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“Un amigo de la familia”. Es actriz de Hollywood y fue secuestrada dos veces por la misma persona

“Soy Jan Broberg, y esta serie está basada en mi historia”. Tiene 62 años y es actriz de Hollywood. Es conocida por sus apariciones en la serie Everwood y en la película Maniac, de Franck Khalfoun. Sin embargo, entre todas las producciones en las que trabajó -que son varias-, la que más destaca es la que cuenta una historia basada en hechos reales: la suya.

Este 14 de agosto se estrenó “A friend of the family” (Peacock), una miniserie que repasa fidedignamente, según Broberg, la pesadilla sufrida por su familia en la década de 1970. En esta ocasión, Broberg trabaja como productora, junto a su madre Mary Ann.

“Quiero contar la historia de mi familia hoy porque muchas personas parecen pensar que algo así nunca podría sucederles, especialmente en manos de alguien que conocen y en quien confían. Pero sucedió. Le sucedió a mi familia. Me sucedió a mí. Gracias por mirar”, dice.

La historia ocurrió en la década de 1970, cuando Jan era una niña. Por esa época, su familia, una “familia tipo” estadounidense, vivía en paz en el pueblo de Pocatello, Idaho. Bob y Mary Ann tenían tres hijas: Jan, Karen y Susan. El principal hito ocurre en junio de 1972, durante una misa en la iglesia local, cuando Mary Ann conoció a Robert Berchtold, un empresario que recién llegaba al pueblo junto a su esposa Gail y sus hijos.

Las dos familias rápidamente desarrollaron un vínculo de amistad, al punto de hacer paseos y salidas juntos. Berchtold parecía una persona agradable, con quien los Broberg disfrutaban pasar tiempo. Pero lo que no sabían es que era un depredador sexual, y además, un experto manipulador.

Berchtold se ganó la confianza absoluta de sus nuevos amigos. Sedujo a Mary Ann y tuvo un amorío con ella. Luego, tuvo un encuentro sexual con Bob. Y después, el 17 de octubre de 1974, secuestró a Jan, que por entonces tenía 12 años. Técnicamente, al principio, no se trató de una abducción. Pidió permiso a sus padres para llevarla a andar a caballo al campo. El problema es que no volvió.

En cambio, la drogó y la llevó a México. Jan se despertó atada y sola en la furgoneta de su captor. Había un altavoz al lado suyo. De pronto empezó a escuchar dos voces. Se presentaron como Zeta y Zethra, dos “extraterrestres”. Le inventaron un cuento que Jan creyó, le dijeron que eran extraterrestres y que ella también lo era. Le asignaron una misión: tener hijos con un hombre que ellos irían a designar. Para sorpresa (o no tanto), esa persona era Berchtold. El hombre, de 40 años por entonces, abusó varias veces de Jan. La pesadilla terminó 35 días después, cuando el FBI dio con la ubicación de ambos y rescató a la niña.

Parece inentendible e inexplicable, pero los padres de Jan habían sido seducidos de tal manera por el secuestrador, que tardaron varios días en denunciar aquella desaparición. No creían que su hija estuviera en peligro. Lo último que imaginaban era que Berchtold fuera un criminal.

El segundo secuestro

Increíble, pero real, dos años después, Berchtold volvería a secuestrar a Jan. En 1976 la niña, de 14 años, desapareció. Los padres de Jan tardaron, nuevamente, una cantidad insólita de días en reportar el hecho. Pero finalmente lo hicieron. Esta vez, las autoridades supieron a dónde ir a buscar. Intuyeron, con razón, que Berchtold estaba nuevamente detrás del hecho. El FBI rastreó a Robert Berchtold y a Jan en Pasadena, California.

Sin embargo, a raíz de un acuerdo de culpabilidad, el juez redujo la condena de Robert Berchtold a solo 45 días. En realidad, Berchtold cumplió únicamente 10 días de prisión a principios de septiembre de 1976.

