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¿Mar o montaña? Quería ver el mundo y halló un lugar donde todo se alinea: “Hay que estar abiertos a evolucionar”

Las montañas enmarcan la vida de Leonardo Echegaray desde que tiene memoria. Ellas lo acunaron en Mendoza, su lugar de nacimiento y lo acompañaron durante su infancia y adolescencia, tiempos destinados a las amistades, el estudio y las aventuras andinas. Sin dudas, siempre amó las montañas, su aire, su majestuosidad y su atmósfera que invita a viajes introspectivos. Aun así, desde su infancia, él añoraba ver más y emprender otro tipo de travesía, alentado por sus padres, que le inculcaban que no había nada más maravilloso en la vida que viajar, conocer, explorar y descubrir.

Y así, desde temprana edad se forjó en él la idea de vivir en la Patagonia o en algún país del exterior. Junto a su familia recorrió la Argentina y los países vecinos sin abandonar su amor por las montañas y aprendiendo de sus padres todo acerca del acampe, el andinismo y el respeto por la naturaleza: “Y a ser 100% responsable de las decisiones que se toman en la vida”, agrega.

Cuando la adolescencia le dio paso a la primera adultez, Leonardo ingresó en la carrera de su vida, arquitectura, que le apasionaba tanto que poco le importaba trabajar duro para pagar la matrícula, un requisito en Mendoza. Sin embargo, a cada paso que daba el joven sentía que se alejaba de su tierra y crecía su necesidad de abrir horizontes: “Cuando el gran día llegó, mi familia, obviamente, no estaba feliz de mi partida, pero entendían que hacerme quedar sería cortarme las alas”, rememora.

Migrar al mar y crear una empresa en Miami: “Una ciudad muy diferente a lo que es hoy en día”

Los años 90 estaban por culminar, cuando Leonardo se despidió de la Argentina y de las montañas para posar su mirada sobre el mar. ¿Era acaso un hombre de mar? No era momento de definirse, pero sí de ingresar de lleno en la época productiva de su vida, y para ello, Miami, Estados Unidos, auspiciaba ser una gran aliada.

Con un proyecto bajo el brazo, y aún siendo muy joven, Leonardo pronto se asoció con otro argentino y lanzó su empresa de marketing y diseño, que poco a poco comenzó a crecer en aquella urbe cálida y húmeda: “Una ciudad muy diferente a lo que es hoy en día”, observa.

Los años pasaron y con ellos llegó la inauguración de las oficinas en Nueva York, de la mano de una cartera de clientes que hoy incluye países del norte, centro y sur de todo el continente americano, así como de Europa y Asia.

Mientras tanto, lo inevitable emergía una y otra vez, la vida de la montaña era la que Leonardo siempre añoraba, entonces, cada vez que podía, huía de la densidad en el aire de Miami, para encontrarse con el clima mediterráneo y los paisajes ondulados de California, o las magníficas postales de Colorado.

El mundo paralizado y la decisión de volver a la esencia en Colorado: “Fue tocar el cielo con las manos”

Como para muchos otros seres en este mundo, fueron las restricciones de la pandemia las que reconectaron a Leonardo con su esencia. Casi de un día para el otro, supo que no debía retrasar aquello inevitable: cambiar el mar por las montañas. Y no se trató de un regreso a la Argentina, a su querida Mendoza o a la majestuosidad de la Patagonia, sino una relocalización de estado. Primero compró dos propiedades en Colorado Springs sin visitarlas y luego recorrió los más de 2700 kilómetros que lo separaban y allí, entre paisajes imponentes, pudo apreciar los ladrillos que había adquirido.

Dos meses después, se encontró empacando para comenzar desde cero en un nuevo mundo: “Cruzar la línea del estado y encontrarse con uno de los característicos carteles de bienvenida con la leyenda `Colorful Colorado´ fue un momento indescriptible. Fue tocar el cielo con las manos. Es un estado con inigualables paisajes, y desde que me mudé no he parado de recorrerlo. Cámara en mano, he capturado miles de rincones en diferentes épocas del año”, cuenta Leonardo, quien publica sus imágenes en Instagram a modo de bitácora (@colorado.wanderer).

