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Irupé: tener a la reina de las acuáticas en tu estanque es posible (y fácil)

Antiguamente una figurita difícil de adquirir debido a su caprichosa forma de reproducción, hoy en la Argentina, encontramos a la maravillosa Victoria cruziana, comúnmente llamada irupé. Crece sobre la cuenca del río Paraná y posee grandes hojas que llegan a medir hasta 1,70 m de diámetro. De la familia de las acuáticas, tiene espectaculares flores termogénicas, que elevan su temperatura por la noche para disipar su aroma a grandes distancias y atraer así a su único polinizador, el escarabajo Cyclocephala castanea. Cada flor dura dos días abierta, en fase femenina durante el primer día (blanca) y en fase masculina en el segundo (rosada). Es simplemente una belleza de la naturaleza.

Propagar y germinar

El experto en acuáticas Javier Egner, del Vivero Acuático Naturalia, nos cuenta cómo propagarla. Una vez recolectadas las semillas de la irupé, retirar los arilos y conservarlos en frascos con agua limpia, realizando recambios mensuales hasta llegar al mes de septiembre para comenzar su germinación. Deben colocarse en un acuario, con el agua calefaccionada entre 28° y 32° C, y con muy buena iluminación. Allí empieza a germinar y a formar sus primeras hojas sumergidas, lanceoladas y sagitadas. Al cabo de unas semanas, la irupé formará su primera hoja, emergida con forma ovada.

Entonces, llega el momento de enmacetar y retirar del acuario para adaptarlas al exterior. Sus hojas serán cada vez más grandes y redondeadas, aún sin sus bordes característicos. Cuando alcance un tamaño aproximado de 30 cm comenzará a presentar bordes más y más altos. Generalmente, el primer contenedor de la irupé será una maceta pequeña N°10, para luego pasar a su envase final de al menos 80 litros si la queremos llevar a tamaño máximo.

Cuando notemos la presencia de bordes en la irupé, será tiempo de comenzar la fertilización semanal. Se utiliza fertilizante específico para nenúfares que debe colocarse en sobrecitos y enterrarse en el barro. La dosis irá aumentando según el tamaño de sus hojas, hasta llegar a unas 5 cucharadas soperas bien cargadas de abono por semana. Es importante considerar que que, al ser una planta anual de gran tamaño, requiere muchísima cantidad de nutrientes para crecer rápidamente, florecer y dejar descendientes antes de la llegada del invierno. El sustrato necesario será tierra sin nada de materia orgánica. En regiones más frías, se recomienda sumergir la maceta entre 25 y 30 cm; se pueden plantar más profundas en lugares de clima cálido.

Nocturno florecer

La Victoria cruziana necesita una exposición solar directa de al menos cinco horas para crecer vigorosamente y florecer sin problemas. En su primer día (fase femenina en color blanco), la flor de la irupé se abre alrededor de las 21 horas, cuando es tiempo de liberar su aroma tan característico, similar al ananá. Por la mañana, se cerrará y realizará su metamorfosis a la fase masculina, ya sin perfume. Cerca de las 18 horas volverá a abrir, pero esta vez en tonos rosados, cambiando su formato y comenzando a mostrar sus estambres externos. Cada planta despliega de a una flor por noche y rara vez dos flores simultáneas.

Polinización

“En nuestro cultivo llevamos a tamaño adulto a tres plantas de Victoria, así aumentamos el porcentaje de flores abiertas en diferente fase sexual al mismo tiempo para poder realizar polinización cruzada, lo que nos asegurará una mejor calidad de semillas y futuros ejemplares”, comenta Egner. Para una polinización exitosa, se busca una flor en fase masculina (rosada), se humedece apenas la punta de los dedos y se frotan en los estambres para colectar la mayor cantidad de polen. Luego, se lleva ese polen a una flor que se encuentre en fase femenina (blanca): se introduce el dedo cargado de polen hasta el fondo del receptáculo y se esparcen los gránulos por la cavidad estigmática. Una vez finalizada la polinización, se coloca una bolsa de organza.

Algo de historia

El género Victoria pertenece a la familia Nymphaeaceae y comprende tan solo tres especies: V. amazonica, V. boliviana y V. cruziana. En 1832, el explorador alemán Friedrich Poeppig describió un gigante que había encontrado en las inmediaciones del río Solimões en Brasil. A pesar de que la noticia de este descubrimiento se difundió rápidamente por Alemania, aparentemente no llegó a París ni a Londres y, cinco años más tarde, la misma especie fue descrita nuevamente, casi simultáneamente, por el botánico alemán Robert Schomburgk (1837) y el británico John Lindley (1837). El epíteto específico de Lindley prevaleció en el uso, posiblemente debido a su gran divulgación, ya que el género fue nombrado en honor a la reina Victoria de Inglaterra, comentando que era la especie más majestuosa del reino vegetal: la reina de las acuáticas, el irupé.

