un edema cerebral a los 32 años. El niño quedó “terriblemente herido”, según recordaría su madre. La muerte prematura del padre marcaría para siempre al pequeño Brandon, quien perdió no solo a su progenitor sino también a su mentor en las artes marciales.
Tras la tragedia, Linda trasladó a la familia a Seattle y luego a Los Ángeles, donde intentaron reconstruir sus vidas lejos del peso abrumador del legado paterno. Brandon, quien hablaba cantonés con fluidez debido a sus años en Hong Kong, tuvo que readaptarse al inglés y a una nueva realidad sin su héroe personal.
El camino hacia la actuación
A diferencia de su padre, Brandon no quería ser recordado como un artista marcial. “Siempre quise ser actor”, declaró en una entrevista de 1992. “Nunca pensé en hacer otra cosa, ni siquiera cuando estaba en la escuela primaria”, aseguraba. Su objetivo era la actuación dramática, alejada de los estereotipos del cine de acción.
Durante su adolescencia, Brandon entrenó con Dan Inosanto, protegido de Bruce Lee y uno de los maestros más respetados en artes marciales. Jeff Imada, quien trabajaba como instructor en el Instituto Kali de Inosanto, contó que Brandon luchaba con su identidad al ver las fotos de su padre que ocupaban tanto espacio en el dojo. Esta presión lo llevó a abandonar temporalmente las artes marciales para jugar fútbol americano.
Brandon era un estudiante rebelde. En 1983, cuatro meses antes de graduarse, fue expulsado de la Escuela Chadwick por mala conducta. Obtuvo su diploma equivalente en la Escuela Secundaria Miraleste antes de mudarse a Nueva York para estudiar actuación en el Instituto de Teatro y Cine Lee Strasberg. Luego, asistió al Emerson College de Boston, donde se especializó en teatro.
Los primeros pasos en Hollywood
En 1985, Brandon regresó a Los Ángeles y trabajó como lector de guiones mientras buscaba oportunidades actorales. El director de casting Lynn Stalmaster lo descubrió y le ofreció su primer papel acreditado en Kung Fu: The Movie (1986), un largometraje para televisión protagonizado por David Carradine.
Ese mismo año protagonizó Legacy of Rage, dirigida por Ronny Yu en Hong Kong. Fue su única película en cantonés y le valió una nominación al Premio de Cine de Hong Kong como Mejor Artista Revelación. Yu recordaría años después que ambos no se llevaban bien durante el rodaje, pero reconocía el talento innato del joven actor.
La carrera de Brandon avanzó gradualmente con Laser Mission (1989), filmada en Namibia, donde interpretaba a un mercenario. Aunque la película fue criticada, se convirtió en un éxito comercial en video doméstico.
El salto a las grandes producciones
En 1991, Brandon protagonizó Showdown in Little Tokyo. La película de acción policial, dirigida por Mark L. Lester, marcó su debut oficial en el cine estadounidense. Aunque recaudó apenas 2.2 millones de dólares en Estados Unidos y recibió críticas negativas, luego se convirtió en un film de culto.
Su siguiente proyecto fue Rapid Fire (1992). Brandon interpretaba a Jake Lo, un estudiante que presencia un asesinato y entra en el programa de protección de testigos. El productor Robert Lawrence había notado su potencial tras ver Legacy of Rage. La película, que se estrenó en el tercer lugar de taquilla y recaudó más de 14 millones de dólares, estableció a Brandon como una estrella de acción emergente.
Para Rapid Fire, Brandon trabajó con Jeff Imada como coordinador de acrobacias. Ambos desarrollaron una coreografía de lucha que incorporaba elementos del Jeet Kune Do de Bruce Lee.
El amor de su vida
En 1990, el destino presentó a Brandon con Eliza Hutton en la oficina del director Renny Harlin, donde ella trabajaba como asistente personal. La atracción fue inmediata. “Era genuino, encantador, muy inteligente, perspicaz, intrépido, romántico y divertidísimo, todo envuelto en una belleza deslumbrante”, recordaría Eliza años después.