En junio de 1977, Berchtold fue acusado de secuestro, robo y de un ataque incendiario en la florería de Rob Broberg, pero el Tribunal del Sexto Distrito de Idaho lo absolvió, alegando demencia, y lo condenó a solo seis meses en una instalación de máxima seguridad.

Berchtold se mantuvo alejado de la familia Broberg durante mucho tiempo. Reapareció en 2003, cuando Mary Ann y Jan comenzaron a contar su historia a través del libro “Stolen Innocence: The Jan Broberg story”. Berchtold las amenazó para que no publicaran la historia.

En marzo de 2004, Jan Broberg participó en una conferencia de mujeres en Utah, donde inesperadamente apareció Berchtold. Intentó ingresar al evento con un arma, pero fue detenido por un miembro de Bikers Against Child Abuse (BACA). Las autoridades lo arrestaron, pero fue liberado bajo fianza. El 25 de marzo de 2004, se le otorgó a Jan una orden de restricción de por vida contra Berchtold. Mientras tanto Berchtold esperaba su sentencia por el asalto a un miembro de BACA y la posesión de un arma. Se quitó la vida el 11 de noviembre de 2005.

Para los Broberg no fue fácil recuperarse. Durante mucho tiempo, la familia fue blanco de varias críticas. Muchas de ellas venían desde su entorno cercano. Y varias más, desde las fuerzas policiales. Su ingenuidad y confianza ciega en Berchtold los convirtió en el centro de duras críticas de amigos y vecinos, quienes no podían entender cómo habían caído repetidamente en las manipulaciones de un psicópata. Pero nunca se comprobó ningún tipo de anuencia por parte de los padres con el secuestrador.

La voz de la protagonista

Jan Broberg participó de un Zoom junto al equipo de producción de A friend of the family y periodistas de muchos medios de Latinoamérica y los Estados Unidos. Contó detalles del backstage de la miniserie, pero también revivió su historia y explicó por qué se prestó para hacerla pública tanto antes, como ahora.

“Tengo la esperanza de que las personas que vean esta serie puedan proteger a sus hijos y puedan ver que una eventual persona que pueda a dañarlos, abusar de ellos, casi siempre es alguien que conocen, alguien de su familia, de su congregación, alguien que está en el vecindario o en el equipo deportivo. No necesariamente es un extraño aterrador, casi nunca lo es”.

-¿Por qué decidió contar su historia, tanto la primera vez, con el libro, luego en el documental de Top Knot Films Abducted in Plain Sight y ahora en A friend of the family?

-Quería contarla porque sabía que tenía un apoyo tan maravilloso… Mi familia estuvo allí para mí cuando llegó el momento de comenzar mi sanación. Y sé que muchos están solos y se sienten solos, sienten que alguien no les cree, que no pueden contar su historia. Y quería que todo el mundo supiera que no es así: no están solos y sí hay gente que les cree. Tu historia importa. Tu voz importa. Y por favor, alza tu voz para que podamos entender cuán común es el abuso de niños, preadolescentes y adolescentes. Yo quería contar mi historia porque no solo sobreviví, sino que pude prosperar y sanar gracias a mi sistema de apoyo. Y cuando lo hice, me sentí más liviana. Y cada vez que la cuento ahora, es casi como si estuviera contando la historia de otra persona. Lo he hecho tan a menudo que no me siento desencadenada por mi historia. Simplemente sé que mi historia es lo suficientemente poderosa como para que la gente la vea y aprenda algo de ella. Y con suerte, esto evitará el abuso o permitirá que quienes han sido perjudicados sepan que pueden sanar.

-¿En qué consistió su “sistema de apoyo”?

-En el apoyo de mi familia, de muchos buenos terapeutas, buenos libros, ciertos programas… Y haciendo mucho de mi propio trabajo en el proceso de sanación.

-Su familia también fue víctimas de Berchtold . ¿Cómo fue el proceso de sanación?

