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Fabiano Caruana, el eterno segundo que todavía tiene tiempo para dar el gran salto hacia la cima del ajedrez

Hace pocos días, Fabiano Caruana ganó por cuarta vez el Campeonato de los Estados Unidos, un logro que le permitió recuperar el segundo lugar en el ranking mundial de ajedrez. Desde que Magnus Carlsen es el número 1 del mundo (hace más de trece años, y de manera ininterrumpida, lo que constituye uno de los dominios más largos y constantes de la historia del ajedrez), el jugador que más veces y más tiempo ocupó el segundo lugar es Caruana. En algunas ocasiones se vio desplazado de ese lugar por otros jugadores, pero siempre lo recuperó, como ahora mismo, respecto de Hikaru Nakamura. Está claro que es un ajedrecista sobresaliente y que recibe poco reconocimiento al vivir bajo la sombra de Carlsen, cuando ser el segundo mejor jugador del mundo comporta casi tanta dificultad como el primero. Pero así ha sido históricamente en un deporte tan competitivo como el ajedrez.

En una mirada retrospectiva, vemos que apenas se recuerda a David Bronstein, que fue el primer retador de Mikhail Botvinnik, y que ni siquiera perdió el match con él; fue un empate que permitía mantener el cetro al campeón. Paul Keres, el estonio apodado “el campeón sin corona”, fue el segundo jugador del mundo entre fines de los treinta hasta comienzos de los sesenta, pero nunca pudo siquiera jugar un match por el campeonato mundial; siempre hubo alguien, Vasili Smyslov, Mijail Tal, Tigran Petrosian, que en un momento determinado se le adelantó. Más cercano en el tiempo, y más reconocido, tanto por razones deportivas como políticas, ha sido el caso de Víctor Korchnoi, que disputó y perdió tres enconados matches con Anatoli Karpov, siendo veinte años mayor que su rival.

Caruana también consiguió jugar un match por el campeonato mundial con Carlsen, e incluso el encuentro resultó empatado con todas las doce partidas disputadas terminadas en tablas, lo que habla de la paridad entre estos jugadores; sólo la mayor versatilidad y fuerza de carácter del campeón le permitió desnivelar en el desempate de partidas rápidas.

Fabiano Caruana nació en Miami a mediados de 1992, hijo de padres italianos. Tiene doble nacionalidad, italiana y estadounidense, y es un año y cuatro meses más joven que Carlsen. Siendo todavía adolescente se trasladó a Europa, con el objetivo de progresar en su ajedrez. Así, representó a Italia durante diez años, y ganó cuatro veces el Campeonato Italiano. En 2014, ya firmemente instalado en la elite, retornó a vivir y representar a los Estados Unidos.

Su nivel de juego es tan alto que siempre se clasifica al Torneo de Candidatos (recordemos que es el torneo que determina al desafiante del campeón mundial), y constantemente es uno de los favoritos a ganarlo, objetivo que sin embargo consiguió sólo una vez, en 2018, lo que le permitió disputar el citado match con Carlsen por el Campeonato Mundial. Un rasgo notable es que el pico ajedrecístico de Caruana, con un ranking Elo de 2844, es el tercero máximo de la historia, sólo detrás del 2882 de Carlsen, y del 2851 de Garry Kasparov.

En su estilo de juego, Fabiano destaca por ser muy estudioso, y por su elaborada preparación casera en materia de aperturas. Casi no presenta puntos débiles, aunque Carlsen alguna vez señaló que, en las posiciones simples, Caruana a veces se muestra dubitativo. El aficionado se preguntará: ¿cómo puede ser que un jugador de elite, juegue bien las posiciones complejas, y no tanto las simples? Varios motivos concurren para ello. Las llamadas posiciones simples requieren una técnica depurada, que algunos jugadores dominan mejor que otros. En una posición simple pasan pocas cosas, pero hay que estar atento a detalles y sutilezas, que un jugador acostumbrado a largos y profundos cálculos puede pasar por alto. Sí hay que notar que un jugador top domina todos los tópicos del ajedrez, y las diferencias con sus colegas son mínimas.

Ahora que la sombra agobiante de Carlsen se ha apartado un tanto, al haber éste abdicado a la corona, y a la espera que a fines de noviembre se enfrenten por ella, el actual detentor, Ding Liren, y el joven desafiante, Gukesh D; un desafío que surge natural para Caruana es lograr ser campeón mundial. A sus 32 años, todavía tiene margen de tiempo para conseguirlo. Pero debe apurarse, porque las generaciones jóvenes vienen recortando los plazos de los jugadores de ayer.