Ambos se mudaron a vivir juntos a principios de 1991 y, en octubre de 1992, durante un viaje romántico a Venecia, Italia, Brandon le propuso matrimonio en una acción que Eliza describió como “inolvidable”. Planeaban casarse el 17 de abril de 1993 en Ensenada, México, una semana después de que Brandon completara el rodaje de El Cuervo.
El Cuervo: el papel de su vida
En otoño de 1992, mientras promocionaba Rapid Fire, Brandon consiguió el papel principal en El Cuervo, dirigida por Alex Proyas. La adaptación del cómic de James O’Barr contaba la historia de Eric Draven, un músico asesinado junto a su prometida en la víspera de su boda, quien regresa de entre los muertos para vengar sus muertes.
El productor Jeff Most había encontrado el cómic en una tienda de Los Ángeles y quedó fascinado. Después de tocar 51 puertas en Hollywood y recibir igual número de rechazos por considerarlo “demasiado oscuro”, consiguió financiación gracias a Barbara Lieberman, productora de Saturday Night Live, quien lo conectó con el productor Ed Pressman.
Brandon se identificó profundamente con el personaje. “Tenía una buena comprensión del personaje y le gustaban las líneas líricas del guion”, relató Most. El actor incluso citaba pasajes de El Cielo Protector de Paul Bowles para explicar la filosofía de Eric Draven: “Como no sabemos cuándo moriremos, llegamos a pensar en la vida como un pozo inagotable”.
Para prepararse físicamente, Brandon hizo una dieta estricta para eliminar masa muscular y lograr la apariencia demacrada de un rockero resucitado. Incluso se sumergía en bolsas de hielo para experimentar la sensación de la resurrección.
El rodaje en Wilmington, Carolina del Norte, fue brutal. La mayoría de las escenas se filmaban de noche, con Brandon frecuentemente sin camisa y descalzo en temperaturas bajo cero. La estilista Michelle Johnson señaló que en las escenas de lluvia, Brandon se mojaba antes de rodar y actuaba sin protección contra el frío.
La noche fatal: morir en el set
El 30 de marzo de 1993, Brandon se ejercitó en el gimnasio Fitness Today antes de dirigirse al estudio. Lewis E. Davis Jr., propietario del gimnasio, notó que se veía cansado pero optimista. Charlaron sobre su próxima boda, programada para el 17 de abril.
Esa noche debía filmarse una escena crucial donde Eric Draven recibe varios disparos al entrar a un apartamento. Michael Massee, quien interpretaba al villano Funboy, tenía que disparar un revólver Smith & Wesson Modelo 629 .44 Magnum desde aproximadamente cuatro metros de distancia.
La tragedia se gestó días antes durante una filmación previa. El equipo de utilería había fabricado cartuchos de imitación y quitó la pólvora de balas reales pero dejó los fulminantes activos. En algún momento, se disparó una de estas balas falsas y la punta de plomo quedó atascada en el cañón.
Para la escena fatal, los cartuchos de imitación fueron reemplazados por balas de fogueo, que contenían pólvora pero no proyectil sólido. Sin embargo, nadie revisó que el cañón estuviera despejado. Cuando Massee disparó, la bala de fogueo expulsó la punta de plomo alojada con fuerza letal.
Alrededor de las 12:30 de la madrugada del 31 de marzo, Brandon cruzó la puerta con una bolsa de supermercado. Massee disparó, el petardo detonó según lo planeado y Brandon cayó al suelo. Cuando el director Alex Proyas gritó “corte”, Brandon no se levantó.
El proyectil había impactado en su abdomen y causó daños devastadores. Fue trasladado de urgencia al Centro Médico Regional New Hanover, donde los cirujanos lucharon durante seis horas. Le transfundieron 27 litros de sangre, pero el daño era irreparable. Con Eliza a su lado, Brandon Lee murió a la 1:04 p.m. del 31 de marzo de 1993.
Las consecuencias y cambios en la industria
La muerte de Brandon Lee provocó una investigación exhaustiva que resultó en cambios significativos en los protocolos de seguridad de Hollywood. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional multó a la producción con 84 mil dólares, posteriormente reducidos a 55 mil dólares. No se presentaron cargos criminales contra Michael Massee, pero Linda Lee Cadwell demandó a los productores en un litigio que se resolvió por una cantidad no revelada.