-Sabés, es tan gracioso… porque crecí en una familia donde la hora de la cena era como sagrada. Era como la iglesia. Lo hacíamos todos los días juntos como familia alrededor de la mesa sin falta. Y mamá, papá y nosotras, las 3 niñas, hablábamos y nos comunicábamos, y les contábamos cómo nos iba en la escuela. Éramos una familia muy abierta, amorosa y comunicativa. Luego de los hechos, nunca me presionaron para hablar más cuando les conté más o menos lo que había pasado. No me hablaban de abuso sexual o violación, en absoluto. Simplemente no quería decir esas palabras. Ni siquiera sabía cómo decir esas palabras. Ellos me dijeron que habían cometido errores. Pero que no lo sabían y que lo sentían mucho. Ese es el tipo de padres que necesitás si vas a sobrevivir al abuso sexual como niño. Mis padres esperaron hasta que yo estuviera lista para hablar.

-¿Cómo se gestó el libro que publicaron en 2003?

-Mi madre comenzó a escribir nuestra historia cuando yo estaba en mis cuarenta y tantos años. Y fue aproximadamente en ese momento cuando de repente teníamos 800 páginas de mamá entrevistándome a mí y yo entrevistándola a ella. Entonces alguien nos dijo que deberíamos convertir esto en un libro y contarle nuestra historia al mundo entero. Y así fue como sucedió.

-¿Qué puede contar de la serie?

-No vas a poder apartar tu vista de la serie. No es nada gráfica. No tendrás que ver abuso. No tendrás que ver violencia. Verás la psicología. Lo verás todo sin que sea una representación gráfica de lo que pasó, lo cual realmente aprecié. Y lo entenderás. Entenderás la historia. Y verás algo que no habías visto antes. Me vi a mí misma. Fue tan asombroso ver y decir, “oh Dios mío, Nick (Antosca, el creador de la miniserie) y el equipo, lo hicieron bien”. Dijeron la verdad. No tuvieron que embellecerla. No tuvieron que hacerla más loca o más violenta o más sexual. Simplemente contaron la verdad.

“Soy Jan Broberg, y esta serie está basada en mi historia”. Tiene 62 años y es actriz de Hollywood. Es conocida por sus apariciones en la serie Everwood y en la película Maniac, de Franck Khalfoun. Sin embargo, entre todas las producciones en las que trabajó -que son varias-, la que más destaca es la que cuenta una historia basada en hechos reales: la suya.

Este 14 de agosto se estrenó “A friend of the family” (Peacock), una miniserie que repasa fidedignamente, según Broberg, la pesadilla sufrida por su familia en la década de 1970. En esta ocasión, Broberg trabaja como productora, junto a su madre Mary Ann.

“Quiero contar la historia de mi familia hoy porque muchas personas parecen pensar que algo así nunca podría sucederles, especialmente en manos de alguien que conocen y en quien confían. Pero sucedió. Le sucedió a mi familia. Me sucedió a mí. Gracias por mirar”, dice.

La historia ocurrió en la década de 1970, cuando Jan era una niña. Por esa época, su familia, una “familia tipo” estadounidense, vivía en paz en el pueblo de Pocatello, Idaho. Bob y Mary Ann tenían tres hijas: Jan, Karen y Susan. El principal hito ocurre en junio de 1972, durante una misa en la iglesia local, cuando Mary Ann conoció a Robert Berchtold, un empresario que recién llegaba al pueblo junto a su esposa Gail y sus hijos.

Las dos familias rápidamente desarrollaron un vínculo de amistad, al punto de hacer paseos y salidas juntos. Berchtold parecía una persona agradable, con quien los Broberg disfrutaban pasar tiempo. Pero lo que no sabían es que era un depredador sexual, y además, un experto manipulador.

Berchtold se ganó la confianza absoluta de sus nuevos amigos. Sedujo a Mary Ann y tuvo un amorío con ella. Luego, tuvo un encuentro sexual con Bob. Y después, el 17 de octubre de 1974, secuestró a Jan, que por entonces tenía 12 años. Técnicamente, al principio, no se trató de una abducción. Pidió permiso a sus padres para llevarla a andar a caballo al campo. El problema es que no volvió.