Antiguamente una figurita difícil de adquirir debido a su caprichosa forma de reproducción, hoy en la Argentina, encontramos a la maravillosa Victoria cruziana, comúnmente llamada irupé. Crece sobre la cuenca del río Paraná y posee grandes hojas que llegan a medir hasta 1,70 m de diámetro. De la familia de las acuáticas, tiene espectaculares flores termogénicas, que elevan su temperatura por la noche para disipar su aroma a grandes distancias y atraer así a su único polinizador, el escarabajo Cyclocephala castanea. Cada flor dura dos días abierta, en fase femenina durante el primer día (blanca) y en fase masculina en el segundo (rosada). Es simplemente una belleza de la naturaleza.

Propagar y germinar

El experto en acuáticas Javier Egner, del Vivero Acuático Naturalia, nos cuenta cómo propagarla. Una vez recolectadas las semillas de la irupé, retirar los arilos y conservarlos en frascos con agua limpia, realizando recambios mensuales hasta llegar al mes de septiembre para comenzar su germinación. Deben colocarse en un acuario, con el agua calefaccionada entre 28° y 32° C, y con muy buena iluminación. Allí empieza a germinar y a formar sus primeras hojas sumergidas, lanceoladas y sagitadas. Al cabo de unas semanas, la irupé formará su primera hoja, emergida con forma ovada.

Entonces, llega el momento de enmacetar y retirar del acuario para adaptarlas al exterior. Sus hojas serán cada vez más grandes y redondeadas, aún sin sus bordes característicos. Cuando alcance un tamaño aproximado de 30 cm comenzará a presentar bordes más y más altos. Generalmente, el primer contenedor de la irupé será una maceta pequeña N°10, para luego pasar a su envase final de al menos 80 litros si la queremos llevar a tamaño máximo.

Cuando notemos la presencia de bordes en la irupé, será tiempo de comenzar la fertilización semanal. Se utiliza fertilizante específico para nenúfares que debe colocarse en sobrecitos y enterrarse en el barro. La dosis irá aumentando según el tamaño de sus hojas, hasta llegar a unas 5 cucharadas soperas bien cargadas de abono por semana. Es importante considerar que que, al ser una planta anual de gran tamaño, requiere muchísima cantidad de nutrientes para crecer rápidamente, florecer y dejar descendientes antes de la llegada del invierno. El sustrato necesario será tierra sin nada de materia orgánica. En regiones más frías, se recomienda sumergir la maceta entre 25 y 30 cm; se pueden plantar más profundas en lugares de clima cálido.

Nocturno florecer

La Victoria cruziana necesita una exposición solar directa de al menos cinco horas para crecer vigorosamente y florecer sin problemas. En su primer día (fase femenina en color blanco), la flor de la irupé se abre alrededor de las 21 horas, cuando es tiempo de liberar su aroma tan característico, similar al ananá. Por la mañana, se cerrará y realizará su metamorfosis a la fase masculina, ya sin perfume. Cerca de las 18 horas volverá a abrir, pero esta vez en tonos rosados, cambiando su formato y comenzando a mostrar sus estambres externos. Cada planta despliega de a una flor por noche y rara vez dos flores simultáneas.

Polinización

“En nuestro cultivo llevamos a tamaño adulto a tres plantas de Victoria, así aumentamos el porcentaje de flores abiertas en diferente fase sexual al mismo tiempo para poder realizar polinización cruzada, lo que nos asegurará una mejor calidad de semillas y futuros ejemplares”, comenta Egner. Para una polinización exitosa, se busca una flor en fase masculina (rosada), se humedece apenas la punta de los dedos y se frotan en los estambres para colectar la mayor cantidad de polen. Luego, se lleva ese polen a una flor que se encuentre en fase femenina (blanca): se introduce el dedo cargado de polen hasta el fondo del receptáculo y se esparcen los gránulos por la cavidad estigmática. Una vez finalizada la polinización, se coloca una bolsa de organza.

Algo de historia

El género Victoria pertenece a la familia Nymphaeaceae y comprende tan solo tres especies: V. amazonica, V. boliviana y V. cruziana. En 1832, el explorador alemán Friedrich Poeppig describió un gigante que había encontrado en las inmediaciones del río Solimões en Brasil. A pesar de que la noticia de este descubrimiento se difundió rápidamente por Alemania, aparentemente no llegó a París ni a Londres y, cinco años más tarde, la misma especie fue descrita nuevamente, casi simultáneamente, por el botánico alemán Robert Schomburgk (1837) y el británico John Lindley (1837). El epíteto específico de Lindley prevaleció en el uso, posiblemente debido a su gran divulgación, ya que el género fue nombrado en honor a la reina Victoria de Inglaterra, comentando que era la especie más majestuosa del reino vegetal: la reina de las acuáticas, el irupé.

 Irupé es la reina de las plantas acuáticas. Claves y consejos para cultivarla en nuestro país.  LA NACION

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