El Cuervo se completó con efectos especiales y el doble Chad Stahelski, quien después dirigiría John Wick. La película se estrenó en 1994, recaudó más de 50 millones de dólares y se convirtió en clásico de culto. Massee nunca se recuperó del trauma y murió en 2016 sin haber visto la película.
El accidente estableció nuevos estándares para el manejo de armas en sets cinematográficos, pero 28 años después, la tragedia se repitió cuando Alec Baldwin disparó accidentalmente una pistola que mató a la directora de fotografía Halyna Hutchins en Rust. Shannon Lee, hermana de Brandon, continúa luchando por la eliminación total de armas reales en producciones cinematográficas.
La carrera de Brandon Lee, aunque breve, demostró su potencial como actor dramático más allá del legado familiar. Roger Ebert, un destacado crítico cinematográfico estadounidense, consideró El Cuervo superior a cualquier película de Bruce Lee, estableciendo finalmente la identidad propia que Brandon tanto buscaba.
Una pistola mal revisada, un protocolo ignorado y un fragmento de bala olvidado en el cañón. El 31 de marzo de 1993, estos elementos se combinaron para crear la tragedia que acabó con la vida de Brandon Lee, a los 28 años, mientras filmaba la que sería su película más importante.
El hijo de Bruce Lee había luchado toda su carrera por escapar de la sombra paterna y construir su propia identidad como actor dramático. Estaba a solo ocho días de completar El Cuervo, la película que prometía catapultarlo al estrellato y a una semana de casarse con el amor de su vida. Sin embargo, cuando el actor Michael Massee apretó el gatillo de un revólver Smith & Wesson .44 Magnum esa madrugada en Wilmington, Carolina del Norte, no solo disparó una bala de fogueo: expulsó un fragmento metálico que había quedado atascado días antes y convirtió al set de filmación en el escenario de una muerte que conmocionaría para siempre a la industria cinematográfica.
La sombra del dragón
Brandon Bruce Lee nació el 1 de febrero de 1965 en Oakland, California, hijo del legendario Bruce Lee y Linda Lee Cadwell. Su padre, quien revolucionó las artes marciales en el cine mundial, había emigrado de Hong Kong para conquistar Hollywood. La familia vivía entre Estados Unidos y Asia debido a que seguía la ascendente carrera de Bruce Lee, quien se convirtió en un ícono global con películas como Operación Dragón.
Sin embargo, el destino lo golpeó temprano. El 20 de julio de 1973, cuando Brandon tenía apenas ocho años, Bruce Lee murió súbitamente por un edema cerebral a los 32 años. El niño quedó “terriblemente herido”, según recordaría su madre. La muerte prematura del padre marcaría para siempre al pequeño Brandon, quien perdió no solo a su progenitor sino también a su mentor en las artes marciales.
Tras la tragedia, Linda trasladó a la familia a Seattle y luego a Los Ángeles, donde intentaron reconstruir sus vidas lejos del peso abrumador del legado paterno. Brandon, quien hablaba cantonés con fluidez debido a sus años en Hong Kong, tuvo que readaptarse al inglés y a una nueva realidad sin su héroe personal.
El camino hacia la actuación
A diferencia de su padre, Brandon no quería ser recordado como un artista marcial. “Siempre quise ser actor”, declaró en una entrevista de 1992. “Nunca pensé en hacer otra cosa, ni siquiera cuando estaba en la escuela primaria”, aseguraba. Su objetivo era la actuación dramática, alejada de los estereotipos del cine de acción.
Durante su adolescencia, Brandon entrenó con Dan Inosanto, protegido de Bruce Lee y uno de los maestros más respetados en artes marciales. Jeff Imada, quien trabajaba como instructor en el Instituto Kali de Inosanto, contó que Brandon luchaba con su identidad al ver las fotos de su padre que ocupaban tanto espacio en el dojo. Esta presión lo llevó a abandonar temporalmente las artes marciales para jugar fútbol americano.