En cambio, la drogó y la llevó a México. Jan se despertó atada y sola en la furgoneta de su captor. Había un altavoz al lado suyo. De pronto empezó a escuchar dos voces. Se presentaron como Zeta y Zethra, dos “extraterrestres”. Le inventaron un cuento que Jan creyó, le dijeron que eran extraterrestres y que ella también lo era. Le asignaron una misión: tener hijos con un hombre que ellos irían a designar. Para sorpresa (o no tanto), esa persona era Berchtold. El hombre, de 40 años por entonces, abusó varias veces de Jan. La pesadilla terminó 35 días después, cuando el FBI dio con la ubicación de ambos y rescató a la niña.

Parece inentendible e inexplicable, pero los padres de Jan habían sido seducidos de tal manera por el secuestrador, que tardaron varios días en denunciar aquella desaparición. No creían que su hija estuviera en peligro. Lo último que imaginaban era que Berchtold fuera un criminal.

El segundo secuestro

Increíble, pero real, dos años después, Berchtold volvería a secuestrar a Jan. En 1976 la niña, de 14 años, desapareció. Los padres de Jan tardaron, nuevamente, una cantidad insólita de días en reportar el hecho. Pero finalmente lo hicieron. Esta vez, las autoridades supieron a dónde ir a buscar. Intuyeron, con razón, que Berchtold estaba nuevamente detrás del hecho. El FBI rastreó a Robert Berchtold y a Jan en Pasadena, California.

Sin embargo, a raíz de un acuerdo de culpabilidad, el juez redujo la condena de Robert Berchtold a solo 45 días. En realidad, Berchtold cumplió únicamente 10 días de prisión a principios de septiembre de 1976.

En junio de 1977, Berchtold fue acusado de secuestro, robo y de un ataque incendiario en la florería de Rob Broberg, pero el Tribunal del Sexto Distrito de Idaho lo absolvió, alegando demencia, y lo condenó a solo seis meses en una instalación de máxima seguridad.

Berchtold se mantuvo alejado de la familia Broberg durante mucho tiempo. Reapareció en 2003, cuando Mary Ann y Jan comenzaron a contar su historia a través del libro “Stolen Innocence: The Jan Broberg story”. Berchtold las amenazó para que no publicaran la historia.

En marzo de 2004, Jan Broberg participó en una conferencia de mujeres en Utah, donde inesperadamente apareció Berchtold. Intentó ingresar al evento con un arma, pero fue detenido por un miembro de Bikers Against Child Abuse (BACA). Las autoridades lo arrestaron, pero fue liberado bajo fianza. El 25 de marzo de 2004, se le otorgó a Jan una orden de restricción de por vida contra Berchtold. Mientras tanto Berchtold esperaba su sentencia por el asalto a un miembro de BACA y la posesión de un arma. Se quitó la vida el 11 de noviembre de 2005.

Para los Broberg no fue fácil recuperarse. Durante mucho tiempo, la familia fue blanco de varias críticas. Muchas de ellas venían desde su entorno cercano. Y varias más, desde las fuerzas policiales. Su ingenuidad y confianza ciega en Berchtold los convirtió en el centro de duras críticas de amigos y vecinos, quienes no podían entender cómo habían caído repetidamente en las manipulaciones de un psicópata. Pero nunca se comprobó ningún tipo de anuencia por parte de los padres con el secuestrador.

La voz de la protagonista

Jan Broberg participó de un Zoom junto al equipo de producción de A friend of the family y periodistas de muchos medios de Latinoamérica y los Estados Unidos. Contó detalles del backstage de la miniserie, pero también revivió su historia y explicó por qué se prestó para hacerla pública tanto antes, como ahora.

“Tengo la esperanza de que las personas que vean esta serie puedan proteger a sus hijos y puedan ver que una eventual persona que pueda a dañarlos, abusar de ellos, casi siempre es alguien que conocen, alguien de su familia, de su congregación, alguien que está en el vecindario o en el equipo deportivo. No necesariamente es un extraño aterrador, casi nunca lo es”.