“La gente es muy diferente de lo que estamos acostumbrados. Todos los días llegan residentes desde todos los estados de la unión, buscando vivir su sueño. Se tiene muchísimo cuidado, tanto con las nevadas como con los incendios forestales, y para ambos hay diagramados intrincados protocolos. Hay todo un sistema muy bien establecido. En un estado con numerosos centros de esquí, cuatro parques nacionales, y extensos bosques nacionales (algunos del tamaño de países europeos) es necesario tener una planificación para diferentes circunstancias”, asegura.

Salidas a las montañas en vez de al bar: “Hay un profundo respeto por la vida salvaje”

Allí, en su nuevo refugio de montaña, Leonardo halló pronto lo que buscaba: ser parte de una sociedad respetuosa en extremo hacia la naturaleza, preocupada por su salud física integral, y amante de la vida al aire libre.

A diferencia de Miami, pronto descubrió asimismo una comunidad cordial, pero que mantiene cierta distancia. Una vez más, volver a las montañas se sintió como regresar a la esencia, al origen, con formas de ser similares a las que había dejado atrás en su rincón argentino: “A diferencia de lo que se piensa, no son fríos, simplemente es una idiosincrasia similar a la mendocina. De hecho, en poco tiempo he logrado hacer excelentes amigos”.

“Otro aspecto llamativo es que acá a menudo te encontrarás con que las salidas de un fin de semana no son a un bar sino a escalar en la montaña. También hay un profundo respeto por la vida salvaje, la cual está celosamente protegida, y a las mascotas. De hecho, Colorado es uno de los estados más pet friendly”.

Vivir en Irlanda: «Cumpleaños, velorios, casamientos, acá todo sucede en el pub»

“Y si bien es uno de los estados más caros, también ofrece excelentes oportunidades de ingresos, calidad de vida, salud, etc. A menudo, sus ciudades se encuentran entre las mejores para desarrollar una familia. La contrapartida de tanta belleza es que existe un fuerte recelo por parte de los locales a que se inunde de nuevos residentes”, continúa Leonardo, quien en lo profesional recientemente ha logrado expandir su empresa en el centro-oeste y, en el campo de la fotografía, tuvo una excelente recepción, con reconocimientos a nivel local y estatal, y con la venta de fotografía de alta calidad (fine art), y productos como libros de fotos, indumentaria, y accesorios, todo bajo la marca Colorado Wanderer (coloradowanderer.com).

Donde la mente, el cuerpo y el alma se alinean mejor: “Ya sea en Argentina, o en el exterior, siempre hay que estar abiertos a evolucionar”

¿Un hombre de montaña o de mar? A pesar de vivir dos décadas en el mar, Leonardo, regresó a la atmósfera que lo representa en un viaje de vida que se transformó en un círculo virtuoso. Partió de las montañas de su Mendoza natal para emprender una travesía con puerto en el mar, pero desde donde pudo cumplir su sueño de recorrer el mundo, explorar, conocer y descubrir, tal como le inculcaron sus padres. Finalmente regresó allí donde su mente, cuerpo y alma respiran mejor, un rincón del mundo que le recuerda a su suelo originario, pero que hoy se alinea mejor con su estilo de vida y su pasión por la fotografía.

A la Argentina, mientras tanto, no regresa seguido, un poco por la velocidad de lo cotidiano, y otro poco porque a veces duele: “Es duro. Cada vez que voy se percibe un contraste más marcado. Hay un segmento de la sociedad que viven como quienes viven en los Estados Unidos, y luego otro sector que pelea para no hundirse. Es triste que, en materia económica, Argentina sea tan ciclotímica. No genera estabilidad, ni futuro”, reflexiona.

“Ya sea en Argentina, o en el exterior, siempre hay que estar abiertos a evolucionar, a entender que el otro tiene algo que enseñarte. Tanto cuando vivía en la Florida como en esta nueva tierra, es común cruzarse con personas de diferentes estados y/o países, y eso enriquece, te enseña a no juzgar sin bases sólidas, a que el trabajo serio y el esfuerzo tienen sus resultados. Y por sobre todas las cosas, a que si te lo proponés, podés alcanzar tus sueños”, concluye.

*

Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.

