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Atte tus vecinos: una Babel barrial con ritmo trepidante y grandes caudales de risa entre el público

Autores y actores: Belén Amadio, Julieta Molina, Joaquín Scotta, Agustina Quaglia, Micaela Vargas, Renato Pinto y Clara Suárez. Dirección: Rubén Viani. Dirección musical: Juan Pablo Schapira. Composición musical: Juan Pablo Schapira y Joaquín Scotta. Vestuario: Laura Staffolani. Escenografía: Micaela Sleigh. Iluminación: Ariel Ponce. Sala: Galpón de Guevara (Guevara 326). Funciones: domingos, 20 hs. Duración: 80 minutos. Nuestra opinión: buena.

Esta obra surge de una tesis de fin de curso, presentada por los alumnos de la Licenciatura de Artes Escénicas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), cuyo profesor es el mismo director del musical, Rubén Viani quien, con amplios créditos en el rubro del teatro musical, obtuvo tiempo atrás otro premio Hugo por Despertar de Primavera.

Atte tus vecinos se estrenó el año pasado y fue tal el recibimiento del público que sus hacedores aunaron esfuerzos y regresaron. Y lo hicieron para festejar los Premios Hugo al teatro Musical con los que acaban de ser galardonados. Previamente habían sido nominados en seis rubros. Pero las estatuillas finalmente le fueron adjudicadas por tres: Mejor musical off; Mejores Letras de Musical Argentino (Joaquín Scotta y Juan Pablo Shapira) y Mejor director (Rubén Viani).

Como ocurre con otras escuelas de arte que también eligen dar a conocer sus trabajos de tesis para disfrute del público en el teatro off, acá también había que aunar y crear personajes para un determinado equipo y reunirlos en un contexto determinado. La acertada elección fue crear un grupo de coloridos personajes, con características bien definidas, que habitaran un edificio en el que todos se conocen. Y a su vez forman parte de un consorcio, en el que en cada reunión salen a relucir las mezquindades y secretos escondidos de muchos de sus integrantes. Esto le aporta la sal y pimienta necesarias a esta historia de enredos para que funcione a un ritmo trepidante. ¿El resultado? provocar un gran caudal de risas en el público. Aunque lo negativo, si se dejan arrastrar por la vorágine del ritmo impuesto y las situaciones, es que se genera un grado de confusión tal, que por instantes se pierde lo que cada uno expresa. De tal modo que los personajes, arrebatados por las circunstancias, se olvidan de subrayar con mayor énfasis los matices y contenidos a explorar que enriquecen a estas criaturas. A esto se suma el desequilibrio en el volumen de la banda de sonido grabada, que por momentos tapa las voces de los actores.

De todos modos, esto no empaña el entusiasmo de este equipo, que parece tener su propia barra de fans, que festeja cada situación con un gran alboroto en la platea.

Entre los pronunciados aciertos de esta esta pieza de tesis está el haber elegido el formato de vodevil, que se define a partir de equívocos, situaciones que hacen al varieté y la comedia ligera, engaños, infidelidades, o, en este caso, secretos a voces que todos comparten, pero que ignoran los propios protagonistas. Todo esto da lugar al famoso cierre de puertas que se abren y cierran y hacen aparecer y desaparecer personajes en los instantes más inesperados, provocando una sucesión de escenas que van construyendo un entramado de situaciones para definir individual y colectivamente el relato. Así nos encontramos que en el Herrera Tower -nombre que se le da al edificio-, se realiza una reunión de consorcio que permite conocer a todos sus propietarios o inquilinos. Y que uno de sus grandes conflictos es que a Verónica, una inquilina, por una cuestión de un engaño, Olga, la presidenta del consorcio y dueña del departamento la va a desalojar. Verónica a su vez es pareja de Marcos, el galán de Herrera Tower, por el que la anciana y ágil Olga siente un deseo incontrolable. A su vez está Antonio, un músico de rock, que ensaya en su departamento y vive equívocas escenas con Verónica, quien más tarde, para poder permanecer en el edificio, se disfraza y se hace pasar por Marcos. Al disparatado equipo se suma la sexy Claudia, que parece un personaje imaginado por Almodóvar, y Gerbaldo, el más viejo de los propietarios, Raquel la nueva portera, que reemplaza al anterior, que murió al caerse por el hueco del ascensor.

Ya cerrando vale señalar que, con acierto, Rubén Viani, profesor de la cátedra, construyó esta Babel de clara identidad barrial en la que intentó definir con trazos gruesos a cada personaje. Luego el entusiasta equipo de intérpretes se las ingenió para “pelear” su color, dentro de la amplia paleta de personajes, uno más disparatado y alocado que otro, pero capaces de disparar las carcajadas más sonoras de una platea que los sigue con entusiasmo. La historia mechada con ritmos melódicos y tangos permite a alguno de sus intérpretes alcanzar su mayor instante de lucimiento personal.