-¿Por qué decidió contar su historia, tanto la primera vez, con el libro, luego en el documental de Top Knot Films Abducted in Plain Sight y ahora en A friend of the family?

-Quería contarla porque sabía que tenía un apoyo tan maravilloso… Mi familia estuvo allí para mí cuando llegó el momento de comenzar mi sanación. Y sé que muchos están solos y se sienten solos, sienten que alguien no les cree, que no pueden contar su historia. Y quería que todo el mundo supiera que no es así: no están solos y sí hay gente que les cree. Tu historia importa. Tu voz importa. Y por favor, alza tu voz para que podamos entender cuán común es el abuso de niños, preadolescentes y adolescentes. Yo quería contar mi historia porque no solo sobreviví, sino que pude prosperar y sanar gracias a mi sistema de apoyo. Y cuando lo hice, me sentí más liviana. Y cada vez que la cuento ahora, es casi como si estuviera contando la historia de otra persona. Lo he hecho tan a menudo que no me siento desencadenada por mi historia. Simplemente sé que mi historia es lo suficientemente poderosa como para que la gente la vea y aprenda algo de ella. Y con suerte, esto evitará el abuso o permitirá que quienes han sido perjudicados sepan que pueden sanar.

-¿En qué consistió su “sistema de apoyo”?

-En el apoyo de mi familia, de muchos buenos terapeutas, buenos libros, ciertos programas… Y haciendo mucho de mi propio trabajo en el proceso de sanación.

-Su familia también fue víctimas de Berchtold . ¿Cómo fue el proceso de sanación?

-Sabés, es tan gracioso… porque crecí en una familia donde la hora de la cena era como sagrada. Era como la iglesia. Lo hacíamos todos los días juntos como familia alrededor de la mesa sin falta. Y mamá, papá y nosotras, las 3 niñas, hablábamos y nos comunicábamos, y les contábamos cómo nos iba en la escuela. Éramos una familia muy abierta, amorosa y comunicativa. Luego de los hechos, nunca me presionaron para hablar más cuando les conté más o menos lo que había pasado. No me hablaban de abuso sexual o violación, en absoluto. Simplemente no quería decir esas palabras. Ni siquiera sabía cómo decir esas palabras. Ellos me dijeron que habían cometido errores. Pero que no lo sabían y que lo sentían mucho. Ese es el tipo de padres que necesitás si vas a sobrevivir al abuso sexual como niño. Mis padres esperaron hasta que yo estuviera lista para hablar.

-¿Cómo se gestó el libro que publicaron en 2003?

-Mi madre comenzó a escribir nuestra historia cuando yo estaba en mis cuarenta y tantos años. Y fue aproximadamente en ese momento cuando de repente teníamos 800 páginas de mamá entrevistándome a mí y yo entrevistándola a ella. Entonces alguien nos dijo que deberíamos convertir esto en un libro y contarle nuestra historia al mundo entero. Y así fue como sucedió.

-¿Qué puede contar de la serie?

-No vas a poder apartar tu vista de la serie. No es nada gráfica. No tendrás que ver abuso. No tendrás que ver violencia. Verás la psicología. Lo verás todo sin que sea una representación gráfica de lo que pasó, lo cual realmente aprecié. Y lo entenderás. Entenderás la historia. Y verás algo que no habías visto antes. Me vi a mí misma. Fue tan asombroso ver y decir, “oh Dios mío, Nick (Antosca, el creador de la miniserie) y el equipo, lo hicieron bien”. Dijeron la verdad. No tuvieron que embellecerla. No tuvieron que hacerla más loca o más violenta o más sexual. Simplemente contaron la verdad.

 A Friend of the Family, una historia que muestra cómo, a lo largo de los años, Robert “B.” Berchtold se fue ganando la confianza de la familia Broberg para ejercer “grooming” sobre su hija Jan  LA NACION

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