Las montañas enmarcan la vida de Leonardo Echegaray desde que tiene memoria. Ellas lo acunaron en Mendoza, su lugar de nacimiento y lo acompañaron durante su infancia y adolescencia, tiempos destinados a las amistades, el estudio y las aventuras andinas. Sin dudas, siempre amó las montañas, su aire, su majestuosidad y su atmósfera que invita a viajes introspectivos. Aun así, desde su infancia, él añoraba ver más y emprender otro tipo de travesía, alentado por sus padres, que le inculcaban que no había nada más maravilloso en la vida que viajar, conocer, explorar y descubrir.

Y así, desde temprana edad se forjó en él la idea de vivir en la Patagonia o en algún país del exterior. Junto a su familia recorrió la Argentina y los países vecinos sin abandonar su amor por las montañas y aprendiendo de sus padres todo acerca del acampe, el andinismo y el respeto por la naturaleza: “Y a ser 100% responsable de las decisiones que se toman en la vida”, agrega.

Cuando la adolescencia le dio paso a la primera adultez, Leonardo ingresó en la carrera de su vida, arquitectura, que le apasionaba tanto que poco le importaba trabajar duro para pagar la matrícula, un requisito en Mendoza. Sin embargo, a cada paso que daba el joven sentía que se alejaba de su tierra y crecía su necesidad de abrir horizontes: “Cuando el gran día llegó, mi familia, obviamente, no estaba feliz de mi partida, pero entendían que hacerme quedar sería cortarme las alas”, rememora.

Migrar al mar y crear una empresa en Miami: “Una ciudad muy diferente a lo que es hoy en día”

Los años 90 estaban por culminar, cuando Leonardo se despidió de la Argentina y de las montañas para posar su mirada sobre el mar. ¿Era acaso un hombre de mar? No era momento de definirse, pero sí de ingresar de lleno en la época productiva de su vida, y para ello, Miami, Estados Unidos, auspiciaba ser una gran aliada.

Con un proyecto bajo el brazo, y aún siendo muy joven, Leonardo pronto se asoció con otro argentino y lanzó su empresa de marketing y diseño, que poco a poco comenzó a crecer en aquella urbe cálida y húmeda: “Una ciudad muy diferente a lo que es hoy en día”, observa.

Los años pasaron y con ellos llegó la inauguración de las oficinas en Nueva York, de la mano de una cartera de clientes que hoy incluye países del norte, centro y sur de todo el continente americano, así como de Europa y Asia.

Mientras tanto, lo inevitable emergía una y otra vez, la vida de la montaña era la que Leonardo siempre añoraba, entonces, cada vez que podía, huía de la densidad en el aire de Miami, para encontrarse con el clima mediterráneo y los paisajes ondulados de California, o las magníficas postales de Colorado.

El mundo paralizado y la decisión de volver a la esencia en Colorado: “Fue tocar el cielo con las manos”

Como para muchos otros seres en este mundo, fueron las restricciones de la pandemia las que reconectaron a Leonardo con su esencia. Casi de un día para el otro, supo que no debía retrasar aquello inevitable: cambiar el mar por las montañas. Y no se trató de un regreso a la Argentina, a su querida Mendoza o a la majestuosidad de la Patagonia, sino una relocalización de estado. Primero compró dos propiedades en Colorado Springs sin visitarlas y luego recorrió los más de 2700 kilómetros que lo separaban y allí, entre paisajes imponentes, pudo apreciar los ladrillos que había adquirido.

Dos meses después, se encontró empacando para comenzar desde cero en un nuevo mundo: “Cruzar la línea del estado y encontrarse con uno de los característicos carteles de bienvenida con la leyenda `Colorful Colorado´ fue un momento indescriptible. Fue tocar el cielo con las manos. Es un estado con inigualables paisajes, y desde que me mudé no he parado de recorrerlo. Cámara en mano, he capturado miles de rincones en diferentes épocas del año”, cuenta Leonardo, quien publica sus imágenes en Instagram a modo de bitácora (@colorado.wanderer).