Brandon era un estudiante rebelde. En 1983, cuatro meses antes de graduarse, fue expulsado de la Escuela Chadwick por mala conducta. Obtuvo su diploma equivalente en la Escuela Secundaria Miraleste antes de mudarse a Nueva York para estudiar actuación en el Instituto de Teatro y Cine Lee Strasberg. Luego, asistió al Emerson College de Boston, donde se especializó en teatro.
Los primeros pasos en Hollywood
En 1985, Brandon regresó a Los Ángeles y trabajó como lector de guiones mientras buscaba oportunidades actorales. El director de casting Lynn Stalmaster lo descubrió y le ofreció su primer papel acreditado en Kung Fu: The Movie (1986), un largometraje para televisión protagonizado por David Carradine.
Ese mismo año protagonizó Legacy of Rage, dirigida por Ronny Yu en Hong Kong. Fue su única película en cantonés y le valió una nominación al Premio de Cine de Hong Kong como Mejor Artista Revelación. Yu recordaría años después que ambos no se llevaban bien durante el rodaje, pero reconocía el talento innato del joven actor.
La carrera de Brandon avanzó gradualmente con Laser Mission (1989), filmada en Namibia, donde interpretaba a un mercenario. Aunque la película fue criticada, se convirtió en un éxito comercial en video doméstico.
El salto a las grandes producciones
En 1991, Brandon protagonizó Showdown in Little Tokyo. La película de acción policial, dirigida por Mark L. Lester, marcó su debut oficial en el cine estadounidense. Aunque recaudó apenas 2.2 millones de dólares en Estados Unidos y recibió críticas negativas, luego se convirtió en un film de culto.
Su siguiente proyecto fue Rapid Fire (1992). Brandon interpretaba a Jake Lo, un estudiante que presencia un asesinato y entra en el programa de protección de testigos. El productor Robert Lawrence había notado su potencial tras ver Legacy of Rage. La película, que se estrenó en el tercer lugar de taquilla y recaudó más de 14 millones de dólares, estableció a Brandon como una estrella de acción emergente.
Para Rapid Fire, Brandon trabajó con Jeff Imada como coordinador de acrobacias. Ambos desarrollaron una coreografía de lucha que incorporaba elementos del Jeet Kune Do de Bruce Lee.
El amor de su vida
En 1990, el destino presentó a Brandon con Eliza Hutton en la oficina del director Renny Harlin, donde ella trabajaba como asistente personal. La atracción fue inmediata. “Era genuino, encantador, muy inteligente, perspicaz, intrépido, romántico y divertidísimo, todo envuelto en una belleza deslumbrante”, recordaría Eliza años después.
Ambos se mudaron a vivir juntos a principios de 1991 y, en octubre de 1992, durante un viaje romántico a Venecia, Italia, Brandon le propuso matrimonio en una acción que Eliza describió como “inolvidable”. Planeaban casarse el 17 de abril de 1993 en Ensenada, México, una semana después de que Brandon completara el rodaje de El Cuervo.
El Cuervo: el papel de su vida
En otoño de 1992, mientras promocionaba Rapid Fire, Brandon consiguió el papel principal en El Cuervo, dirigida por Alex Proyas. La adaptación del cómic de James O’Barr contaba la historia de Eric Draven, un músico asesinado junto a su prometida en la víspera de su boda, quien regresa de entre los muertos para vengar sus muertes.
El productor Jeff Most había encontrado el cómic en una tienda de Los Ángeles y quedó fascinado. Después de tocar 51 puertas en Hollywood y recibir igual número de rechazos por considerarlo “demasiado oscuro”, consiguió financiación gracias a Barbara Lieberman, productora de Saturday Night Live, quien lo conectó con el productor Ed Pressman.
Brandon se identificó profundamente con el personaje. “Tenía una buena comprensión del personaje y le gustaban las líneas líricas del guion”, relató Most. El actor incluso citaba pasajes de El Cielo Protector de Paul Bowles para explicar la filosofía de Eric Draven: “Como no sabemos cuándo moriremos, llegamos a pensar en la vida como un pozo inagotable”.