Autores y actores: Belén Amadio, Julieta Molina, Joaquín Scotta, Agustina Quaglia, Micaela Vargas, Renato Pinto y Clara Suárez. Dirección: Rubén Viani. Dirección musical: Juan Pablo Schapira. Composición musical: Juan Pablo Schapira y Joaquín Scotta. Vestuario: Laura Staffolani. Escenografía: Micaela Sleigh. Iluminación: Ariel Ponce. Sala: Galpón de Guevara (Guevara 326). Funciones: domingos, 20 hs. Duración: 80 minutos. Nuestra opinión: buena.

Esta obra surge de una tesis de fin de curso, presentada por los alumnos de la Licenciatura de Artes Escénicas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), cuyo profesor es el mismo director del musical, Rubén Viani quien, con amplios créditos en el rubro del teatro musical, obtuvo tiempo atrás otro premio Hugo por Despertar de Primavera.

Atte tus vecinos se estrenó el año pasado y fue tal el recibimiento del público que sus hacedores aunaron esfuerzos y regresaron. Y lo hicieron para festejar los Premios Hugo al teatro Musical con los que acaban de ser galardonados. Previamente habían sido nominados en seis rubros. Pero las estatuillas finalmente le fueron adjudicadas por tres: Mejor musical off; Mejores Letras de Musical Argentino (Joaquín Scotta y Juan Pablo Shapira) y Mejor director (Rubén Viani).

Como ocurre con otras escuelas de arte que también eligen dar a conocer sus trabajos de tesis para disfrute del público en el teatro off, acá también había que aunar y crear personajes para un determinado equipo y reunirlos en un contexto determinado. La acertada elección fue crear un grupo de coloridos personajes, con características bien definidas, que habitaran un edificio en el que todos se conocen. Y a su vez forman parte de un consorcio, en el que en cada reunión salen a relucir las mezquindades y secretos escondidos de muchos de sus integrantes. Esto le aporta la sal y pimienta necesarias a esta historia de enredos para que funcione a un ritmo trepidante. ¿El resultado? provocar un gran caudal de risas en el público. Aunque lo negativo, si se dejan arrastrar por la vorágine del ritmo impuesto y las situaciones, es que se genera un grado de confusión tal, que por instantes se pierde lo que cada uno expresa. De tal modo que los personajes, arrebatados por las circunstancias, se olvidan de subrayar con mayor énfasis los matices y contenidos a explorar que enriquecen a estas criaturas. A esto se suma el desequilibrio en el volumen de la banda de sonido grabada, que por momentos tapa las voces de los actores.

De todos modos, esto no empaña el entusiasmo de este equipo, que parece tener su propia barra de fans, que festeja cada situación con un gran alboroto en la platea.

Entre los pronunciados aciertos de esta esta pieza de tesis está el haber elegido el formato de vodevil, que se define a partir de equívocos, situaciones que hacen al varieté y la comedia ligera, engaños, infidelidades, o, en este caso, secretos a voces que todos comparten, pero que ignoran los propios protagonistas. Todo esto da lugar al famoso cierre de puertas que se abren y cierran y hacen aparecer y desaparecer personajes en los instantes más inesperados, provocando una sucesión de escenas que van construyendo un entramado de situaciones para definir individual y colectivamente el relato. Así nos encontramos que en el Herrera Tower -nombre que se le da al edificio-, se realiza una reunión de consorcio que permite conocer a todos sus propietarios o inquilinos. Y que uno de sus grandes conflictos es que a Verónica, una inquilina, por una cuestión de un engaño, Olga, la presidenta del consorcio y dueña del departamento la va a desalojar. Verónica a su vez es pareja de Marcos, el galán de Herrera Tower, por el que la anciana y ágil Olga siente un deseo incontrolable. A su vez está Antonio, un músico de rock, que ensaya en su departamento y vive equívocas escenas con Verónica, quien más tarde, para poder permanecer en el edificio, se disfraza y se hace pasar por Marcos. Al disparatado equipo se suma la sexy Claudia, que parece un personaje imaginado por Almodóvar, y Gerbaldo, el más viejo de los propietarios, Raquel la nueva portera, que reemplaza al anterior, que murió al caerse por el hueco del ascensor.

Ya cerrando vale señalar que, con acierto, Rubén Viani, profesor de la cátedra, construyó esta Babel de clara identidad barrial en la que intentó definir con trazos gruesos a cada personaje. Luego el entusiasta equipo de intérpretes se las ingenió para “pelear” su color, dentro de la amplia paleta de personajes, uno más disparatado y alocado que otro, pero capaces de disparar las carcajadas más sonoras de una platea que los sigue con entusiasmo. La historia mechada con ritmos melódicos y tangos permite a alguno de sus intérpretes alcanzar su mayor instante de lucimiento personal.

 La obra, surgida de una tesis universitaria de alumnos de Rubén Viani, su director, es una historia de enredos que transcurre en un consorcio de propietarios  LA NACION

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