Hace pocos días, Fabiano Caruana ganó por cuarta vez el Campeonato de los Estados Unidos, un logro que le permitió recuperar el segundo lugar en el ranking mundial de ajedrez. Desde que Magnus Carlsen es el número 1 del mundo (hace más de trece años, y de manera ininterrumpida, lo que constituye uno de los dominios más largos y constantes de la historia del ajedrez), el jugador que más veces y más tiempo ocupó el segundo lugar es Caruana. En algunas ocasiones se vio desplazado de ese lugar por otros jugadores, pero siempre lo recuperó, como ahora mismo, respecto de Hikaru Nakamura. Está claro que es un ajedrecista sobresaliente y que recibe poco reconocimiento al vivir bajo la sombra de Carlsen, cuando ser el segundo mejor jugador del mundo comporta casi tanta dificultad como el primero. Pero así ha sido históricamente en un deporte tan competitivo como el ajedrez.

En una mirada retrospectiva, vemos que apenas se recuerda a David Bronstein, que fue el primer retador de Mikhail Botvinnik, y que ni siquiera perdió el match con él; fue un empate que permitía mantener el cetro al campeón. Paul Keres, el estonio apodado “el campeón sin corona”, fue el segundo jugador del mundo entre fines de los treinta hasta comienzos de los sesenta, pero nunca pudo siquiera jugar un match por el campeonato mundial; siempre hubo alguien, Vasili Smyslov, Mijail Tal, Tigran Petrosian, que en un momento determinado se le adelantó. Más cercano en el tiempo, y más reconocido, tanto por razones deportivas como políticas, ha sido el caso de Víctor Korchnoi, que disputó y perdió tres enconados matches con Anatoli Karpov, siendo veinte años mayor que su rival.

Caruana también consiguió jugar un match por el campeonato mundial con Carlsen, e incluso el encuentro resultó empatado con todas las doce partidas disputadas terminadas en tablas, lo que habla de la paridad entre estos jugadores; sólo la mayor versatilidad y fuerza de carácter del campeón le permitió desnivelar en el desempate de partidas rápidas.

Fabiano Caruana nació en Miami a mediados de 1992, hijo de padres italianos. Tiene doble nacionalidad, italiana y estadounidense, y es un año y cuatro meses más joven que Carlsen. Siendo todavía adolescente se trasladó a Europa, con el objetivo de progresar en su ajedrez. Así, representó a Italia durante diez años, y ganó cuatro veces el Campeonato Italiano. En 2014, ya firmemente instalado en la elite, retornó a vivir y representar a los Estados Unidos.

Su nivel de juego es tan alto que siempre se clasifica al Torneo de Candidatos (recordemos que es el torneo que determina al desafiante del campeón mundial), y constantemente es uno de los favoritos a ganarlo, objetivo que sin embargo consiguió sólo una vez, en 2018, lo que le permitió disputar el citado match con Carlsen por el Campeonato Mundial. Un rasgo notable es que el pico ajedrecístico de Caruana, con un ranking Elo de 2844, es el tercero máximo de la historia, sólo detrás del 2882 de Carlsen, y del 2851 de Garry Kasparov.

En su estilo de juego, Fabiano destaca por ser muy estudioso, y por su elaborada preparación casera en materia de aperturas. Casi no presenta puntos débiles, aunque Carlsen alguna vez señaló que, en las posiciones simples, Caruana a veces se muestra dubitativo. El aficionado se preguntará: ¿cómo puede ser que un jugador de elite, juegue bien las posiciones complejas, y no tanto las simples? Varios motivos concurren para ello. Las llamadas posiciones simples requieren una técnica depurada, que algunos jugadores dominan mejor que otros. En una posición simple pasan pocas cosas, pero hay que estar atento a detalles y sutilezas, que un jugador acostumbrado a largos y profundos cálculos puede pasar por alto. Sí hay que notar que un jugador top domina todos los tópicos del ajedrez, y las diferencias con sus colegas son mínimas.

Ahora que la sombra agobiante de Carlsen se ha apartado un tanto, al haber éste abdicado a la corona, y a la espera que a fines de noviembre se enfrenten por ella, el actual detentor, Ding Liren, y el joven desafiante, Gukesh D; un desafío que surge natural para Caruana es lograr ser campeón mundial. A sus 32 años, todavía tiene margen de tiempo para conseguirlo. Pero debe apurarse, porque las generaciones jóvenes vienen recortando los plazos de los jugadores de ayer.

 El ítalo-estadounidense compitió siempre a la sombra de Magnus Carlsen, el número uno del mundo  LA NACION

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