Para prepararse físicamente, Brandon hizo una dieta estricta para eliminar masa muscular y lograr la apariencia demacrada de un rockero resucitado. Incluso se sumergía en bolsas de hielo para experimentar la sensación de la resurrección.
El rodaje en Wilmington, Carolina del Norte, fue brutal. La mayoría de las escenas se filmaban de noche, con Brandon frecuentemente sin camisa y descalzo en temperaturas bajo cero. La estilista Michelle Johnson señaló que en las escenas de lluvia, Brandon se mojaba antes de rodar y actuaba sin protección contra el frío.
La noche fatal: morir en el set
El 30 de marzo de 1993, Brandon se ejercitó en el gimnasio Fitness Today antes de dirigirse al estudio. Lewis E. Davis Jr., propietario del gimnasio, notó que se veía cansado pero optimista. Charlaron sobre su próxima boda, programada para el 17 de abril.
Esa noche debía filmarse una escena crucial donde Eric Draven recibe varios disparos al entrar a un apartamento. Michael Massee, quien interpretaba al villano Funboy, tenía que disparar un revólver Smith & Wesson Modelo 629 .44 Magnum desde aproximadamente cuatro metros de distancia.
La tragedia se gestó días antes durante una filmación previa. El equipo de utilería había fabricado cartuchos de imitación y quitó la pólvora de balas reales pero dejó los fulminantes activos. En algún momento, se disparó una de estas balas falsas y la punta de plomo quedó atascada en el cañón.
Para la escena fatal, los cartuchos de imitación fueron reemplazados por balas de fogueo, que contenían pólvora pero no proyectil sólido. Sin embargo, nadie revisó que el cañón estuviera despejado. Cuando Massee disparó, la bala de fogueo expulsó la punta de plomo alojada con fuerza letal.
Alrededor de las 12:30 de la madrugada del 31 de marzo, Brandon cruzó la puerta con una bolsa de supermercado. Massee disparó, el petardo detonó según lo planeado y Brandon cayó al suelo. Cuando el director Alex Proyas gritó “corte”, Brandon no se levantó.
El proyectil había impactado en su abdomen y causó daños devastadores. Fue trasladado de urgencia al Centro Médico Regional New Hanover, donde los cirujanos lucharon durante seis horas. Le transfundieron 27 litros de sangre, pero el daño era irreparable. Con Eliza a su lado, Brandon Lee murió a la 1:04 p.m. del 31 de marzo de 1993.
Las consecuencias y cambios en la industria
La muerte de Brandon Lee provocó una investigación exhaustiva que resultó en cambios significativos en los protocolos de seguridad de Hollywood. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional multó a la producción con 84 mil dólares, posteriormente reducidos a 55 mil dólares. No se presentaron cargos criminales contra Michael Massee, pero Linda Lee Cadwell demandó a los productores en un litigio que se resolvió por una cantidad no revelada.
El Cuervo se completó con efectos especiales y el doble Chad Stahelski, quien después dirigiría John Wick. La película se estrenó en 1994, recaudó más de 50 millones de dólares y se convirtió en clásico de culto. Massee nunca se recuperó del trauma y murió en 2016 sin haber visto la película.
El accidente estableció nuevos estándares para el manejo de armas en sets cinematográficos, pero 28 años después, la tragedia se repitió cuando Alec Baldwin disparó accidentalmente una pistola que mató a la directora de fotografía Halyna Hutchins en Rust. Shannon Lee, hermana de Brandon, continúa luchando por la eliminación total de armas reales en producciones cinematográficas.
La carrera de Brandon Lee, aunque breve, demostró su potencial como actor dramático más allá del legado familiar. Roger Ebert, un destacado crítico cinematográfico estadounidense, consideró El Cuervo superior a cualquier película de Bruce Lee, estableciendo finalmente la identidad propia que Brandon tanto buscaba.
Brandon Lee tenía 28 años y su película, “El Cuervo”, era la gran oportunidad de su vida; sin embargo, la crueldad del destino se interpuso LA NACION