“La gente es muy diferente de lo que estamos acostumbrados. Todos los días llegan residentes desde todos los estados de la unión, buscando vivir su sueño. Se tiene muchísimo cuidado, tanto con las nevadas como con los incendios forestales, y para ambos hay diagramados intrincados protocolos. Hay todo un sistema muy bien establecido. En un estado con numerosos centros de esquí, cuatro parques nacionales, y extensos bosques nacionales (algunos del tamaño de países europeos) es necesario tener una planificación para diferentes circunstancias”, asegura.

Salidas a las montañas en vez de al bar: “Hay un profundo respeto por la vida salvaje”

Allí, en su nuevo refugio de montaña, Leonardo halló pronto lo que buscaba: ser parte de una sociedad respetuosa en extremo hacia la naturaleza, preocupada por su salud física integral, y amante de la vida al aire libre.

A diferencia de Miami, pronto descubrió asimismo una comunidad cordial, pero que mantiene cierta distancia. Una vez más, volver a las montañas se sintió como regresar a la esencia, al origen, con formas de ser similares a las que había dejado atrás en su rincón argentino: “A diferencia de lo que se piensa, no son fríos, simplemente es una idiosincrasia similar a la mendocina. De hecho, en poco tiempo he logrado hacer excelentes amigos”.

“Otro aspecto llamativo es que acá a menudo te encontrarás con que las salidas de un fin de semana no son a un bar sino a escalar en la montaña. También hay un profundo respeto por la vida salvaje, la cual está celosamente protegida, y a las mascotas. De hecho, Colorado es uno de los estados más pet friendly”.

Vivir en Irlanda: «Cumpleaños, velorios, casamientos, acá todo sucede en el pub»

“Y si bien es uno de los estados más caros, también ofrece excelentes oportunidades de ingresos, calidad de vida, salud, etc. A menudo, sus ciudades se encuentran entre las mejores para desarrollar una familia. La contrapartida de tanta belleza es que existe un fuerte recelo por parte de los locales a que se inunde de nuevos residentes”, continúa Leonardo, quien en lo profesional recientemente ha logrado expandir su empresa en el centro-oeste y, en el campo de la fotografía, tuvo una excelente recepción, con reconocimientos a nivel local y estatal, y con la venta de fotografía de alta calidad (fine art), y productos como libros de fotos, indumentaria, y accesorios, todo bajo la marca Colorado Wanderer (coloradowanderer.com).

Donde la mente, el cuerpo y el alma se alinean mejor: “Ya sea en Argentina, o en el exterior, siempre hay que estar abiertos a evolucionar”

¿Un hombre de montaña o de mar? A pesar de vivir dos décadas en el mar, Leonardo, regresó a la atmósfera que lo representa en un viaje de vida que se transformó en un círculo virtuoso. Partió de las montañas de su Mendoza natal para emprender una travesía con puerto en el mar, pero desde donde pudo cumplir su sueño de recorrer el mundo, explorar, conocer y descubrir, tal como le inculcaron sus padres. Finalmente regresó allí donde su mente, cuerpo y alma respiran mejor, un rincón del mundo que le recuerda a su suelo originario, pero que hoy se alinea mejor con su estilo de vida y su pasión por la fotografía.

A la Argentina, mientras tanto, no regresa seguido, un poco por la velocidad de lo cotidiano, y otro poco porque a veces duele: “Es duro. Cada vez que voy se percibe un contraste más marcado. Hay un segmento de la sociedad que viven como quienes viven en los Estados Unidos, y luego otro sector que pelea para no hundirse. Es triste que, en materia económica, Argentina sea tan ciclotímica. No genera estabilidad, ni futuro”, reflexiona.

“Ya sea en Argentina, o en el exterior, siempre hay que estar abiertos a evolucionar, a entender que el otro tiene algo que enseñarte. Tanto cuando vivía en la Florida como en esta nueva tierra, es común cruzarse con personas de diferentes estados y/o países, y eso enriquece, te enseña a no juzgar sin bases sólidas, a que el trabajo serio y el esfuerzo tienen sus resultados. Y por sobre todas las cosas, a que si te lo proponés, podés alcanzar tus sueños”, concluye.

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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.

 Creció en Mendoza, emprendió con éxito en Miami, pero cuando el planeta entero se paralizó, decidió empezar de cero en un destino que respeta su identidad y donde encontró paisajes magníficos y reconocimiento  LA NACION

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